Hageo
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Hageo encabeza a los profetas posteriores al destierro. Estos tres,
Hageo, Zacarías y Malaquías, transmiten la palabra de Dios en
un tiempo totalmente nuevo. Los antiguos profetas denunciaban
los pecados de Israel y anunciaban el Juicio inminente. Pero ahora,
pasadas las pruebas de la destrucción de Jerusalén y el destierro
a Babilonia, la comunidad judía debe reconstruir su patria y es
entonces cuando los profetas exigen que se reconstruya primeramente
el Templo.
Bien es cierto que los judíos, como nosotros, debían servir a
Dios antes que pedirle la solución de sus problemas. Pero el mensaje
de Ageo es profético en otro sentido: inicia una nueva etapa de
la Historia Sagrada en que la maduración del pueblo judío se haría
a partir de la fidelidad a la Ley y el culto. El Templo ya es
la Morada de Dios en medio de su pueblo, pero también queda en
espera de una venida misteriosa de Dios, del día en que visitará
a su pueblo.
Capítulo 1
Exhortación a edificar el templo
1:1 En el año segundo del rey Darío, en el mes
sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová
por medio del profeta Hageo
a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué
hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo:
1:2 Así ha hablado Jehová de los ejércitos,
diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo,
el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada.
1:3 Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta
Hageo, diciendo:
1:4 ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar
en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta?
1:5 Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Meditad bien sobre vuestros caminos.
1:6 Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis,
y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos;
os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a
jornal recibe su jornal en saco roto.
1:7 Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Meditad sobre vuestros caminos.
1:8 Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré
en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová.
1:9 Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis
en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué?
dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa
está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia
casa.
1:10 Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia,
y la tierra detuvo sus frutos.
1:11 Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre
los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre
todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias,
y sobre todo trabajo de manos.
1:12 Y oyó Zorobabel hijo de Salatiel, y Josué hijo
de Josadac, sumo sacerdote, y todo el resto del pueblo, la voz
de Jehová su Dios, y las palabras del profeta Hageo, como
le había enviado Jehová su Dios; y temió
el pueblo delante de Jehová.
1:13 Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por
mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros,
dice Jehová.
1:14 Y despertó Jehová el espíritu de Zorobabel
hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y el espíritu
de Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y el espíritu
de todo el resto del pueblo; y vinieron y trabajaron en la casa
de Jehová de los ejércitos, su Dios,
1:15 en el día veinticuatro del mes sexto, en el segundo
año del rey Darío.
Capítulo 2
La gloria del nuevo templo
2:1 En el mes séptimo, a los veintiún días
del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo,
diciendo:
2:2 Habla ahora a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá,
y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al resto del
pueblo, diciendo:
2:3 ¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto
esta casa en su gloria primera,
y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante
de vuestros ojos?
2:4 Pues ahora, Zorobabel, esfuérzate, dice Jehová;
esfuérzate también, Josué hijo de Josadac,
sumo sacerdote; y cobrad ánimo, pueblo todo de la tierra,
dice Jehová, y trabajad; porque yo estoy con vosotros, dice
Jehová de los ejércitos.
2:5 Según el pacto que hice con vosotros cuando salisteis
de Egipto, así mi Espíritu estará en medio
de vosotros,
no temáis.
2:6 Porque así dice Jehová de los ejércitos:
De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra,
el mar y la tierra seca;
2:7 y haré temblar a todas las naciones, y vendrá
el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta
casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.
2:8 Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová
de los ejércitos.
2:9 La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera,
ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz
en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.
La infidelidad del pueblo es reprendida
2:10 A los veinticuatro días del noveno mes, en el segundo
año de Darío, vino palabra de Jehová por
medio del profeta Hageo, diciendo:
2:11 Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Pregunta ahora a los sacerdotes acerca de la ley, diciendo:
2:12 Si alguno llevare carne santificada en la falda de su ropa,
y con el vuelo de ella tocare pan, o vianda, o vino, o aceite,
o cualquier otra comida, ¿será santificada? Y respondieron
los sacerdotes y dijeron: No.
2:13 Y dijo Hageo: Si un inmundo a causa de cuerpo muerto
tocare alguna cosa de estas, ¿será inmunda? Y respondieron
los sacerdotes, y dijeron: Inmunda será.
2:14 Y respondió Hageo y dijo: Así es este pueblo
y esta gente delante de mí, dice Jehová; y asimismo
toda obra de sus manos; y todo lo que aquí ofrecen es inmundo.
2:15 Ahora, pues, meditad en vuestro corazón desde este
día en adelante, antes que pongan piedra sobre piedra en
el templo de Jehová.
2:16 Antes que sucediesen estas cosas, venían al montón
de veinte efas,
y había diez; venían al lagar para sacar cincuenta
cántaros, y había veinte.
2:17 Os herí con viento solano, con tizoncillo y con granizo
en toda obra de vuestras manos; mas no os convertisteis a mí,
dice Jehová.
2:18 Meditad, pues, en vuestro corazón, desde este día
en adelante, desde el día veinticuatro del noveno mes,
desde el día que se echó el cimiento del templo
de Jehová; meditad, pues, en vuestro corazón.
2:19 ¿No está aún la simiente en el granero?
Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de
olivo ha florecido todavía; mas desde este día os
bendeciré.
Promesa de Jehová a Zorobabel
2:20 Vino por segunda vez palabra de Jehová a Hageo, a
los veinticuatro días del mismo mes, diciendo:
2:21 Habla a Zorobabel gobernador de Judá, diciendo: Yo
haré temblar los cielos y la tierra;
2:22 y trastornaré el trono de los reinos, y destruiré
la fuerza de los reinos de las naciones; trastornaré los
carros y los que en ellos suben, y vendrán abajo los caballos
y sus jinetes, cada cual por la espada de su hermano.
2:23 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos,
te tomaré, oh Zorobabel hijo de Salatiel, siervo mío,
dice Jehová, y te pondré como anillo de sellar;
porque yo te escogí, dice Jehová de los ejércitos.
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