Deuteronomio
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Deuteronomio significa "Segunda Ley", y fue llamado así por estar
ubicado en nuestra Biblia después del conjunto de leyes que ocupan
los libros del Levítico y de los Números. Sin embargo, fue escrito
antes que éstos. Fue el primer intento para unificar mandamientos
y costumbres y para dar a Israel la Ley en que encontraría la
vida.
Capítulo 1
Moisés recuerda a Israel las promesas
de Jehová en Horeb
1:1 Estas son las palabras que habló Moisés a todo
Israel a este lado del Jordán en el desierto, en el Arabá
frente al Mar Rojo, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot
y Dizahab.
1:2 Once jornadas hay desde Horeb, camino del monte de Seir, hasta
Cades-barnea.
1:3 Y aconteció que a los cuarenta años, en el mes
undécimo, el primero del mes, Moisés habló
a los hijos de Israel conforme a todas las cosas que Jehová
le había mandado acerca de ellos,
1:4 después que derrotó a Sehón rey de los
amorreos,
el cual habitaba en Hesbón, y a Og rey de Basán
que habitaba en Astarot en Edrei.
1:5 De este lado del Jordán, en tierra de Moab, resolvió
Moisés declarar esta ley, diciendo:
1:6 Jehová nuestro Dios nos habló en Horeb, diciendo:
Habéis estado bastante tiempo en este monte.
1:7 Volveos e id al monte del amorreo y a todas sus comarcas,
en el Arabá, en el monte, en los valles, en el Neguev,
y junto a la costa del mar, a la tierra del cananeo, y al Líbano,
hasta el gran río, el río Eufrates.
1:8 Mirad, yo os he entregado la tierra; entrad y poseed la tierra
que Jehová juró a vuestros padres Abraham, Isaac
y Jacob, que les daría a ellos y a su descendencia después
de ellos.
Nombramiento de jueces
(Ex. 18.13-27)
1:9 En aquel tiempo yo os hablé diciendo: Yo solo no puedo
llevaros.
1:10 Jehová vuestro Dios os ha multiplicado, y he aquí
hoy vosotros sois como las estrellas del cielo en multitud.
1:11 ¡Jehová Dios de vuestros padres os haga mil
veces más de lo que ahora sois, y os bendiga, como os ha
prometido!
1:12 ¿Cómo llevaré yo solo vuestras molestias,
vuestras cargas y vuestros pleitos?
1:13 Dadme de entre vosotros, de vuestras tribus, varones sabios
y entendidos y expertos, para que yo los ponga por vuestros jefes.
1:14 Y me respondisteis y dijisteis: Bueno es hacer lo que has
dicho.
1:15 Y tomé a los principales de vuestras tribus, varones
sabios y expertos, y los puse por jefes sobre vosotros, jefes
de millares, de centenas, de cincuenta y de diez, y gobernadores
de vuestras tribus.
1:16 Y entonces mandé a vuestros jueces, diciendo: Oíd
entre vuestros hermanos, y juzgad justamente entre el hombre y
su hermano, y el extranjero.
1:17 No hagáis distinción de persona en el juicio;
así al pequeño como al grande oiréis; no
tendréis temor de ninguno, porque el juicio es de Dios;
y la causa que os fuere difícil, la traeréis a mí,
y yo la oiré.
1:18 Os mandé, pues, en aquel tiempo, todo lo que habíais
de hacer.
Misión de los doce espías
(Nm. 13.1-33)
1:19 Y salidos de Horeb, anduvimos todo aquel grande y terrible
desierto que habéis visto, por el camino del monte del
amorreo, como Jehová nuestro Dios nos lo mandó;
y llegamos hasta Cades- barnea.
1:20 Entonces os dije: Habéis llegado al monte del amorreo,
el cual Jehová nuestro Dios nos da.
1:21 Mira, Jehová tu Dios te ha entregado la tierra; sube
y toma posesión de ella, como Jehová el Dios de
tus padres te ha dicho; no temas ni desmayes.
1:22 Y vinisteis a mí todos vosotros, y dijisteis: Enviemos
varones delante de nosotros que nos reconozcan la tierra, y a
su regreso nos traigan razón del camino por donde hemos
de subir, y de las ciudades adonde hemos de llegar.
1:23 Y el dicho me pareció bien; y tomé doce varones
de entre vosotros, un varón por cada tribu.
1:24 Y se encaminaron, y subieron al monte, y llegaron hasta el
valle de Escol, y reconocieron la tierra.
1:25 Y tomaron en sus manos del fruto del país, y nos lo
trajeron, y nos dieron cuenta, y dijeron: Es buena la tierra que
Jehová nuestro Dios nos da.
1:26 Sin embargo, no quisisteis subir, antes fuisteis rebeldes
al mandato de Jehová vuestro Dios;
1:27 y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Porque Jehová
nos aborrece, nos ha sacado de tierra de Egipto, para entregarnos
en manos del amorreo para destruirnos.
1:28 ¿A dónde subiremos? Nuestros hermanos han atemorizado
nuestro corazón, diciendo: Este pueblo es mayor y más
alto que nosotros, las ciudades grandes y amuralladas hasta el
cielo; y también vimos allí a los hijos de Anac.
1:29 Entonces os dije: No temáis, ni tengáis miedo
de ellos.
1:30 Jehová vuestro Dios, el cual va delante de vosotros,
él peleará por vosotros, conforme a todas las cosas
que hizo por vosotros en Egipto delante de vuestros ojos.
1:31 Y en el desierto
has visto que Jehová tu Dios te ha traído, como
trae el hombre a su hijo, por todo el camino que habéis
andado, hasta llegar a este lugar.
1:32 Y aun con esto no creísteis a Jehová vuestro
Dios,
1:33 quien iba delante de vosotros por el camino para reconoceros
el lugar donde habíais de acampar, con fuego de noche para
mostraros el camino por donde anduvieseis, y con nube de día.
Dios castiga a Israel
(Nm. 14.20-35)
1:34 Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras,
y se enojó, y juró diciendo:
1:35 No verá hombre alguno de estos, de esta mala generación,
la buena tierra que juré que había de dar a vuestros
padres,
1:36 excepto Caleb hijo de Jefone; él la verá, y
a él le daré la tierra que pisó, y a sus
hijos; porque ha seguido fielmente a Jehová.
1:37 También contra mí se airó Jehová
por vosotros, y me dijo: Tampoco tú entrarás allá.
1:38 Josué hijo de Nun, el cual te sirve, él entrará
allá; anímale, porque él la hará heredar
a Israel.
1:39 Y vuestros niños, de los cuales dijisteis que servirían
de botín, y vuestros hijos que no saben hoy lo bueno ni
lo malo, ellos entrarán allá, y a ellos la daré,
y ellos la heredarán.
1:40 Pero vosotros volveos e id al desierto, camino del Mar Rojo.
La derrota en Horma
(Nm. 14.39-45)
1:1:41 Entonces respondisteis y me dijisteis: Hemos pecado contra
Jehová; nosotros subiremos y pelearemos, conforme a todo
lo que Jehová nuestro Dios nos ha mandado. Y os armasteis
cada uno con sus armas de guerra, y os preparasteis para subir
al monte.
1:42 Y Jehová me dijo: Diles: No subáis, ni peleéis,
pues no estoy entre vosotros; para que no seáis derrotados
por vuestros enemigos.
1:43 Y os hablé, y no disteis oído; antes fuisteis
rebeldes al mandato de Jehová, y persistiendo con altivez
subisteis al monte.
1:44 Pero salió a vuestro encuentro el amorreo, que habitaba
en aquel monte, y os persiguieron como hacen las avispas, y os
derrotaron en Seir, hasta Horma.
1:45 Y volvisteis y llorasteis delante de Jehová, pero
Jehová no escuchó vuestra voz, ni os prestó
oído.
1:46 Y estuvisteis en Cades por muchos días, los días
que habéis estado allí.
Capítulo 2
Los años en el desierto
2:1 Luego volvimos y salimos al desierto, camino del Mar Rojo, como
Jehová me había dicho; y rodeamos el monte de Seir
por mucho tiempo.
2:2 Y Jehová me habló, diciendo:
2:3 Bastante habéis rodeado este monte; volveos al norte.
2:4 Y manda al pueblo, diciendo: Pasando vosotros por el territorio
de vuestros hermanos los hijos de Esaú,
que habitan en Seir, ellos tendrán miedo de vosotros; mas
vosotros guardaos mucho.
2:5 No os metáis con ellos, porque no os daré de su
tierra ni aun lo que cubre la planta de un pie; porque yo he dado
por heredad a Esaú el monte de Seir.
2:6 Compraréis de ellos por dinero los alimentos, y comeréis;
y también compraréis de ellos el agua, y beberéis;
2:7 pues Jehová tu Dios te ha bendecido en toda obra de tus
manos; él sabe que andas por este gran desierto; estos cuarenta
años Jehová tu Dios ha estado contigo, y nada te ha
faltado.
2:8 Y nos alejamos del territorio de nuestros hermanos los hijos
de Esaú, que habitaban en Seir, por el camino del Arabá
desde Elat y Ezión-geber; y volvimos, y tomamos el camino
del desierto de Moab.
2:9 Y Jehová me dijo: No molestes a Moab,
ni te empeñes con ellos en guerra, porque no te daré
posesión de su tierra; porque yo he dado a Ar por heredad
a los hijos de Lot.
2:10 (Los emitas habitaron en ella antes, pueblo grande y numeroso,
y alto como los hijos de Anac.
2:11 Por gigantes eran ellos tenidos también, como los hijos
de Anac; y los moabitas los llaman emitas.
2:12 Y en Seir habitaron antes los horeos, a los cuales echaron
los hijos de Esaú; y los arrojaron de su presencia, y habitaron
en lugar de ellos, como hizo Israel en la tierra que les dio Jehová
por posesión.)
2:13 Levantaos ahora, y pasad el arroyo de Zered. Y pasamos el arroyo
de Zered.
2:14 Y los días que anduvimos de Cades-barnea hasta cuando
pasamos el arroyo de Zered fueron treinta y ocho años; hasta
que se acabó toda la generación de los hombres de
guerra de en medio del campamento, como Jehová les había
jurado.
2:15 Y también la mano de Jehová vino sobre ellos
para destruirlos de en medio del campamento, hasta acabarlos.
2:16 Y aconteció que después que murieron todos los
hombres de guerra de entre el pueblo,
2:17 Jehová me habló, diciendo:
2:18 Tú pasarás hoy el territorio de Moab, a Ar.
2:19 Y cuando te acerques a los hijos de Amón,
no los molestes, ni contiendas con ellos; porque no te daré
posesión de la tierra de los hijos de Amón, pues a
los hijos de Lot la he dado por heredad.
2:20 (Por tierra de gigantes fue también ella tenida; habitaron
en ella gigantes en otro tiempo, a los cuales los amonitas llamaban
zomzomeos;
2:21 pueblo grande y numeroso, y alto, como los hijos de Anac; a
los cuales Jehová destruyó delante de los amonitas.
Estos sucedieron a aquéllos, y habitaron en su lugar,
2:22 como hizo Jehová con los hijos de Esaú que habitaban
en Seir, delante de los cuales destruyó a los horeos; y ellos
sucedieron a éstos, y habitaron en su lugar hasta hoy.
2:23 Y a los aveos que habitaban en aldeas hasta Gaza, los caftoreos
que salieron de Caftor los destruyeron, y habitaron en su lugar.)
2:24 Levantaos, salid, y pasad el arroyo de Arnón; he aquí
he entregado en tu mano a Sehón rey de Hesbón, amorreo,
y a su tierra; comienza a tomar posesión de ella, y entra
en guerra con él.
2:25 Hoy comenzaré a poner tu temor y tu espanto sobre los
pueblos debajo de todo el cielo, los cuales oirán tu fama,
y temblarán y se angustiarán delante de ti.
Israel derrota a Sehón
(Nm. 21.21-30)
2:26 Y envié mensajeros desde el desierto de Cademot a
Sehón rey de Hesbón con palabras de paz, diciendo:
2:27 Pasaré por tu tierra por el camino; por el camino
iré, sin apartarme ni a diestra ni a siniestra.
2:28 La comida me venderás por dinero, y comeré;
el agua también me darás por dinero, y beberé;
solamente pasaré a pie,
2:29 como lo hicieron conmigo los hijos de Esaú que habitaban
en Seir, y los moabitas que habitaban en Ar; hasta que cruce el
Jordán a la tierra que nos da Jehová nuestro Dios.
2:30 Mas Sehón rey de Hesbón no quiso que pasásemos
por el territorio suyo; porque Jehová tu Dios había
endurecido su espíritu, y obstinado su corazón para
entregarlo en tu mano, como hasta hoy.
2:31 Y me dijo Jehová: He aquí yo he comenzado a
entregar delante de ti a Sehón y a su tierra; comienza
a tomar posesión de ella para que la heredes.
2:32 Y nos salió Sehón al encuentro, él y
todo su pueblo, para pelear en Jahaza.
2:33 Mas Jehová nuestro Dios lo entregó delante
de nosotros; y lo derrotamos a él y a sus hijos, y a todo
su pueblo.
2:34 Tomamos entonces todas sus ciudades, y destruimos todas las
ciudades, hombres, mujeres y niños; no dejamos ninguno.
2:35 Solamente tomamos para nosotros los ganados, y los despojos
de las ciudades que habíamos tomado.
2:36 Desde Aroer, que está junto a la ribera del arroyo
de Arnón, y la ciudad que está en el valle, hasta
Galaad, no hubo ciudad que escapase de nosotros; todas las entregó
Jehová nuestro Dios en nuestro poder.
2:37 Solamente a la tierra de los hijos de Amón no llegamos;
ni a todo lo que está a la orilla del arroyo de Jaboc ni
a las ciudades del monte, ni a lugar alguno que Jehová
nuestro Dios había prohibido.
Capítulo 3
Israel derrota a Og rey de Basán
(Nm. 21.31-35)
3:1 Volvimos, pues, y subimos camino de Basán, y nos salió
al encuentro Og rey de Basán para pelear, él y todo
su pueblo, en Edrei.
3:2 Y me dijo Jehová: No tengas temor de él, porque
en tu mano he entregdo a él y a todo su pueblo, con su tierra;
y harás con él como hiciste con Sehón rey amorreo,
que habitaba en Hesbón.
3:3 Y Jehová nuestro Dios entregó también en
nuestra mano a Og rey de Basán, y a todo su pueblo, al cual
derrotamos hasta acabar con todos.
3:4 Y tomamos entonces todas sus ciudades; no quedó ciudad
que no les tomásemos; sesenta ciudades, toda la tierra de
Argob, del reino de Og en Basán.
3:5 Todas estas eran ciudades fortificadas con muros altos, con
puertas y barras, sin contar otras muchas ciudades sin muro.
3:6 Y las destruimos, como hicimos a Sehón rey de Hesbón,
matando en toda ciudad a hombres, mujeres y niños.
3:7 Y tomamos para nosotros todo el ganado, y los despojos de las
ciudades.
3:8 También tomamos en aquel tiempo la tierra desde el arroyo
de Arnón hasta el monte de Hermón, de manos de los
dos reyes amorreos que estaban a este lado del Jordán.
3:9 (Los sidonios llaman a Hermón, Sirión; y los amorreos,
Senir.)
3:10 Todas las ciudades de la llanura, y todo Galaad, y todo Basán
hasta Salca y Edrei, ciudades del reino de Og en Basán.
3:11 Porque únicamente Og rey de Basán había
quedado del resto de los gigantes. Su cama, una cama de hierro,
¿no está en Rabá de los hijos de Amón?
La longitud de ella es de nueve codos,
y su anchura de cuatro codos, según el codo de un hombre.
Rubén, Gad y la media tribu de Manasés se establecen
al oriente del Jordán
(Nm. 32.1-42)
3:12 Y esta tierra que heredamos en aquel tiempo, desde Aroer,
que está junto al arroyo de Arnón, y la mitad del
monte de Galaad con sus ciudades, la di a los rubenitas y a los
gaditas;
3:13 y el resto de Galaad, y todo Basán, del reino de Og,
toda la tierra de Argob, que se llamaba la tierra de los gigantes,
lo di a la media tribu de Manasés.
3:14 Jair hijo de Manasés tomó toda la tierra de
Argob hasta el límite con Gesur y Maaca, y la llamó
por su nombre, Basán- havot-jair, hasta hoy.
3:15 Y Galaad se lo di a Maquir.
3:16 Y a los rubenitas y gaditas les di de Galaad hasta el arroyo
de Arnón, teniendo por límite el medio del valle,
hasta el arroyo de Jaboc, el cual es límite de los hijos
de Amón;
3:17 también el Arabá, con el Jordán como
límite desde Cineret hasta el mar del Arabá, el
Mar Salado, al pie de las laderas del Pisga al oriente.
3:18 Y os mandé entonces, diciendo: Jehová vuestro
Dios os ha dado esta tierra por heredad; pero iréis armados
todos los valientes delante de vuestros hermanos los hijos de
Israel.
3:19 Solamente vuestras mujeres, vuestros hijos y vuestros ganados
(yo sé que tenéis mucho ganado), quedarán
en las ciudades que os he dado,
3:20 hasta que Jehová dé reposo a vuestros hermanos,
así como a vosotros, y hereden ellos también la
tierra que Jehová vuestro Dios les da al otro lado del
Jordán; entonces os volveréis cada uno a la heredad
que yo os he dado.
3:21 Ordené también a Josué en aquel tiempo,
diciendo: Tus ojos vieron todo lo que Jehová vuestro Dios
ha hecho a aquellos dos reyes; así hará Jehová
a todos los reinos a los cuales pasarás tú.
3:22 No los temáis; porque Jehová vuestro Dios,
él es el que pelea por vosotros.
No se le permite a Moisés entrar a Canaán
3:23 Y oré a Jehová en aquel tiempo, diciendo:
3:24 Señor Jehová, tú has comenzado a mostrar
a tu siervo tu grandeza, y tu mano poderosa; porque ¿qué
dios hay en el cielo ni en la tierra que haga obras y proezas
como las tuyas?
3:25 Pase yo, te ruego, y vea aquella tierra buena que está
más allá del Jordán, aquel buen monte, y
el Líbano.
3:26 Pero Jehová se había enojado contra mí
a causa de vosotros, por lo cual no me escuchó; y me dijo
Jehová: Basta, no me hables más de este asunto.
3:27 Sube a la cumbre del Pisga y alza tus ojos al oeste, y al
norte, y al sur, y al este, y mira con tus propios ojos; porque
no pasarás el Jordán.
3:28 Y manda a Josué, y anímalo, y fortalécelo;
porque él ha de pasar delante de este pueblo, y él
les hará heredar la tierra que verás.
3:29 Y paramos en el valle delante de Bet-peor.
Capítulo 4
Moisés exhorta a la obediencia
4:1 Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo
os enseño, para que los ejecutéis, y viváis,
y entréis y poseáis la tierra que Jehová el
Dios de vuestros padres os da.
4:2 No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni
disminuiréis de ella,
para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro
Dios que yo os ordene.
4:3 Vuestros ojos vieron lo que hizo Jehová con motivo de
Baal- peor; que a todo hombre que fue en pos de Baal-peor destruyó
Jehová tu Dios de en medio de ti.
4:4 Mas vosotros que seguisteis a Jehová vuestro Dios, todos
estáis vivos hoy.
4:5 Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová
mi Dios me mandó, para que hagáis así en medio
de la tierra en la cual entráis para tomar posesión
de ella.
4:6 Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra
sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos,
los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente
pueblo sabio y entendido, nación grande es esta.
4:7 Porque ¿qué nación grande hay que tenga
dioses tan cercanos a ellos como lo está Jehová nuestro
Dios en todo cuanto le pedimos?
4:8 Y ¿qué nación grande hay que tenga estatutos
y juicios justos como es toda esta ley que yo pongo hoy delante
de vosotros?
La experiencia de Israel en Horeb
4:9 Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia,
para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni
se aparten de tu corazón todos los días de tu vida;
antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos
de tus hijos.
4:10 El día que estuviste delante de Jehová tu Dios
en Horeb, cuando Jehová me dijo: Reúneme el pueblo,
para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán,
para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra,
y las enseñarán a sus hijos;
4:11 y os acercasteis y os pusisteis al pie del monte; y el monte
ardía en fuego hasta en medio de los cielos con tinieblas,
nube y oscuridad;
4:12 y habló Jehová con vosotros de en medio del
fuego;
oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción
de oír la voz, ninguna figura visteis.
4:13 Y él os anunció su pacto, el cual os mandó
poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en
dos tablas de piedra.
4:14 A mí también me mandó Jehová
en aquel tiempo que os enseñase los estatutos y juicios,
para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis
a tomar posesión de ella.
Advertencia contra la idolatría
4:15 Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura
visteis el día que Jehová habló con vosotros
de en medio del fuego;
4:16 para que no os corrompáis y hagáis para vosotros
escultura,imagen
de figura alguna, efigie de varón o hembra,
4:17 figura de animal alguno que está en la tierra, figura
de ave alguna alada que vuele por el aire,
4:18 figura de ningún animal que se arrastre sobre la tierra,
figura de pez alguno que haya en el agua debajo de la tierra.
4:19 No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la
luna y las estrellas, y todo el ejército del cielo, seas
impulsado, y te inclines a ellos y les sirvas; porque Jehová
tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los
cielos.
4:20 Pero a vosotros Jehová os tomó, y os ha sacado
del horno de hierro, de Egipto, para que seáis el pueblo
de su heredad
como en este día.
4:21 Y Jehová se enojó contra mí por causa
de vosotros, y juró que yo no pasaría el Jordán,
ni entraría en la buena tierra que Jehová tu Dios
te da por heredad.
4:22 Así que yo voy a morir en esta tierra, y no pasaré
el Jordán; mas vosotros pasaréis, y poseeréis
aquella buena tierra.
4:23 Guardaos, no os olvidéis del pacto de Jehová
vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y
no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Jehová
tu Dios te ha prohibido.
4:24 Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor,
Dios celoso.
4:25 Cuando hayáis engendrado hijos y nietos, y hayáis
envejecido en la tierra, si os corrompiereis e hiciereis escultura
o imagen de cualquier cosa, e hiciereis lo malo ante los ojos
de Jehová vuestro Dios, para enojarlo;
4:26 yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra, que pronto
pereceréis totalmente de la tierra hacia la cual pasáis
el Jordán para tomar posesión de ella; no estaréis
en ella largos días sin que seáis destruidos.
4:27 Y Jehová os esparcirá entre los pueblos, y
quedaréis pocos en número entre las naciones a las
cuales os llevará Jehová.
4:28 Y serviréis allí a dioses hechos de manos de
hombres, de madera y piedra,
que no ven, ni oyen, ni comen, ni huelen.
4:29 Mas si desde allí buscares a Jehová tu Dios,
lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y
de toda tu alma.
4:30 Cuando estuvieres en angustia, y te alcanzaren todas estas
cosas, si en los postreros días te volvieres a Jehová
tu Dios, y oyeres su voz;
4:31 porque Dios misericordioso es Jehová tu Dios; no te
dejará, ni te destruirá, ni se olvidará del
pacto que les juró a tus padres.
4:32 Porque pregunta ahora si en los tiempos pasados que han sido
antes de ti, desde el día que creó Dios al hombre
sobre la tierra, si desde un extremo del cielo al otro se ha hecho
cosa semejante a esta gran cosa, o se haya oído otra como
ella.
4:33 ¿Ha oído pueblo alguno la voz de Dios, hablando
de en medio del fuego, como tú la has oído, sin
perecer?
4:34 ¿O ha intentado Dios venir a tomar para sí
una nación de en medio de otra nación, con pruebas,
con señales, con milagros y con guerra, y mano poderosa
y brazo extendido, y hechos aterradores como todo lo que hizo
con vosotros Jehová vuestro Dios en Egipto ante tus ojos?
4:35 A ti te fue mostrado, para que supieses que Jehová
es Dios, y no hay otro fuera de él.
4:36 Desde los cielos te hizo oír su voz, para enseñarte;
y sobre la tierra te mostró su gran fuego, y has oído
sus palabras de en medio del fuego.
4:37 Y por cuanto él amó a tus padres, escogió
a su descendencia después de ellos, y te sacó de
Egipto con su presencia y con su gran poder,
4:38 para echar de delante de tu presencia naciones grandes y
más fuertes que tú, y para introducirte y darte
su tierra por heredad, como hoy.
4:39 Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazón que
Jehová es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra,
y no hay otro.
4:40 Y guarda sus estatutos y sus mandamientos, los cuales yo
te mando hoy, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después
de ti, y prolongues tus días sobre la tierra que Jehová
tu Dios te da para siempre.
Las ciudades de refugio al oriente del Jordán
4:41 Entonces apartó Moisés tres ciudades a este
lado del Jordán al nacimiento del sol,
4:42 para que huyese allí el homicida que matase a su prójimo
sin intención, sin haber tenido enemistad con él
nunca antes; y que huyendo a una de estas ciudades salvase su
vida:
4:43 Beser en el desierto, en tierra de la llanura, para los rubenitas;
Ramot en Galaad para los gaditas, y Golán en Basán
para los de Manasés.
Moisés recapitula la promulgación de la ley
4:44 Esta, pues, es la ley que Moisés puso delante de
los hijos de Israel.
4:45 Estos son los testimonios, los estatutos y los decretos que
habló Moisés a los hijos de Israel cuando salieron
de Egipto;
4:46 a este lado del Jordán, en el valle delante de Bet-peor,
en la tierra de Sehón rey de los amorreos que habitaba
en Hesbón, al cual derrotó Moisés con los
hijos de Israel, cuando salieron de Egipto;
4:47 y poseyeron su tierra, y la tierra de Og rey de Basán;
dos reyes de los amorreos que estaban de este lado del Jordán,
al oriente.
4:48 Desde Aroer, que está junto a la ribera del arroyo
de Arnón, hasta el monte de Sion, que es Hermón;
4:49 y todo el Arabá de este lado del Jordán, al
oriente, hasta el mar del Arabá, al pie de las laderas
del Pisga.
Capítulo 5
Los Diez Mandamientos
(Ex. 20.1-17)
5:1 Llamó Moisés a todo Israel y les dijo: Oye, Israel,
los estatutos y decretos que yo pronuncio hoy en vuestros oídos;
aprendedlos, y guardadlos, para ponerlos por obra.
5:2 Jehová nuestro Dios hizo pacto con nosotros en Horeb.
5:3 No con nuestros padres hizo Jehová este pacto, sino con
nosotros todos los que estamos aquí hoy vivos.
5:4 Cara a cara habló Jehová con vosotros en el monte
de en medio del fuego.
5:5 Yo estaba entonces entre Jehová y vosotros, para declararos
la palabra de Jehová; porque vosotros tuvisteis temor del
fuego, y no subisteis al monte. Dijo:
5:6 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de tierra
de Egipto, de casa de servidumbre.
5:7 No tendrás dioses ajenos delante de mí.
5:8 No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa
que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni
en las aguas debajo de la tierra.
5:9 No te inclinarás a ellas ni las servirás;
porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito
la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta
generación de los que me aborrecen,
5:10 y que hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan
mis mandamientos.
5:11 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano;
porque Jehová no dará por inocente al que tome su
nombre en vano.
5:12 Guardarás el día de reposo para santificarlo,
como Jehová tu Dios te ha mandado.
5:13 Seis días trabajarás, y harás toda tu
obra;
5:14 mas el séptimo día es reposo a Jehová
tu Dios; ninguna obra harás tú,ni
tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni
tu asno, ni ningún animal tuyo, ni el extranjero que está
dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como
tú.
5:15 Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que
Jehová tu Dios te sacó de allá con mano fuerte
y brazo extendido; por lo cual Jehová tu Dios te ha mandado
que guardes el día de reposo.
5:16 Honra a tu padre y a tu madre,como
Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus
días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová
tu Dios te da.
5:17 No matarás.
5:18 No cometerás adulterio.
5:19 No hurtarás.
5:20 No dirás falso testimonio contra tu prójimo.
5:21 No codiciarás la
mujer de tu prójimo, ni desearás la casa de tu prójimo,
ni su tierra, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno,
ni cosa alguna de tu prójimo.
El terror del pueblo
(Ex. 20.18-26)
5:22 Estas palabras habló Jehová a toda vuestra
congregación en el monte, de en medio del fuego, de la
nube y de la oscuridad, a gran voz; y no añadió
más. Y las escribió en dos tablas de piedra, las
cuales me dio a mí.
5:23 Y aconteció que cuando vosotros oísteis la
voz de en medio de las tinieblas, y visteis al monte que ardía
en fuego, vinisteis a mí, todos los príncipes de
vuestras tribus, y vuestros ancianos,
5:24 y dijisteis: He aquí Jehová nuestro Dios nos
ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz
de en medio del fuego; hoy hemos visto que Jehová habla
al hombre, y éste aún vive.
5:25 Ahora, pues, ¿por qué vamos a morir? Porque
este gran fuego nos consumirá; si oyéremos otra
vez la voz de Jehová nuestro Dios, moriremos.
5:26 Porque ¿qué es el hombre, para que oiga la
voz del Dios viviente que habla de en medio del fuego, como nosotros
la oímos, y aún viva?
5:27 Acércate tú, y oye todas las cosas que dijere
Jehová nuestro Dios; y tú nos dirás todo
lo que Jehová nuestro Dios te dijere, y nosotros oiremos
y haremos.
5:28 Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras cuando
me hablabais, y me dijo Jehová: He oído la voz de
las palabras de este pueblo, que ellos te han hablado; bien está
todo lo que han dicho.
5:29 ¡Quién diera que tuviesen tal corazón,
que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos,
para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!
5:30 Ve y diles: Volveos a vuestras tiendas.
5:31 Y tú quédate aquí conmigo, y te diré
todos los mandamientos y estatutos y decretos que les enseñarás,
a fin de que los pongan ahora por obra en la tierra que yo les
doy por posesión.
5:32 Mirad, pues, que hagáis como Jehová vuestro
Dios os ha mandado; no os apartéis a diestra ni a siniestra.
5:33 Andad en todo el camino que Jehová vuestro Dios os
ha mandado, para que viváis y os vaya bien, y tengáis
largos días en la tierra que habéis de poseer.
Capítulo 6
El gran mandamiento
6:1 Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que
Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase,
para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis
vosotros para tomarla;
6:2 para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus
estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo,
y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que
tus días sean prolongados.
6:3 Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que
te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis,
como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres.
6:4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es.
6:5 Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón,
y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
6:6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu
corazón;
6:7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas
estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando
te levantes.
6:8 Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán
como frontales entre tus ojos;
6:9 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.
Exhortaciones a la obediencia
6:10 Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra
que juró a tus padres Abraham,
Isaac
y Jacob
que te daría, en ciudades grandes y buenas que tú
no edificaste,
6:11 y casas llenas de todo bien, que tú no llenaste, y
cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares
que no plantaste, y luego que comas y te sacies,
6:12 cuídate de no olvidarte de Jehová, que te sacó
de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
6:13 A Jehová tu Dios temerás, y a él solo
servirás,
y por su nombre jurarás.
6:14 No andaréis en pos de dioses ajenos, de los dioses
de los pueblos que están en vuestros contornos;
6:15 porque el Dios celoso, Jehová tu Dios, en medio de
ti está; para que no se inflame el furor de Jehová
tu Dios contra ti, y te destruya de sobre la tierra.
6:16 No tentaréis a Jehová vuestro Dios,como
lo tentasteis en Masah.
6:17 Guardad cuidadosamente los mandamientos de Jehová
vuestro Dios, y sus testimonios y sus estatutos que te ha mandado.
6:18 Y haz lo recto y bueno ante los ojos de Jehová, para
que te vaya bien, y entres y poseas la buena tierra que Jehová
juró a tus padres;
6:19 para que él arroje a tus enemigos de delante de ti,
como Jehová ha dicho.
6:20 Mañana cuando te preguntare tu hijo, diciendo: ¿Qué
significan los testimonios y estatutos y decretos que Jehová
nuestro Dios os mandó?
6:21 entonces dirás a tu hijo: Nosotros éramos siervos
de Faraón en Egipto, y Jehová nos sacó de
Egipto con mano poderosa.
6:22 Jehová hizo señales y milagros grandes y terribles
en Egipto, sobre Faraón y sobre toda su casa, delante de
nuestros ojos;
6:23 y nos sacó de allá, para traernos y darnos
la tierra que juró a nuestros padres.
6:24 Y nos mandó Jehová que cumplamos todos estos
estatutos, y que temamos a Jehová nuestro Dios, para que
nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la
vida, como hasta hoy.
6:25 Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos
estos mandamientos delante de Jehová nuestro Dios, como
él nos ha mandado.
Capítulo 7
Advertencias contra la idolatría de
Canaán
(Ex. 34.11-17)
7:1 Cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la tierra
en la cual entrarás para tomarla, y haya echado de delante
de ti a muchas naciones, al heteo, al gergeseo, al amorreo, al cananeo,
al ferezeo, al heveo y al jebuseo, siete naciones
mayores y más poderosas que tú,
7:2 y Jehová tu Dios las haya entregado delante de ti, y
las hayas derrotado, las destruirás del todo; no harás
con ellas alianza, ni tendrás de ellas misericordia.
7:3 Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija
a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo.
7:4 Porque desviará a tu hijo de en pos de mí, y servirán
a dioses ajenos; y el furor de Jehová se encenderá
sobre vosotros, y te destruirá pronto.
7:5 Mas así habéis de hacer con ellos: sus altares
destruiréis, y quebraréis sus estatuas, y destruiréis
sus imágenes de Asera, y quemaréis sus esculturas
en el fuego.
Un pueblo santo para Jehová
7:6 Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu
Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo
especial,más
que todos los pueblos que están sobre la tierra.
7:7 No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha
querido Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el
más insignificante de todos los pueblos;
7:8 sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar
el juramento que juró a vuestros padres, os ha sacado Jehová
con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano
de Faraón rey de Egipto.
7:9 Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel,
que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan
sus mandamientos, hasta mil generaciones;
7:10 y que da el pago en persona al que le aborrece, destruyéndolo;
y no se demora con el que le odia, en persona le dará el
pago.
7:11 Guarda, por tanto, los mandamientos, estatutos y decretos
que yo te mando hoy que cumplas.
Bendiciones de la obediencia
(Lv. 26.3-13;
Dt. 28.1-14)
7:12 Y por haber oído estos decretos y haberlos guardado
y puesto por obra, Jehová tu Dios guardará contigo
el pacto y la misericordia que juró a tus padres.
7:13 Y te amará, te bendecirá y te multiplicará,
y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra,
tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas, y
los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró
a tus padres que te daría.
7:14 Bendito serás más que todos los pueblos; no
habrá en ti varón ni hembra estéril, ni en
tus ganados.
7:15 Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas
las malas plagas de Egipto, que tú conoces, no las pondrá
sobre ti, antes las pondrá sobre todos los que te aborrecieren.
7:16 Y consumirás a todos los pueblos que te da Jehová
tu Dios; no los perdonará tu ojo, ni servirás a
sus dioses, porque te será tropiezo.
7:17 Si dijeres en tu corazón: Estas naciones son mucho
más numerosas que yo; ¿cómo las podré
exterminar?
7:18 no tengas temor de ellas; acuérdate bien de lo que
hizo Jehová tu Dios con Faraón y con todo Egipto;
7:19 de las grandes pruebas que vieron tus ojos, y de las señales
y milagros, y de la mano poderosa y el brazo extendido con que
Jehová tu Dios te sacó; así hará Jehová
tu Dios con todos los pueblos de cuya presencia tú temieres.
7:20 También enviará Jehová tu Dios avispas
sobre ellos, hasta que perezcan los que quedaren y los que se
hubieren escondido de delante de ti.
7:21 No desmayes delante de ellos, porque Jehová tu Dios
está en medio de ti, Dios grande y temible.
7:22 Y Jehová tu Dios echará a estas naciones de
delante de ti poco a poco; no podrás acabar con ellas en
seguida, para que las fieras del campo no se aumenten contra ti.
7:23 Mas Jehová tu Dios las entregará delante de
ti, y él las quebrantará con grande destrozo, hasta
que sean destruidas.
7:24 El entregará sus reyes en tu mano, y tú destruirás
el nombre de ellos de debajo del cielo; nadie te hará frente
hasta que los destruyas.
7:25 Las esculturas de sus dioses quemarás en el fuego;
no codiciarás plata ni oro de ellas para tomarlo para ti,
para que no tropieces en ello, pues es abominación a Jehová
tu Dios;
7:26 y no traerás cosa abominable a tu casa, para que no
seas anatema; del todo la aborrecerás y la abominarás,
porque es anatema.
Capítulo 8
La buena tierra que han de poseer
8:1 Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que yo os
ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados,
y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió
con juramento a vuestros padres.
8:2 Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído
Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto,
para afligirte, para probarte, para saber lo que había en
tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.
8:3 Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó
con maná, comida que no conocías tú, ni tus
padres la habían conocido, para hacerte saber que no sólo
de pan vivirá el hombre, mas de todo lo que sale de la boca
de Jehová vivirá el hombre.
8:4 Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se
te ha hinchado en estos cuarenta años.
8:5 Reconoce asimismo en tu corazón, que como castiga el
hombre a su hijo, así Jehová tu Dios te castiga.
8:6 Guardarás, pues, los mandamientos de Jehová tu
Dios, andando en sus caminos, y temiéndole.
8:7 Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra,
tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan
en vegas y montes;
8:8 tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra
de olivos, de aceite y de miel;
8:9 tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te
faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y
de cuyos montes sacarás cobre.
8:10 Y comerás y te saciarás, y bendecirás
a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá
dado.
Amonestación de no olvidar a Dios
8:11 Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios,
para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que
yo te ordeno hoy;
8:12 no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas
en que habites,
8:13 y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro
se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente;
8:14 y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová
tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre;
8:15 que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno
de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no
había agua, y él te sacó agua de la roca
del pedernal;
8:16 que te sustentó con maná en el desierto, comida
que tus padres no habían conocido, afligiéndote
y probándote, para a la postre hacerte bien;
8:17 y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi
mano me han traído esta riqueza.
8:18 Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él
te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su
pacto que juró a tus padres, como en este día.
8:19 Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres
en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares,
yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis.
8:20 Como las naciones que Jehová destruirá delante
de vosotros, así pereceréis, por cuanto no habréis
atendido a la voz de Jehová vuestro Dios.
Capítulo 9
Dios destruirá a las naciones de Canaán
9:1 Oye, Israel: tú vas hoy a pasar el Jordán, para
entrar a desposeer a naciones más numerosas y más
poderosas que tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el
cielo;
9:2 un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales
tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién
se sostendrá delante de los hijos de Anac?
9:3 Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa
delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y
humillará delante de ti; y tú los echarás,
y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho.
9:4 No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios
los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha
traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad
de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti.
9:5 No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón
entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas
naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti, y para
confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres
Abraham, Isaac y Jacob.
La rebelión de Israel en Horeb
(Ex. 31.18E2.35)
9:6 Por tanto, sabe que no es por tu justicia que Jehová
tu Dios te da esta buena tierra para tomarla; porque pueblo duro
de cerviz eres tú.
9:7 Acuérdate, no olvides que has provocado la ira de Jehová
tu Dios en el desierto; desde el día que saliste de la
tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis
sido rebeldes a Jehová.
9:8 En Horeb provocasteis a ira a Jehová, y se enojó
Jehová contra vosotros para destruiros.
9:9 Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de
piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con vosotros,
estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches,
sin comer pan ni beber agua;
9:10 y me dio Jehová las dos tablas de piedra escritas
con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito según todas
las palabras que os habló Jehová en el monte, de
en medio del fuego, el día de la asamblea.
9:11 Sucedió al fin de los cuarenta días y cuarenta
noches, que Jehová me dio las dos tablas de piedra, las
tablas del pacto.
9:12 Y me dijo Jehová: Levántate, desciende pronto
de aquí, porque tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido;
pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se
han hecho una imagen de fundición.
9:13 Y me habló Jehová, diciendo: He observado a
ese pueblo, y he aquí que es pueblo duro de cerviz.
9:14 Déjame que los destruya, y borre su nombre de debajo
del cielo, y yo te pondré sobre una nación fuerte
y mucho más numerosa que ellos.
9:15 Y volví y descendí del monte, el cual ardía
en fuego, con las tablas del pacto en mis dos manos.
9:16 Y miré, y he aquí habíais pecado contra
Jehová vuestro Dios; os habíais hecho un becerro
de fundición, apartándoos pronto del camino que
Jehová os había mandado.
9:17 Entonces tomé las dos tablas y las arrojé de
mis dos manos, y las quebré delante de vuestros ojos.
9:18 Y me postré delante de Jehová como antes, cuarenta
días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí
agua, a causa de todo vuestro pecado que habíais cometido
haciendo el mal ante los ojos de Jehová para enojarlo.
9:19 Porque temí
a causa del furor y de la ira con que Jehová estaba enojado
contra vosotros para destruiros. Pero Jehová me escuchó
aun esta vez.
9:20 Contra Aarón también se enojó Jehová
en gran manera para destruirlo; y también oré por
Aarón en aquel entonces.
9:21 Y tomé el objeto de vuestro pecado, el becerro que
habíais hecho, y lo quemé en el fuego, y lo desmenucé
moliéndolo muy bien, hasta que fue reducido a polvo; y
eché el polvo de él en el arroyo que descendía
del monte.
9:22 También en Tabera,
en Masah
y en Kibrot-hataava
provocasteis a ira a Jehová.
9:23 Y cuando Jehová os envió desde Cades-barnea,
diciendo: Subid y poseed la tierra que yo os he dado,
también fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro
Dios,
y no le creísteis, ni obedecisteis a su voz.
9:24 Rebeldes habéis sido a Jehová desde el día
que yo os conozco.
9:25 Me postré, pues, delante de Jehová; cuarenta
días y cuarenta noches estuve postrado, porque Jehová
dijo que os había de destruir.
9:26 Y oré a Jehová, diciendo: Oh Señor Jehová,
no destruyas a tu pueblo y a tu heredad que has redimido con tu
grandeza, que sacaste de Egipto con mano poderosa.
9:27 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob; no
mires a la dureza de este pueblo, ni a su impiedad ni a su pecado,
9:28 no sea que digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por
cuanto no pudo Jehová introducirlos en la tierra que les
había prometido, o porque los aborrecía, los sacó
para matarlos en el desierto.
9:29 Y ellos son tu pueblo y tu heredad, que sacaste con tu gran
poder y con tu brazo extendido.
Capítulo 10
El pacto renovado
(Ex. 34.1-10)
10:1 En aquel tiempo Jehová me dijo: Lábrate dos tablas
de piedra como las primeras, y sube a mí al monte, y hazte
un arca de madera;
10:2 y escribiré en aquellas tablas las palabras que estaban
en las primeras tablas que quebraste; y las pondrás en el
arca.
10:3 E hice un arca de madera de acacia, y labré dos tablas
de piedra como las primeras, y subí al monte con las dos
tablas en mi mano.
10:4 Y escribió en las tablas conforme a la primera escritura,
los diez mandamientos que Jehová os había hablado
en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea;
y me las dio Jehová.
10:5 Y volví y descendí del monte, y puse las tablas
en el arca que había hecho; y allí están, como
Jehová me mandó.
10:6 (Después salieron los hijos de Israel de Beerot-bene-
jaacán a Mosera; allí murió Aarón,
y allí fue sepultado, y en lugar suyo tuvo el sacerdocio
su hijo Eleazar.
10:7 De allí partieron a Gudgoda, y de Gudgoda a Jotbata,
tierra de arroyos de aguas.
10:8 En aquel tiempo apartó Jehová la tribu de Leví
para que llevase el arca del pacto de Jehová, para que estuviese
delante de Jehová para servirle, y para bendecir en su nombre,
hasta hoy,
10:9 por lo cual Leví no tuvo parte ni heredad con sus hermanos;
Jehová es su heredad, como Jehová tu Dios le dijo.)
10:10 Y yo estuve en el monte como los primeros días, cuarenta
días y cuarenta noches;
y Jehová también me escuchó esta vez, y no
quiso Jehová destruirte.
10:11 Y me dijo Jehová: Levántate, anda, para que
marches delante del pueblo, para que entren y posean la tierra que
juré a sus padres que les había de dar.
Lo que Dios exige
10:12 Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová
tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes
en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová
tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma;
10:13 que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos,
que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?
10:14 He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos,
y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay
en ella.
10:15 Solamente de tus padres se agradó Jehová para
amarlos, y escogió su descendencia después de ellos,
a vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día.
10:16 Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón,
y no endurezcáis más vuestra cerviz.
10:17 Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor
de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace
acepción de personas,
ni toma cohecho;
10:18 que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama
también al extranjero dándole pan y vestido.
10:19 Amaréis, pues, al extranjero; porque extranjeros
fuisteis en la tierra de Egipto.
10:20 A Jehová tu Dios temerás, a él solo
servirás, a él seguirás, y por su nombre
jurarás.
10:21 El es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios,
que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos
han visto.
10:22 Con setenta personas
descendieron tus padres a Egipto, y ahora Jehová te ha
hecho como las estrellas del cielo
en multitud.
Capítulo 11
La grandeza de Jehová
11:1 Amarás, pues, a Jehová tu Dios, y guardarás
sus ordenanzas, sus estatutos, sus decretos y sus mandamientos,
todos los días.
11:2 Y comprended hoy, porque no hablo con vuestros hijos que no
han sabido ni visto el castigo de Jehová vuestro Dios, su
grandeza, su mano poderosa, y su brazo extendido,
11:3 y sus señales, y sus obras que hizo en medio de Egipto
a Faraón rey de Egipto, y a toda su tierra;
11:4 y lo que hizo al ejército de Egipto, a sus caballos
y a sus carros; cómo precipitó las aguas del Mar Rojo
sobre ellos, cuando venían tras vosotros
y Jehová los destruyó hasta hoy;
11:5 y lo que ha hecho con vosotros en el desierto, hasta que habéis
llegado a este lugar;
11:6 y lo que hizo con Datán y Abiram, hijos de Eliab hijo
de Rubén; cómo abrió su boca la tierra, y los
tragó con sus familias, sus tiendas, y todo su ganado, en
medio de todo Israel.
11:7 Mas vuestros ojos han visto todas las grandes obras que Jehová
ha hecho.
Bendiciones de la Tierra Prometida
11:8 Guardad, pues, todos los mandamientos que yo os prescribo
hoy, para que seáis fortalecidos, y entréis y poseáis
la tierra a la cual pasáis para tomarla;
11:9 y para que os sean prolongados los días sobre la tierra,
de la cual juró Jehová a vuestros padres, que había
de darla a ellos y a su descendencia, tierra que fluye leche y
miel.
11:10 La tierra a la cual entras para tomarla no es como la tierra
de Egipto de donde habéis salido, donde sembrabas tu semilla,
y regabas con tu pie, como huerto de hortaliza.
11:11 La tierra a la cual pasáis para tomarla es tierra
de montes y de vegas, que bebe las aguas de la lluvia del cielo;
11:12 tierra de la cual Jehová tu Dios cuida; siempre están
sobre ella los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio
del año hasta el fin.
11:13 Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos que yo
os prescribo hoy, amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole
con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma,
11:14 yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo,
la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu
vino y tu aceite.
11:15 Daré también hierba en tu campo para tus ganados;
y comerás, y te saciarás.
11:16 Guardaos, pues, que vuestro corazón no se infatúe,
y os apartéis y sirváis a dioses ajenos, y os inclinéis
a ellos;
11:17 y se encienda el furor de Jehová sobre vosotros,
y cierre los cielos, y no haya lluvia, ni la tierra dé
su fruto, y perezcáis pronto de la buena tierra que os
da Jehová.
11:18 Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro
corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal
en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos.
11:19 Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando
de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino,
cuando te acuestes, y cuando te levantes,
11:20 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus
puertas;
11:21 para que sean vuestros días, y los días de
vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová
juró a vuestros padres que les había de dar, como
los días de los cielos sobre la tierra.
11:22 Porque si guardareis cuidadosamente todos estos mandamientos
que yo os prescribo para que los cumpláis, y si amareis
a Jehová vuestro Dios, andando en todos sus caminos, y
siguiéndole a él,
11:23 Jehová también echará de delante de
vosotros a todas estas naciones, y desposeeréis naciones
grandes y más poderosas que vosotros.
11:24 Todo lugar que pisare la planta de vuestro pie será
vuestro; desde el desierto hasta el Líbano, desde el río
Eufrates hasta el mar occidental será vuestro territorio.
11:25 Nadie se sostendrá delante de vosotros;
miedo y temor de vosotros pondrá Jehová vuestro
Dios sobre toda la tierra que pisareis, como él os ha dicho.
11:26 He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición
y la maldición:
11:27 la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová
vuestro Dios, que yo os prescribo hoy,
11:28 y la maldición, si no oyereis los mandamientos de
Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo
os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis
conocido.
11:29 Y cuando Jehová tu Dios te haya introducido en la
tierra a la cual vas para tomarla, pondrás la bendición
sobre el monte Gerizim, y la maldición sobre el monte Ebal,
11:30 los cuales están al otro lado del Jordán,
tras el camino del occidente en la tierra del cananeo, que habita
en el Arabá frente a Gilgal, junto al encinar de More.
11:31 Porque vosotros pasáis el Jordán para ir a
poseer la tierra que os da Jehová vuestro Dios; y la tomaréis,
y habitaréis en ella.
11:32 Cuidaréis, pues, de cumplir todos los estatutos y
decretos que yo presento hoy delante de vosotros.
Capítulo
12
El santuario único
12:1 Estos son los estatutos y decretos que cuidaréis de
poner por obra en la tierra que Jehová el Dios de tus padres
te ha dado para que tomes posesión de ella, todos los días
que vosotros viviereis sobre la tierra.
12:2 Destruiréis enteramente todos los lugares donde las
naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus dioses,
sobre los montes altos, y sobre los collados, y debajo de todo árbol
frondoso.
12:3 Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas,
y sus imágenes de Asera consumiréis con fuego; y destruiréis
las esculturas de sus dioses, y raeréis su nombre de aquel
lugar.
12:4 No haréis así a Jehová vuestro Dios,
12:5 sino que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere
de entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre
para su habitación, ése buscaréis, y allá
iréis.
12:6 Y allí llevaréis vuestros holocaustos, vuestros
sacrificios, vuestros diezmos, y la ofrenda elevada de vuestras
manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias, y las primicias
de vuestras vacas y de vuestras ovejas;
12:7 y comeréis allí delante de Jehová vuestro
Dios, y os alegraréis, vosotros y vuestras familias, en toda
obra de vuestras manos en la cual Jehová tu Dios te hubiere
bendecido.
12:8 No haréis como todo lo que hacemos nosotros aquí
ahora, cada uno lo que bien le parece,
12:9 porque hasta ahora no habéis entrado al reposo y a la
heredad que os da Jehová vuestro Dios.
12:10 Mas pasaréis el Jordán, y habitaréis
en la tierra que Jehová vuestro Dios os hace heredar; y él
os dará reposo de todos vuestros enemigos alrededor, y habitaréis
seguros.
12:11 Y al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere para poner
en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas
que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros
diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido
de los votos que hubiereis prometido a Jehová.
12:12 Y os alegraréis delante de Jehová vuestro Dios,
vosotros, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestros siervos y vuestras
siervas, y el levita que habite en vuestras poblaciones; por cuanto
no tiene parte ni heredad con vosotros.
12:13 Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier
lugar que vieres;
12:14 sino que en el lugar que Jehová escogiere, en una de
tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y allí
harás todo lo que yo te mando.
12:15 Con todo, podrás matar y comer carne en todas tus poblaciones
conforme a tu deseo, según la bendición que Jehová
tu Dios te haya dado; el inmundo y el limpio la podrá comer,
como la de gacela o de ciervo.
12:16 Solamente que sangre no comeréis;sobre
la tierra la derramaréis como agua.
12:17 Ni comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano,
de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de
tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas voluntarias,
ni las ofrendas elevadas de tus manos;
12:18 sino que delante de Jehová tu Dios las comerás,
en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido, tú,
tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita que habita en
tus poblaciones; te alegrarás delante de Jehová tu
Dios de toda la obra de tus manos.
12:19 Ten cuidado de no desamparar al levita en todos tus días
sobre la tierra.
12:20 Cuando Jehová tu Dios ensanchare tu territorio, como
él te ha dicho, y tú dijeres: Comeré carne,
porque deseaste comerla, conforme a lo que deseaste podrás
comer.
12:21 Si estuviere lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios
escogiere para poner allí su nombre, podrás matar
de tus vacas y de tus ovejas que Jehová te hubiere dado,
como te he mandado yo, y comerás en tus puertas según
todo lo que deseares.
12:22 Lo mismo que se come la gacela y el ciervo, así las
podrás comer; el inmundo y el limpio podrán comer
también de ellas.
12:23 Solamente que te mantengas firme en no comer sangre; porque
la sangre es la vida, y no comerás la vida juntamente con
su carne.
12:24 No la comerás; en tierra la derramarás como
agua.
12:25 No comerás de ella, para que te vaya bien a ti y a
tus hijos después de ti, cuando hicieres lo recto ante los
ojos de Jehová.
12:26 Pero las cosas que hubieres consagrado, y tus votos, las tomarás,
y vendrás con ellas al lugar que Jehová hubiere escogido;
12:27 y ofrecerás tus holocaustos, la carne y la sangre,
sobre el altar de Jehová tu Dios; y la sangre de tus sacrificios
será derramada sobre el altar de Jehová tu Dios, y
podrás comer la carne.
12:28 Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para
que haciendo lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová
tu Dios, te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para
siempre.
Advertencias contra la idolatría
12:29 Cuando Jehová tu Dios haya destruido delante de
ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes,
y habites en su tierra,
12:30 guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas,
después que sean destruidas delante de ti; no preguntes
acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían
aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré.
12:31 No harás así a Jehová tu Dios; porque
toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos
a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el
fuego a sus dioses.
12:32 Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás
a ello, ni de ello quitarás.
Capítulo 13
13:1 Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador
de sueños, y te anunciare señal o prodigios,
13:2 y si se cumpliere la señal o prodigio que él
te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que
no conociste, y sirvámosles;
13:3 no darás oído a las palabras de tal profeta,
ni al tal soñador de sueños; porque Jehová
vuestro Dios os está probando, para saber si amáis
a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón,
y con toda vuestra alma.
13:4 En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él
temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis
su voz, a él serviréis, y a él seguiréis.
13:5 Tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto,
por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová
vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató
de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino
por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses;
y así quitarás el mal de en medio de ti.
13:6 Si te incitare tu hermano, hijo de tu madre, o tu hijo, tu
hija, tu mujer o tu amigo íntimo, diciendo en secreto:
Vamos y sirvamos a dioses ajenos, que ni tú ni tus padres
conocisteis,
13:7 de los dioses de los pueblos que están en vuestros
alrededores, cerca de ti o lejos de ti, desde un extremo de la
tierra hasta el otro extremo de ella;
13:8 no consentirás con él, ni le prestarás
oído; ni tu ojo le compadecerá, ni le tendrás
misericordia, ni lo encubrirás,
13:9 sino que lo matarás; tu mano se alzará primero
sobre él para matarle, y después la mano de todo
el pueblo.
13:10 Le apedrearás hasta que muera, por cuanto procuró
apartarte de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra
de Egipto, de casa de servidumbre;
13:11 para que todo Israel oiga, y tema, y no vuelva a hacer en
medio de ti cosa semejante a esta.
13:12 Si oyeres que se dice de alguna de tus ciudades que Jehová
tu Dios te da para vivir en ellas,
13:13 que han salido de en medio de ti hombres impíos que
han instigado a los moradores de su ciudad, diciendo: Vamos y
sirvamos a dioses ajenos, que vosotros no conocisteis;
13:14 tú inquirirás, y buscarás y preguntarás
con diligencia; y si pareciere verdad, cosa cierta, que tal abominación
se hizo en medio de ti,
13:15 irremisiblemente herirás a filo de espada a los moradores
de aquella ciudad, destruyéndola con todo lo que en ella
hubiere, y también matarás sus ganados a filo de
espada.
13:16 Y juntarás todo su botín en medio de la plaza,
y consumirás con fuego la ciudad y todo su botín,
todo ello, como holocausto a Jehová tu Dios, y llegará
a ser un montón de ruinas para siempre; nunca más
será edificada.
13:17 Y no se pegará a tu mano nada del anatema, para que
Jehová se aparte del ardor de su ira, y tenga de ti misericordia,
y tenga compasión de ti, y te multiplique, como lo juró
a tus padres,
13:18 cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, guardando
todos sus mandamientos que yo te mando hoy, para hacer lo recto
ante los ojos de Jehová tu Dios.
Capítulo 14
14:1 Hijos sois de Jehová vuestro Dios; no os sajaréis,
ni os raparéis a causa de muerto.
14:2 Porque eres pueblo santo a Jehová tu Dios, y Jehová
te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre
todos los pueblos que están sobre la tierra.
Animales limpios e inmundos
(Lv. 11.1-47)
14:3 Nada abominable comerás.
14:4 Estos son los animales que podréis comer: el buey,
la oveja, la cabra,
14:5 el ciervo, la gacela, el corzo, la cabra montés, el
íbice, el antílope y el carnero montés.
14:6 Y todo animal de pezuñas, que tiene hendidura de dos
uñas, y que rumiare entre los animales, ese podréis
comer.
14:7 Pero estos no comeréis, entre los que rumian o entre
los que tienen pezuña hendida: camello, liebre y conejo;
porque rumian, mas no tienen pezuña hendida, serán
inmundos;
14:8 ni cerdo, porque tiene pezuña hendida, mas no rumia;
os será inmundo. De la carne de éstos no comeréis,
ni tocaréis sus cuerpos muertos.
14:9 De todo lo que está en el agua, de estos podréis
comer: todo lo que tiene aleta y escama.
14:10 Mas todo lo que no tiene aleta y escama, no comeréis;
inmundo será.
14:11 Toda ave limpia podréis comer.
14:12 Y estas son de las que no podréis comer: el águila,
el quebrantahuesos, el azor,
14:13 el gallinazo, el milano según su especie,
14:14 todo cuervo según su especie,
14:15 el avestruz, la lechuza, la gaviota y el gavilán
según sus especies,
14:16 el buho, el ibis, el calamón,
14:17 el pelícano, el buitre, el somormujo,
14:18 la cigüeña, la garza según su especie,
la abubilla y el murciélago.
14:19 Todo insecto alado será inmundo; no se comerá.
14:20 Toda ave limpia podréis comer.
14:21 Ninguna cosa mortecina comeréis; al extranjero que
está en tus poblaciones la darás, y él podrá
comerla; o véndela a un extranjero, porque tú eres
pueblo santo a Jehová tu Dios. No cocerás el cabrito
en la leche de su madre.
La ley del diezmo
14:22 Indefectiblemente diezmarás
todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año.
14:23 Y comerás delante de Jehová tu Dios en el
lugar que él escogiere para poner allí su nombre,
el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias
de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová
tu Dios todos los días.
14:24 Y si el camino fuere tan largo que no puedas llevarlo, por
estar lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido
para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios
te bendijere,
14:25 entonces lo venderás y guardarás el dinero
en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu Dios
escogiere;
14:26 y darás el dinero por todo lo que deseas, por vacas,
por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que tú
deseares; y comerás allí delante de Jehová
tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia.
14:27 Y no desampararás al levita que habitare en tus poblaciones;
porque no tiene parte ni heredad contigo.
14:28 Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo
de tus productos de aquel año, y lo guardarás en
tus ciudades.
14:29 Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad
contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere
en tus poblaciones, y comerán y serán saciados;
para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus
manos hicieren.
Capítulo 15
El año de remisión
15:1 Cada siete años harás remisión.
15:2 Y esta es la manera de la remisión: perdonará
a su deudor todo aquel que hizo empréstito de su mano, con
el cual obligó a su prójimo; no lo demandará
más a su prójimo, o a su hermano, porque es pregonada
la remisión de Jehová.
15:3 Del extranjero demandarás el reintegro; pero lo que
tu hermano tuviere tuyo, lo perdonará tu mano,
15:4 para que así no haya en medio de ti mendigo; porque
Jehová te bendecirá con abundancia en la tierra que
Jehová tu Dios te da por heredad para que la tomes en posesión,
15:5 si escuchares fielmente la voz de Jehová tu Dios, para
guardar y cumplir todos estos mandamientos que yo te ordeno hoy.
15:6 Ya que Jehová tu Dios te habrá bendecido, como
te ha dicho, prestarás entonces a muchas naciones, mas tú
no tomarás prestado; tendrás dominio sobre muchas
naciones, pero sobre ti no tendrán dominio.
Préstamos a los pobres
15:7 Cuando haya en medio de ti menesteroso de alguno de tus
hermanos en alguna de tus ciudades, en la tierra que Jehová
tu Dios te da, no endurecerás tu corazón, ni cerrarás
tu mano contra tu hermano pobre,
15:8 sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en
efecto le prestarás lo que necesite.
15:9 Guárdate de tener en tu corazón pensamiento
perverso, diciendo: Cerca está el año séptimo,
el de la remisión, y mires con malos ojos a tu hermano
menesteroso para no darle; porque él podrá clamar
contra ti a Jehová, y se te contará por pecado.
15:10 Sin falta le darás, y no serás de mezquino
corazón cuando le des; porque por ello te bendecirá
Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas.
15:11 Porque no faltarán menesterosos en medio de la tierra;
por eso yo te mando, diciendo: Abrirás tu mano a tu hermano,
al pobre y al menesteroso en tu tierra.
Leyes sobre los esclavos
(Ex. 21.1-11)
15:12 Si se vendiere a ti tu hermano hebreo o hebrea, y te hubiere
servido seis años, al séptimo le despedirás
libre.
15:13 Y cuando lo despidieres libre, no le enviarás con
las manos vacías.
15:14 Le abastecerás liberalmente de tus ovejas, de tu
era y de tu lagar; le darás de aquello en que Jehová
te hubiere bendecido.
15:15 Y te acordarás de que fuiste siervo en la tierra
de Egipto, y que Jehová tu Dios te rescató; por
tanto yo te mando esto hoy.
15:16 Si él te dijere: No te dejaré; porque te ama
a ti y a tu casa, y porque le va bien contigo;
15:17 entonces tomarás una lesna, y horadarás su
oreja contra la puerta, y será tu siervo para siempre;
así también harás a tu criada.
15:18 No te parezca duro cuando le enviares libre, pues por la
mitad del costo de un jornalero te sirvió seis años;
y Jehová tu Dios te bendecirá en todo cuanto hicieres.
Consagración de los primogénitos machos
15:19 Consagrarás a Jehová tu Dios todo primogénito
macho de tus vacas y de tus ovejas;
no te servirás del primogénito de tus vacas, ni
trasquilarás el primogénito de tus ovejas.
15:20 Delante de Jehová tu Dios los comerás cada
año, tú y tu familia, en el lugar que Jehová
escogiere.
15:21 Y si hubiere en él defecto, si fuere ciego, o cojo,
o hubiere en él cualquier falta, no lo sacrificarás
a Jehová tu Dios.
15:22 En tus poblaciones lo comerás; el inmundo lo mismo
que el limpio comerán de él, como de una gacela
o de un ciervo.
15:23 Solamente que no comas su sangre;
sobre la tierra la derramarás como agua.
Capítulo 16
Fiestas anuales
(Ex. 23.14-17; 34.18-24)
16:1 Guardarás el mes de Abib, y harás pascua
a Jehová tu Dios; porque en el mes de Abib te sacó
Jehová tu Dios de Egipto, de noche.
16:2 Y sacrificarás la pascua a Jehová tu Dios, de
las ovejas y de las vacas, en el lugar que Jehová escogiere
para que habite allí su nombre.
16:3 No comerás con ella pan con levadura; siete días
comerás con ella pan sin levadura, pan de aflicción,
porque aprisa saliste de tierra de Egipto; para que todos los días
de tu vida te acuerdes del día en que saliste de la tierra
de Egipto.
16:4 Y no se verá levadura contigo en todo tu territorio
por siete días; y de la carne que matares en la tarde del
primer día, no quedará hasta la mañana.
16:5 No podrás sacrificar la pascua en cualquiera de las
ciudades que Jehová tu Dios te da;
16:6 sino en el lugar que Jehová tu Dios escogiere para que
habite allí su nombre, sacrificarás la pascua por
la tarde a la puesta del sol, a la hora que saliste de Egipto.
16:7 Y la asarás y comerás en el lugar que Jehová
tu Dios hubiere escogido; y por la mañana regresarás
y volverás a tu habitación.
16:8 Seis días comerás pan sin levadura, y el séptimo
día será fiesta solemne a Jehová tu Dios; no
trabajarás en él.
16:9 Siete semanas contarás; desde que comenzare a meterse
la hoz en las mieses comenzarás a contar las siete semanas.
16:10 Y harás la fiesta solemne de las semanas
a Jehová tu Dios; de la abundancia voluntaria de tu mano
será lo que dieres, según Jehová tu Dios te
hubiere bendecido.
16:11 Y te alegrarás delante de Jehová tu Dios, tú,
tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, el levita que habitare en
tus ciudades, y el extranjero, el huérfano y la viuda que
estuvieren en medio de ti, en el lugar que Jehová tu Dios
hubiere escogido para poner allí su nombre.
16:12 Y acuérdate de que fuiste siervo en Egipto; por tanto,
guardarás y cumplirás estos estatutos.
16:13 La fiesta solemne de los tabernáculos harás
por siete días, cuando hayas hecho la cosecha de tu era y
de tu lagar.
16:14 Y te alegrarás en tus fiestas solemnes, tú,
tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita, el extranjero,
el huérfano y la viuda que viven en tus poblaciones.
16:15 Siete días celebrarás fiesta solemne a Jehová
tu Dios en el lugar que Jehová escogiere; porque te habrá
bendecido Jehová tu Dios en todos tus frutos, y en toda la
obra de tus manos, y estarás verdaderamente alegre.
16:16 Tres veces cada año aparecerá todo varón
tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que él
escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en
la fiesta solemne de las semanas, y en la fiesta solemne de los
tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Jehová
con las manos vacías;
16:17 cada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición
que Jehová tu Dios te hubiere dado.
Administración de la justicia
16:18 Jueces y oficiales pondrás en todas tus ciudades
que Jehová tu Dios te dará en tus tribus, los cuales
juzgarán al pueblo con justo juicio.
16:19 No tuerzas el derecho; no hagas acepción de personas,
ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios,
y pervierte las palabras de los justos.
16:20 La justicia, la justicia seguirás, para que vivas
y heredes la tierra que Jehová tu Dios te da.
16:21 No plantarás ningún árbol para Asera cerca
del altar de Jehová tu Dios, que tú te habrás
hecho,
16:22 ni te levantarás estatua,
lo cual aborrece Jehová tu Dios.
Capítulo 17
17:1 No ofrecerás en sacrificio a Jehová tu Dios,
buey o cordero en el cual haya falta o alguna cosa mala, pues es
abominación a Jehová tu Dios.
17:2 Cuando se hallare en medio de ti, en alguna de tus ciudades
que Jehová tu Dios te da, hombre o mujer que haya hecho mal
ante los ojos de Jehová tu Dios traspasando su pacto,
17:3 que hubiere ido y servido a dioses ajenos, y se hubiere inclinado
a ellos,
ya sea al sol, o a la luna, o a todo el ejército del cielo,
lo cual yo he prohibido;
17:4 y te fuere dado aviso, y después que oyeres y hubieres
indagado bien, la cosa pareciere de verdad cierta, que tal abominación
ha sido hecha en Israel;
17:5 entonces sacarás a tus puertas al hombre o a la mujer
que hubiere hecho esta mala cosa, sea hombre o mujer, y los apedrearás,
y así morirán.
17:6 Por dicho de dos o de tres testigos morirá el que hubiere
de morir; no morirá por el dicho de un solo testigo.
17:7 La mano de los testigos caerá primero sobre él
para matarlo, y después la mano de todo el pueblo; así
quitarás el mal de en medio de ti.
17:8 Cuando alguna cosa te fuere difícil en el juicio, entre
una clase de homicidio y otra, entre una clase de derecho legal
y otra, y entre una clase de herida y otra, en negocios de litigio
en tus ciudades; entonces te levantarás y recurrirás
al lugar que Jehová tu Dios escogiere;
17:9 y vendrás a los sacerdotes levitas, y al juez que hubiere
en aquellos días, y preguntarás; y ellos te enseñarán
la sentencia del juicio.
17:10 Y harás según la sentencia que te indiquen los
del lugar que Jehová escogiere, y cuidarás de hacer
según todo lo que te manifiesten.
17:11 Según la ley que te enseñen, y según
el juicio que te digan, harás; no te apartarás ni
a diestra ni a siniestra de la sentencia que te declaren.
17:12 Y el hombre que procediere con soberbia, no obedeciendo al
sacerdote que está para ministrar allí delante de
Jehová tu Dios, o al juez, el tal morirá; y quitarás
el mal de en medio de Israel.
17:13 Y todo el pueblo oirá, y temerá, y no se ensoberbecerá.
Instrucciones acerca de un rey
17:14 Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu
Dios te da, y tomes posesión de ella y la habites, y digas:
Pondré un rey sobre mí, como todas las naciones
que están en mis alrededores;
17:15 ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová
tu Dios escogiere; de entre tus hermanos pondrás rey sobre
ti; no podrás poner sobre ti a hombre extranjero, que no
sea tu hermano.
17:16 Pero él no aumentará para sí caballos,
ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar
caballos;
porque Jehová os ha dicho: No volváis nunca por
este camino.
17:17 Ni tomará para sí muchas mujeres, para que
su corazón no se desvíe;
ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia.
17:18 Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces
escribirá para sí en un libro una copia de esta
ley, del original que está al cuidado de los sacerdotes
levitas;
17:19 y lo tendrá consigo, y leerá en él
todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová
su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos,
para ponerlos por obra;
17:20 para que no se eleve su corazón sobre sus hermanos,
ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de
que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos,
en medio de Israel.
Capítulo 18
Las porciones de los levitas
18:1 Los sacerdotes levitas, es decir, toda la tribu de Leví,
no tendrán parte ni heredad en Israel; de las ofrendas quemadas
a Jehová y de la heredad de él comerán.
18:2 No tendrán, pues, heredad entre sus hermanos; Jehová
es su heredad, como él les ha dicho.
18:3 Y este será el derecho de los sacerdotes de parte del
pueblo, de los que ofrecieren en sacrificio buey o cordero: darán
al sacerdote la espaldilla, las quijadas y el cuajar.
18:4 Las primicias de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las
primicias de la lana de tus ovejas le darás;
18:5 porque le ha escogido Jehová tu Dios de entre todas
tus tribus, para que esté para administrar en el nombre de
Jehová, él y sus hijos para siempre.
18:6 Y cuando saliere un levita de alguna de tus ciudades de entre
todo Israel, donde hubiere vivido, y viniere con todo el deseo de
su alma al lugar que Jehová escogiere,
18:7 ministrará en el nombre de Jehová su Dios como
todos sus hermanos los levitas que estuvieren allí delante
de Jehová.
18:8 Igual ración a la de los otros comerá, además
de sus patrimonios.
Amonestación contra costumbres paganas
18:9 Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da,
no aprenderás a hacer según las abominaciones de
aquellas naciones.
18:10 No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija
por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero,
ni sortílego, ni hechicero,
18:11 ni encantador, ni adivino,
ni mago, ni quien consulte a los muertos.
18:12 Porque es abominación para con Jehová cualquiera
que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová
tu Dios echa estas naciones de delante de ti.
18:13 Perfecto serás delante de Jehová tu Dios.
18:14 Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a
adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto Jehová
tu Dios.
Dios promete un profeta como Moisés
18:15 Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te
levantará Jehová tu Dios; a él oiréis;
18:16 conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en
Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír
la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran
fuego, para que no muera.
18:17 Y Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han
dicho.
18:18 Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos,
como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él
les hablará todo lo que yo le mandare.
18:19 Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él
hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.
18:20 El profeta que tuviere la presunción de hablar palabra
en mi nombre, a quien yo no le haya mandado hablar, o que hablare
en nombre de dioses ajenos, el tal profeta morirá.
18:21 Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos
la palabra que Jehová no ha hablado?;
18:22 si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se
cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová
no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta;
no tengas temor de él.
Capítulo 19
Las ciudades de refugio
(Nm. 35.9-28)
19:1 Cuando Jehová tu Dios destruya a las naciones cuya tierra
Jehová tu Dios te da a ti, y tú las heredes, y habites
en sus ciudades, y en sus casas;
19:2 te apartarás tres ciudades
en medio de la tierra que Jehová tu Dios te da para que la
poseas.
19:3 Arreglarás los caminos, y dividirás en tres partes
la tierra que Jehová tu Dios te dará en heredad, y
será para que todo homicida huya allí.
19:4 Y este es el caso del homicida que huirá allí,
y vivirá: aquel que hiriere a su prójimo sin intención
y sin haber tenido enemistad con él anteriormente;
19:5 como el que fuere con su prójimo al monte a cortar leña,
y al dar su mano el golpe con el hacha para cortar algún
leño, saltare el hierro del cabo, y diere contra su prójimo
y éste muriere; aquél huirá a una de estas
ciudades, y vivirá;
19:6 no sea que el vengador de la sangre, enfurecido, persiga al
homicida, y le alcance por ser largo el camino, y le hiera de muerte,
no debiendo ser condenado a muerte por cuanto no tenía enemistad
con su prójimo anteriormente.
19:7 Por tanto yo te mando, diciendo: Separarás tres ciudades.
19:8 Y si Jehová tu Dios ensanchare tu territorio, como lo
juró a tus padres, y te diere toda la tierra que prometió
dar a tus padres,
19:9 siempre y cuando guardares todos estos mandamientos que yo
te prescribo hoy, para ponerlos por obra; que ames a Jehová
tu Dios y andes en sus caminos todos los días; entonces añadirás
tres ciudades más a estas tres,
19:10 para que no sea derramada sangre inocente en medio de la tierra
que Jehová tu Dios te da por heredad, y no seas culpado de
derramamiento de sangre.
19:11 Pero si hubiere alguno que aborreciere a su prójimo
y lo acechare, y se levantare contra él y lo hiriere de muerte,
y muriere; si huyere a alguna de estas ciudades,
19:12 entonces los ancianos de su ciudad enviarán y lo sacarán
de allí, y lo entregarán en mano del vengador de la
sangre para que muera.
19:13 No le compadecerás; y quitarás de Israel la
sangre inocente, y te irá bien.
19:14 En la heredad que poseas en la tierra que Jehová tu
Dios te da, no reducirás los límites de la propiedad
de tu prójimo,
que fijaron los antiguos.
Leyes sobre el testimonio
19:15 No se tomará en cuenta a un solo testigo contra
ninguno en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación
con cualquiera ofensa cometida. Sólo por el testimonio
de dos o tres testigos se mantendrá la acusación.
19:16 Cuando se levantare testigo falso contra alguno, para testificar
contra él,
19:17 entonces los dos litigantes se presentarán delante
de Jehová, y delante de los sacerdotes y de los jueces
que hubiere en aquellos días.
19:18 Y los jueces inquirirán bien; y si aquel testigo
resultare falso, y hubiere acusado falsamente a su hermano,
19:19 entonces haréis a él como él pensó
hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti.
19:20 Y los que quedaren oirán y temerán, y no volverán
a hacer más una maldad semejante en medio de ti.
19:21 Y no le compadecerás; vida por vida, ojo por ojo,
diente por diente,
mano por mano, pie por pie.
Capítulo 20
Leyes sobre la guerra
20:1 Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres
caballos y carros, y un pueblo más grande que tú,
no tengas temor de ellos, porque Jehová tu Dios está
contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto.
20:2 Y cuando os acerquéis para combatir, se pondrá
en pie el sacerdote y hablará al pueblo,
20:3 y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis
hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón,
no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis
delante de ellos;
20:4 porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear
por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros.
20:5 Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién
ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase
a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro
la estrene.
20:6 ¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado
de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en
la batalla, y algún otro la disfrute.
20:7 ¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la
ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera
en la batalla, y algún otro la tome.
20:8 Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán:
¿Quién es hombre medroso y pusilánime? Vaya,
y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de
sus hermanos, como el corazón suyo.
20:9 Y cuando los oficiales acaben de hablar al pueblo, entonces
los capitanes del ejército tomarán el mando a la
cabeza del pueblo.
20:10 Cuando te acerques a una ciudad para combatirla, le intimarás
la paz.
20:11 Y si respondiere: Paz, y te abriere, todo el pueblo que
en ella fuere hallado te será tributario, y te servirá.
20:12 Mas si no hiciere paz contigo, y emprendiere guerra contigo,
entonces la sitiarás.
20:13 Luego que Jehová tu Dios la entregue en tu mano,
herirás a todo varón suyo a filo de espada.
20:14 Solamente las mujeres y los niños, y los animales,
y todo lo que haya en la ciudad, todo su botín tomarás
para ti; y comerás del botín de tus enemigos, los
cuales Jehová tu Dios te entregó.
20:15 Así harás a todas las ciudades que estén
muy lejos de ti, que no sean de las ciudades de estas naciones.
20:16 Pero de las ciudades de estos pueblos que Jehová
tu Dios te da por heredad, ninguna persona dejarás con
vida,
20:17 sino que los destruirás completamente: al heteo,
al amorreo, al cananeo, al ferezeo, al heveo y al jebuseo, como
Jehová tu Dios te ha mandado;
20:18 para que no os enseñen a hacer según todas
sus abominaciones que ellos han hecho para sus dioses, y pequéis
contra Jehová vuestro Dios.
20:19 Cuando sities a alguna ciudad, peleando contra ella muchos
días para tomarla, no destruirás sus árboles
metiendo hacha en ellos, porque de ellos podrás comer;
y no los talarás, porque el árbol del campo no es
hombre para venir contra ti en el sitio.
20:20 Mas el árbol que sepas que no lleva fruto, podrás
destruirlo y talarlo, para construir baluarte contra la ciudad
que te hace la guerra, hasta sojuzgarla.
Capítulo 21
Expiación de un asesinato cuyo autor
se desconoce
21:1 Si en la tierra que Jehová tu Dios te da para que la
poseas, fuere hallado alguien muerto, tendido en el campo, y no
se supiere quién lo mató,
21:2 entonces tus ancianos y tus jueces saldrán y medirán
la distancia hasta las ciudades que están alrededor del muerto.
21:3 Y los ancianos de la ciudad más cercana al lugar donde
fuere hallado el muerto, tomarán de las vacas una becerra
que no haya trabajado, que no haya llevado yugo;
21:4 y los ancianos de aquella ciudad traerán la becerra
a un valle escabroso, que nunca haya sido arado ni sembrado, y quebrarán
la cerviz de la becerra allí en el valle.
21:5 Entonces vendrán los sacerdotes hijos de Leví,
porque a ellos escogió Jehová tu Dios para que le
sirvan, y para bendecir en el nombre de Jehová; y por la
palabra de ellos se decidirá toda disputa y toda ofensa.
21:6 Y todos los ancianos de la ciudad más cercana al lugar
donde fuere hallado el muerto lavarán sus manos sobre la
becerra cuya cerviz fue quebrada en el valle;
21:7 y protestarán y dirán: Nuestras manos no han
derramado esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto.
21:8 Perdona a tu pueblo Israel, al cual redimiste, oh Jehová;
y no culpes de sangre inocente a tu pueblo Israel. Y la sangre les
será perdonada.
21:9 Y tú quitarás la culpa de la sangre inocente
de en medio de ti, cuando hicieres lo que es recto ante los ojos
de Jehová.
Diversas leyes
21:10 Cuando salieres a la guerra contra tus enemigos, y Jehová
tu Dios los entregare en tu mano, y tomares de ellos cautivos,
21:11 y vieres entre los cautivos a alguna mujer hermosa, y la
codiciares, y la tomares para ti por mujer,
21:12 la meterás en tu casa; y ella rapará su cabeza,
y cortará sus uñas,
21:13 y se quitará el vestido de su cautiverio, y se quedará
en tu casa; y llorará a su padre y a su madre un mes entero;
y después podrás llegarte a ella, y tú serás
su marido, y ella será tu mujer.
21:14 Y si no te agradare, la dejarás en libertad; no la
venderás por dinero, ni la tratarás como esclava,
por cuanto la humillaste.
21:15 Si un hombre tuviere dos mujeres, la una amada y la otra
aborrecida, y la amada y la aborrecida le hubieren dado hijos,
y el hijo primogénito fuere de la aborrecida;
21:16 en el día que hiciere heredar a sus hijos lo que
tuviere, no podrá dar el derecho de primogenitura al hijo
de la amada con preferencia al hijo de la aborrecida, que es el
primogénito;
21:17 mas al hijo de la aborrecida reconocerá como primogénito,
para darle el doble de lo que correspondiere a cada uno de los
demás; porque él es el principio de su vigor, y
suyo es el derecho de la primogenitura.
21:18 Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere
a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndole
castigado, no les obedeciere;
21:19 entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo sacarán
ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde
viva;
21:20 y dirán a los ancianos de la ciudad: Este nuestro
hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón
y borracho.
21:21 Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán,
y morirá; así quitarás el mal de en medio
de ti, y todo Israel oirá, y temerá.
21:22 Si alguno hubiere cometido algún crimen digno de
muerte, y lo hiciereis morir, y lo colgareis en un madero,
21:23 no dejaréis que su cuerpo pase la noche sobre el
madero; sin falta lo enterrarás el mismo día, porque
maldito por Dios es el colgado;
y no contaminarás tu tierra que Jehová tu Dios te
da por heredad.
Capítulo 22
22:1 Si vieres extraviado el buey de tu hermano, o su cordero, no
le negarás tu ayuda; lo volverás a tu hermano.
22:2 Y si tu hermano no fuere tu vecino, o no lo conocieres, lo
recogerás en tu casa, y estará contigo hasta que tu
hermano lo busque, y se lo devolverás.
22:3 Así harás con su asno, así harás
también con su vestido, y lo mismo harás con toda
cosa de tu hermano que se le perdiere y tú la hallares; no
podrás negarle tu ayuda.
22:4 Si vieres el asno de tu hermano, o su buey, caído en
el camino, no te apartarás de él; le ayudarás
a levantarlo.
22:5 No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá
ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios
cualquiera que esto hace.
22:6 Cuando encuentres por el camino algún nido de ave en
cualquier árbol, o sobre la tierra, con pollos o huevos,
y la madre echada sobre los pollos o sobre los huevos, no tomarás
la madre con los hijos.
22:7 Dejarás ir a la madre, y tomarás los pollos para
ti, para que te vaya bien, y prolongues tus días.
22:8 Cuando edifiques casa nueva, harás pretil a tu terrado,
para que no eches culpa de sangre sobre tu casa, si de él
cayere alguno.
22:9 No sembrarás tu viña con semillas diversas, no
sea que se pierda todo, tanto la semilla que sembraste como el fruto
de la viña.
22:10 No ararás con buey y con asno juntamente.
22:11 No vestirás ropa de lana y lino juntamente.
22:12 Te harás flecos en las cuatro puntas de tu manto con
que te cubras.
Leyes sobre la castidad
22:13 Cuando alguno tomare mujer, y después de haberse
llegado a ella la aborreciere,
22:14 y le atribuyere faltas que den que hablar, y dijere: A esta
mujer tomé, y me llegué a ella, y no la hallé
virgen;
22:15 entonces el padre de la joven y su madre tomarán
y sacarán las señales de la virginidad de la doncella
a los ancianos de la ciudad, en la puerta;
22:16 y dirá el padre de la joven a los ancianos: Yo di
mi hija a este hombre por mujer, y él la aborrece;
22:17 y he aquí, él le atribuye faltas que dan que
hablar, diciendo: No he hallado virgen a tu hija; pero ved aquí
las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán
la vestidura delante de los ancianos de la ciudad.
22:18 Entonces los ancianos de la ciudad tomarán al hombre
y lo castigarán;
22:19 y le multarán en cien piezas de plata, las cuales
darán al padre de la joven, por cuanto esparció
mala fama sobre una virgen de Israel; y la tendrá por mujer,
y no podrá despedirla en todos sus días.
22:20 Mas si resultare ser verdad que no se halló virginidad
en la joven,
22:21 entonces la sacarán a la puerta de la casa de su
padre, y la apedrearán los hombres de su ciudad, y morirá,
por cuanto hizo vileza en Israel fornicando en casa de su padre;
así quitarás el mal de en medio de ti.
22:22 Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada
con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó
con la mujer, y la mujer también; así quitarás
el mal de Israel.
22:23 Si hubiere una muchacha virgen desposada con alguno, y alguno
la hallare en la ciudad, y se acostare con ella;
22:24 entonces los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad,
y los apedrearéis, y morirán; la joven porque no
dio voces en la ciudad, y el hombre porque humilló a la
mujer de su prójimo; así quitarás el mal
de en medio de ti.
22:25 Mas si un hombre hallare en el campo a la joven desposada,
y la forzare aquel hombre, acostándose con ella, morirá
solamente el hombre que se acostó con ella;
22:26 mas a la joven no le harás nada; no hay en ella culpa
de muerte; pues como cuando alguno se levanta contra su prójimo
y le quita la vida, así es en este caso.
22:27 Porque él la halló en el campo; dio voces
la joven desposada, y no hubo quien la librase.
22:28 Cuando algún hombre hallare a una joven virgen que
no fuere desposada, y la tomare y se acostare con ella, y fueren
descubiertos;
22:29 entonces el hombre que se acostó con ella dará
al padre de la joven cincuenta piezas de plata, y ella será
su mujer, por cuanto la humilló; no la podrá despedir
en todos sus días.
22:30 Ninguno tomará la mujer de su padre, ni profanará
el lecho de su padre.
Capítulo 23
Los excluidos de la congregación
23:1 No entrará en la congregación de Jehová
el que tenga magullados los testículos, o amputado su miembro
viril.
23:2 No entrará bastardo en la congregación de Jehová;
ni hasta la décima generación no entrarán en
la congregación de Jehová.
23:3 No entrará amonita ni moabita en la congregación
de Jehová,ni
hasta la décima generación de ellos; no entrarán
en la congregación de Jehová para siempre,
23:4 por cuanto no os salieron a recibir con pan y agua al camino,
cuando salisteis de Egipto, y porque alquilaron contra ti a Balaam
hijo de Beor, de Petor en Mesopotamia, para maldecirte.
23:5 Mas no quiso Jehová tu Dios oír a Balaam; y Jehová
tu Dios te convirtió la maldición en bendición,
porque Jehová tu Dios te amaba.
23:6 No procurarás la paz de ellos ni su bien en todos los
días para siempre.
23:7 No aborrecerás al edomita, porque es tu hermano; no
aborrecerás al egipcio, porque forastero fuiste en su tierra.
23:8 Los hijos que nacieren de ellos, en la tercera generación
entrarán en la congregación de Jehová.
Leyes sanitarias
23:9 Cuando salieres a campaña contra tus enemigos, te
guardarás de toda cosa mala.
23:10 Si hubiere en medio de ti alguno que no fuere limpio, por
razón de alguna impureza acontecida de noche, saldrá
fuera del campamento, y no entrará en él.
23:11 Pero al caer la noche se lavará con agua, y cuando
se hubiere puesto el sol, podrá entrar en el campamento.
23:12 Tendrás un lugar fuera del campamento adonde salgas;
23:13 tendrás también entre tus armas una estaca;
y cuando estuvieres allí fuera, cavarás con ella,
y luego al volverte cubrirás tu excremento;
23:14 porque Jehová tu Dios anda en medio de tu campamento,
para librarte y para entregar a tus enemigos delante de ti; por
tanto, tu campamento ha de ser santo, para que él no vea
en ti cosa inmunda, y se vuelva de en pos de ti.
Leyes humanitarias
23:15 No entregarás a su señor el siervo que se
huyere a ti de su amo.
23:16 Morará contigo, en medio de ti, en el lugar que escogiere
en alguna de tus ciudades, donde a bien tuviere; no le oprimirás.
23:17 No haya ramera de entre las hijas de Israel,
ni haya sodomita de entre los hijos de Israel.
23:18 No traerás la paga de una ramera ni el precio de
un perro a la casa de Jehová tu Dios por ningún
voto; porque abominación es a Jehová tu Dios tanto
lo uno como lo otro.
23:19 No exigirás de tu hermano interés de dinero,
ni interés de comestibles, ni de cosa alguna de que se
suele exigir interés.
23:20 Del extraño podrás exigir interés,
mas de tu hermano no lo exigirás,
para que te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus
manos en la tierra adonde vas para tomar posesión de ella.
23:21 Cuando haces voto a Jehová tu Dios, no tardes en
pagarlo;
porque ciertamente lo demandará Jehová tu Dios de
ti, y sería pecado en ti.
23:22 Mas cuando te abstengas de prometer, no habrá en
ti pecado.
23:23 Pero lo que hubiere salido de tus labios, lo guardarás
y lo cumplirás, conforme lo prometiste a Jehová
tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca.
23:24 Cuando entres en la viña de tu prójimo, podrás
comer uvas hasta saciarte; mas no pondrás en tu cesto.
23:25 Cuando entres en la mies de tu prójimo, podrás
arrancar espigas con tu mano; mas no aplicarás hoz a la
mies de tu prójimo.
Capítulo 24
24:1 Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le
agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá
carta de divorcio,
y se la entregará en su mano, y la despedirá de
su casa.
24:2 Y salida de su casa, podrá ir y casarse con otro hombre.
24:3 Pero si la aborreciere este último, y le escribiere
carta de divorcio, y se la entregare en su mano, y la despidiere
de su casa; o si hubiere muerto el postrer hombre que la tomó
por mujer,
24:4 no podrá su primer marido, que la despidió,
volverla a tomar para que sea su mujer, después que fue
envilecida; porque es abominación delante de Jehová,
y no has de pervertir la tierra que Jehová tu Dios te da
por heredad.
24:5 Cuando alguno fuere recién casado, no saldrá
a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará
en su casa por un año, para alegrar a la mujer que tomó.
24:6 No tomarás en prenda la muela del molino, ni la de
abajo ni la de arriba; porque sería tomar en prenda la
vida del hombre.
24:7 Cuando fuere hallado alguno que hubiere hurtado a uno de
sus hermanos los hijos de Israel, y le hubiere esclavizado, o
le hubiere vendido, morirá el tal ladrón,
y quitarás el mal de en medio de ti.
24:8 En cuanto a la plaga de la lepra, ten cuidado de observar
diligentemente y hacer según todo lo que os enseñaren
los sacerdotes levitas; según yo les he mandado, así
cuidaréis de hacer.
24:9 Acuérdate de lo que hizo Jehová tu Dios a María en
el camino, después que salisteis de Egipto.
24:10 Cuando entregares a tu prójimo alguna cosa prestada,
no entrarás en su casa para tomarle prenda.
24:11 Te quedarás fuera, y el hombre a quien prestaste
te sacará la prenda.
24:12 Y si el hombre fuere pobre, no te acostarás reteniendo
aún su prenda.
24:13 Sin falta le devolverás la prenda cuando el sol se
ponga, para que pueda dormir en su ropa, y te bendiga; y te será
justicia delante de Jehová tu Dios.
24:14 No oprimirás al jornalero pobre y menesteroso, ya
sea de tus hermanos o de los extranjeros que habitan en tu tierra
dentro de tus ciudades.
24:15 En su día le darás su jornal, y no se pondrá
el sol sin dárselo; pues es pobre, y con él sustenta
su vida; para que no clame contra ti a Jehová, y sea en
ti pecado.
24:16 Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos
por los padres; cada uno morirá por su pecado.
24:17 No torcerás el derecho del extranjero ni del huérfano,
ni tomarás en prenda la ropa de la viuda,
24:18 sino que te acordarás que fuiste siervo en Egipto,
y que de allí te rescató Jehová tu Dios;
por tanto, yo te mando que hagas esto.
24:19 Cuando siegues tu mies en tu campo, y olvides alguna gavilla
en el campo, no volverás para recogerla; será para
el extranjero, para el huérfano y para la viuda; para que
te bendiga Jehová tu Dios en toda obra de tus manos.
24:20 Cuando sacudas tus olivos, no recorrerás las ramas
que hayas dejado tras de ti; serán para el extranjero,
para el huérfano y para la viuda.
24:21 Cuando vendimies tu viña, no rebuscarás tras
de ti; será para el extranjero, para el huérfano
y para la viuda.
24:22 Y acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto;
por tanto, yo te mando que hagas esto.
Capítulo 25
25:1 Si hubiere pleito entre algunos, y acudieren al tribunal para
que los jueces los juzguen, éstos absolverán al justo,
y condenarán al culpable.
25:2 Y si el delincuente mereciere ser azotado, entonces el juez
le hará echar en tierra, y le hará azotar en su presencia;
según su delito será el número de azotes.
25:3 Se podrá dar cuarenta azotes, no más; no sea
que, si lo hirieren con muchos azotes más que éstos,
se sienta tu hermano envilecido delante de tus ojos.
25:4 No pondrás bozal al buey cuando trillare.
25:5 Cuando hermanos habitaren juntos, y muriere alguno de ellos,
y no tuviere hijo, la mujer del muerto no se casará fuera
con hombre extraño; su cuñado se llegará a
ella, y la tomará por su mujer, y hará con ella parentesco.
25:6 Y el primogénito que ella diere a luz sucederá
en el nombre de su hermano muerto, para que el nombre de éste
no sea borrado de Israel.
25:7 Y si el hombre no quisiere tomar a su cuñada, irá
entonces su cuñada a la puerta, a los ancianos, y dirá:
Mi cuñado no quiere suscitar nombre en Israel a su hermano;
no quiere emparentar conmigo.
25:8 Entonces los ancianos de aquella ciudad lo harán venir,
y hablarán con él; y si él se levantare y dijere:
No quiero tomarla,
25:9 se acercará entonces su cuñada a él delante
de los ancianos, y le quitará el calzado del pie, y le escupirá
en el rostro, y hablará y dirá: Así será
hecho al varón que no quiere edificar la casa de su hermano.
25:10 Y se le dará este nombre en Israel: La casa del descalzado.
25:11 Si algunos riñeren uno con otro, y se acercare la mujer
de uno para librar a su marido de mano del que le hiere, y alargando
su mano asiere de sus partes vergonzosas,
25:12 le cortarás entonces la mano; no la perdonarás.
25:13 No tendrás en tu bolsa pesa grande y pesa chica,
25:14 ni tendrás en tu casa efa
grande y efa pequeño.
25:15 Pesa exacta y justa tendrás; efa
cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados
sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.
25:16 Porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera
que hace esto, y cualquiera que hace injusticia.
Orden de exterminar a Amalec
25:17 Acuérdate de lo que hizo Amalec contigo en el camino,
cuando salías de Egipto;
25:18 de cómo te salió al encuentro en el camino,
y te desbarató la retaguardia de todos los débiles
que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado
y trabajado; y no tuvo ningún temor de Dios.
25:19 Por tanto, cuando Jehová tu Dios te dé descanso
de todos tus enemigos alrededor, en la tierra que Jehová
tu Dios te da por heredad para que la poseas, borrarás
la memoria de Amalec de debajo del cielo; no lo olvides.
Capítulo 26
Primicias y diezmos
26:1 Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios
te da por herencia, y tomes posesión de ella y la habites,
26:2 entonces tomarás de las primicias de todos los frutos
que sacares de la tierra que Jehová tu Dios te da, y las
pondrás en una canasta, e irás al lugar que Jehová
tu Dios escogiere para hacer habitar allí su nombre.
26:3 Y te presentarás al sacerdote que hubiere en aquellos
días, y le dirás: Declaro hoy a Jehová tu
Dios, que he entrado en la tierra que juró Jehová
a nuestros padres que nos daría.
26:4 Y el sacerdote tomará la canasta de tu mano, y la
pondrá delante del altar de Jehová tu Dios.
26:5 Entonces hablarás y dirás delante de Jehová
tu Dios: Un arameo a punto de perecer fue mi padre, el cual descendió
a Egipto y habitó allí con pocos hombres, y allí
creció y llegó a ser una nación grande, fuerte
y numerosa;
26:6 y los egipcios nos maltrataron y nos afligieron, y pusieron
sobre nosotros dura servidumbre.
26:7 Y clamamos a Jehová el Dios de nuestros padres; y
Jehová oyó nuestra voz, y vio nuestra aflicción,
nuestro trabajo y nuestra opresión;
26:8 y Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte,
con brazo extendido, con grande espanto, y con señales
y con milagros;
26:9 y nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra, tierra que
fluye leche y miel.
26:10 Y ahora, he aquí he traído las primicias del
fruto de la tierra que me diste, oh Jehová. Y lo dejarás
delante de Jehová tu Dios, y adorarás delante de
Jehová tu Dios.
26:11 Y te alegrarás en todo el bien que Jehová
tu Dios te haya dado a ti y a tu casa, así tú como
el levita y el extranjero que está en medio de ti.
26:12 Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en
el año tercero, el año del diezmo, darás
también al levita, al extranjero, al huérfano y
a la viuda; y comerán en tus aldeas, y se saciarán.
26:13 Y dirás delante de Jehová tu Dios: He sacado
lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita,
al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo
lo que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos, ni
me he olvidado de ellos.
26:14 No he comido de ello en mi luto, ni he gastado de ello estando
yo inmundo, ni de ello he ofrecido a los muertos; he obedecido
a la voz de Jehová mi Dios, he hecho conforme a todo lo
que me has mandado.
26:15 Mira desde tu morada santa, desde el cielo, y bendice a
tu pueblo Israel, y a la tierra que nos has dado, como juraste
a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel.
26:16 Jehová tu Dios te manda hoy que cumplas estos estatutos
y decretos; cuida, pues, de ponerlos por obra con todo tu corazón
y con toda tu alma.
26:17 Has declarado solemnemente hoy que Jehová es tu Dios,
y que andarás en sus caminos, y guardarás sus estatutos,
sus mandamientos y sus decretos, y que escucharás su voz.
26:18 Y Jehová ha declarado hoy que tú eres pueblo
suyo, de su exclusiva posesión,como
te lo ha prometido, para que guardes todos sus mandamientos;
26:19 a fin de exaltarte sobre todas las naciones que hizo, para
loor y fama y gloria, y para que seas un pueblo santo a Jehová
tu Dios, como él ha dicho.
Capítulo 27
Orden de escribir la ley en piedras sobre el
Monte Ebal
27:1 Ordenó Moisés, con los ancianos de Israel, al
pueblo, diciendo: Guardaréis todos los mandamientos que yo
os prescribo hoy.
27:2 Y el día que pases el Jordán a la tierra que
Jehová tu Dios te da, levantarás piedras grandes,
y las revocarás con cal;
27:3 y escribirás en ellas todas las palabras de esta ley,
cuando hayas pasado para entrar en la tierra que Jehová tu
Dios te da, tierra que fluye leche y miel, como Jehová el
Dios de tus padres te ha dicho.
27:4 Cuando, pues, hayas pasado el Jordán, levantarás
estas piedras que yo os mando hoy, en el monte Ebal, y las revocarás
con cal;
27:5 y edificarás allí un altar a Jehová tu
Dios, altar de piedras; no alzarás sobre ellas instrumento
de hierro.
27:6 De piedras enteras edificarás el altar de Jehová
tu Dios,
y ofrecerás sobre él holocausto a Jehová tu
Dios;
27:7 y sacrificarás ofrendas de paz, y comerás allí,
y te alegrarás delante de Jehová tu Dios.
27:8 Y escribirás muy claramente en las piedras todas las
palabras de esta ley.
27:9 Y Moisés, con los sacerdotes levitas, habló a
todo Israel, diciendo: Guarda silencio y escucha, oh Israel; hoy
has venido a ser pueblo de Jehová tu Dios.
27:10 Oirás, pues, la voz de Jehová tu Dios, y cumplirás
sus mandamientos y sus estatutos, que yo te ordeno hoy.
Las maldiciones en el monte Ebal
27:11 Y mandó Moisés al pueblo en aquel día,
diciendo:
27:12 Cuando hayas pasado el Jordán, éstos estarán
sobre el monte Gerizim
para bendecir al pueblo: Simeón, Leví, Judá,
Isacar, José y Benjamín.
27:13 Y éstos estarán sobre el monte Ebal para pronunciar
la maldición: Rubén, Gad, Aser, Zabulón,
Dan y Neftalí.
27:14 Y hablarán los levitas, y dirán a todo varón
de Israel en alta voz:
27:15 Maldito el hombre que hiciere escultura o imagen de fundición,abominación
a Jehová, obra de mano de artífice, y la pusiere
en oculto. Y todo el pueblo responderá y dirá: Amén.
27:16 Maldito el que deshonrare a su padre o a su madre.
Y dirá todo el pueblo: Amén.
27:17 Maldito el que redujere el límite de su prójimo.
Y dirá todo el pueblo: Amén.
27:18 Maldito el que hiciere errar al ciego en el camino.
Y dirá todo el pueblo: Amén.
27:19 Maldito el que pervirtiere el derecho del extranjero, del
huérfano y de la viuda.Y
dirá todo el pueblo: Amén.
27:20 Maldito el que se acostare con la mujer de su padre, por
cuanto descubrió el regazo de su padre. Y dirá todo
el pueblo: Amén.
27:21 Maldito el que se ayuntare con cualquier bestia. Y dirá
todo el pueblo: Amén.
27:22 Maldito el que se acostare con su hermana,
hija de su padre, o hija de su madre. Y dirá todo el pueblo:
Amén.
27:23 Maldito el que se acostare con su suegra.
Y dirá todo el pueblo: Amén.
27:24 Maldito el que hiriere a su prójimo ocultamente.
Y dirá todo el pueblo: Amén.
27:25 Maldito el que recibiere soborno para quitar la vida al
inocente. Y dirá todo el pueblo: Amén.
27:26 Maldito el que no confirmare las palabras de esta ley para
hacerlas.
Y dirá todo el pueblo: Amén.
Capítulo 28
Bendiciones de la obediencia
(Lv. 26.3-13; Dt.
7.12-24)
28:1 Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová
tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que
yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará
sobre todas las naciones de la tierra.
28:2 Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán,
si oyeres la voz de Jehová tu Dios.
28:3 Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú
en el campo.
28:4 Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto
de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños
de tus ovejas.
28:5 Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.
28:6 Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir.
28:7 Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren
contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos
huirán de delante de ti.
28:8 Jehová te enviará su bendición sobre tus
graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá
en la tierra que Jehová tu Dios te da.
28:9 Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como
te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová
tu Dios, y anduvieres en sus caminos.
28:10 Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre
de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán.
28:11 Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en
el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto
de tu tierra, en el país que Jehová juró a
tus padres que te había de dar.
28:12 Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para
enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda
obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú
no pedirás prestado.
28:13 Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola;
y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si
obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te
ordeno hoy, para que los guardes y cumplas,
28:14 y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando
hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles.
Consecuencias de la desobediencia
(Lv. 26.14-46)
28:15 Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová
tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos
que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas
maldiciones, y te alcanzarán.
28:16 Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en
el campo.
28:17 Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar.
28:18 Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la
cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas.
28:19 Maldito serás en tu entrar, y maldito en tu salir.
28:20 Y Jehová enviará contra ti la maldición,
quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta
que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de
tus obras por las cuales me habrás dejado.
28:21 Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que
te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión
de ella.
28:22 Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación
y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo;
y te perseguirán hasta que perezcas.
28:23 Y los cielos que están sobre tu cabeza serán
de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro.
28:24 Dará Jehová por lluvia a tu tierra polvo y
ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas.
28:25 Jehová te entregará derrotado delante de tus
enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete
caminos huirás delante de ellos; y serás vejado
por todos los reinos de la tierra.
28:26 Y tus cadáveres servirán de comida a toda
ave del cielo y fiera de la tierra, y no habrá quien las
espante.
28:27 Jehová te herirá con la úlcera de Egipto,
con tumores, con sarna, y con comezón de que no puedas
ser curado.
28:28 Jehová te herirá con locura, ceguera y turbación
de espíritu;
28:29 y palparás a mediodía como palpa el ciego
en la oscuridad, y no serás prosperado en tus caminos;
y no serás sino oprimido y robado todos los días,
y no habrá quien te salve.
28:30 Te desposarás con mujer, y otro varón dormirá
con ella; edificarás casa, y no habitarás en ella;
plantarás viña, y no la disfrutarás.
28:31 Tu buey será matado delante de tus ojos, y tú
no comerás de él; tu asno será arrebatado
de delante de ti, y no te será devuelto; tus ovejas serán
dadas a tus enemigos, y no tendrás quien te las rescate.
28:32 Tus hijos y tus hijas serán entregados a otro pueblo,
y tus ojos lo verán, y desfallecerán por ellos todo
el día; y no habrá fuerza en tu mano.
28:33 El fruto de tu tierra y de todo tu trabajo comerá
pueblo que no conociste; y no serás sino oprimido y quebrantado
todos los días.
28:34 Y enloquecerás a causa de lo que verás con
tus ojos.
28:35 Te herirá Jehová con maligna pústula
en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tu pie hasta
tu coronilla, sin que puedas ser curado.
28:36 Jehová te llevará a ti, y al rey que hubieres
puesto sobre ti, a nación que no conociste ni tú
ni tus padres; y allá servirás a dioses ajenos,
al palo y a la piedra.
28:37 Y serás motivo de horror, y servirás de refrán
y de burla a todos los pueblos a los cuales te llevará
Jehová.
28:38 Sacarás mucha semilla al campo, y recogerás
poco, porque la langosta lo consumirá.
28:39 Plantarás viñas y labrarás, pero no
beberás vino, ni recogerás uvas, porque el gusano
se las comerá.
28:40 Tendrás olivos en todo tu territorio, mas no te ungirás
con el aceite, porque tu aceituna se caerá.
28:41 Hijos e hijas engendrarás, y no serán para
ti, porque irán en cautiverio.
28:42 Toda tu arboleda y el fruto de tu tierra serán consumidos
por la langosta.
28:43 El extranjero que estará en medio de ti se elevará
sobre ti muy alto, y tú descenderás muy abajo.
28:44 El te prestará a ti, y tú no le prestarás
a él; él será por cabeza, y tú serás
por cola.
28:45 Y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te
perseguirán, y te alcanzarán hasta que perezcas;
por cuanto no habrás atendido a la voz de Jehová
tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos, que él
te mandó;
28:46 y serán en ti por señal y por maravilla, y
en tu descendencia para siempre.
28:47 Por cuanto no serviste a Jehová tu Dios con alegría
y con gozo de corazón, por la abundancia de todas las cosas,
28:48 servirás, por tanto, a tus enemigos que enviare Jehová
contra ti, con hambre y con sed y con desnudez, y con falta de
todas las cosas; y él pondrá yugo de hierro sobre
tu cuello, hasta destruirte.
28:49 Jehová traerá contra ti una nación
de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila,
nación cuya lengua no entiendas;
28:50 gente fiera de rostro, que no tendrá respeto al anciano,
ni perdonará al niño;
28:51 y comerá el fruto de tu bestia y el fruto de tu tierra,
hasta que perezcas; y no te dejará grano, ni mosto, ni
aceite, ni la cría de tus vacas, ni los rebaños
de tus ovejas, hasta destruirte.
28:52 Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que caigan
tus muros altos y fortificados en que tú confías,
en toda tu tierra; sitiará, pues, todas tus ciudades y
toda la tierra que Jehová tu Dios te hubiere dado.
28:53 Y comerás el fruto de tu vientre, la carne de tus
hijos y de tus hijas que Jehová tu Dios te dio, en el sitio
y en el apuro con que te angustiará tu enemigo.
28:54 El hombre tierno en medio de ti, y el muy delicado, mirará
con malos ojos a su hermano, y a la mujer de su seno, y al resto
de sus hijos que le quedaren;
28:55 para no dar a alguno de ellos de la carne de sus hijos,
que él comiere, por no haberle quedado nada, en el asedio
y en el apuro con que tu enemigo te oprimirá en todas tus
ciudades.
28:56 La tierna y la delicada entre vosotros, que nunca la planta
de su pie intentaría sentar sobre la tierra, de pura delicadeza
y ternura, mirará con malos ojos al marido de su seno,
a su hijo, a su hija,
28:57 al recién nacido que sale de entre sus pies, y a
sus hijos que diere a luz; pues los comerá
ocultamente, por la carencia de todo, en el asedio y en el apuro
con que tu enemigo te oprimirá en tus ciudades.
28:58 Si no cuidares de poner por obra todas las palabras de esta
ley que están escritas en este libro, temiendo este nombre
glorioso y temible: JEHOVÁ TU DIOS,
28:59 entonces Jehová aumentará maravillosamente
tus plagas y las plagas de tu descendencia, plagas grandes y permanentes,
y enfermedades malignas y duraderas;
28:60 y traerá sobre ti todos los males de Egipto, delante
de los cuales temiste, y no te dejarán.
28:61 Asimismo toda enfermedad y toda plaga que no está
escrita en el libro de esta ley, Jehová la enviará
sobre ti, hasta que seas destruido.
28:62 Y quedaréis pocos en número, en lugar de haber
sido como las estrellas del cielo en multitud, por cuanto no obedecisteis
a la voz de Jehová tu Dios.
28:63 Así como Jehová se gozaba en haceros bien
y en multiplicaros, así se gozará Jehová
en arruinaros y en destruiros; y seréis arrancados de sobre
la tierra a la cual entráis para tomar posesión
de ella.
28:64 Y Jehová te esparcirá por todos los pueblos,
desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo; y allí
servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni
tus padres, al leño y a la piedra.
28:65 Y ni aun entre estas naciones descansarás, ni la
planta de tu pie tendrá reposo; pues allí te dará
Jehová corazón temeroso, y desfallecimiento de ojos,
y tristeza de alma;
28:66 y tendrás tu vida como algo que pende delante de
ti, y estarás temeroso de noche y de día, y no tendrás
seguridad de tu vida.
28:67 Por la mañana dirás: ¡Quién diera
que fuese la tarde! y a la tarde dirás: ¡Quién
diera que fuese la mañana! por el miedo de tu corazón
con que estarás amedrentado, y por lo que verán
tus ojos.
28:68 Y Jehová te hará volver a Egipto en naves,
por el camino del cual te ha dicho: Nunca más volverás;
y allí seréis vendidos a vuestros enemigos por esclavos
y por esclavas, y no habrá quien os compre.
Capítulo 29
Pacto de Jehová con Israel en Moab
29:1 Estas son las palabras del pacto que Jehová mandó
a Moisés que celebrase con los hijos de Israel en la tierra
de Moab, además del pacto que concertó con ellos
en Horeb.
29:2 Moisés, pues, llamó a todo Israel, y les dijo:
Vosotros habéis visto todo lo que Jehová ha hecho
delante de vuestros ojos en la tierra de Egipto a Faraón
y a todos sus siervos, y a toda su tierra,
29:3 las grandes pruebas que vieron vuestros ojos, las señales
y las grandes maravillas.
29:4 Pero hasta hoy Jehová no os ha dado corazón
para entender, ni ojos para ver, ni oídos para oír.
29:5 Y yo os he traído cuarenta años en el desierto;
vuestros vestidos no se han envejecido sobre vosotros, ni vuestro
calzado se ha envejecido sobre vuestro pie.
29:6 No habéis comido pan, ni bebisteis vino ni sidra;
para que supierais que yo soy Jehová vuestro Dios.
29:7 Y llegasteis a este lugar, y salieron Sehón rey de
Hesbón
y Og rey de Basán delante
de nosotros para pelear, y los derrotamos;
29:8 y tomamos su tierra, y la dimos por heredad a Rubén
y a Gad y a la media tribu de Manasés.
29:9 Guardaréis, pues, las palabras de este pacto, y las
pondréis por obra, para que prosperéis en todo lo
que hiciereis.
29:10 Vosotros todos estáis hoy en presencia de Jehová
vuestro Dios; los cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos
y vuestros oficiales, todos los varones de Israel;
29:11 vuestros niños, vuestras mujeres, y tus extranjeros
que habitan en medio de tu campamento, desde el que corta tu leña
hasta el que saca tu agua;
29:12 para que entres en el pacto de Jehová tu Dios, y
en su juramento, que Jehová tu Dios concierta hoy contigo,
29:13 para confirmarte hoy como su pueblo, y para que él
te sea a ti por Dios, de la manera que él te ha dicho,
y como lo juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
29:14 Y no solamente con vosotros hago yo este pacto y este juramento,
29:15 sino con los que están aquí presentes hoy
con nosotros delante de Jehová nuestro Dios, y con los
que no están aquí hoy con nosotros.
29:16 Porque vosotros sabéis cómo habitamos en la
tierra de Egipto, y cómo hemos pasado por en medio de las
naciones por las cuales habéis pasado;
29:17 y habéis visto sus abominaciones y sus ídolos
de madera y piedra, de plata y oro, que tienen consigo.
29:18 No sea que haya entre vosotros varón o mujer, o familia
o tribu, cuyo corazón se aparte hoy de Jehová nuestro
Dios, para ir a servir a los dioses de esas naciones; no sea que
haya en medio de vosotros raíz que produzca hiel y ajenjo,
29:19 y suceda que al oír las palabras de esta maldición,
él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré
paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que
con la embriaguez quite la sed.
29:20 No querrá Jehová perdonarlo, sino que entonces
humeará la ira de Jehová y su celo sobre el tal
hombre, y se asentará sobre él toda maldición
escrita en este libro, y Jehová borrará su nombre
de debajo del cielo;
29:21 y lo apartará Jehová de todas las tribus de
Israel para mal, conforme a todas las maldiciones del pacto escrito
en este libro de la ley.
29:22 Y dirán las generaciones venideras, vuestros hijos
que se levanten después de vosotros, y el extranjero que
vendrá de lejanas tierras, cuando vieren las plagas de
aquella tierra, y sus enfermedades de que Jehová la habrá
hecho enfermar
29:23 (azufre y sal, abrasada toda su tierra; no será sembrada,
ni producirá, ni crecerá en ella hierba alguna,
como sucedió en la destrucción de Sodoma y de Gomorra,
de Adma y de Zeboim, las cuales Jehová destruyó
en su furor y en su ira);
29:24 más aún, todas las naciones dirán:
¿Por qué hizo esto Jehová a esta tierra?
¿Qué significa el ardor de esta gran ira?
29:25 Y responderán: Por cuanto dejaron el pacto de Jehová
el Dios de sus padres, que él concertó con ellos
cuando los sacó de la tierra de Egipto,
29:26 y fueron y sirvieron a dioses ajenos, y se inclinaron a
ellos, dioses que no conocían, y que ninguna cosa les habían
dado.
29:27 Por tanto, se encendió la ira de Jehová contra
esta tierra, para traer sobre ella todas las maldiciones escritas
en este libro;
29:28 y Jehová los desarraigó de su tierra con ira,
con furor y con grande indignación, y los arrojó
a otra tierra, como hoy se ve.
29:29 Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios;
mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para
siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.
Capítulo 30
Condiciones para la restauración y
la bendición
30:1 Sucederá que cuando hubieren venido sobre ti todas
estas cosas, la bendición y la maldición que he
puesto delante de ti, y te arrepintieres en medio de todas las
naciones adonde te hubiere arrojado Jehová tu Dios,
30:2 y te convirtieres a Jehová tu Dios, y obedecieres
a su voz conforme a todo lo que yo te mando hoy, tú y tus
hijos, con todo tu corazón y con toda tu alma,
30:3 entonces Jehová hará volver a tus cautivos,
y tendrá misericordia de ti, y volverá a recogerte
de entre todos los pueblos adonde te hubiere esparcido Jehová
tu Dios.
30:4 Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más
lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá
Jehová tu Dios, y de allá te tomará;
30:5 y te hará volver Jehová tu Dios a la tierra
que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará
bien, y te multiplicará más que a tus padres.
30:6 Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón,
y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová
tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de
que vivas.
30:7 Y pondrá Jehová tu Dios todas estas maldiciones
sobre tus enemigos, y sobre tus aborrecedores que te persiguieron.
30:8 Y tú volverás, y oirás la voz de Jehová,
y pondrás por obra todos sus mandamientos que yo te ordeno
hoy.
30:9 Y te hará Jehová tu Dios abundar en toda obra
de tus manos, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia,
y en el fruto de tu tierra, para bien; porque Jehová volverá
a gozarse sobre ti para bien, de la manera que se gozó
sobre tus padres,
30:10 cuando obedecieres a la voz de Jehová tu Dios, para
guardar sus mandamientos y sus estatutos escritos en este libro
de la ley; cuando te convirtieres a Jehová tu Dios con
todo tu corazón y con toda tu alma.
30:11 Porque este mandamiento que yo te ordeno hoy no es demasiado
difícil para ti, ni está lejos.
30:12 No está en el cielo, para que digas: ¿Quién
subirá por nosotros al cielo, y nos lo traerá y
nos lo hará oír para que lo cumplamos?
30:13 Ni está al otro lado del mar, para que digas: ¿Quién
pasará por nosotros el mar, para que nos lo traiga y nos
lo haga oír, a fin de que lo cumplamos?
30:14 Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca
y en tu corazón, para que la cumplas.
30:15 Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien,
la muerte y el mal;
30:16 porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios,
que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos
y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová
tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión
de ella.
30:17 Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares
extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres,
30:18 yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis
vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán,
para entrar en posesión de ella.
30:19 A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra
vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición
y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú
y tu descendencia;
30:20 amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole
a él; porque él es vida para ti, y prolongación
de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró
Jehová a tus padres, Abraham,
Isaac
y Jacob,
que les había de dar.
Capítulo 31
Josué es instalado como sucesor de
Moisés
31:1 Fue Moisés y habló estas palabras a todo Israel,
31:2 y les dijo: Este día soy de edad de ciento veinte años;
no puedo más salir ni entrar; además de esto Jehová
me ha dicho: No pasarás este Jordán.
31:3 Jehová tu Dios, él pasa delante de ti; él
destruirá a estas naciones delante de ti, y las heredarás;
Josué será el que pasará delante de ti, como
Jehová ha dicho.
31:4 Y hará Jehová con ellos como hizo con Sehón
y con Og, reyes de los amorreos, y con su tierra, a quienes destruyó.
31:5 Y los entregará Jehová delante de vosotros, y
haréis con ellos conforme a todo lo que os he mandado.
31:6 Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis
miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo;
no te dejará, ni te desamparará.
31:7 Y llamó Moisés a Josué, y le dijo en presencia
de todo Israel: Esfuérzate y anímate; porque tú
entrarás con este pueblo a la tierra que juró Jehová
a sus padres que les daría, y tú se la harás
heredar.
31:8 Y Jehová va delante de ti; él estará contigo,
no te dejará, ni te desamparará;
no temas ni te intimides.
31:9 Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes
hijos de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová,
y a todos los ancianos de Israel.
31:10 Y les mandó Moisés, diciendo: Al fin de cada
siete años,
en el año de la remisión, en la fiesta de los tabernáculos,
31:11 cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Jehová
tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta
ley delante de todo Israel a oídos de ellos.
31:12 Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños,
y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan
y aprendan, y teman a Jehová vuestro Dios, y cuiden de cumplir
todas las palabras de esta ley;
31:13 y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a
temer a Jehová vuestro Dios todos los días que viviereis
sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar
posesión de ella.
31:14 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí se ha
acercado el día de tu muerte; llama a Josué, y esperad
en el tabernáculo de reunión para que yo le dé
el cargo. Fueron, pues, Moisés y Josué, y esperaron
en el tabernáculo de reunión.
31:15 Y se apareció Jehová en el tabernáculo,
en la columna de nube; y la columna de nube se puso sobre la puerta
del tabernáculo.
31:16 Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, tú
vas a dormir con tus padres, y este pueblo se levantará y
fornicará tras los dioses ajenos de la tierra adonde va para
estar en medio de ella; y me dejará, e invalidará
mi pacto que he concertado con él;
31:17 y se encenderá mi furor contra él en aquel día;
y los abandonaré, y esconderé de ellos mi rostro,
y serán consumidos; y vendrán sobre ellos muchos males
y angustias, y dirán en aquel día: ¿No me han
venido estos males porque no está mi Dios en medio de mí?
31:18 Pero ciertamente yo esconderé mi rostro en aquel día,
por todo el mal que ellos habrán hecho, por haberse vuelto
a dioses ajenos.
31:19 Ahora pues, escribíos este cántico, y enséñalo
a los hijos de Israel; ponlo en boca de ellos, para que este cántico
me sea por testigo contra los hijos de Israel.
31:20 Porque yo les introduciré en la tierra que juré
a sus padres, la cual fluye leche y miel; y comerán y se
saciarán, y engordarán; y se volverán a dioses
ajenos y les servirán, y me enojarán, e invalidarán
mi pacto.
31:21 Y cuando les vinieren muchos males y angustias, entonces este
cántico responderá en su cara como testigo, pues será
recordado por la boca de sus descendientes; porque yo conozco lo
que se proponen de antemano, antes que los introduzca en la tierra
que juré darles.
31:22 Y Moisés escribió este cántico aquel
día, y lo enseñó a los hijos de Israel.
31:23 Y dio orden a Josué
hijo de Nun, y dijo: Esfuérzate y anímate,
pues tú introducirás a los hijos de Israel en la tierra
que les juré, y yo estaré contigo.
Orden de guardar la ley junto al arca
31:24 Y cuando acabó Moisés de escribir las palabras
de esta ley en un libro hasta concluirse,
31:25 dio órdenes Moisés a los levitas que llevaban
el arca del pacto de Jehová, diciendo:
31:26 Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del
pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí
por testigo contra ti.
31:27 Porque yo conozco tu rebelión, y tu dura cerviz;
he aquí que aun viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes
a Jehová; ¿cuánto más después
que yo haya muerto?
31:28 Congregad a mí todos los ancianos de vuestras tribus,
y a vuestros oficiales, y hablaré en sus oídos estas
palabras, y llamaré por testigos contra ellos a los cielos
y a la tierra.
31:29 Porque yo sé que después de mi muerte, ciertamente
os corromperéis y os apartaréis del camino que os
he mandado; y que os ha de venir mal en los postreros días,
por haber hecho mal ante los ojos de Jehová, enojándole
con la obra de vuestras manos.
Cántico de Moisés
31:30 Entonces habló Moisés a oídos de toda
la congregación de Israel las palabras de este cántico
hasta acabarlo.
Capítulo 32
32:1 Escuchad, cielos, y hablaré;
Y oiga la tierra los dichos de mi boca.
32:2 Goteará como la lluvia mi enseñanza;
Destilará como el rocío mi razonamiento;
Como la llovizna sobre la grama,
Y como las gotas sobre la hierba;
32:3 Porque el nombre de Jehová proclamaré.
Engrandeced a nuestro Dios.
32:4 El es la Roca, cuya obra es perfecta,
Porque todos sus caminos son rectitud;
Dios de verdad, y sin ninguna iniquidad en él;
Es justo y recto.
32:5 La corrupción no es suya; de sus
hijos es la mancha,
Generación torcida y perversa.
32:6 ¿Así pagáis
a Jehová,
Pueblo loco e ignorante?
¿No es él tu padre que te creó?
El te hizo y te estableció.
32:7 Acuérdate de los tiempos antiguos,
Considera los años de muchas generaciones;
Pregunta a tu padre, y él te declarará;
A tus ancianos, y ellos te dirán.
32:8 Cuando el Altísimo hizo heredar a las
naciones,
Cuando hizo dividir a los hijos de los hombres,
Estableció los límites de los pueblos
Según el número de los hijos de Israel.
32:9 Porque la porción de Jehová es
su pueblo;
Jacob la heredad que le tocó.
32:10 Le halló en tierra de desierto,
Y en yermo de horrible soledad;
Lo trajo alrededor, lo instruyó,
Lo guardó como a la niña de su ojo.
32:11 Como el águila que excita su nidada,
Revolotea sobre sus pollos,
Extiende sus alas, los toma,
Los lleva sobre sus plumas,
32:12 Jehová solo le guió,
Y con él no hubo dios extraño.
32:13 Lo hizo subir sobre las alturas de la tierra,
Y comió los frutos del campo,
E hizo que chupase miel de la peña,
Y aceite del duro pedernal;
32:14 Mantequilla de vacas y leche de ovejas,
Con grosura de corderos,
Y carneros de Basán; también machos cabríos,
Con lo mejor del trigo;
Y de la sangre de la uva bebiste vino.
32:15 Pero engordó Jesurún, y tiró coces
(Engordaste, te cubriste de grasa);
Entonces abandonó al Dios que lo hizo,
Y menospreció la Roca de su salvación.
32:16 Le despertaron a celos con los dioses ajenos;
Lo provocaron a ira con abominaciones.
32:17 Sacrificaron a los demonios, y no a Dios;
A dioses que no habían conocido,
A nuevos dioses venidos de cerca,
Que no habían temido vuestros padres.
32:18 De la Roca que te creó te olvidaste;
Te has olvidado de Dios tu creador.
32:19 Y lo vio Jehová, y se encendió en ira
Por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas.
32:20 Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro,
Veré cuál será su fin;
Porque son una generación perversa,
Hijos infieles.
32:21 Ellos me movieron a celos
con lo que no es Dios;
Me provocaron a ira con sus ídolos;
Yo también los moveré a celos con un pueblo que
no es pueblo,
Los provocaré a ira con una nación insensata.
32:22 Porque fuego se ha encendido en mi ira,
Y arderá hasta las profundidades del Seol;
Devorará la tierra y sus frutos,
Y abrasará los fundamentos de los montes.
32:23 Yo amontonaré males sobre ellos;
Emplearé en ellos mis saetas.
32:24 Consumidos serán de hambre, y devorados de fiebre
ardiente
Y de peste amarga;
Diente de fieras enviaré también sobre ellos,
Con veneno de serpientes de la tierra.
32:25 Por fuera desolará la espada,
Y dentro de las cámaras el espanto;
Así al joven como a la doncella,
Al niño de pecho como al hombre cano.
32:26 Yo había dicho que los esparciría lejos,
Que haría cesar de entre los hombres la memoria de ellos,
32:27 De no haber temido la provocación del enemigo,
No sea que se envanezcan sus adversarios,
No sea que digan: Nuestra mano poderosa
Ha hecho todo esto, y no Jehová.
32:28 Porque son nación privada de consejos,
Y no hay en ellos entendimiento.
32:29 ¡Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto,
Y se dieran cuenta del fin que les espera!
32:30 ¿Cómo podría perseguir uno a mil,
Y dos hacer huir a diez mil,
Si su Roca no los hubiese vendido,
Y Jehová no los hubiera entregado?
32:31 Porque la roca de ellos no es como nuestra Roca,
Y aun nuestros enemigos son de ello jueces.
32:32 Porque de la vid de Sodoma es la vid de ellos,
Y de los campos de Gomorra;
Las uvas de ellos son uvas ponzoñosas,
Racimos muy amargos tienen.
32:33 Veneno de serpientes es su vino,
Y ponzoña cruel de áspides.
32:34 ¿No tengo yo esto guardado conmigo,
Sellado en mis tesoros?
32:35 Mía es la venganza y
la retribución;
A su tiempo su pie resbalará,
Porque el día de su aflicción está cercano,
Y lo que les está preparado se apresura.
32:36 Porque Jehová juzgará a su pueblo,
Y por amor de sus siervos se arrepentirá,
Cuando viere que la fuerza pereció,
Y que no queda ni siervo ni libre.
32:37 Y dirá: ¿Dónde están sus dioses,
La roca en que se refugiaban;
32:38 Que comían la grosura de sus sacrificios,
Y bebían el vino de sus libaciones?
Levántense, que os ayuden
Y os defiendan.
32:39 Ved ahora que yo, yo soy,
Y no hay dioses conmigo;
Yo hago morir, y yo hago vivir;
Yo hiero, y yo sano;
Y no hay quien pueda librar de mi mano.
32:40 Porque yo alzaré a los cielos mi mano,
Y diré: Vivo yo para siempre,
32:41 Si afilare mi reluciente espada,
Y echare mano del juicio,
Yo tomaré venganza de mis enemigos,
Y daré la retribución a los que me aborrecen.
32:42 Embriagaré de sangre mis saetas,
Y mi espada devorará carne;
En la sangre de los muertos y de los cautivos,
En las cabezas de larga cabellera del enemigo.
32:43 Alabad, naciones, a su pueblo,
Porque él vengará la sangre de sus siervos,
Y tomará venganza de sus enemigos,
Y hará expiación por la tierra de su pueblo.
32:44 Vino Moisés y recitó todas las palabras de este
cántico a oídos del pueblo, él y Josué
hijo de Nun.
32:45 Y acabó Moisés de recitar todas estas palabras
a todo Israel;
32:46 y les dijo: Aplicad vuestro corazón a todas las palabras
que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros
hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta
ley.
32:47 Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de
esta ley haréis prolongar vuestros días sobre la tierra
adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión
de ella.
Se le permite a Moisés contemplar la tierra de Canaán
32:48 Y habló Jehová a Moisés aquel mismo
día, diciendo:
32:49 Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, situado en la
tierra de Moab que está frente a Jericó, y mira
la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos
de Israel;
32:50 y muere en el monte al cual subes, y sé unido a tu
pueblo, así como murió Aarón tu hermano en
el monte Hor, y fue unido a su pueblo;
32:51 por cuanto pecasteis contra mí en medio de los hijos
de Israel en las aguas de Meriba de Cades, en el desierto de Zin;
porque no me santificasteis en medio de los hijos de Israel.
32:52 Verás, por tanto, delante de ti la tierra; mas no
entrarás allá, a la tierra que doy a los hijos de
Israel.
Capítulo 33
Moisés bendice a las doce tribus de
Israel
33:1 Esta es la bendición con la cual bendijo Moisés
varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese.
33:2 Dijo:
Jehová vino de Sinaí,
Y de Seir les esclareció;
Resplandeció desde el monte de Parán,
Y vino de entre diez millares de santos,
Con la ley de fuego a su mano derecha.
33:3 Aun amó a su pueblo;
Todos los consagrados a él estaban en su mano;
Por tanto, ellos siguieron en tus pasos,
Recibiendo dirección de ti,
33:4 Cuando Moisés nos ordenó una ley,
Como heredad a la congregación de Jacob.
33:5 Y fue rey en Jesurún,
Cuando se congregaron los jefes del pueblo
Con las tribus de Israel.
33:6 Viva Rubén, y no muera;
Y no sean pocos sus varones.
33:7 Y esta bendición profirió para Judá.
Dijo así:
Oye, oh Jehová, la voz de Judá,
Y llévalo a su pueblo;
Sus manos le basten,
Y tú seas su ayuda contra sus enemigos.
33:8 A Leví dijo:
Tu Tumim y tu Urim
sean para tu varón piadoso,
A quien probaste en Masah,
Con quien contendiste en las aguas de Meriba,
33:9 Quien dijo de su padre y de su madre: Nunca los he visto;
Y no reconoció a sus hermanos,
Ni a sus hijos conoció;
Pues ellos guardaron tus palabras,
Y cumplieron tu pacto.
33:10 Ellos enseñarán tus juicios a Jacob,
Y tu ley a Israel;
Pondrán el incienso delante de ti,
Y el holocausto sobre tu altar.
33:11 Bendice, oh Jehová, lo que hicieren,
Y recibe con agrado la obra de sus manos;
Hiere los lomos de sus enemigos,
Y de los que lo aborrecieren, para que nunca se levanten.
33:12 A Benjamín dijo:
El amado de Jehová habitará confiado cerca de
él;
Lo cubrirá siempre,
Y entre sus hombros morará.
33:13 A José dijo:
Bendita de Jehová sea tu tierra,
Con lo mejor de los cielos, con el rocío,
Y con el abismo que está abajo.
33:14 Con los más escogidos frutos del sol,
Con el rico producto de la luna,
33:15 Con el fruto más fino de los montes antiguos,
Con la abundancia de los collados eternos,
33:16 Y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud;
Y la gracia del que habitó en la zarza
Venga sobre la cabeza de José,
Y sobre la frente de aquel que es príncipe entre sus
hermanos.
33:17 Como el primogénito de su toro es su gloria,
Y sus astas como astas de búfalo;
Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines
de la tierra;
Ellos son los diez millares de Efraín,
Y ellos son los millares de Manasés.
33:18 A Zabulón dijo:
Alégrate, Zabulón, cuando salieres;
Y tú, Isacar, en tus tiendas.
33:19 Llamarán a los pueblos a su monte;
Allí sacrificarán sacrificios de justicia,
Por lo cual chuparán la abundancia de los mares,
Y los tesoros escondidos de la arena.
33:20 A Gad dijo:
Bendito el que hizo ensanchar a Gad;
Como león reposa,
Y arrebata brazo y testa.
33:21 Escoge lo mejor de la tierra para sí,
Porque allí le fue reservada la porción del legislador.
Y vino en la delantera del pueblo;
Con Israel ejecutó los mandatos y los justos decretos
de Jehová.
33:22 A Dan dijo:
Dan es cachorro de león
Que salta desde Basán.
33:23 A Neftalí dijo:
Neftalí, saciado de favores,
Y lleno de la bendición de Jehová,
Posee el occidente y el sur.
33:24 A Aser dijo:
Bendito sobre los hijos sea Aser;
Sea el amado de sus hermanos,
Y moje en aceite su pie.
33:25 Hierro y bronce serán tus cerrojos,
Y como tus días serán tus fuerzas.
33:26 No hay como el Dios de Jesurún,
Quien cabalga sobre los cielos para tu ayuda,
Y sobre las nubes con su grandeza.
33:27 El eterno Dios es tu refugio,
Y acá abajo los brazos eternos;
El echó de delante de ti al enemigo,
Y dijo: Destruye.
33:28 E Israel habitará confiado, la fuente de Jacob
habitará sola
En tierra de grano y de vino;
También sus cielos destilarán rocío.
33:29 Bienaventurado tú, oh Israel.
¿Quién como tú,
Pueblo salvo por Jehová,
Escudo de tu socorro,
Y espada de tu triunfo?
Así que tus enemigos serán humillados,
Y tú hollarás sobre sus alturas.
Capítulo 34
Muerte y sepultura de Moisés
34:1 Subió Moisés de los campos de Moab al monte Nebo,
a la cumbre del Pisga, que está enfrente de Jericó;
y le mostró Jehová toda la tierra de Galaad hasta
Dan,
34:2 todo Neftalí, y la tierra de Efraín y de Manasés,
toda la tierra de Judá hasta el mar occidental;
34:3 el Neguev, y la llanura, la vega de Jericó, ciudad de
las palmeras, hasta Zoar.
34:4 Y le dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré
a Abraham,
a Isaac
y a Jacob,
diciendo: A tu descendencia la daré. Te he permitido verla
con tus ojos, mas no pasarás allá.
34:5 Y murió allí Moisés siervo de Jehová,
en la tierra de Moab, conforme al dicho de Jehová.
34:6 Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente
de Bet-peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy.
34:7 Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando
murió; sus ojos nunca se oscurecieron, ni perdió su
vigor.
34:8 Y lloraron los hijos de Israel a Moisés en los campos
de Moab treinta días; y así se cumplieron los días
del lloro y del luto de Moisés.
34:9 Y Josué hijo de Nun fue lleno del espíritu de
sabiduría, porque Moisés había puesto sus manos
sobre él; y los hijos de Israel le obedecieron, e hicieron
como Jehová mandó a Moisés.
34:10 Y nunca más se levantó profeta en Israel como
Moisés, a quien haya conocido Jehová cara a cara;
34:11 nadie como él en todas las señales y prodigios
que Jehová le envió a hacer en tierra de Egipto, a
Faraón y a todos sus siervos y a toda su tierra,
34:12 y en el gran poder y en los hechos grandiosos y terribles
que Moisés hizo a la vista de todo Israel.
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