CONVERSIÓN.

Estudiaremos el tema de la conversión a la luz de la ley porque:

Conversion"La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; ..." (Salmo 19:7a)

El término griego que es traducido como “conversión”, hace referencia a un doble cambio de la persona: El primero se refiere al arrepentimiento y el segundo a la fe. Podemos decir que cuando un hombre recibe a Cristo en su corazón, el Espíritu Santo opera una orientación en su vida que consiste en “un tornarse del pecado” lo que se conoce como arrepentimiento y en “un tornarse hacia Cristo” lo que se conoce como fe.

Para el estudio del tema nos basaremos en la ley expresada en los 10 mandamientos, pues la Biblia declara:

"Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti." (Salmo 51:13)

I. ¿QUÉ ES EL ARREPENTIMIENTO?

El arrepentimiento es un cambio voluntario y sincero que se inicia en la mente del pecador y que lo lleva a apartarse del pecado. Se trata de un cambio total y radical en nuestra forma de vivir.

  • No es tan sólo sentirse culpable por el pecado. Este sentimiento impulsa al pecador a compensar su pecado por medio de buenas obras como quien equilibra una balanza.
  • Ni siquiera es sentir remordimiento por el pecado, pues esto es equivalente a lamentar el fruto del crimen, sin atacar su raíz.
  • No se trata de sentimientos, es asunto de decisión.
    “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.”(Romanos 12:2)

El arrepentimiento incluye también el cambio voluntario y sincero en nuestra actitud. La actitud del hombre natural es la rebeldía; se desconoce la autoridad de Dios, para vivir como a cada uno le place. Cuando nos arrepentimos, cambiamos la actitud de rebeldía por la de sumisión a Dios.

“Todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás”. (Efesios 2:3)

II. ¿QUÉ ES LA FE?

Fe (salvadora) es un cambio voluntario y sincero que se inicia en la mente del pecador, que lo dirige hacia Jesucristo, el Salvador. Es un tornarse a Cristo.

“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1)

Pablo incluye los dos conceptos en su mensaje de despedida de los ancianos de Éfeso:

“Testificando a Judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo”. (Hechos 20:21)

III. ¿PARA QUÉ FUE DADA LA LEY?

El hombre se arrepiente sobre la base de la ley moral expresada en los 10 mandamientos, la cual fue dada con cuatro objetivos principales:

A. LA LEY FUE DADA PARA REVELARNOS LA SANTIDAD DE DIOS.

"Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado". (Hebreos 4:15)

"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él". (2 Corintios 5:21)

"Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios.". (Levítico 19:2)

B. LA LEY FUE DADA PARA SACAR A LA LUZ LA PECAMINOSIDAD DEL HOMBRE.

"... por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento de pecado". (Romanos 3:20) Estudie también Romanos 7:7-14

C. LA LEY FUE DADA PARA QUE LOS PUEBLOS PUEDAN VIVIR EN PAZ Y ARMONÍA.

"Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para tomar posesión de ella. Guardadlos, pues y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta". (Deuteronomio 4:5-6)

D. PUESTO QUE LA LEY NO SALVA SINO QUE CONDENA, NECESITAMOS DE UN SALVADOR. Y LA LEY FUE DADA COMO EL "AYO" QUE NOS LLEVA A CRISTO, NUESTRO SALVADOR.

Una ayo era la persona encargada de educar a los niños de los nobles, una especie de preceptor o maestro privado. Cuando aparecieron las primeras escuelas, el ayo se encargaba de conducir a los niños hasta ella y luego de regresarlos a casa. Durante el camino afianzaba las enseñanzas que el niño había recibido en la escuela.

"De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin que fuésemos justificados por la fe". (Gálatas 3:24)

LOS DIEZ MANDAMIENTOS.

10 mandamientos

La ley fue dada a Moisés en el monte Sinaí, en dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios, conocidas como las tablas del testimonio: La primera contiene los mandamientos que armonizan nuestra relación con Dios y la segunda contiene los preceptos que armonizan nuestra relación con el prójimo.

“Entonces los fariseos, oyendo que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.” (Mateo 22:34-40)

Así que los cuatro primeros mandamientos están considerados en el primero de los dos grandes mandamientos y los seis últimos mandamientos están considerados en el segundo gran mandamiento. Estudiaremos más detalladamente cada unos de los 10 Mandamientos dados a Moisés.

I. "NO TENDRÁS OTROS DIOSES DELANTE DE MÍ ". (ÉXODO 20:3)

Este mandamiento revolucionó la cultura de la época que era politeísta y lo sigue haciendo actualmente pues cualquier cosa que pongamos en el lugar que sólo a Dios le corresponde, llámese familia, iglesia, trabajo, amistades, posesiones, etc., constituye pecado de idolatría, del cual nos debemos arrepentir y confesar y luego restaurar el Señorío de Cristo en nuestra vida.

"Entonces vino y le dijo: Maestro bueno, ¿Qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones". (Mateo 19:16-22)

El relato de "El joven rico" es un ejemplo en el cual las posesiones habían llegado a ser su ídolo. El doloroso resultado es que el joven se alejó triste pues el amor a sus posesiones era mayor que el amor a Jesús:

II. "NO TE HARÁS ÍDOLO NI SEMEJANZA ALGUNA DE LO QUE ESTÁ ARRIBA EN EL CIELO, NI ABAJO EN LA TIERRA, NI EN LAS AGUAS DEBAJO DE LA TIERRA. NO TE INCLINARÁS A ELLAS, NI LAS HONRARÁS; PORQUE YO, EL SEÑOR TU DIOS, SOY DIOS CELOSO, QUE CASTIGO LA INIQUIDAD DE LOS PADRES SOBRE LOS HIJOS HASTA LA TERCERA Y CUARTA GENERACIÓN DE LOS QUE ME ABORRECEN, Y HAGO MISERICORDIA A MILLARES, A LOS QUE ME AMAN Y GUARDAN MIS MANDAMIENTOS". (ÉXODO 20:4-6)

Este pecado tiene que ver principalmente con nuestra actitud hacia las imágenes; lo que realmente condena es el honrarlas y el Señor nos da la razón: Él es Dios celoso. Es necesario, por tanto, arrepentirse, confesar el pecado, cambiar nuestra actitud de idolatría, y anular en el nombre de Jesús la maldición, declarando libres a nuestros hijos y sus generaciones de toda maldición que haya llegado como consecuencia de este pecado.

"Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito. Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a este raeré yo de mi libro. Ve, pues, ahora, lleva a este pueblo a donde te he dicho, he aquí mi ángel irá delante de ti, pero en el día del castigo, yo castigaré en ellos su pecado. Y Jehová hirió al pueblo, porque habían hecho el becerro que formó Aarón". (Éxodo 32:31-35)

III. "NO TOMARÁS EL NOMBRE DEL SEÑOR TU DIOS EN VANO; PORQUE EL SEÑOR NO TENDRÁ POR INOCENTE AL QUE TOME SU NOMBRE EN VANO" (ÉXODO 20:7)

Aquí no solo se prohíbe jurar en falso sino también tomar el nombre de Dios a la ligera. El Nombre del Señor es tan sagrado, que en el idioma hebreo, estaba constituido por una sucesión de consonantes sin vocales, lo que lo hacía impronunciable.

"Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. ". (Mateo 5:33-36)

Jesucristo ordenó que no juremos en manera alguna, así que debemos volvernos de nuestros malos hábitos de hacer juramentos y restaurar el valor de la palabra:

“Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede” (Mateo 5:37)

Otro aspecto que debemos tener en cuenta en el arrepentimiento son las promesas o votos hechos a Dios y no cumplidos:

“Cuando hagas un voto a Dios, no tardes en cumplirlo, porque a Dios no le agradan los necios. Cumple tus votos: Vale más no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos”. (Eclesiastés 5:4-5)

IV. "ACUÉRDATE DEL DÍA DE REPOSO PARA SANTIFICARLO. SEIS DÍAS TRABAJARÁS, Y HARÁS TODA TU OBRA; MAS EL SÉPTIMO DÍA ES DÍA DE REPOSO PARA EL SEÑOR TU DIOS; NO HARÁS EN ÉL OBRA ALGUNA TÚ, NI TU HIJO, NI TU HIJA, NI TU SIERVO, NI TU SIERVA, NI TU GANADO, NI EL EXTRANJERO QUE ESTÁ CONTIGO. PORQUE EN SEIS DÍAS HIZO EL SEÑOR LOS CIELOS Y LA TIERRA Y EL MAR Y TODO LO QUE EN ELLOS HAY, Y REPOSÓ EN EL SÉPTIMO DÍA; POR TANTO, EL SEÑOR BENDIJO EL DÍA DE REPOSO Y LO SANTIFICÓ". (ÉXODO 20:8-11)

Arrepentirnos de este pecado es volvernos a Dios: Honrar y santificar el día del Señor es una forma de evidenciar que amamos al Señor con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con toda nuestra mente.

"Si dejas de profanar el día de reposo, y no haces negocios en mi día santo; si llamas al día de reposo "delicia", y al día santo del Señor, "honorable"; si te abstienes de profanarlo, y lo honras no haciendo negocios ni profiriendo palabras inútiles, entonces hallarás tu gozo en el Señor; sobre las cumbres de la tierra te haré cabalgar, y haré que te deleites en la herencia de tu padre Jacob. El Señor mismo lo ha dicho. (Isaías 58:13-14)

V. "HONRA A TU PADRE Y A TU MADRE, PARA QUE TUS DÍAS SE ALARGUEN EN LA TIERRA QUE JEHOVÁ TU DIOS TE DA". (ÉXODO 20:12)

El Señor nos insta a obedecer, a respetar y a honrar a nuestros padres reconociendo la autoridad delegada por Dios sobre ellos. Como la conversión involucra un "volverse a", debemos pensar en cómo debe ser nuestra vida para que a través de ella, sea honrada la memoria familiar.

"Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra". (Efesios 6:1-3)

Este mandamiento es totalmente independiente de la edad: La condición de Padres y de Hijos permanece más allá de la “mayoría de edad”. Por otra parte los padres deben ser respetados y honrados aún en su condición de ancianos y es precisamente en esa edad, cuando ellos más requieren de nuestros cuidados, de nuestra consideración, de nuestra protección y comprensión y en fin ¡De todo nuestro amor!

“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”.

Es perfectamente legítimo amonestar y disciplinar a los hijos pero hay que saberlo hacer sin ocasionarles heridas que rompan la relación, no corregirlos movidos por la ira sino por el Temor de Dios.

VI. "NO MATARÁS" (ÉXODO 20:13)

El pecado contra este mandamiento incluye aun las palabras ofensivas y hasta el enojo contra el hermano; toda ira precipitada es homicidio en el corazón.

“Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: ‘No mates, y todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal’. Pero yo les digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Pero cualquiera que lo maldiga quedará sujeto al juicio del infierno. (Mateo 5:21-22)

El fruto de arrepentimiento de este pecado es el perdón, es humillarnos y buscar la reconciliación con el hermano. Téngase en cuenta que el perdón no es un sentimiento sino un mandato de Dios y debe ser nuestra decisión.

"Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al alguacil y seas echado en la cárcel. De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante". (Mateo 5:23-26)

VII. "NO COMETERÁS ADULTERIO". (ÉXODO 20:14)

La prohibición del adulterio implica toda clase de inmoralidad sexual y va mucho más allá de cometer el acto: Jesús nos prohíbe igualmente abrigar la lujuria que conduce al acto:

"Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.(Mateo 5:27,28)

“También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio". (Mateo 5:31,32)

Martín Lutero dijo: “Tú no puedes impedir que los pájaros vuelen sobre tu cabeza, pero sí puedes impedir que hagan sus nidos sobre ella”. La victoria sobre los deseos del corazón suele ir acompañada de ejercicios dolorosos, pero necesarios. Si nos sometemos a operaciones dolorosas para salvar nuestra vida; ¿Cuánto más haremos cuando lo que está en juego es la salvación de nuestra alma?

El arrepentimiento de este pecado nos debe llevar a cuidar nuestros sentidos, mente y facultades para evitar todo aquello que nos lleve a pecar. Téngase en cuenta que quienes llevan a los demás a la tentación de pecar, por ejemplo por la ropa que usan, o por sus actitudes insinuantes, se hacen culpable de su pecado y serán considerados responsables de rendir cuentas por ello. Gracias a Dios hay tierna misericordia detrás de todos los requisitos divinos y el poder y el consuelo del Espíritu que nos faculta para cumplirlos.

VIII. "NO HURTARÁS". (ÉXODO 20:15)

Esta prohibición no se refiere exclusivamente a hurtar bienes materiales, hurtamos también y con demasiada frecuencia la honra y el buen nombre de las personas, robamos a Dios cuando no cumplimos con el diezmo, hurtamos del tiempo de trabajo, etc. Son pecados que traen maldición y que estamos obligados a restituir.

"¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde". (Malaquías 3:8-10)

IX. "NO HABLARÁS CONTRA TU PRÓJIMO FALSO TESTIMONIO.". (ÉXODO 20:16)

El pecado de difamación es una forma de hurto; con la diferencia que cuando son la honra y el buen nombre de una persona lo que se echa a perder, no existe forma de restituir. Sin embargo ¡con cuánta facilidad sucumbimos a la tentación del chisme!

"Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado". (Mateo 12:36-37)

Lea: Santiago 3:1-12. ¡Sólo con el poder del Espíritu podremos poner freno a nuestra lengua!

X. "NO CODICIARÁS LA CASA DE TU PRÓJIMO, NO CODICIARÁS LA MUJER DE TU PRÓJIMO NI SU SIERVO, NI SU ESCLAVA, NI SU BUEY, NI SU ASNO, NI COSA ALGUNA DE TU PRÓJIMO" (ÉXODO 20:17)

La codicia es un pecado al cual difícilmente escapamos especialmente si tenemos en cuenta que vivimos en una sociedad consumista y que el egoísmo está en la orden del día; ahora bien, muchos creen que con sus deseos no le ocasionan daño a nadie y por eso no creen estar pecando. Esto es tan sólo un producto de la "conciencia cauterizada" característica de los postreros tiempos. Vale la pena tener en cuenta las siguientes escrituras:

"Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte". (Proverbios 16:25)

La codicia es un pecado que daña el corazón, (del cual mana la vida); por tanto debemos guardarnos de ella como dijo Jesús:

"Guardaos de toda avaricia" (Lucas 12:15)

CONCLUSIÓN

Una genuina y auténtica Conversión se traduce en una vida sincera para con Dios, una vida de integridad que presente fruto: Fruto de arrepentimiento, fruto de carácter, fruto en la relación familiar, fruto de buenas obras, fruto de labios y fruto de multiplicación.

Hagamos del Salmo 15 nuestra oración diaria:

VIDA DE INTEGRIDAD.

¿QUIÉN, SEÑOR, PUEDE HABITAR EN TU SANTUARIO?
¿QUIÉN PUEDE VIVIR EN TU SANTO MONTE?
SÓLO EL DE CONDUCTA INTACHABLE,
QUE PRACTICA LA JUSTICIA
Y DE CORAZÓN DICE LA VERDAD;
QUE NO CALUMNIA CON LA LENGUA,
QUE NO LE HACE MAL A SU PRÓJIMO
NI LE ACARREA DESGRACIAS A SU VECINO;
QUE DESPRECIA AL QUE DIOS REPRUEBA,
PERO HONRA AL QUE TEME AL SEÑOR;
QUE CUMPLE LO PROMETIDO
AUNQUE SALGA PERJUDICADO;
QUE PRESTA DINERO SIN ÁNIMO DE LUCRO,
Y NO ACEPTA SOBORNOS QUE AFECTEN AL INOCENTE.

Oracion de Fe

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