Jeremías
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Pues
bien, Jeremías no sólo pronunció los discursos que se hallan en
este libro sino que además vivió personalmente los acontecimientos
como testigo de Dios. Cooperó con Dios -la palabra no nos debe
asustar - en sus decisiones supremas que dirigen la historia.
Dios obra en la historia mediante las obras, las palabras, los
escritos y las oraciones de muchísima gente.
Pero también impulsa fuerzas más profundas que sacuden la inercia
de los corazones y hacen más fuerte entre los hombres el afán
de justicia. En estos campos que Dios se ha reservado, solamente
le cooperan esos pocos a los que «conoció y consagró antes de
que nacieran».
- Profecías contra Judá y Jerusalén, cap. 1-25.
- Profecías contra las naciones; anunciadas al final del capítulo
25, forman los capítulos 46-51.
- Anuncios de felicidad, cap. 29-35.
- Los sufrimientos de Jeremías, cap. 36-45.
Capítulo 1
Llamamiento y misión de Jeremías 1:1
Las palabras de Jeremías hijo de Hilcías, de los sacerdotes
que estuvieron en Anatot, en tierra de Benjamín.
1:2 Palabra de Jehová que le vino en los días de Josías
hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero
de su reinado.
1:3 Le vino también en días de Joacim
hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año
undécimo de Sedequías
hijo de Josías, rey de Judá, hasta la cautividad de
Jerusalén en el mes quinto.
1:4 Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo:
1:5 Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes
que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.
1:6 Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová!
He aquí, no sé hablar, porque soy niño.
1:7 Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque
a todo lo que te envíe irás tú, y dirás
todo lo que te mande.
1:8 No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte,
dice Jehová.
1:9 Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca,
y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en
tu boca.
1:10 Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre
reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar,
para edificar y para plantar.
1:11 La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué
ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro.
1:12 Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro
mi palabra para ponerla por obra.
1:13 Vino a mí la palabra de Jehová por segunda vez,
diciendo: ¿Qué ves tú? Y dije: Veo una olla
que hierve; y su faz está hacia el norte.
1:14 Me dijo Jehová: Del norte se soltará el mal sobre
todos los moradores de esta tierra.
1:15 Porque he aquí que yo convoco a todas las familias de
los reinos del norte, dice Jehová; y vendrán, y pondrá
cada uno su campamento a la entrada de las puertas de Jerusalén,
y junto a todos sus muros en derredor, y contra todas las ciudades
de Judá.
1:16 Y a causa de toda su maldad, proferiré mis juicios contra
los que me dejaron, e incensaron a dioses extraños, y la
obra de sus manos adoraron.
1:17 Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y
háblales todo cuanto te mande; no temas delante de ellos,
para que no te haga yo quebrantar delante de ellos.
1:18 Porque he aquí que yo te he puesto en este día
como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de
bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá,
sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra.
1:19 Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque
yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte.
Capítulo 2
Jehová y la apostasía de Israel
2:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
2:2 Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo:
Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad
de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos
de mí en el desierto, en tierra no sembrada.
2:3 Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos.
Todos los que le devoraban eran culpables; mal venía sobre
ellos, dice Jehová.
2:4 Oíd la palabra de Jehová, casa de Jacob, y todas
las familias de la casa de Israel.
2:5 Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron
en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se
fueron tras la vanidad y se hicieron vanos?
2:6 Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová,
que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el
desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca
y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó
varón, ni allí habitó hombre?
2:7 Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su
fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis
abominable mi heredad.
2:8 Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está
Jehová? y los que tenían la ley no me conocieron;
y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron
en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha.
2:9 Por tanto, contenderé aún con vosotros, dijo Jehová,
y con los hijos de vuestros hijos pleitearé.
2:10 Porque pasad a las costas de Quitim y mirad; y enviad a Cedar,
y considerad cuidadosamente, y ved si se ha hecho cosa semejante
a esta.
2:11 ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses,
aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su
gloria por lo que no aprovecha.
2:12 Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran
manera, dijo Jehová.
2:13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí,
fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas
rotas que no retienen agua.
2:14 ¿Es Israel siervo? ¿es esclavo? ¿Por qué
ha venido a ser presa?
2:15 Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron
su voz, y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades,
sin morador.
2:16 Aun los hijos de Menfis y de Tafnes te quebrantaron la coronilla.
2:17 ¿No te acarreó esto el haber dejado a Jehová
tu Dios, cuando te conducía por el camino?
2:18 Ahora, pues, ¿qué tienes tú en el camino
de Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes
tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del Eufrates?
2:19 Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán;
sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú
a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor,
Jehová de los ejércitos.
2:20 Porque desde muy atrás rompiste tu yugo y tus ataduras,
y dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto
y debajo de todo árbol frondoso te echabas como ramera.
2:21 Te planté de vid escogida, simiente verdadera toda ella;
¿cómo, pues, te me has vuelto sarmiento de vid extraña?
2:22 Aunque te laves con lejía, y amontones jabón
sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante
de mí, dijo Jehová el Señor.
2:23 ¿Cómo puedes decir: No soy inmunda, nunca anduve
tras los baales? Mira tu proceder en el valle, conoce lo que has
hecho, dromedaria ligera que tuerce su camino,
2:24 asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardor
olfatea el viento. De su lujuria, ¿quién la detendrá?
Todos los que la buscaren no se fatigarán, porque en el tiempo
de su celo la hallarán.
2:25 Guarda tus pies de andar descalzos, y tu garganta de la sed.
Mas dijiste: No hay remedio en ninguna manera, porque a extraños
he amado, y tras ellos he de ir.
2:26 Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto,
así se avergonzará la casa de Israel, ellos, sus reyes,
sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas,
2:27 que dicen a un leño: Mi padre eres tú; y a una
piedra: Tú me has engendrado. Porque me volvieron la cerviz,
y no el rostro; y en el tiempo de su calamidad dicen: Levántate,
y líbranos.
2:28 ¿Y dónde están tus dioses que hiciste
para ti? Levántense ellos, a ver si te podrán librar
en el tiempo de tu aflicción; porque según el número
de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses.
2:29 ¿Por qué porfías conmigo? Todos vosotros
prevaricasteis contra mí, dice Jehová.
2:30 En vano he azotado a vuestros hijos; no han recibido corrección.
Vuestra espada devoró a vuestros profetas como león
destrozador.
2:31 ¡Oh generación! atended vosotros a la palabra
de Jehová. ¿He sido yo un desierto para Israel, o
tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo:
Somos libres; nunca más vendremos a ti?
2:32 ¿Se olvida la virgen de su atavío, o la desposada
de sus galas? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables
días.
2:33 ¿Por qué adornas tu camino para hallar amor?
Aun a las malvadas enseñaste tus caminos.
2:34 Aun en tus faldas se halló la sangre de los pobres,
de los inocentes. No los hallaste en ningún delito; sin embargo,
en todas estas cosas dices:
2:35 Soy inocente, de cierto su ira se apartó de mí.
He aquí yo entraré en juicio contigo, porque dijiste:
No he pecado.
2:36 ¿Para qué discurres tanto, cambiando tus caminos?
También serás avergonzada de Egipto, como fuiste avergonzada
de Asiria.
2:37 También de allí saldrás con tus manos
sobre tu cabeza, porque Jehová desechó a aquellos
en quienes tú confiabas, y no prosperarás por ellos.
Capítulo 3
3:1 Dicen: Si alguno dejare a su mujer, y yéndose ésta
de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a
ella más? ¿No será tal tierra del todo amancillada?
Tú, pues, has fornicado con muchos amigos; mas ¡vuélvete
a mí! dice Jehová.
3:2 Alza tus ojos a las alturas, y ve en qué lugar no te
hayas prostituido. Junto a los caminos te sentabas para ellos como
árabe en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu maldad
has contaminado la tierra.
3:3 Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó
la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera, y no quisiste
tener vergüenza.
3:4 A lo menos desde ahora, ¿no me llamarás a mí,
Padre mío, guiador de mi juventud?
3:5 ¿Guardará su enojo para siempre? ¿Eternamente
lo guardará? He aquí que has hablado y hecho cuantas
maldades pudiste.
Jehová exhorta a Israel y a Judá al arrepentimiento
3:6 Me dijo Jehová en días del rey Josías:
¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va
sobre todo monte alto y debajo de todo árbol frondoso,
y allí fornica.
3:7 Y dije: Después de hacer todo esto, se volverá
a mí; pero no se volvió, y lo vio su hermana la
rebelde Judá.
3:8 Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la
había despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor
la rebelde Judá su hermana, sino que también fue
ella y fornicó.
3:9 Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación,
la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y con
el leño.
3:10 Con todo esto, su hermana la rebelde Judá no se volvió
a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice Jehová.
3:11 Y me dijo Jehová: Ha resultado justa la rebelde Israel
en comparación con la desleal Judá.
3:12 Ve y clama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete,
oh rebelde Israel, dice Jehová; no haré caer mi
ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice Jehová,
no guardaré para siempre el enojo.
3:13 Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu
Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo
de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice
Jehová.
3:14 Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque
yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad,
y dos de cada familia, y os introduciré en Sion;
3:15 y os daré pastores según mi corazón,
que os apacienten con ciencia y con inteligencia.
3:16 Y acontecerá que cuando os multipliquéis y
crezcáis en la tierra, en esos días, dice Jehová,
no se dirá más: Arca del pacto de Jehová;
ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella,
ni la echarán de menos, ni se hará otra.
3:17 En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono
de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en
el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán
más tras la dureza de su malvado corazón.
3:18 En aquellos tiempos irán de la casa de Judá
a la casa de Israel, y vendrán juntamente de la tierra
del norte a la tierra que hice heredar a vuestros padres.
3:19 Yo preguntaba: ¿Cómo os pondré por hijos,
y os daré la tierra deseable, la rica heredad de las naciones?
Y dije: Me llamaréis: Padre mío, y no os apartaréis
de en pos de mí.
3:20 Pero como la esposa infiel abandona a su compañero,
así prevaricasteis contra mí, oh casa de Israel,
dice Jehová.
3:21 Voz fue oída sobre las alturas, llanto de los ruegos
de los hijos de Israel; porque han torcido su camino, de Jehová
su Dios se han olvidado.
3:22 Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestras
rebeliones. He aquí nosotros venimos a ti, porque tú
eres Jehová nuestro Dios.
3:23 Ciertamente vanidad son los collados, y el bullicio sobre
los montes; ciertamente en Jehová nuestro Dios está
la salvación de Israel.
3:24 Confusión consumió el trabajo de nuestros padres
desde nuestra juventud; sus ovejas, sus vacas, sus hijos y sus
hijas.
3:25 Yacemos en nuestra confusión, y nuestra afrenta nos
cubre; porque pecamos contra Jehová nuestro Dios, nosotros
y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día,
y no hemos escuchado la voz de Jehová nuestro Dios.
Capítulo 4
4:1 Si te volvieres, oh Israel, dice Jehová, vuélvete
a mí. Y si quitares de delante de mí tus abominaciones,
y no anduvieres de acá para allá,
4:2 y jurares: Vive Jehová, en verdad, en juicio y en justicia,
entonces las naciones serán benditas en él, y en él
se gloriarán.
4:3 Porque así dice Jehová a todo varón de
Judá y de Jerusalén: Arad campo para vosotros,
y no sembréis entre espinos.
4:4 Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro
corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén;
no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien
la apague, por la maldad de vuestras obras.
Judá es amenazada de invasión
4:5 Anunciad en Judá, y proclamad en Jerusalén,
y decid: Tocad trompeta en la tierra; pregonad, juntaos, y decid:
Reuníos, y entrémonos en las ciudades fortificadas.
4:6 Alzad bandera en Sion, huid, no os detengáis; porque
yo hago venir mal del norte, y quebrantamiento grande.
4:7 El león sube de la espesura, y el destruidor de naciones
está en marcha, y ha salido de su lugar para poner tu tierra
en desolación; tus ciudades quedarán asoladas y
sin morador.
4:8 Por esto vestíos de cilicio, endechad y aullad; porque
la ira de Jehová no se ha apartado de nosotros.
4:9 En aquel día, dice Jehová, desfallecerá
el corazón del rey y el corazón de los príncipes,
y los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán
los profetas.
4:10 Y dije: ¡Ay, ay, Jehová Dios! Verdaderamente
en gran manera has engañado a este pueblo y a Jerusalén,
diciendo: Paz tendréis; pues la espada ha venido hasta
el alma.
4:11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén:
Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo,
no para aventar, ni para limpiar.
4:12 Viento más vehemente que este vendrá a mí;
y ahora yo pronunciaré juicios contra ellos.
4:13 He aquí que subirá como nube, y su carro como
torbellino; más ligeros son sus caballos que las águilas.
¡Ay de nosotros, porque entregados somos a despojo!
4:14 Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para
que seas salva. ¿Hasta cuándo permitirás
en medio de ti los pensamientos de iniquidad?
4:15 Porque una voz trae las nuevas desde Dan, y hace oír
la calamidad desde el monte de Efraín.
4:16 Decid a las naciones: He aquí, haced oír sobre
Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana, y lanzarán
su voz contra las ciudades de Judá.
4:17 Como guardas de campo estuvieron en derredor de ella, porque
se rebeló contra mí, dice Jehová.
4:18 Tu camino y tus obras te hicieron esto; esta es tu maldad,
por lo cual amargura penetrará hasta tu corazón.
4:19 ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen
las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro
de mí; no callaré; porque sonido de trompeta has
oído, oh alma mía, pregón de guerra.
4:20 Quebrantamiento sobre quebrantamiento es anunciado; porque
toda la tierra es destruida; de repente son destruidas mis tiendas,
en un momento mis cortinas.
4:21 ¿Hasta cuándo he de ver bandera, he de oír
sonido de trompeta?
4:22 Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes
y no son entendidos; sabios para hacer el mal, pero hacer el bien
no supieron.
4:23 Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada
y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz.
4:24 Miré a los montes, y he aquí que temblaban,
y todos los collados fueron destruidos.
4:25 Miré, y no había hombre, y todas las aves del
cielo se habían ido.
4:26 Miré, y he aquí el campo fértil era
un desierto, y todas sus ciudades eran asoladas delante de Jehová,
delante del ardor de su ira.
4:27 Porque así dijo Jehová: Toda la tierra será
asolada; pero no la destruiré del todo.
4:28 Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba
se oscurecerán, porque hablé, lo pensé, y
no me arrepentí, ni desistiré de ello.
4:29 Al estruendo de la gente de a caballo y de los flecheros
huyó toda la ciudad; entraron en las espesuras de los bosques,
y subieron a los peñascos; todas las ciudades fueron abandonadas,
y no quedó en ellas morador alguno.
4:30 Y tú, destruida, ¿qué harás?
Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos
de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas;
te menospreciarán tus amantes, buscarán tu vida.
4:31 Porque oí una voz como de mujer que está de
parto, angustia como de primeriza; voz de la hija de Sion que
lamenta y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí!
que mi alma desmaya a causa de los asesinos.
Capítulo 5
Impiedad de Jerusalén y de Judá
5:1 Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos;
buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno
que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré.
5:2 Aunque digan: Vive Jehová, juran falsamente.
5:3 Oh Jehová, ¿no miran tus ojos a la verdad? Los
azotaste, y no les dolió; los consumiste, y no quisieron
recibir corrección; endurecieron sus rostros más que
la piedra, no quisieron convertirse.
5:4 Pero yo dije: Ciertamente éstos son pobres, han enloquecido,
pues no conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios.
5:5 Iré a los grandes, y les hablaré; porque ellos
conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Pero ellos
también quebraron el yugo, rompieron las coyundas.
5:6 Por tanto, el león de la selva los matará, los
destruirá el lobo del desierto, el leopardo acechará
sus ciudades; cualquiera que de ellas saliere será arrebatado;
porque sus rebeliones se han multiplicado, se han aumentado sus
deslealtades.
5:7 ¿Cómo te he de perdonar por esto? Sus hijos me
dejaron, y juraron por lo que no es Dios. Los sacié, y adulteraron,
y en casa de rameras se juntaron en compañías.
5:8 Como caballos bien alimentados, cada cual relinchaba tras la
mujer de su prójimo.
5:9 ¿No había de castigar esto? dijo Jehová.
De una nación como esta, ¿no se había de vengar
mi alma?
5:10 Escalad sus muros y destruid, pero no del todo; quitad las
almenas de sus muros, porque no son de Jehová.
5:11 Porque resueltamente se rebelaron contra mí la casa
de Israel y la casa de Judá, dice Jehová.
5:12 Negaron a Jehová, y dijeron: El no es, y no vendrá
mal sobre nosotros, ni veremos espada ni hambre;
5:13 antes los profetas serán como viento, porque no hay
en ellos palabra; así se hará a ellos.
5:14 Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos:
Porque dijeron esta palabra, he aquí yo pongo mis palabras
en tu boca por fuego, y a este pueblo por leña, y los consumirá.
5:15 He aquí yo traigo sobre vosotros gente de lejos, oh
casa de Israel, dice Jehová; gente robusta, gente antigua,
gente cuya lengua ignorarás, y no entenderás lo que
hablare.
5:16 Su aljaba como sepulcro abierto, todos valientes.
5:17 Y comerá tu mies y tu pan, comerá a tus hijos
y a tus hijas; comerá tus ovejas y tus vacas, comerá
tus viñas y tus higueras, y a espada convertirá en
nada tus ciudades fortificadas en que confías.
5:18 No obstante, en aquellos días, dice Jehová, no
os destruiré del todo.
5:19 Y cuando dijeren: ¿Por qué Jehová el Dios
nuestro hizo con nosotros todas estas cosas?, entonces les dirás:
De la manera que me dejasteis a mí, y servisteis a dioses
ajenos en vuestra tierra, así serviréis a extraños
en tierra ajena.
5:20 Anunciad esto en la casa de Jacob, y haced que esto se oiga
en Judá, diciendo:
5:21 Oíd ahora esto, pueblo necio y sin corazón, que
tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye:
5:22 ¿A mí no me temeréis? dice Jehová.
¿No os amedrentaréis ante mí, que puse arena
por término al mar, por ordenación eterna la cual
no quebrantará? Se levantarán tempestades, mas no
prevalecerán; bramarán sus ondas, mas no lo pasarán.
5:23 No obstante, este pueblo tiene corazón falso y rebelde;
se apartaron y se fueron.
5:24 Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora a Jehová
Dios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su tiempo,
y nos guarda los tiempos establecidos de la siega.
5:25 Vuestras iniquidades han estorbado estas cosas, y vuestros
pecados apartaron de vosotros el bien.
5:26 Porque fueron hallados en mi pueblo impíos; acechaban
como quien pone lazos, pusieron trampa para cazar hombres.
5:27 Como jaula llena de pájaros, así están
sus casas llenas de engaño; así se hicieron grandes
y ricos.
5:28 Se engordaron y se pusieron lustrosos, y sobrepasaron los hechos
del malo; no juzgaron la causa, la causa del huérfano; con
todo, se hicieron prósperos, y la causa de los pobres no
juzgaron.
5:29 ¿No castigaré esto? dice Jehová; ¿y
de tal gente no se vengará mi alma?
5:30 Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra;
5:31 los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían
por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué,
pues, haréis cuando llegue el fin?
Capítulo 6
El juicio contra Jerusalén y Judá
6:1 Huid, hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalén,
y tocad bocina en Tecoa, y alzad por señal humo sobre Bet-haquerem;
porque del norte se ha visto mal, y quebrantamiento grande.
6:2 Destruiré a la bella y delicada hija de Sion.
6:3 Contra ella vendrán pastores y sus rebaños; junto
a ella plantarán sus tiendas alrededor; cada uno apacentará
en su lugar.
6:4 Anunciad guerra contra ella; levantaos y asaltémosla
a mediodía. ¡Ay de nosotros! que va cayendo ya el día,
que las sombras de la tarde se han extendido.
6:5 Levantaos y asaltemos de noche, y destruyamos sus palacios.
6:6 Porque así dijo Jehová de los ejércitos:
Cortad árboles, y levantad vallado contra Jerusalén;
esta es la ciudad que ha de ser castigada; toda ella está
llena de violencia.
6:7 Como la fuente nunca cesa de manar sus aguas, así ella
nunca cesa de manar su maldad; injusticia y robo se oyen en ella;
continuamente en mi presencia, enfermedad y herida.
6:8 Corrígete, Jerusalén, para que no se aparte mi
alma de ti, para que no te convierta en desierto, en tierra inhabitada.
6:9 Así dijo Jehová de los ejércitos: Del todo
rebuscarán como a vid el resto de Israel; vuelve tu mano
como vendimiador entre los sarmientos.
6:10 ¿A quién hablaré y amonestaré,
para que oigan? He aquí que sus oídos son incircuncisos,
y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová
les es cosa vergonzosa, no la aman.
6:11 Por tanto, estoy lleno de la ira de Jehová, estoy cansado
de contenerme; la derramaré sobre los niños en la
calle, y sobre la reunión de los jóvenes igualmente;
porque será preso tanto el marido como la mujer, tanto el
viejo como el muy anciano.
6:12 Y sus casas serán traspasadas a otros, sus heredades
y también sus mujeres; porque extenderé mi mano sobre
los moradores de la tierra, dice Jehová.
6:13 Porque desde el más chico de ellos hasta el más
grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el
sacerdote, todos son engañadores.
6:14 Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz,
paz; y no hay paz.
6:15 ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación?
Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza;
por tanto, caerán entre los que caigan; cuando los castigue
caerán, dice Jehová.
6:16 Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad,
y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino,
y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra
alma.
Mas dijeron: No andaremos.
6:17 Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad
al sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos.
6:18 Por tanto, oíd, naciones, y entended, oh congregación,
lo que sucederá.
6:19 Oye, tierra: He aquí yo traigo mal sobre este pueblo,
el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon mis palabras,
y aborrecieron mi ley.
6:20 ¿Para qué a mí este incienso de Sabá,
y la buena caña olorosa de tierra lejana? Vuestros holocaustos
no son aceptables, ni vuestros sacrificios me agradan.
6:21 Por tanto, Jehová dice esto: He aquí yo pongo
a este pueblo tropiezos, y caerán en ellos los padres y los
hijos juntamente; el vecino y su compañero perecerán.
6:22 Así ha dicho Jehová: He aquí que viene
pueblo de la tierra del norte, y una nación grande se levantará
de los confines de la tierra.
6:23 Arco y jabalina empuñarán; crueles son, y no
tendrán misericordia; su estruendo brama como el mar, y montarán
a caballo como hombres dispuestos para la guerra, contra ti, oh
hija de Sion.
6:24 Su fama oímos, y nuestras manos se descoyuntaron; se
apoderó de nosotros angustia, dolor como de mujer que está
de parto.
6:25 No salgas al campo, ni andes por el camino; porque espada de
enemigo y temor hay por todas partes.
6:26 Hija de mi pueblo, cíñete de cilicio, y revuélcate
en ceniza; ponte luto como por hijo único, llanto de amarguras;
porque pronto vendrá sobre nosotros el destruidor.
6:27 Por fortaleza te he puesto en mi pueblo, por torre; conocerás,
pues, y examinarás el camino de ellos.
6:28 Todos ellos son rebeldes, porfiados, andan chismeando; son
bronce y hierro; todos ellos son corruptores.
6:29 Se quemó el fuelle, por el fuego se ha consumido el
plomo; en vano fundió el fundidor, pues la escoria no se
ha arrancado.
6:30 Plata desechada los llamarán, porque Jehová los
desechó.
Capítulo 7
Mejorad vuestros caminos y vuestras obras
7:1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo:
7:2 Ponte a la puerta de la casa de Jehová, y proclama allí
esta palabra, y di: Oíd palabra de Jehová, todo Judá,
los que entráis por estas puertas para adorar a Jehová.
7:3 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios
de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré
morar en este lugar.
7:4 No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de
Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová
es este.
7:5 Pero si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras
obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo,
7:6 y no oprimiereis al extranjero, al huérfano y a la viuda,
ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis
en pos de dioses ajenos para mal vuestro,
7:7 os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros
padres para siempre.
7:8 He aquí, vosotros confiáis en palabras de mentira,
que no aprovechan.
7:9 Hurtando, matando, adulterando, jurando en falso, e incensando
a Baal, y andando tras dioses extraños que no conocisteis,
7:10 ¿vendréis y os pondréis delante de mí
en esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, y diréis:
Librados somos; para seguir haciendo todas estas abominaciones?
7:11 ¿Es cueva de ladrones
delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi
nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová.
7:12 Andad ahora a mi lugar en Silo, donde hice morar mi nombre
al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel.
7:13 Ahora, pues, por cuanto vosotros habéis hecho todas
estas obras, dice Jehová, y aunque os hablé desde
temprano y sin cesar, no oísteis, y os llamé, y no
respondisteis;
7:14 haré también a esta casa sobre la cual es invocado
mi nombre, en la que vosotros confiáis, y a este lugar que
di a vosotros y a vuestros padres, como hice a Silo.
7:15 Os echaré de mi presencia, como eché a todos
vuestros hermanos, a toda la generación de Efraín.
7:16 Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos
clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré.
7:17 ¿No ves lo que éstos hacen en las ciudades de
Judá y en las calles de Jerusalén?
7:18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego,
y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo
y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira.
7:19 ¿Me provocarán ellos a ira? dice Jehová.
¿No obran más bien ellos mismos su propia confusión?
7:20 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor:
He aquí que mi furor y mi ira se derramarán sobre
este lugar, sobre los hombres, sobre los animales, sobre los árboles
del campo y sobre los frutos de la tierra; se encenderán,
y no se apagarán.
Castigo de la rebelión de Judá
7:21 Así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: Añadid vuestros holocaustos sobre vuestros
sacrificios, y comed la carne.
7:22 Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les
mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día
que los saqué de la tierra de Egipto.
7:23 Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré
a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y
andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien.
7:24 Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron
en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado,
y fueron hacia atrás y no hacia adelante,
7:25 desde el día que vuestros padres salieron de la tierra
de Egipto hasta hoy. Y os envié todos los profetas mis
siervos, enviándolos desde temprano y sin cesar;
7:26 pero no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que
endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres.
7:27 Tú, pues, les dirás todas estas palabras, pero
no te oirán; los llamarás, y no te responderán.
7:28 Les dirás, por tanto: Esta es la nación que
no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni admitió
corrección; pereció la verdad, y de la boca de ellos
fue cortada.
7:29 Corta tu cabello, y arrójalo, y levanta llanto sobre
las alturas; porque Jehová ha aborrecido y dejado la generación
objeto de su ira.
7:30 Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis
ojos, dice Jehová; pusieron sus abominaciones en la casa
sobre la cual fue invocado mi nombre, amancillándola.
7:31 Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está
en el valle del hijo de Hinom,
para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas,
cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón.
7:32 Por tanto, he aquí vendrán días, ha
dicho Jehová, en que no se diga más, Tofet, ni valle
del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza; y serán enterrados
en Tofet, por no haber lugar.
7:33 Y serán los cuerpos muertos de este pueblo para comida
de las aves del cielo y de las bestias de la tierra; y no habrá
quien las espante.
7:34 Y haré cesar de las ciudades de Judá, y de
las calles de Jerusalén, la voz de gozo y la voz de alegría,
la voz del esposo y la voz de la esposa;
porque la tierra será desolada.
Capítulo 8
8:1 En aquel tiempo, dice Jehová, sacarán los huesos
de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes,
y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y
los huesos de los moradores de Jerusalén, fuera de sus sepulcros;
8:2 y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército
del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, en pos de quienes
anduvieron, a quienes preguntaron, y ante quienes se postraron.
No serán recogidos ni enterrados; serán como estiércol
sobre la faz de la tierra.
8:3 Y escogerá la muerte antes que la vida todo el resto
que quede de esta mala generación, en todos los lugares adonde
arroje yo a los que queden, dice Jehová de los ejércitos.
8:4 Les dirás asimismo: Así ha dicho Jehová:
El que cae, ¿no se levanta? El que se desvía, ¿no
vuelve al camino?
8:5 ¿Por qué es este pueblo de Jerusalén rebelde
con rebeldía perpetua? Abrazaron el engaño, y no han
querido volverse.
8:6 Escuché y oí; no hablan rectamente, no hay hombre
que se arrepienta de su mal, diciendo: ¿Qué he hecho?
Cada cual se volvió a su propia carrera, como caballo que
arremete con ímpetu a la batalla.
8:7 Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la
tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de
su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová.
8:8 ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la
ley de Jehová está con nosotros? Ciertamente la ha
cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas.
8:9 Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados;
he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y
qué sabiduría tienen?
8:10 Por tanto, daré a otros sus mujeres, y sus campos a
quienes los conquisten; porque desde el más pequeño
hasta el más grande cada uno sigue la avaricia; desde el
profeta hasta el sacerdote todos hacen engaño.
8:11 Y curaron la herida de la hija de mi pueblo con liviandad,
diciendo: Paz, paz; y no hay paz.
8:12 ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación?
Ciertamente no se han avergonzado en lo más mínimo,
ni supieron avergonzarse; caerán, por tanto, entre los que
caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová.
8:13 Los cortaré del todo, dice Jehová. No quedarán
uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se caerá la hoja;
y lo que les he dado pasará de ellos.
8:14 ¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos,
y entremos en las ciudades fortificadas, y perezcamos allí;
porque Jehová nuestro Dios nos ha destinado a perecer, y
nos ha dado a beber aguas de hiel, porque pecamos contra Jehová.
8:15 Esperamos paz, y no hubo bien; día de curación,
y he aquí turbación.
8:16 Desde Dan se oyó el bufido de sus caballos; al sonido
de los relinchos de sus corceles tembló toda la tierra; y
vinieron y devoraron la tierra y su abundancia, a la ciudad y a
los moradores de ella.
8:17 Porque he aquí que yo envío sobre vosotros serpientes,
áspides contra los cuales no hay encantamiento, y os morderán,
dice Jehová.
Lamento sobre Judá y Jerusalén
8:18 A causa de mi fuerte dolor, mi corazón desfallece
en mí.
8:19 He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que
viene de la tierra lejana: ¿No está Jehová
en Sion? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué
me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades
ajenas?
8:20 Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros
no hemos sido salvos.
8:21 Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi
pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado.
8:22 ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí
médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina
para la hija de mi pueblo?
Capítulo 9
9:1 ¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes
de lágrimas, para que llore día y noche los muertos
de la hija de mi pueblo!
9:2 ¡Oh, quién me diese en el desierto un albergue
de caminantes, para que dejase a mi pueblo, y de ellos me apartase!
Porque todos ellos son adúlteros, congregación de
prevaricadores.
9:3 Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y no se
fortalecieron para la verdad en la tierra; porque de mal en mal
procedieron, y me han desconocido, dice Jehová.
9:4 Guárdese cada uno de su compañero, y en ningún
hermano tenga confianza; porque todo hermano engaña con falacia,
y todo compañero anda calumniando.
9:5 Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla
verdad; acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar
perversamente.
9:6 Su morada está en medio del engaño; por muy engañadores
no quisieron conocerme, dice Jehová.
9:7 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos:
He aquí que yo los refinaré y los probaré;
porque ¿qué más he de hacer por la hija de
mi pueblo?
9:8 Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con
su boca dice paz a su amigo, y dentro de sí pone sus asechanzas.
9:9 ¿No los he de castigar por estas cosas? dice Jehová.
De tal nación, ¿no se vengará mi alma?
9:10 Por los montes levantaré lloro y lamentación,
y llanto por los pastizales del desierto; porque fueron desolados
hasta no quedar quien pase, ni oírse bramido de ganado; desde
las aves del cielo hasta las bestias de la tierra huyeron, y se
fueron.
9:11 Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas,
morada de chacales; y convertiré las ciudades de Judá
en desolación en que no quede morador.
Amenaza de ruina y exilio
9:12 ¿Quién es varón sabio que entienda
esto? ¿y a quién habló la boca de Jehová,
para que pueda declararlo? ¿Por qué causa la tierra
ha perecido, ha sido asolada como desierto, hasta no haber quien
pase?
9:13 Dijo Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante
de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella;
9:14 antes se fueron tras la imaginación de su corazón,
y en pos de los baales, según les enseñaron sus
padres.
9:15 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré
a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel.
9:16 Y los esparciré entre naciones que ni ellos ni sus
padres conocieron; y enviaré espada en pos de ellos, hasta
que los acabe.
9:17 Así dice Jehová de los ejércitos: Considerad,
y llamad plañideras que vengan; buscad a las hábiles
en su oficio;
9:18 y dense prisa, y levanten llanto por nosotros, y desháganse
nuestros ojos en lágrimas, y nuestros párpados se
destilen en aguas.
9:19 Porque de Sion fue oída voz de endecha: ¡Cómo
hemos sido destruidos! En gran manera hemos sido avergonzados,
porque abandonamos la tierra, porque han destruido nuestras moradas.
9:20 Oíd, pues, oh mujeres, palabra de Jehová, y
vuestro oído reciba la palabra de su boca: Enseñad
endechas a vuestras hijas, y lamentación cada una a su
amiga.
9:21 Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado
en nuestros palacios, para exterminar a los niños de las
calles, a los jóvenes de las plazas.
9:22 Habla: Así ha dicho Jehová: Los cuerpos de
los hombres muertos caerán como estiércol sobre
la faz del campo, y como manojo tras el segador, que no hay quien
lo recoja.
El conocimiento de Dios es la gloria del hombre
9:23 Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su
sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente,
ni el rico se alabe en sus riquezas.
9:24 Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en
entenderme y conocerme,
que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia
en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.
9:25 He aquí que vienen días, dice Jehová,
en que castigaré a todo circuncidado, y a todo incircunciso;
9:26 a Egipto y a Judá, a Edom y a los hijos de Amón
y de Moab, y a todos los arrinconados en el postrer rincón,
los que moran en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas,
y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.
Capítulo 10
Los falsos dioses y el Dios verdadero
10:1 Oíd la palabra que Jehová ha hablado sobre vosotros,
oh casa de Israel.
10:2 Así dijo Jehová: No aprendáis el camino
de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis
temor, aunque las naciones las teman.
10:3 Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño
del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril.
10:4 Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman
para que no se mueva.
10:5 Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados,
porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque
ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder.
10:6 No hay semejante a ti, oh Jehová; grande eres tú,
y grande tu nombre en poderío.
10:7 ¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones?
Porque a ti es debido el temor; porque entre todos los sabios de
las naciones y en todos sus reinos, no hay semejante a ti.
10:8 Todos se infatuarán y entontecerán. Enseñanza
de vanidades es el leño.
10:9 Traerán plata batida de Tarsis y oro de Ufaz, obra del
artífice, y de manos del fundidor; los vestirán de
azul y de púrpura, obra de peritos es todo.
10:10 Mas Jehová es el Dios verdadero; él es Dios
vivo y Rey eterno; a su ira tiembla la tierra, y las naciones no
pueden sufrir su indignación.
10:11 Les diréis así: Los dioses que no hicieron los
cielos ni la tierra, desaparezcan de la tierra y de debajo de los
cielos.
10:12 El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el
mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría;
10:13 a su voz se produce muchedumbre de aguas en el cielo, y hace
subir las nubes de lo postrero de la tierra; hace los relámpagos
con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos.
10:14 Todo hombre se embrutece, y le falta ciencia; se avergüenza
de su ídolo todo fundidor, porque mentirosa es su obra de
fundición, y no hay espíritu en ella.
10:15 Vanidad son, obra vana; al tiempo de su castigo perecerán.
10:16 No es así la porción de Jacob; porque él
es el Hacedor de todo, e Israel es la vara de su heredad; Jehová
de los ejércitos es su nombre.
Asolamiento de Judá
10:17 Recoge de las tierras tus mercaderías, la que moras
en lugar fortificado.
10:18 Porque así ha dicho Jehová: He aquí
que esta vez arrojaré con honda los moradores de la tierra,
y los afligiré, para que lo sientan.
10:19 ¡Ay de mí, por mi quebrantamiento! mi llaga
es muy dolorosa. Pero dije: Ciertamente enfermedad mía
es esta, y debo sufrirla.
10:20 Mi tienda está destruida, y todas mis cuerdas están
rotas; mis hijos me han abandonado y perecieron; no hay ya más
quien levante mi tienda, ni quien cuelgue mis cortinas.
10:21 Porque los pastores se infatuaron, y no buscaron a Jehová;
por tanto, no prosperaron, y todo su ganado se esparció.
10:22 He aquí que voz de rumor viene, y alboroto grande
de la tierra del norte, para convertir en soledad todas las ciudades
de Judá, en morada de chacales.
10:23 Conozco, oh Jehová, que el hombre no es señor
de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos.
10:24 Castígame, oh Jehová, mas con juicio; no con
tu furor, para que no me aniquiles.
10:25 Derrama tu enojo sobre los pueblos que no te conocen, y
sobre las naciones que no invocan tu nombre; porque se comieron
a Jacob, lo devoraron, le han consumido, y han asolado su morada.
Capítulo 11
El pacto violado
11:1 Palabra que vino de Jehová a Jeremías, diciendo:
11:2 Oíd las palabras de este pacto, y hablad a todo varón
de Judá, y a todo morador de Jerusalén.
11:3 Y les dirás tú: Así dijo Jehová
Dios de Israel: Maldito el varón que no obedeciere las palabras
de este pacto,
11:4 el cual mandé a vuestros padres el día que los
saqué de la tierra de Egipto, del horno de hierro, diciéndoles:
Oíd mi voz, y cumplid mis palabras, conforme a todo lo que
os mando; y me seréis por pueblo, y yo seré a vosotros
por Dios;
11:5 para que confirme el juramento que hice a vuestros padres,
que les daría la tierra que fluye leche y miel, como en este
día. Y respondí y dije: Amén, oh Jehová.
11:6 Y Jehová me dijo: Pregona todas estas palabras en las
ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, diciendo:
Oíd las palabras de este pacto, y ponedlas por obra.
11:7 Porque solemnemente protesté a vuestros padres el día
que les hice subir de la tierra de Egipto, amonestándoles
desde temprano y sin cesar hasta el día de hoy, diciendo:
Oíd mi voz.
11:8 Pero no oyeron, ni inclinaron su oído, antes se fueron
cada uno tras la imaginación de su malvado corazón;
por tanto, traeré sobre ellos todas las palabras de este
pacto, el cual mandé que cumpliesen, y no lo cumplieron.
11:9 Y me dijo Jehová: Conspiración se ha hallado
entre los varones de Judá, y entre los moradores de Jerusalén.
11:10 Se han vuelto a las maldades de sus primeros padres, los cuales
no quisieron escuchar mis palabras, y se fueron tras dioses ajenos
para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá invalidaron
mi pacto, el cual había yo concertado con sus padres.
11:11 Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí
yo traigo sobre ellos mal del que no podrán salir; y clamarán
a mí, y no los oiré.
11:12 E irán las ciudades de Judá y los moradores
de Jerusalén, y clamarán a los dioses a quienes queman
ellos incienso, los cuales no los podrán salvar en el tiempo
de su mal.
11:13 Porque según el número de tus ciudades fueron
tus dioses, oh Judá; y según el número de tus
calles, oh Jerusalén, pusiste los altares de ignominia, altares
para ofrecer incienso a Baal.
11:14 Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por
ellos clamor ni oración; porque yo no oiré en el día
que en su aflicción clamen a mí.
11:15 ¿Qué derecho tiene mi amada en mi casa, habiendo
hecho muchas abominaciones? ¿Crees que los sacrificios y
las carnes santificadas de las víctimas pueden evitarte el
castigo? ¿Puedes gloriarte de eso?
11:16 Olivo verde, hermoso en su fruto y en su parecer, llamó
Jehová tu nombre. A la voz de recio estrépito hizo
encender fuego sobre él, y quebraron sus ramas.
11:17 Porque Jehová de los ejércitos que te plantó
ha pronunciado mal contra ti, a causa de la maldad que la casa de
Israel y la casa de Judá han hecho, provocándome a
ira con incensar a Baal.
Complot contra Jeremías
11:18 Y Jehová me lo hizo saber, y lo conocí; entonces
me hiciste ver sus obras.
11:19 Y yo era como cordero inocente que llevan a degollar, pues
no entendía que maquinaban designios contra mí,
diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y cortémoslo
de la tierra de los vivientes, para que no haya más memoria
de su nombre.
11:20 Pero, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas
con justicia, que escudriñas la mente y el corazón,
vea yo tu venganza de ellos; porque ante ti he expuesto mi causa.
11:21 Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de los
varones de Anatot que buscan tu vida, diciendo: No profetices
en nombre de Jehová, para que no mueras a nuestras manos;
11:22 así, pues, ha dicho Jehová de los ejércitos:
He aquí que yo los castigaré; los jóvenes
morirán a espada, sus hijos y sus hijas morirán
de hambre,
11:23 y no quedará remanente de ellos, pues yo traeré
mal sobre los varones de Anatot, el año de su castigo.
Capítulo 12
Queja de Jeremías y respuesta de Dios
12:1 Justo eres tú, oh Jehová, para que yo dispute
contigo; sin embargo, alegaré mi causa ante ti. ¿Por
qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen
bien todos los que se portan deslealmente?
12:2 Los plantaste, y echaron raíces; crecieron y dieron
fruto; cercano estás tú en sus bocas, pero lejos de
sus corazones.
12:3 Pero tú, oh Jehová, me conoces; me viste, y probaste
mi corazón para contigo; arrebátalos como a ovejas
para el degolladero, y señálalos para el día
de la matanza.
12:4 ¿Hasta cuándo estará desierta la tierra,
y marchita la hierba de todo el campo? Por la maldad de los que
en ella moran, faltaron los ganados y las aves; porque dijeron:
No verá Dios nuestro fin.
12:5 Si corriste con los de a pie, y te cansaron, ¿cómo
contenderás con los caballos? Y si en la tierra de paz no
estabas seguro, ¿cómo harás en la espesura
del Jordán?
12:6 Porque aun tus hermanos y la casa de tu padre, aun ellos se
levantaron contra ti, aun ellos dieron grito en pos de ti. No los
creas cuando bien te hablen.
12:7 He dejado mi casa, desamparé mi heredad, he entregado
lo que amaba mi alma en mano de sus enemigos.
12:8 Mi heredad fue para mí como león en la selva;
contra mí dio su rugido; por tanto, la aborrecí.
12:9 ¿Es mi heredad para mí como ave de rapiña
de muchos colores? ¿No están contra ella aves de rapiña
en derredor? Venid, reuníos, vosotras todas las fieras del
campo, venid a devorarla.
12:10 Muchos pastores han destruido mi viña, hollaron mi
heredad, convirtieron en desierto y soledad mi heredad preciosa.
12:11 Fue puesta en asolamiento, y lloró sobre mí
desolada; fue asolada toda la tierra, porque no hubo hombre que
reflexionase.
12:12 Sobre todas las alturas del desierto vinieron destruidores;
porque la espada de Jehová devorará desde un extremo
de la tierra hasta el otro; no habrá paz para ninguna carne.
12:13 Sembraron trigo, y segaron espinos; tuvieron la heredad, mas
no aprovecharon nada; se avergonzarán de sus frutos, a causa
de la ardiente ira de Jehová.
12:14 Así dijo Jehová contra todos mis malos vecinos,
que tocan la heredad que hice poseer a mi pueblo Israel: He aquí
que yo los arrancaré de su tierra, y arrancaré de
en medio de ellos a la casa de Judá.
12:15 Y después que los haya arrancado, volveré y
tendré misericordia de ellos, y los haré volver cada
uno a su heredad y cada cual a su tierra.
12:16 Y si cuidadosamente aprendieren los caminos de mi pueblo,
para jurar en mi nombre, diciendo: Vive Jehová, así
como enseñaron a mi pueblo a jurar por Baal, ellos serán
prosperados en medio de mi pueblo.
12:17 Mas si no oyeren, arrancaré esa nación, sacándola
de raíz y destruyéndola, dice Jehová.
Capítulo 13
La señal del cinto podrido
13:1 Así me dijo Jehová: Ve y cómprate un cinto
de lino, y cíñelo sobre tus lomos, y no lo metas en
agua.
13:2 Y compré el cinto conforme a la palabra de Jehová,
y lo puse sobre mis lomos.
13:3 Vino a mí segunda vez palabra de Jehová, diciendo:
13:4 Toma el cinto que compraste, que está sobre tus lomos,
y levántate y vete al Eufrates, y escóndelo allá
en la hendidura de una peña.
13:5 Fui, pues, y lo escondí junto al Eufrates, como Jehová
me mandó.
13:6 Y sucedió que después de muchos días me
dijo Jehová: Levántate y vete al Eufrates, y toma
de allí el cinto que te mandé esconder allá.
13:7 Entonces fui al Eufrates, y cavé, y tomé el cinto
del lugar donde lo había escondido; y he aquí que
el cinto se había podrido; para ninguna cosa era bueno.
13:8 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
13:9 Así ha dicho Jehová: Así haré podrir
la soberbia de Judá, y la mucha soberbia de Jerusalén.
13:10 Este pueblo malo, que no quiere oír mis palabras, que
anda en las imaginaciones de su corazón, y que va en pos
de dioses ajenos para servirles, y para postrarse ante ellos, vendrá
a ser como este cinto, que para ninguna cosa es bueno.
13:11 Porque como el cinto se junta a los lomos del hombre, así
hice juntar a mí toda la casa de Israel y toda la casa de
Judá, dice Jehová, para que me fuesen por pueblo y
por fama, por alabanza y por honra; pero no escucharon.
La señal de las tinajas llenas
13:12 Les dirás, pues, esta palabra: Así ha dicho
Jehová, Dios de Israel: Toda tinaja se llenará de
vino. Y ellos te dirán: ¿No sabemos que toda tinaja
se llenará de vino?
13:13 Entonces les dirás: Así ha dicho Jehová:
He aquí que yo lleno de embriaguez a todos los moradores
de esta tierra, y a los reyes de la estirpe de David que se sientan
sobre su trono, a los sacerdotes y profetas, y a todos los moradores
de Jerusalén;
13:14 y los quebrantaré el uno contra el otro, los padres
con los hijos igualmente, dice Jehová; no perdonaré,
ni tendré piedad ni misericordia, para no destruirlos.
Judá será llevada en cautiverio
13:15 Escuchad y oíd; no os envanezcáis, pues Jehová
ha hablado.
13:16 Dad gloria a Jehová Dios vuestro, antes que haga
venir tinieblas, y antes que vuestros pies tropiecen en montes
de oscuridad, y esperéis luz, y os la vuelva en sombra
de muerte y tinieblas.
13:17 Mas si no oyereis esto, en secreto llorará mi alma
a causa de vuestra soberbia; y llorando amargamente se desharán
mis ojos en lágrimas, porque el rebaño de Jehová
fue hecho cautivo.
13:18 Di al rey y a la reina: Humillaos, sentaos en tierra; porque
la corona de vuestra gloria ha caído de vuestras cabezas.
13:19 Las ciudades del Neguev fueron cerradas, y no hubo quien
las abriese; toda Judá fue transportada, llevada en cautiverio
fue toda ella.
13:20 Alzad vuestros ojos, y ved a los que vienen del norte. ¿Dónde
está el rebaño que te fue dado, tu hermosa grey?
13:21 ¿Qué dirás cuando él ponga como
cabeza sobre ti a aquellos a quienes tú enseñaste
a ser tus amigos? ¿No te darán dolores como de mujer
que está de parto?
13:22 Si dijeres en tu corazón: ¿Por qué
me ha sobrevenido esto? Por la enormidad de tu maldad fueron descubiertas
tus faldas, fueron desnudados tus calcañares.
13:23 ¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo
sus manchas? Así también, ¿podréis
vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?
13:24 Por tanto, yo los esparciré al viento del desierto,
como tamo que pasa.
13:25 Esta es tu suerte, la porción que yo he medido para
ti, dice Jehová, porque te olvidaste de mí y confiaste
en la mentira.
13:26 Yo, pues, descubriré también tus faldas delante
de tu rostro, y se manifestará tu ignominia,
13:27 tus adulterios, tus relinchos, la maldad de tu fornicación
sobre los collados; en el campo vi tus abominaciones. ¡Ay
de ti, Jerusalén! ¿No serás al fin limpia?
¿Cuánto tardarás tú en purificarte?
Capítulo 14
Mensaje con motivo de la sequía
14:1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, con motivo
de la sequía.
14:2 Se enlutó Judá, y sus puertas se despoblaron;
se sentaron tristes en tierra, y subió el clamor de Jerusalén.
14:3 Los nobles enviaron sus criados al agua; vinieron a las lagunas,
y no hallaron agua; volvieron con sus vasijas vacías; se
avergonzaron, se confundieron, y cubrieron sus cabezas.
14:4 Porque se resquebrajó la tierra por no haber llovido
en el país, están confusos los labradores, cubrieron
sus cabezas.
14:5 Aun las ciervas en los campos parían y dejaban la cría,
porque no había hierba.
14:6 Y los asnos monteses se ponían en las alturas, aspiraban
el viento como chacales; sus ojos se ofuscaron porque no había
hierba.
14:7 Aunque nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh
Jehová, actúa por amor de tu nombre; porque nuestras
rebeliones se han multiplicado, contra ti hemos pecado.
14:8 Oh esperanza de Israel, Guardador suyo en el tiempo de la aflicción,
¿por qué te has hecho como forastero en la tierra,
y como caminante que se retira para pasar la noche?
14:9 ¿Por qué eres como hombre atónito, y como
valiente que no puede librar? Sin embargo, tú estás
entre nosotros, oh Jehová, y sobre nosotros es invocado tu
nombre; no nos desampares.
14:10 Así ha dicho Jehová acerca de este pueblo: Se
deleitaron en vagar, y no dieron reposo a sus pies; por tanto, Jehová
no se agrada de ellos; se acordará ahora de su maldad, y
castigará sus pecados.
14:11 Me dijo Jehová: No ruegues por este pueblo para bien.
14:12 Cuando ayunen, yo no oiré su clamor, y cuando ofrezcan
holocausto y ofrenda no lo aceptaré, sino que los consumiré
con espada, con hambre y con pestilencia.
14:13 Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová!
He aquí que los profetas les dicen: No veréis espada,
ni habrá hambre entre vosotros, sino que en este lugar os
daré paz verdadera.
14:14 Me dijo entonces Jehová: Falsamente profetizan los
profetas en mi nombre; no los envié, ni les mandé,
ni les hablé; visión mentirosa, adivinación,
vanidad y engaño de su corazón os profetizan.
14:15 Por tanto, así ha dicho Jehová sobre los profetas
que profetizan en mi nombre, los cuales yo no envié, y que
dicen: Ni espada ni hambre habrá en esta tierra; con espada
y con hambre serán consumidos esos profetas.
14:16 Y el pueblo a quien profetizan será echado en las calles
de Jerusalén por hambre y por espada, y no habrá quien
los entierre a ellos, a sus mujeres, a sus hijos y a sus hijas;
y sobre ellos derramaré su maldad.
14:17 Les dirás, pues, esta palabra: Derramen mis ojos lágrimas
noche y día, y no cesen; porque de gran quebrantamiento es
quebrantada la virgen hija de mi pueblo, de plaga muy dolorosa.
14:18 Si salgo al campo, he aquí muertos a espada; y si entro
en la ciudad, he aquí enfermos de hambre; porque tanto el
profeta como el sacerdote anduvieron vagando en la tierra, y no
entendieron.
14:19 ¿Has desechado enteramente a Judá? ¿Ha
aborrecido tu alma a Sion? ¿Por qué nos hiciste herir
sin que haya remedio? Esperamos paz, y no hubo bien; tiempo de curación,
y he aquí turbación.
14:20 Reconocemos, oh Jehová, nuestra impiedad, la iniquidad
de nuestros padres; porque contra ti hemos pecado.
14:21 Por amor de tu nombre no nos deseches, ni deshonres tu glorioso
trono; acuérdate, no invalides tu pacto con nosotros.
14:22 ¿Hay entre los ídolos de las naciones quien
haga llover? ¿y darán los cielos lluvias? ¿No
eres tú, Jehová, nuestro Dios? En ti, pues, esperamos,
pues tú hiciste todas estas cosas.
Capítulo 15
La implacable ira de Dios contra Judá
15:1 Me dijo Jehová: Si Moisés
y Samuel
se pusieran delante de mí, no estaría mi voluntad
con este pueblo; échalos de mi presencia, y salgan.
15:2 Y si te preguntaren: ¿A dónde saldremos? les
dirás: Así ha dicho Jehová: El que a muerte,
a muerte; el que a espada, a espada; el que a hambre, a hambre;
y el que a cautiverio, a cautiverio.
15:3 Y enviaré sobre ellos cuatro géneros de castigo,
dice Jehová: espada para matar, y perros para despedazar,
y aves del cielo y bestias de la tierra para devorar y destruir.
15:4 Y los entregaré para terror a todos los reinos de la
tierra, a causa de Manasés hijo de Ezequías, rey de
Judá, por lo que hizo en Jerusalén.
15:5 Porque ¿quién tendrá compasión
de ti, oh Jerusalén? ¿Quién se entristecerá
por tu causa, o quién vendrá a preguntar por tu paz?
15:6 Tú me dejaste, dice Jehová; te volviste atrás;
por tanto, yo extenderé sobre ti mi mano y te destruiré;
estoy cansado de arrepentirme.
15:7 Aunque los aventé con aventador hasta las puertas de
la tierra, y dejé sin hijos a mi pueblo y lo desbaraté,
no se volvieron de sus caminos.
15:8 Sus viudas se me multiplicaron más que la arena del
mar; traje contra ellos destruidor a mediodía sobre la madre
y sobre los hijos; hice que de repente cayesen terrores sobre la
ciudad.
15:9 Languideció la que dio a luz siete; se llenó
de dolor su alma, su sol se puso siendo aún de día;
fue avergonzada y llena de confusión; y lo que de ella quede,
lo entregaré a la espada delante de sus enemigos, dice Jehová.
15:10 ¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste
hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! Nunca
he dado ni tomado en préstamo, y todos me maldicen.
15:11 ¡Sea así, oh Jehová, si no te he rogado
por su bien, si no he suplicado ante ti en favor del enemigo en
tiempo de aflicción y en época de angustia!
15:12 ¿Puede alguno quebrar el hierro, el hierro del norte
y el bronce?
15:13 Tus riquezas y tus tesoros entregaré a la rapiña
sin ningún precio, por todos tus pecados, y en todo tu territorio.
15:14 Y te haré servir a tus enemigos en tierra que no conoces;
porque fuego se ha encendido en mi furor, y arderá sobre
vosotros.
Jehová reanima a Jeremías
15:15 Tú lo sabes, oh Jehová; acuérdate
de mí, y visítame, y véngame de mis enemigos.
No me reproches en la prolongación de tu enojo; sabes que
por amor de ti sufro afrenta.
15:16 Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu
palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón;
porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová
Dios de los ejércitos.
15:17 No me senté en compañía de burladores,
ni me engreí a causa de tu profecía; me senté
solo, porque me llenaste de indignación.
15:18 ¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida
desahuciada no admitió curación? ¿Serás
para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son estables?
15:19 Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres,
yo te restauraré, y delante de mí estarás;
y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi
boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas
a ellos.
15:20 Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de
bronce, y pelearán contra ti, pero no te vencerán;
porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice
Jehová.
15:21 Y te libraré de la mano de los malos, y te redimiré
de la mano de los fuertes.
Capítulo 16
Juicio de Jehová contra Judá
16:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
16:2 No tomarás para ti mujer, ni tendrás hijos ni
hijas en este lugar.
16:3 Porque así ha dicho Jehová acerca de los hijos
y de las hijas que nazcan en este lugar, de sus madres que los den
a luz y de los padres que los engendren en esta tierra:
16:4 De dolorosas enfermedades morirán; no serán plañidos
ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de
la tierra; con espada y con hambre serán consumidos, y sus
cuerpos servirán de comida a las aves del cielo y a las bestias
de la tierra.
16:5 Porque así ha dicho Jehová: No entres en casa
de luto, ni vayas a lamentar, ni los consueles; porque yo he quitado
mi paz de este pueblo, dice Jehová, mi misericordia y mis
piedades.
16:6 Morirán en esta tierra grandes y pequeños; no
se enterrarán, ni los plañirán, ni se rasgarán
ni se raerán los cabellos por ellos;
16:7 ni partirán pan por ellos en el luto para consolarlos
de sus muertos; ni les darán a beber vaso de consolaciones
por su padre o por su madre.
16:8 Asimismo no entres en casa de banquete, para sentarte con ellos
a comer o a beber.
16:9 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: He aquí que yo haré cesar en este
lugar, delante de vuestros ojos y en vuestros días, toda
voz de gozo y toda voz de alegría, y toda voz de esposo y
toda voz de esposa.
16:10 Y acontecerá que cuando anuncies a este pueblo todas
estas cosas, te dirán ellos: ¿Por qué anuncia
Jehová contra nosotros todo este mal tan grande? ¿Qué
maldad es la nuestra, o qué pecado es el nuestro, que hemos
cometido contra Jehová nuestro Dios?
16:11 Entonces les dirás: Porque vuestros padres me dejaron,
dice Jehová, y anduvieron en pos de dioses ajenos, y los
sirvieron, y ante ellos se postraron, y me dejaron a mí y
no guardaron mi ley;
16:12 y vosotros habéis hecho peor que vuestros padres; porque
he aquí que vosotros camináis cada uno tras la imaginación
de su malvado corazón, no oyéndome a mí.
16:13 Por tanto, yo os arrojaré de esta tierra a una tierra
que ni vosotros ni vuestros padres habéis conocido, y allá
serviréis a dioses ajenos de día y de noche; porque
no os mostraré clemencia.
16:14 No obstante, he aquí vienen días, dice Jehová,
en que no se dirá más: Vive Jehová, que hizo
subir a los hijos de Israel de tierra de Egipto;
16:15 sino: Vive Jehová, que hizo subir a los hijos de Israel
de la tierra del norte, y de todas las tierras adonde los había
arrojado; y los volveré a su tierra, la cual di a sus padres.
16:16 He aquí que yo envío muchos pescadores, dice
Jehová, y los pescarán, y después enviaré
muchos cazadores, y los cazarán por todo monte y por todo
collado, y por las cavernas de los peñascos.
16:17 Porque mis ojos están sobre todos sus caminos, los
cuales no se me ocultaron, ni su maldad se esconde de la presencia
de mis ojos.
16:18 Pero primero pagaré al doble su iniquidad y su pecado;
porque contaminaron mi tierra con los cadáveres de sus ídolos,
y de sus abominaciones llenaron mi heredad.
16:19 Oh Jehová, fortaleza mía y fuerza mía,
y refugio mío en el tiempo de la aflicción, a ti vendrán
naciones desde los extremos de la tierra, y dirán: Ciertamente
mentira poseyeron nuestros padres, vanidad, y no hay en ellos provecho.
16:20 ¿Hará acaso el hombre dioses para sí?
Mas ellos no son dioses.
16:21 Por tanto, he aquí les enseñaré esta
vez, les haré conocer mi mano y mi poder, y sabrán
que mi nombre es Jehová.
Capítulo 17
El pecado escrito en el corazón de
Judá
17:1 El pecado de Judá escrito está con cincel de
hierro y con punta de diamante; esculpido está en la tabla
de su corazón, y en los cuernos de sus altares,
17:2 mientras sus hijos se acuerdan de sus altares y de sus imágenes
de Asera, que están junto a los árboles frondosos
y en los collados altos,
17:3 sobre las montañas y sobre el campo. Todos tus tesoros
entregaré al pillaje por el pecado de tus lugares altos en
todo tu territorio.
17:4 Y perderás la heredad que yo te di, y te haré
servir a tus enemigos en tierra que no conociste; porque fuego habéis
encendido en mi furor, que para siempre arderá.
17:5 Así ha dicho Jehová: Maldito el varón
que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su
corazón se aparta de Jehová.
17:6 Será como la retama en el desierto, y no verá
cuando viene el bien, sino que morará en los sequedales en
el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.
17:7 Bendito el varón que confía en Jehová,
y cuya confianza es Jehová.
17:8 Porque será como el árbol plantado junto a las
aguas,
que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá
cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en
el año de sequía no se fatigará, ni dejará
de dar fruto.
17:9 Engañoso es el corazón más que todas las
cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
17:10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo
el corazón,
para dar a cada uno según su camino,
según el fruto de sus obras.
17:11 Como la perdiz que cubre lo que no puso, es el que injustamente
amontona riquezas; en la mitad de sus días las dejará,
y en su postrimería será insensato.
17:12 Trono de gloria, excelso desde el principio, es el lugar de
nuestro santuario.
17:13 ¡Oh Jehová, esperanza de Israel! todos los que
te dejan serán avergonzados; y los que se apartan de mí
serán escritos en el polvo, porque dejaron a Jehová,
manantial de aguas vivas.
17:14 Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame,
y seré salvo; porque tú eres mi alabanza.
17:15 He aquí que ellos me dicen: ¿Dónde está
la palabra de Jehová? ¡Que se cumpla ahora!
17:16 Mas yo no he ido en pos de ti para incitarte a su castigo,
ni deseé día de calamidad, tú lo sabes. Lo
que de mi boca ha salido, fue en tu presencia.
17:17 No me seas tú por espanto, pues mi refugio eres tú
en el día malo.
17:18 Avergüéncense los que me persiguen, y no me avergüence
yo; asómbrense ellos, y yo no me asombre; trae sobre ellos
día malo, y quebrántalos con doble quebrantamiento.
Observancia del día de reposo
17:19 Así me ha dicho Jehová: Ve y ponte a la puerta
de los hijos del pueblo, por la cual entran y salen los reyes
de Judá, y ponte en todas las puertas de Jerusalén,
17:20 y diles: Oíd la palabra de Jehová, reyes de
Judá, y todo Judá y todos los moradores de Jerusalén
que entráis por estas puertas.
17:21 Así ha dicho Jehová: Guardaos por vuestra
vida de llevar carga en el día de reposo, y de meterla
por las puertas de Jerusalén.
17:22 Ni saquéis carga de vuestras casas en el día
de reposo, ni hagáis trabajo alguno, sino santificad el
día de reposo, como mandé a vuestros padres.
17:23 Pero ellos no oyeron, ni inclinaron su oído, sino
endurecieron su cerviz para no oír, ni recibir corrección.
17:24 No obstante, si vosotros me obedeciereis, dice Jehová,
no metiendo carga por las puertas de esta ciudad en el día
de reposo, sino que santificareis el día de reposo, no
haciendo en él ningún trabajo,
17:25 entrarán por las puertas de esta ciudad, en carros
y en caballos, los reyes y los príncipes que se sientan
sobre el trono de David, ellos y sus príncipes, los varones
de Judá y los moradores de Jerusalén; y esta ciudad
será habitada para siempre.
17:26 Y vendrán de las ciudades de Judá, de los
alrededores de Jerusalén, de tierra de Benjamín,
de la Sefela, de los montes y del Neguev, trayendo holocausto
y sacrificio, y ofrenda e incienso, y trayendo sacrificio de alabanza
a la casa de Jehová.
17:27 Pero si no me oyereis para santificar el día de reposo,
y para no traer carga ni meterla por las puertas de Jerusalén
en día de reposo, yo haré descender fuego en sus
puertas, y consumirá los palacios de Jerusalén,
y no se apagará.
Capítulo 18
La señal del alfarero y el barro
18:1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo:
18:2 Levántate y vete a casa del alfarero, y allí
te haré oír mis palabras.
18:3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que
él trabajaba sobre la rueda.
18:4 Y la vasija de barro que él hacía se echó
a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según
le pareció mejor hacerla.
18:5 Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
18:6 ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero,
oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el
barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano,
oh casa de Israel.
18:7 En un instante hablaré contra pueblos y contra reinos,
para arrancar, y derribar, y destruir.
18:8 Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la
cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había
pensado hacerles,
18:9 y en un instante hablaré de la gente y del reino, para
edificar y para plantar.
18:10 Pero si hiciere lo malo delante de mis ojos, no oyendo mi
voz, me arrepentiré del bien que había determinado
hacerle.
18:11 Ahora, pues, habla luego a todo hombre de Judá y a
los moradores de Jerusalén, diciendo: Así ha dicho
Jehová: He aquí que yo dispongo mal contra vosotros,
y trazo contra vosotros designios; conviértase ahora cada
uno de su mal camino, y mejore sus caminos y sus obras.
18:12 Y dijeron: Es en vano; porque en pos de nuestros ídolos
iremos, y haremos cada uno el pensamiento de nuestro malvado corazón.
18:13 Por tanto, así dijo Jehová: Preguntad ahora
a las naciones, quién ha oído cosa semejante. Gran
fealdad ha hecho la virgen de Israel.
18:14 ¿Faltará la nieve del Líbano de la piedra
del campo? ¿Faltarán las aguas frías que corren
de lejanas tierras?
18:15 Porque mi pueblo me ha olvidado, incensando a lo que es vanidad,
y ha tropezado en sus caminos, en las sendas antiguas, para que
camine por sendas y no por camino transitado,
18:16 para poner su tierra en desolación, objeto de burla
perpetua; todo aquel que pasare por ella se asombrará, y
meneará la cabeza.
18:17 Como viento solano los esparciré delante del enemigo;
les mostraré las espaldas y no el rostro, en el día
de su perdición.
Conspiración del pueblo y oración de Jeremías
18:18 Y dijeron: Venid y maquinemos contra Jeremías; porque
la ley no faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio,
ni la palabra al profeta. Venid e hirámoslo de lengua,
y no atendamos a ninguna de sus palabras.
18:19 Oh Jehová, mira por mí, y oye la voz de los
que contienden conmigo.
18:20 ¿Se da mal por bien, para que hayan cavado hoyo a
mi alma? Acuérdate que me puse delante de ti para hablar
bien por ellos, para apartar de ellos tu ira.
18:21 Por tanto, entrega sus hijos a hambre, dispérsalos
por medio de la espada, y queden sus mujeres sin hijos, y viudas;
y sus maridos sean puestos a muerte, y sus jóvenes heridos
a espada en la guerra.
18:22 Oigase clamor de sus casas, cuando traigas sobre ellos ejército
de repente; porque cavaron hoyo para prenderme, y a mis pies han
escondido lazos.
18:23 Pero tú, oh Jehová, conoces todo su consejo
contra mí para muerte; no perdones su maldad, ni borres
su pecado de delante de tu rostro; y tropiecen delante de ti;
haz así con ellos en el tiempo de tu enojo.
Capítulo 19
La señal de la vasija rota
19:1 Así dijo Jehová: Ve y compra una vasija de barro
del alfarero, y lleva contigo de los ancianos del pueblo, y de los
ancianos de los sacerdotes;
19:2 y saldrás al valle del hijo de Hinom,
que está a la entrada de la puerta oriental, y proclamarás
allí las palabras que yo te hablaré.
19:3 Dirás, pues: Oíd palabra de Jehová, oh
reyes de Judá, y moradores de Jerusalén. Así
dice Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí
que yo traigo mal sobre este lugar, tal que a todo el que lo oyere,
le retiñan los oídos.
19:4 Porque me dejaron, y enajenaron este lugar, y ofrecieron en
él incienso a dioses ajenos, los cuales no habían
conocido ellos, ni sus padres, ni los reyes de Judá; y llenaron
este lugar de sangre de inocentes.
19:5 Y edificaron lugares altos a Baal, para quemar con fuego a
sus hijos en holocaustos al mismo Baal;
cosa que no les mandé, ni hablé, ni me vino al pensamiento.
19:6 Por tanto, he aquí vienen días, dice Jehová,
que este lugar no se llamará más Tofet, ni valle del
hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza.
19:7 Y desvaneceré el consejo de Judá y de Jerusalén
en este lugar, y les haré caer a espada delante de sus enemigos,
y en las manos de los que buscan sus vidas; y daré sus cuerpos
para comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.
19:8 Pondré a esta ciudad por espanto y burla; todo aquel
que pasare por ella se asombrará, y se burlará sobre
toda su destrucción.
19:9 Y les haré comer la carne de sus hijos y la carne de
sus hijas, y cada uno comerá la carne de su amigo, en el
asedio y en el apuro con que los estrecharán sus enemigos
y los que buscan sus vidas.
19:10 Entonces quebrarás la vasija ante los ojos de los varones
que van contigo,
19:11 y les dirás: Así ha dicho Jehová de los
ejércitos: Así quebrantaré a este pueblo y
a esta ciudad, como quien quiebra una vasija de barro, que no se
puede restaurar más; y en Tofet se enterrarán, porque
no habrá otro lugar para enterrar.
19:12 Así haré a este lugar, dice Jehová, y
a sus moradores, poniendo esta ciudad como Tofet.
19:13 Las casas de Jerusalén, y las casas de los reyes de
Judá, serán como el lugar de Tofet, inmundas, por
todas las casas sobre cuyos tejados ofrecieron incienso a todo el
ejército del cielo, y vertieron libaciones a dioses ajenos.
19:14 Y volvió Jeremías de Tofet, adonde le envió
Jehová a profetizar, y se paró en el atrio de la casa
de Jehová y dijo a todo el pueblo:
19:15 Así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: He aquí, yo traigo sobre esta ciudad y sobre
todas sus villas todo el mal que hablé contra ella; porque
han endurecido su cerviz para no oír mis palabras.
Capítulo 20
Profecía contra Pasur
20:1 El sacerdote Pasur hijo de Imer, que presidía como príncipe
en la casa de Jehová, oyó a Jeremías que profetizaba
estas palabras.
20:2 Y azotó Pasur al profeta Jeremías, y lo puso
en el cepo que estaba en la puerta superior de Benjamín,
la cual conducía a la casa de Jehová.
20:3 Y el día siguiente Pasur sacó a Jeremías
del cepo. Le dijo entonces Jeremías: Jehová no ha
llamado tu nombre Pasur, sino Magor-misabib.
20:4 Porque así ha dicho Jehová: He aquí, haré
que seas un terror a ti mismo y a todos los que bien te quieren,
y caerán por la espada de sus enemigos, y tus ojos lo verán;
y a todo Judá entregaré en manos del rey de Babilonia,
y los llevará cautivos a Babilonia, y los matará a
espada.
20:5 Entregaré asimismo toda la riqueza de esta ciudad, todo
su trabajo y todas sus cosas preciosas; y daré todos los
tesoros de los reyes de Judá en manos de sus enemigos, y
los saquearán, y los tomarán y los llevarán
a Babilonia.
20:6 Y tú, Pasur, y todos los moradores de tu casa iréis
cautivos; entrarás en Babilonia, y allí morirás,
y allí serás enterrado tú, y todos los que
bien te quieren, a los cuales has profetizado con mentira.
Lamento de Jeremías
20:7 Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más
fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido,
cada cual se burla de mí.
20:8 Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y
destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido
para afrenta y escarnio cada día.
20:9 Y dije: No me acordaré más de él, ni
hablaré más en su nombre; no obstante, había
en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos;
traté de sufrirlo, y no pude.
20:10 Porque oí la murmuración de muchos, temor
de todas partes: Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos
miraban si claudicaría. Quizá se engañará,
decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos
de él nuestra venganza.
20:11 Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante;
por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán;
serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán;
tendrán perpetua confusión que jamás será
olvidada.
20:12 Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a
los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea
yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendado mi causa.
20:13 Cantad a Jehová, load a Jehová; porque ha
librado el alma del pobre de mano de los malignos.
20:14 Maldito el día en que nací;
el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito.
20:15 Maldito el hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Hijo
varón te ha nacido, haciéndole alegrarse así
mucho.
20:16 Y sea el tal hombre como las ciudades que asoló Jehová,
y no se arrepintió; oiga gritos de mañana, y voces
a mediodía,
20:17 porque no me mató en el vientre, y mi madre me hubiera
sido mi sepulcro, y su vientre embarazado para siempre.
20:18 ¿Para qué salí del vientre? ¿Para
ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en afrenta?
Capítulo 21
Jerusalén será destruida
21:1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, cuando
el rey Sedequías envió a él a Pasur hijo de
Malquías y al sacerdote Sofonías hijo de Maasías,
para que le dijesen:
21:2 Consulta ahora acerca de nosotros a Jehová, porque Nabucodonosor
rey de Babilonia hace guerra contra nosotros;
quizá Jehová hará con nosotros según
todas sus maravillas, y aquél se irá de sobre nosotros.
21:3 Y Jeremías les dijo: Diréis así a Sedequías:
21:4 Así ha dicho Jehová Dios de Israel: He aquí
yo vuelvo atrás las armas de guerra que están en vuestras
manos, con que vosotros peleáis contra el rey de Babilonia;
y a los caldeos que están fuera de la muralla y os tienen
sitiados, yo los reuniré en medio de esta ciudad.
21:5 Pelearé contra vosotros con mano alzada y con brazo
fuerte, con furor y enojo e ira grande.
21:6 Y heriré a los moradores de esta ciudad, y los hombres
y las bestias morirán de pestilencia grande.
21:7 Después, dice Jehová, entregaré a Sedequías
rey de Judá, a sus criados, al pueblo y a los que queden
de la pestilencia, de la espada y del hambre en la ciudad, en mano
de Nabucodonosor rey de Babilonia, en mano de sus enemigos y de
los que buscan sus vidas, y él los herirá a filo de
espada; no los perdonará, ni tendrá compasión
de ellos, ni tendrá de ellos misericordia.
21:8 Y a este pueblo dirás: Así ha dicho Jehová:
He aquí pongo delante de vosotros camino de vida y camino
de muerte.
21:9 El que quedare en esta ciudad morirá a espada, de hambre
o de pestilencia; mas el que saliere y se pasare a los caldeos que
os tienen sitiados, vivirá, y su vida le será por
despojo.
21:10 Porque mi rostro he puesto contra esta ciudad para mal, y
no para bien, dice Jehová; en mano del rey de Babilonia será
entregada, y la quemará a fuego.
21:11 Y a la casa del rey de Judá dirás: Oíd
palabra de Jehová:
21:12 Casa de David, así dijo Jehová: Haced de mañana
juicio, y librad al oprimido de mano del opresor, para que mi ira
no salga como fuego, y se encienda y no haya quien lo apague, por
la maldad de vuestras obras.
21:13 He aquí yo estoy contra ti, moradora del valle, y de
la piedra de la llanura, dice Jehová; los que decís:
¿Quién subirá contra nosotros, y quién
entrará en nuestras moradas?
21:14 Yo os castigaré conforme al fruto de vuestras obras,
dice Jehová, y haré encender fuego en su bosque, y
consumirá todo lo que está alrededor de él.
Capítulo 22
Profecías contra los reyes de Judá
22:1 Así dijo Jehová: Desciende a la casa del rey
de Judá, y habla allí esta palabra,
22:2 y di: Oye palabra de Jehová, oh rey de Judá que
estás sentado sobre el trono de David, tú, y tus siervos,
y tu pueblo que entra por estas puertas.
22:3 Así ha dicho Jehová: Haced juicio y justicia,
y librad al oprimido de mano del opresor, y no engañéis
ni robéis al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda,
ni derraméis sangre inocente en este lugar.
22:4 Porque si efectivamente obedeciereis esta palabra, los reyes
que en lugar de David se sientan sobre su trono, entrarán
montados en carros y en caballos por las puertas de esta casa; ellos,
y sus criados y su pueblo.
22:5 Mas si no oyereis estas palabras, por mí mismo he jurado,
dice Jehová, que esta casa será desierta.
22:6 Porque así ha dicho Jehová acerca de la casa
del rey de Judá: Como Galaad eres tú para mí,
y como la cima del Líbano; sin embargo, te convertiré
en soledad, y como ciudades deshabitadas.
22:7 Prepararé contra ti destruidores, cada uno con sus armas,
y cortarán tus cedros escogidos y los echarán en el
fuego.
22:8 Y muchas gentes pasarán junto a esta ciudad, y dirán
cada uno a su compañero: ¿Por qué hizo así
Jehová con esta gran ciudad?
22:9 Y se les responderá: Porque dejaron el pacto de Jehová
su Dios, y adoraron dioses ajenos y les sirvieron.
22:10 No lloréis al muerto, ni de él os condoláis;
llorad amargamente por el que se va, porque no volverá jamás,
ni verá la tierra donde nació.
22:11 Porque así ha dicho Jehová acerca de Salum
hijo de Josías, rey de Judá, el cual reinó
en lugar de Josías su padre, y que salió de este lugar:
No volverá más aquí,
22:12 sino que morirá en el lugar adonde lo llevaron cautivo,
y no verá más esta tierra.
22:13 ¡Ay del que edifica su casa sin justicia, y sus salas
sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, y
no dándole el salario de su trabajo!
22:14 Que dice: Edificaré para mí casa espaciosa,
y salas airosas; y le abre ventanas, y la cubre de cedro, y la pinta
de bermellón.
22:15 ¿Reinarás, porque te rodeas de cedro? ¿No
comió y bebió tu padre, e hizo juicio y justicia,
y entonces le fue bien?
22:16 El juzgó la causa del afligido y del menesteroso, y
entonces estuvo bien. ¿No es esto conocerme a mí?
dice Jehová.
22:17 Mas tus ojos y tu corazón no son sino para tu avaricia,
y para derramar sangre inocente, y para opresión y para hacer
agravio.
22:18 Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim
hijo de Josías, rey de Judá: No lo llorarán,
diciendo: ¡Ay, hermano mío! y ¡Ay, hermana! ni
lo lamentarán, diciendo: ¡Ay, señor! ¡Ay,
su grandeza!
22:19 En sepultura de asno será enterrado, arrastrándole
y echándole fuera de las puertas de Jerusalén.
22:20 Sube al Líbano y clama, y en Basán da tu voz,
y grita hacia todas partes; porque todos tus enamorados son destruidos.
22:21 Te he hablado en tus prosperidades, mas dijiste: No oiré.
Este fue tu camino desde tu juventud, que nunca oíste mi
voz.
22:22 A todos tus pastores pastoreará el viento, y tus enamorados
irán en cautiverio; entonces te avergonzarás y te
confundirás a causa de toda tu maldad.
22:23 Habitaste en el Líbano, hiciste tu nido en los cedros.
¡Cómo gemirás cuando te vinieren dolores, dolor
como de mujer que está de parto!
22:24 Vivo yo, dice Jehová, que si Conías
hijo de Joacim rey de Judá fuera anillo en mi mano derecha,
aun de allí te arrancaría.
22:25 Te entregaré en mano de los que buscan tu vida, y en
mano de aquellos cuya vista temes; sí, en mano de Nabucodonosor
rey de Babilonia, y en mano de los caldeos.
22:26 Te haré llevar cautivo a ti y a tu madre que te dio
a luz, a tierra ajena en que no nacisteis; y allá moriréis.
22:27 Y a la tierra a la cual ellos con toda el alma anhelan volver,
allá no volverán.
22:28 ¿Es este hombre Conías una vasija despreciada
y quebrada? ¿Es un trasto que nadie estima? ¿Por qué
fueron arrojados él y su generación, y echados a tierra
que no habían conocido?
22:29 ¡Tierra, tierra, tierra! oye palabra de Jehová.
22:30 Así ha dicho Jehová: Escribid lo que sucederá
a este hombre privado de descendencia, hombre a quien nada próspero
sucederá en todos los días de su vida; porque ninguno
de su descendencia logrará sentarse sobre el trono de David,
ni reinar sobre Judá.
Capítulo 23
Regreso del remanente
23:1 ¡Ay de los pastores que destruyen y dispersan las ovejas
de mi rebaño! dice Jehová.
23:2 Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de Israel
a los pastores que apacientan mi pueblo: Vosotros dispersasteis
mis ovejas, y las espantasteis, y no las habéis cuidado.
He aquí que yo castigo la maldad de vuestras obras, dice
Jehová.
23:3 Y yo mismo recogeré el remanente de mis ovejas de todas
las tierras adonde las eché, y las haré volver a sus
moradas; y crecerán y se multiplicarán.
23:4 Y pondré sobre ellas pastores que las apacienten; y
no temerán más, ni se amedrentarán, ni serán
menoscabadas, dice Jehová.
23:5 He aquí que vienen días, dice Jehová,
en que levantaré a David renuevo justo, y reinará
como Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia
en la tierra.
23:6 En sus días será salvo Judá, e Israel
habitará confiado; y este será su nombre con el cual
le llamarán: Jehová, justicia nuestra.
23:7 Por tanto, he aquí que vienen días, dice Jehová,
en que no dirán más: Vive Jehová que hizo subir
a los hijos de Israel de la tierra de Egipto,
23:8 sino: Vive Jehová que hizo subir y trajo la descendencia
de la casa de Israel de tierra del norte, y de todas las tierras
adonde yo los había echado; y habitarán en su tierra.
Denunciación de los falsos profetas
23:9 A causa de los profetas mi corazón está quebrantado
dentro de mí, todos mis huesos tiemblan; estoy como un
ebrio, y como hombre a quien dominó el vino, delante de
Jehová, y delante de sus santas palabras.
23:10 Porque la tierra está llena de adúlteros;
a causa de la maldición la tierra está desierta;
los pastizales del desierto se secaron; la carrera de ellos fue
mala, y su valentía no es recta.
23:11 Porque tanto el profeta como el sacerdote son impíos;
aun en mi casa hallé su maldad, dice Jehová.
23:12 Por tanto, su camino será como resbaladeros en oscuridad;
serán empujados, y caerán en él; porque yo
traeré mal sobre ellos en el año de su castigo,
dice Jehová.
23:13 En los profetas de Samaria he visto desatinos; profetizaban
en nombre de Baal, e hicieron errar a mi pueblo de Israel.
23:14 Y en los profetas de Jerusalén he visto torpezas;
cometían adulterios, y andaban en mentiras, y fortalecían
las manos de los malos, para que ninguno se convirtiese de su
maldad; me fueron todos ellos como Sodoma,
y sus moradores como Gomorra.
23:15 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos
contra aquellos profetas: He aquí que yo les hago comer
ajenjos, y les haré beber agua de hiel; porque de los profetas
de Jerusalén salió la hipocresía sobre toda
la tierra.
23:16 Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
No escuchéis las palabras de los profetas que os profetizan;
os alimentan con vanas esperanzas; hablan visión de su
propio corazón, no de la boca de Jehová.
23:17 Dicen atrevidamente a los que me irritan: Jehová
dijo: Paz tendréis; y a cualquiera que anda tras la obstinación
de su corazón, dicen: No vendrá mal sobre vosotros.
23:18 Porque ¿quién estuvo en el secreto de Jehová,
y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento
a su palabra, y la oyó?
23:19 He aquí que la tempestad de Jehová saldrá
con furor; y la tempestad que está preparada caerá
sobre la cabeza de los malos.
23:20 No se apartará el furor de Jehová hasta que
lo haya hecho, y hasta que haya cumplido los pensamientos de su
corazón; en los postreros días lo entenderéis
cumplidamente.
23:21 No envié yo aquellos profetas, pero ellos corrían;
yo no les hablé, mas ellos profetizaban.
23:22 Pero si ellos hubieran estado en mi secreto, habrían
hecho oír mis palabras a mi pueblo, y lo habrían
hecho volver de su mal camino, y de la maldad de sus obras.
23:23 ¿Soy yo Dios de cerca solamente, dice Jehová,
y no Dios desde muy lejos?
23:24 ¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en
escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová,
el cielo y la tierra?
23:25 Yo he oído lo que aquellos profetas dijeron, profetizando
mentira en mi nombre, diciendo: Soñé, soñé.
23:26 ¿Hasta cuándo estará esto en el corazón
de los profetas que profetizan mentira, y que profetizan el engaño
de su corazón?
23:27 ¿No piensan cómo hacen que mi pueblo se olvide
de mi nombre con sus sueños que cada uno cuenta a su compañero,
al modo que sus padres se olvidaron de mi nombre por Baal?
23:28 El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño;
y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera.
¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Jehová.
23:29 ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová,
y como martillo que quebranta la piedra?
23:30 Por tanto, he aquí que yo estoy contra los profetas,
dice Jehová, que hurtan mis palabras cada uno de su más
cercano.
23:31 Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los
profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho.
23:32 He aquí, dice Jehová, yo estoy contra
los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y
hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y
yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho
hicieron a este pueblo, dice Jehová.
23:33 Y cuando te preguntare este pueblo, o el profeta, o el sacerdote,
diciendo: ¿Cuál es la profecía de Jehová?
les dirás: Esta es la profecía: Os dejaré,
ha dicho Jehová.
23:34 Y al profeta, al sacerdote o al pueblo que dijere: Profecía
de Jehová, yo enviaré castigo sobre tal hombre y
sobre su casa.
23:35 Así diréis cada cual a su compañero,
y cada cual a su hermano: ¿Qué ha respondido Jehová,
y qué habló Jehová?
23:36 Y nunca más os vendrá a la memoria decir:
Profecía de Jehová; porque la palabra de cada uno
le será por profecía; pues pervertisteis las palabras
del Dios viviente, de Jehová de los ejércitos, Dios
nuestro.
23:37 Así dirás al profeta: ¿Qué te
respondió Jehová, y qué habló Jehová?
23:38 Mas si dijereis: Profecía de Jehová; por eso
Jehová dice así: Porque dijisteis esta palabra,
Profecía de Jehová, habiendo yo enviado a deciros:
No digáis: Profecía de Jehová,
23:39 por tanto, he aquí que yo os echaré en olvido,
y arrancaré de mi presencia a vosotros y a la ciudad que
di a vosotros y a vuestros padres;
23:40 y pondré sobre vosotros afrenta perpetua, y eterna
confusión que nunca borrará el olvido.
Capítulo 24
La señal de los higos buenos y malos
24:1 Después de haber transportado Nabucodonosor rey de Babilonia
a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, a los príncipes
de Judá y los artesanos y herreros de Jerusalén, y
haberlos llevado a Babilonia, me mostró Jehová dos
cestas de higos puestas delante del templo de Jehová.
24:2 Una cesta tenía higos muy buenos, como brevas; y la
otra cesta tenía higos muy malos, que de malos no se podían
comer.
24:3 Y me dijo Jehová: ¿Qué ves tú,
Jeremías? Y dije: Higos; higos buenos, muy buenos; y malos,
muy malos, que de malos no se pueden comer.
24:4 Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
24:5 Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como a estos
higos buenos, así miraré a los transportados de Judá,
a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos,
para bien.
24:6 Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los
volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré;
los plantaré y no los arrancaré.
24:7 Y les daré corazón para que me conozcan que yo
soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré
a ellos por Dios; porque se volverán a mí de todo
su corazón.
24:8 Y como los higos malos, que de malos no se pueden comer, así
ha dicho Jehová, pondré a Sedequías rey de
Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén
que quedó en esta tierra, y a los que moran en la tierra
de Egipto.
24:9 Y los daré por escarnio y por mal a todos los reinos
de la tierra; por infamia, por ejemplo, por refrán y por
maldición a todos los lugares adonde yo los arroje.
24:10 Y enviaré sobre ellos espada, hambre y pestilencia,
hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a
sus padres.
Capítulo 25
Setenta años de desolación
25:1 Palabra que vino a Jeremías acerca de todo el pueblo
de Judá en el año cuarto de Joacim
hijo de Josías, rey de Judá, el cual era el año
primero de Nabucodonosor rey de Babilonia;
25:2 la cual habló el profeta Jeremías a todo el pueblo
de Judá y a todos los moradores de Jerusalén, diciendo:
25:3 Desde el año trece de Josías hijo de Amón,
rey de Judá, hasta este día, que son vientitrés
años, ha venido a mí palabra de Jehová, y he
hablado desde temprano y sin cesar; pero no oísteis.
25:4 Y envió Jehová a vosotros todos sus siervos los
profetas, enviándoles desde temprano y sin cesar; pero no
oísteis, ni inclinasteis vuestro oído para escuchar
25:5 cuando decían: Volveos ahora de vuestro mal camino y
de la maldad de vuestras obras, y moraréis en la tierra que
os dio Jehová a vosotros y a vuestros padres para siempre;
25:6 y no vayáis en pos de dioses ajenos, sirviéndoles
y adorándoles, ni me provoquéis a ira con la obra
de vuestras manos; y no os haré mal.
25:7 Pero no me habéis oído, dice Jehová, para
provocarme a ira con la obra de vuestras manos para mal vuestro.
25:8 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Por cuanto no habéis oído mis palabras,
25:9 he aquí enviaré y tomaré a todas las tribus
del norte, dice Jehová, y a Nabucodonosor rey de Babilonia,
mi siervo, y los traeré contra esta tierra y contra sus moradores,
y contra todas estas naciones en derredor; y los destruiré,
y los pondré por escarnio y por burla y en desolación
perpetua.
25:10 Y haré que desaparezca de entre ellos la voz de gozo
y la voz de alegría, la voz de desposado y la voz de desposada,
ruido de molino y luz de lámpara.
25:11 Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto;
y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años.
25:12 Y cuando sean cumplidos los setenta años, castigaré
al rey de Babilonia y a aquella nación por su maldad, ha
dicho Jehová, y a la tierra de los caldeos; y la convertiré
en desiertos para siempre.
25:13 Y traeré sobre aquella tierra todas mis palabras que
he hablado contra ella, con todo lo que está escrito en este
libro, profetizado por Jeremías contra todas las naciones.
25:14 Porque también ellas serán sojuzgadas por muchas
naciones y grandes reyes; y yo les pagaré conforme a sus
hechos, y conforme a la obra de sus manos.
La copa de ira para las naciones
25:15 Porque así me dijo Jehová Dios de Israel:
Toma de mi mano la copa del vino de este furor, y da a beber de
él a todas las naciones a las cuales yo te envío.
25:16 Y beberán, y temblarán y enloquecerán,
a causa de la espada que yo envío entre ellas.
25:17 Y tomé la copa de la mano de Jehová, y di
de beber a todas las naciones, a las cuales me envió Jehová:
25:18 a Jerusalén, a las ciudades de Judá y a sus
reyes, y a sus príncipes, para ponerlos en ruinas, en escarnio
y en burla y en maldición, como hasta hoy;
25:19 a Faraón rey de Egipto, a sus siervos, a sus príncipes
y a todo su pueblo;
25:20 y a toda la mezcla de naciones, a todos los reyes de tierra
de Uz, y a todos los reyes de la tierra de Filistea, a Ascalón,
a Gaza, a Ecrón y al remanente de Asdod;
25:21 a Edom, a Moab y a los hijos de Amón;
25:22 a todos los reyes de Tiro, a todos los reyes de Sidón,
a los reyes de las costas que están de ese lado del mar;
25:23 a Dedán, a Tema y a Buz, y a todos los que se rapan
las sienes;
25:24 a todos los reyes de Arabia, a todos los reyes de pueblos
mezclados que habitan en el desierto;
25:25 a todos los reyes de Zimri, a todos los reyes de Elam, a
todos los reyes de Media;
25:26 a todos los reyes del norte, los de cerca y los de lejos,
los unos con los otros, y a todos los reinos del mundo que están
sobre la faz de la tierra; y el rey de Babilonia beberá
después de ellos.
25:27 Les dirás, pues: Así ha dicho Jehová
de los ejércitos, Dios de Israel: Bebed, y embriagaos,
y vomitad, y caed, y no os levantéis, a causa de la espada
que yo envío entre vosotros.
25:28 Y si no quieren tomar la copa de tu mano para beber, les
dirás tú: Así ha dicho Jehová de los
ejércitos: Tenéis que beber.
25:29 Porque he aquí que a la ciudad en la cual es invocado
mi nombre yo comienzo a hacer mal; ¿y vosotros seréis
absueltos? No seréis absueltos; porque espada traigo sobre
todos los moradores de la tierra, dice Jehová de los ejércitos.
25:30 Tú, pues, profetizarás contra ellos todas
estas palabras y les dirás: Jehová rugirá
desde lo alto, y desde su morada santa dará su voz; rugirá
fuertemente contra su morada; canción de lagareros cantará
contra todos los moradores de la tierra.
25:31 Llegará el estruendo hasta el fin de la tierra, porque
Jehová tiene juicio contra las naciones; él es el
Juez de toda carne; entregará los impíos a espada,
dice Jehová.
25:32 Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
He aquí que el mal irá de nación en nación,
y grande tempestad se levantará de los fines de la tierra.
25:33 Y yacerán los muertos de Jehová en aquel día
desde un extremo de la tierra hasta el otro; no se endecharán
ni se recogerán ni serán enterrados; como estiércol
quedarán sobre la faz de la tierra.
25:34 Aullad, pastores, y clamad; revolcaos en el polvo, mayorales
del rebaño; porque cumplidos son vuestros días para
que seáis degollados y esparcidos, y caeréis como
vaso precioso.
25:35 Y se acabará la huida de los pastores, y el escape
de los mayorales del rebaño.
25:36 ¡Voz de la gritería de los pastores, y aullido
de los mayorales del rebaño! porque Jehová asoló
sus pastos.
25:37 Y los pastos delicados serán destruidos por el ardor
de la ira de Jehová.
25:38 Dejó cual leoncillo su guarida; pues asolada fue
la tierra de ellos por la ira del opresor, y por el furor de su
saña.
Capítulo 26
Jeremías es amenazado de muerte
26:1 En el principio del reinado de Joacim
hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de
Jehová, diciendo:
26:2 Así ha dicho Jehová: Ponte en el atrio de la
casa de Jehová, y habla a todas las ciudades de Judá,
que vienen para adorar en la casa de Jehová, todas las palabras
que yo te mandé hablarles; no retengas palabra.
26:3 Quizá oigan, y se vuelvan cada uno de su mal camino,
y me arrepentiré yo del mal que pienso hacerles por la maldad
de sus obras.
26:4 Les dirás, pues: Así ha dicho Jehová:
Si no me oyereis para andar en mi ley, la cual puse ante vosotros,
26:5 para atender a las palabras de mis siervos los profetas, que
yo os envío desde temprano y sin cesar, a los cuales no habéis
oído,
26:6 yo pondré esta casa como Silo,
y esta ciudad la pondré por maldición a todas las
naciones de la tierra.
26:7 Y los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron a Jeremías
hablar estas palabras en la casa de Jehová.
26:8 Y cuando terminó de hablar Jeremías todo lo que
Jehová le había mandado que hablase a todo el pueblo,
los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le echaron mano,
diciendo: De cierto morirás.
26:9 ¿Por qué has profetizado en nombre de Jehová,
diciendo: Esta casa será como Silo, y esta ciudad será
asolada hasta no quedar morador? Y todo el pueblo se juntó
contra Jeremías en la casa de Jehová.
26:10 Y los príncipes de Judá oyeron estas cosas,
y subieron de la casa del rey a la casa de Jehová, y se sentaron
en la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová.
26:11 Entonces hablaron los sacerdotes y los profetas a los príncipes
y a todo el pueblo, diciendo: En pena de muerte ha incurrido este
hombre; porque profetizó contra esta ciudad, como vosotros
habéis oído con vuestros oídos.
26:12 Y habló Jeremías a todos los príncipes
y a todo el pueblo, diciendo: Jehová me envió a profetizar
contra esta casa y contra esta ciudad, todas las palabras que habéis
oído.
26:13 Mejorad ahora vuestros caminos y vuestras obras, y oíd
la voz de Jehová vuestro Dios, y se arrepentirá Jehová
del mal que ha hablado contra vosotros.
26:14 En lo que a mí toca, he aquí estoy en vuestras
manos; haced de mí como mejor y más recto os parezca.
26:15 Mas sabed de cierto que si me matáis, sangre inocente
echaréis sobre vosotros, y sobre esta ciudad y sobre sus
moradores; porque en verdad Jehová me envió a vosotros
para que dijese todas estas palabras en vuestros oídos.
26:16 Y dijeron los príncipes y todo el pueblo a los sacerdotes
y profetas: No ha incurrido este hombre en pena de muerte, porque
en nombre de Jehová nuestro Dios nos ha hablado.
26:17 Entonces se levantaron algunos de los ancianos de la tierra
y hablaron a toda la reunión del pueblo, diciendo:
26:18 Miqueas de Moreset profetizó en tiempo de Ezequías
rey de Judá, y habló a todo el pueblo de Judá,
diciendo: Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Sion será arada como campo, y Jerusalén vendrá
a ser montones de ruinas, y el monte de la casa como cumbres de
bosque.
26:19 ¿Acaso lo mataron Ezequías rey de Judá
y todo Judá? ¿No temió a Jehová, y oró
en presencia de Jehová, y Jehová se arrepintió
del mal que había hablado contra ellos? ¿Haremos,
pues, nosotros tan gran mal contra nuestras almas?
26:20 Hubo también un hombre que profetizaba en nombre de
Jehová, Urías hijo de Semaías, de Quiriat-jearim,
el cual profetizó contra esta ciudad y contra esta tierra,
conforme a todas las palabras de Jeremías;
26:21 y oyeron sus palabras el rey Joacim y todos sus grandes, y
todos sus príncipes, y el rey procuró matarle; entendiendo
lo cual Urías, tuvo temor, y huyó a Egipto.
26:22 Y el rey Joacim envió hombres a Egipto, a Elnatán
hijo de Acbor y otros hombres con él, a Egipto;
26:23 los cuales sacaron a Urías de Egipto y lo trajeron
al rey Joacim, el cual lo mató a espada, y echó su
cuerpo en los sepulcros del vulgo.
26:24 Pero la mano de Ahicam hijo de Safán estaba a favor
de Jeremías, para que no lo entregasen en las manos del pueblo
para matarlo.
Capítulo 27
La señal de los yugos
27:1 En el principio del reinado de Joacim
hijo de Josías, rey de Judá, vino esta palabra de
Jehová a Jeremías, diciendo:
27:2 Jehová me ha dicho así: Hazte coyundas y yugos,
y ponlos sobre tu cuello;
27:3 y los enviarás al rey de Edom, y al rey de Moab, y al
rey de los hijos de Amón, y al rey de Tiro, y al rey de Sidón,
por mano de los mensajeros que vienen a Jerusalén a Sedequías
rey de Judá.
27:4 Y les mandarás que digan a sus señores: Así
ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel:
Así habéis de decir a vuestros señores:
27:5 Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que están
sobre la faz de la tierra, con mi gran poder y con mi brazo extendido,
y la di a quien yo quise.
27:6 Y ahora yo he puesto todas estas tierras en mano de Nabucodonosor
rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado
para que le sirvan.
27:7 Y todas las naciones le servirán a él, a su hijo,
y al hijo de su hijo, hasta que venga también el tiempo de
su misma tierra, y la reduzcan a servidumbre muchas naciones y grandes
reyes.
27:8 Y a la nación y al reino que no sirviere a Nabucodonosor
rey de Babilonia, y que no pusiere su cuello debajo del yugo del
rey de Babilonia, castigaré a tal nación con espada
y con hambre y con pestilencia, dice Jehová, hasta que la
acabe yo por su mano.
27:9 Y vosotros no prestéis oído a vuestros profetas,
ni a vuestros adivinos, ni a vuestros soñadores, ni a vuestros
agoreros, ni a vuestros encantadores, que os hablan diciendo: No
serviréis al rey de Babilonia.
27:10 Porque ellos os profetizan mentira, para haceros alejar de
vuestra tierra, y para que yo os arroje y perezcáis.
27:11 Mas a la nación que sometiere su cuello al yugo del
rey de Babilonia y le sirviere, la dejaré en su tierra, dice
Jehová, y la labrará y morará en ella.
27:12 Hablé también a Sedequías rey de Judá
conforme a todas estas palabras, diciendo: Someted vuestros cuellos
al yugo del rey de Babilonia, y servidle a él y a su pueblo,
y vivid.
27:13 ¿Por qué moriréis tú y tu pueblo
a espada, de hambre y de pestilencia, según ha dicho Jehová
de la nación que no sirviere al rey de Babilonia?
27:14 No oigáis las palabras de los profetas que os hablan
diciendo: No serviréis al rey de Babilonia; porque os profetizan
mentira.
27:15 Porque yo no los envié, dice Jehová, y ellos
profetizan falsamente en mi nombre, para que yo os arroje y perezcáis
vosotros y los profetas que os profetizan.
27:16 También a los sacerdotes y a todo este pueblo hablé
diciendo: Así ha dicho Jehová: No oigáis las
palabras de vuestros profetas que os profetizan diciendo: He aquí
que los utensilios de la casa de Jehová volverán de
Babilonia ahora pronto; porque os profetizan mentira.
27:17 No los oigáis; servid al rey de Babilonia y vivid;
¿por qué ha de ser desolada esta ciudad?
27:18 Y si ellos son profetas, y si está con ellos la palabra
de Jehová, oren ahora a Jehová de los ejércitos
para que los utensilios que han quedado en la casa de Jehová
y en la casa del rey de Judá y en Jerusalén, no vayan
a Babilonia.
27:19 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos
acerca de aquellas columnas, del estanque, de las basas y del resto
de los utensilios que quedan en esta ciudad,
27:20 que no quitó Nabucodonosor rey de Babilonia cuando
transportó de Jerusalén a Babilonia a Jeconías
hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los nobles de Judá
y de Jerusalén;
27:21 así, pues, ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel, acerca de los utensilios que quedaron en la casa
de Jehová, y en la casa del rey de Judá, y en Jerusalén:
27:22 A Babilonia serán transportados, y allí estarán
hasta el día en que yo los visite, dice Jehová; y
después los traeré y los restauraré a este
lugar.
Capítulo 28
Falsa profecía de Hananías
28:1 Aconteció en el mismo año, en el principio del
reinado de Sedequías
rey de Judá, en el año cuarto, en el quinto mes, que
Hananías hijo de Azur, profeta que era de Gabaón,
me habló en la casa de Jehová delante de los sacerdotes
y de todo el pueblo, diciendo:
28:2 Así habló Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel, diciendo: Quebranté el yugo del rey de Babilonia.
28:3 Dentro de dos años haré volver a este lugar todos
los utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor rey
de Babilonia tomó de este lugar para llevarlos a Babilonia,
28:4 y yo haré volver a este lugar a Jeconías hijo
de Joacim, rey de Judá, y a todos los transportados de Judá
que entraron en Babilonia, dice Jehová; porque yo quebrantaré
el yugo del rey de Babilonia.
28:5 Entonces respondió el profeta Jeremías al profeta
Hananías, delante de los sacerdotes y delante de todo el
pueblo que estaba en la casa de Jehová.
28:6 Y dijo el profeta Jeremías: Amén, así
lo haga Jehová. Confirme Jehová tus palabras, con
las cuales profetizaste que los utensilios de la casa de Jehová,
y todos los transportados, han de ser devueltos de Babilonia a este
lugar.
28:7 Con todo eso, oye ahora esta palabra que yo hablo en tus oídos
y en los oídos de todo el pueblo:
28:8 Los profetas que fueron antes de mí y antes de ti en
tiempos pasados, profetizaron guerra, aflicción y pestilencia
contra muchas tierras y contra grandes reinos.
28:9 El profeta que profetiza de paz, cuando se cumpla la palabra
del profeta, será conocido como el profeta que Jehová
en verdad envió.
28:10 Entonces el profeta Hananías quitó el yugo del
cuello del profeta Jeremías, y lo quebró.
28:11 Y habló Hananías en presencia de todo el pueblo,
diciendo: Así ha dicho Jehová: De esta manera romperé
el yugo de Nabucodonosor rey de Babilonia, del cuello de todas las
naciones, dentro de dos años. Y siguió Jeremías
su camino.
28:12 Y después que el profeta Hananías rompió
el yugo del cuello del profeta Jeremías, vino palabra de
Jehová a Jeremías, diciendo:
28:13 Ve y habla a Hananías, diciendo: Así ha dicho
Jehová: Yugos de madera quebraste, mas en vez de ellos harás
yugos de hierro.
28:14 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: Yugo de hierro puse sobre el cuello de todas estas
naciones, para que sirvan a Nabucodonosor rey de Babilonia, y han
de servirle; y aun también le he dado las bestias del campo.
28:15 Entonces dijo el profeta Jeremías al profeta Hananías:
Ahora oye, Hananías: Jehová no te envió, y
tú has hecho confiar en mentira a este pueblo.
28:16 Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí
que yo te quito de sobre la faz de la tierra; morirás en
este año, porque hablaste rebelión contra Jehová.
28:17 Y en el mismo año murió Hananías, en
el mes séptimo.
Capítulo 29
Carta de Jeremías a los cautivos
29:1 Estas son las palabras de la carta que el profeta Jeremías
envió de Jerusalén a los ancianos que habían
quedado de los que fueron transportados, y a los sacerdotes y profetas
y a todo el pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo de Jerusalén
a Babilonia
29:2 (después que salió el rey Jeconías, la
reina, los del palacio, los príncipes de Judá y de
Jerusalén, los artífices y los ingenieros de Jerusalén),
29:3 por mano de Elasa hijo de Safán y de Gemarías
hijo de Hilcías, a quienes envió Sedequías
rey de Judá a Babilonia, a Nabucodonosor rey de Babilonia.
Decía:
29:4 Así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel, a todos los de la cautividad que hice transportar
de Jerusalén a Babilonia:
29:5 Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del
fruto de ellos.
29:6 Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos,
y dad maridos a vuestras hijas, para que tengan hijos e hijas; y
multiplicaos ahí, y no os disminuyáis.
29:7 Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar,
y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis
vosotros paz.
29:8 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: No os engañen vuestros profetas que están
entre vosotros, ni vuestros adivinos; ni atendáis a los sueños
que soñáis.
29:9 Porque falsamente os profetizan ellos en mi nombre; no los
envié, ha dicho Jehová.
29:10 Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia
se cumplan los setenta años,
yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena
palabra, para haceros volver a este lugar.
29:11 Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros,
dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros
el fin que esperáis.
29:12 Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis
a mí, y yo os oiré;
29:13 y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis
de todo vuestro corazón.
29:14 Y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y
haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas
las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice
Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice
llevar.
29:15 Mas habéis dicho: Jehová nos ha levantado profetas
en Babilonia.
29:16 Pero así ha dicho Jehová acerca del rey que
está sentado sobre el trono de David, y de todo el pueblo
que mora en esta ciudad, de vuestros hermanos que no salieron con
vosotros en cautiverio;
29:17 así ha dicho Jehová de los ejércitos:
He aquí envío yo contra ellos espada, hambre y pestilencia,
y los pondré como los higos malos, que de tan malos no se
pueden comer.
29:18 Los perseguiré con espada, con hambre y con pestilencia,
y los daré por escarnio a todos los reinos de la tierra,
por maldición y por espanto, y por burla y por afrenta para
todas las naciones entre las cuales los he arrojado;
29:19 por cuanto no oyeron mis palabras, dice Jehová, que
les envié por mis siervos los profetas, desde temprano y
sin cesar; y no habéis escuchado, dice Jehová.
29:20 Oíd, pues, palabra de Jehová, vosotros todos
los transportados que envié de Jerusalén a Babilonia.
29:21 Así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel, acerca de Acab hijo de Colaías, y acerca
de Sedequías hijo de Maasías, que os profetizan falsamente
en mi nombre: He aquí los entrego yo en mano de Nabucodonosor
rey de Babilonia, y él los matará delante de vuestros
ojos.
29:22 Y todos los transportados de Judá que están
en Babilonia harán de ellos una maldición, diciendo:
Póngate Jehová como a Sedequías y como a Acab,
a quienes asó al fuego el rey de Babilonia.
29:23 Porque hicieron maldad en Israel, y cometieron adulterio con
las mujeres de sus prójimos, y falsamente hablaron en mi
nombre palabra que no les mandé; lo cual yo sé y testifico,
dice Jehová.
29:24 Y a Semaías de Nehelam hablarás, diciendo:
29:25 Así habló Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel, diciendo: Tú enviaste cartas en tu nombre
a todo el pueblo que está en Jerusalén, y al sacerdote
Sofonías hijo de Maasías, y a todos los sacerdotes,
diciendo:
29:26 Jehová te ha puesto por sacerdote en lugar del sacerdote
Joiada, para que te encargues en la casa de Jehová de todo
hombre loco que profetice, poniéndolo en el calabozo y en
el cepo.
29:27 ¿Por qué, pues, no has reprendido ahora a Jeremías
de Anatot, que os profetiza?
29:28 Porque él nos envió a decir en Babilonia: Largo
será el cautiverio; edificad casas, y habitadlas; plantad
huertos, y comed el fruto de ellos.
29:29 Y el sacerdote Sofonías había leído esta
carta a oídos del profeta Jeremías.
29:30 Y vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
29:31 Envía a decir a todos los cautivos: Así ha dicho
Jehová de Semaías de Nehelam: Porque os profetizó
Semaías, y yo no lo envié, y os hizo confiar en mentira;
29:32 por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí
que yo castigaré a Semaías de Nehelam y a su descendencia;
no tendrá varón que more entre este pueblo, ni verá
el bien que haré yo a mi pueblo, dice Jehová; porque
contra Jehová ha hablado rebelión.
Capítulo 30
Dios promete que los cautivos volverán
30:1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo:
30:2 Así habló Jehová Dios de Israel, diciendo:
Escríbete en un libro todas las palabras que te he hablado.
30:3 Porque he aquí que vienen días, dice Jehová,
en que haré volver a los cautivos de mi pueblo Israel y Judá,
ha dicho Jehová, y los traeré a la tierra que di a
sus padres, y la disfrutarán.
30:4 Estas, pues, son las palabras que habló Jehová
acerca de Israel y de Judá.
30:5 Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído
voz de temblor; de espanto, y no de paz.
30:6 Inquirid ahora, y mirad si el varón da a luz; porque
he visto que todo hombre tenía las manos sobre sus lomos,
como mujer que está de parto, y se han vuelto pálidos
todos los rostros.
30:7 ¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que
no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob;
pero de ella será librado.
30:8 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos,
yo quebraré su yugo de tu cuello, y romperé tus coyundas,
y extranjeros no lo volverán más a poner en servidumbre,
30:9 sino que servirán a Jehová su Dios y a David
su rey, a quien yo les levantaré.
30:10 Tú, pues, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová,
ni te atemorices, Israel; porque he aquí que yo soy el que
te salvo de lejos a ti y a tu descendencia de la tierra de cautividad;
y Jacob volverá, descansará y vivirá tranquilo,
y no habrá quien le espante.
30:11 Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová,
y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí;
pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con
justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo.
30:12 Porque así ha dicho Jehová: Incurable es tu
quebrantamiento, y dolorosa tu llaga.
30:13 No hay quien juzgue tu causa para sanarte; no hay para ti
medicamentos eficaces.
30:14 Todos tus enamorados te olvidaron; no te buscan; porque como
hiere un enemigo te herí, con azote de adversario cruel,
a causa de la magnitud de tu maldad y de la multitud de tus pecados.
30:15 ¿Por qué gritas a causa de tu quebrantamiento?
Incurable es tu dolor, porque por la grandeza de tu iniquidad y
por tus muchos pecados te he hecho esto.
30:16 Pero serán consumidos todos los que te consumen; y
todos tus adversarios, todos irán en cautiverio; hollados
serán los que te hollaron, y a todos los que hicieron presa
de ti daré en presa.
30:17 Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré
tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo:
Esta es Sion, de la que nadie se acuerda.
30:18 Así ha dicho Jehová: He aquí yo hago
volver los cautivos de las tiendas de Jacob, y de sus tiendas tendré
misericordia, y la ciudad será edificada sobre su colina,
y el templo será asentado según su forma.
30:19 Y saldrá de ellos acción de gracias, y voz de
nación que está en regocijo, y los multiplicaré,
y no serán disminuidos; los multiplicaré, y no serán
menoscabados.
30:20 Y serán sus hijos como antes, y su congregación
delante de mí será confirmada; y castigaré
a todos sus opresores.
30:21 De ella saldrá su príncipe, y de en medio de
ella saldrá su señoreador; y le haré llegar
cerca, y él se acercará a mí; porque ¿quién
es aquel que se atreve a acercarse a mí? dice Jehová.
30:22 Y me seréis por pueblo, y yo seré vuestro Dios.
30:23 He aquí, la tempestad de Jehová sale con furor;
la tempestad que se prepara, sobre la cabeza de los impíos
reposará.
30:24 No se calmará el ardor de la ira de Jehová,
hasta que haya hecho y cumplido los pensamientos de su corazón;
en el fin de los días entenderéis esto.
Capítulo 31
31:1 En aquel tiempo, dice Jehová, yo seré por Dios
a todas las familias de Israel, y ellas me serán a mí
por pueblo.
31:2 Así ha dicho Jehová: El pueblo que escapó
de la espada halló gracia en el desierto, cuando Israel iba
en busca de reposo.
31:3 Jehová se manifestó a mí hace ya mucho
tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué
mi misericordia.
31:4 Aún te edificaré, y serás edificada, oh
virgen de Israel; todavía serás adornada con tus panderos,
y saldrás en alegres danzas.
31:5 Aún plantarás viñas en los montes de Samaria;
plantarán los que plantan, y disfrutarán de ellas.
31:6 Porque habrá día en que clamarán los guardas
en el monte de Efraín: Levantaos, y subamos a Sion, a Jehová
nuestro Dios.
31:7 Porque así ha dicho Jehová: Regocijaos en Jacob
con alegría, y dad voces de júbilo a la cabeza de
naciones; haced oír, alabad, y decid: Oh Jehová, salva
a tu pueblo, el remanente de Israel.
31:8 He aquí yo los hago volver de la tierra del norte, y
los reuniré de los fines de la tierra, y entre ellos ciegos
y cojos, la mujer que está encinta y la que dio a luz juntamente;
en gran compañía volverán acá.
31:9 Irán con lloro, mas con misericordia los haré
volver, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino
derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por
padre, y Efraín es mi primogénito.
31:10 Oíd palabra de Jehová, oh naciones, y hacedlo
saber en las costas que están lejos, y decid: El que esparció
a Israel lo reunirá y guardará, como el pastor a su
rebaño.
31:11 Porque Jehová redimió a Jacob, lo redimió
de mano del más fuerte que él.
31:12 Y vendrán con gritos de gozo en lo alto de Sion, y
correrán al bien de Jehová, al pan, al vino, al aceite,
y al ganado de las ovejas y de las vacas; y su alma será
como huerto de riego, y nunca más tendrán dolor.
31:13 Entonces la virgen se alegrará en la danza, los jóvenes
y los viejos juntamente; y cambiaré su lloro en gozo, y los
consolaré, y los alegraré de su dolor.
31:14 Y el alma del sacerdote satisfaré con abundancia, y
mi pueblo será saciado de mi bien, dice Jehová.
31:15 Así ha dicho Jehová: Voz fue oída en
Ramá, llanto y lloro amargo; Raquel que lamenta por sus hijos,
y no quiso ser consolada acerca de sus hijos, porque perecieron.
31:16 Así ha dicho Jehová: Reprime del llanto tu voz,
y de las lágrimas tus ojos; porque salario hay para tu trabajo,
dice Jehová, y volverán de la tierra del enemigo.
31:17 Esperanza hay también para tu porvenir, dice Jehová,
y los hijos volverán a su propia tierra.
31:18 Escuchando, he oído a Efraín que se lamentaba:
Me azotaste, y fui castigado como novillo indómito; conviérteme,
y seré convertido, porque tú eres Jehová mi
Dios.
31:19 Porque después que me aparté tuve arrepentimiento,
y después que reconocí mi falta, herí mi muslo;
me avergoncé y me confundí, porque llevé la
afrenta de mi juventud.
31:20 ¿No es Efraín hijo precioso para mí?
¿no es niño en quien me deleito? pues desde que hablé
de él, me he acordado de él constantemente. Por eso
mis entrañas se conmovieron por él; ciertamente tendré
de él misericordia, dice Jehová.
31:21 Establécete señales, ponte majanos altos, nota
atentamente la calzada; vuélvete por el camino por donde
fuiste, virgen de Israel, vuelve a estas tus ciudades.
31:22 ¿Hasta cuándo andarás errante, oh hija
contumaz? Porque Jehová creará una cosa nueva sobre
la tierra: la mujer rodeará al varón.
31:23 Así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: Aún dirán esta palabra en la tierra
de Judá y en sus ciudades, cuando yo haga volver sus cautivos:
Jehová te bendiga, oh morada de justicia, oh monte santo.
31:24 Y habitará allí Judá, y también
en todas sus ciudades labradores, y los que van con rebaño.
31:25 Porque satisfaré al alma cansada, y saciaré
a toda alma entristecida.
31:26 En esto me desperté, y vi, y mi sueño me fue
agradable.
El nuevo pacto
31:27 He aquí vienen días, dice Jehová,
en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá
de simiente de hombre y de simiente de animal.
31:28 Y así como tuve cuidado de ellos para arrancar y
derribar, y trastornar y perder y afligir, tendré cuidado
de ellos para edificar y plantar, dice Jehová.
31:29 En aquellos días no dirán más: Los
padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen
la dentera,
31:30 sino que cada cual morirá por su propia maldad; los
dientes de todo hombre que comiere las uvas agrias, tendrán
la dentera.
31:31 He aquí que vienen días, dice Jehová,
en los cuales haré nuevo pacto
con la casa de Israel y con la casa de Judá.
31:32 No como el pacto que hice con sus padres el día que
tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque
ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos,
dice Jehová.
31:33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel
después de aquellos días, dice Jehová: Daré
mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón;
y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por
pueblo.
31:34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo,
ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque
todos me conocerán, desde el más pequeño
de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque
perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más
de su pecado.
31:35 Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz
del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz
de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová
de los ejércitos es su nombre:
31:36 Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová,
también la descendencia de Israel faltará para no
ser nación delante de mí eternamente.
31:37 Así ha dicho Jehová: Si los cielos arriba
se pueden medir, y explorarse abajo los fundamentos de la tierra,
también yo desecharé toda la descendencia de Israel
por todo lo que hicieron, dice Jehová.
31:38 He aquí que vienen días, dice Jehová,
en que la ciudad será edificada a Jehová, desde
la torre de Hananeel hasta la puerta del Angulo.
31:39 Y saldrá más allá el cordel de la medida
delante de él sobre el collado de Gareb, y rodeará
a Goa.
31:40 Y todo el valle de los cuerpos muertos y de la ceniza, y
todas las llanuras hasta el arroyo de Cedrón, hasta la
esquina de la puerta de los caballos al oriente, será santo
a Jehová; no será arrancada ni destruida más
para siempre.
Capítulo 32
Jeremías compra la heredad de Hanameel
32:1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, el año
décimo de Sedequías
rey de Judá, que fue el año decimoctavo de Nabucodonosor.
32:2 Entonces el ejército del rey de Babilonia tenía
sitiada a Jerusalén, y el profeta Jeremías estaba
preso en el patio de la cárcel que estaba en la casa del
rey de Judá.
32:3 Porque Sedequías rey de Judá lo había
puesto preso, diciendo: ¿Por qué profetizas tú
diciendo: Así ha dicho Jehová: He aquí yo entrego
esta ciudad en mano del rey de Babilonia, y la tomará;
32:4 y Sedequías rey de Judá no escapará de
la mano de los caldeos, sino que de cierto será entregado
en mano del rey de Babilonia, y hablará con él boca
a boca, y sus ojos verán sus ojos,
32:5 y hará llevar a Sedequías a Babilonia, y allá
estará hasta que yo le visite; y si peleareis contra los
caldeos, no os irá bien, dice Jehová?
32:6 Dijo Jeremías: Palabra de Jehová vino a mí,
diciendo:
32:7 He aquí que Hanameel hijo de Salum tu tío viene
a ti, diciendo: Cómprame mi heredad que está en Anatot;
porque tú tienes derecho a ella para comprarla.
32:8 Y vino a mí Hanameel hijo de mi tío, conforme
a la palabra de Jehová, al patio de la cárcel, y me
dijo: Compra ahora mi heredad, que está en Anatot en tierra
de Benjamín, porque tuyo es el derecho de la herencia, y
a ti corresponde el rescate; cómprala para ti. Entonces conocí
que era palabra de Jehová.
32:9 Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío,
la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero; diecisiete
siclos de plata.
32:10 Y escribí la carta y la sellé, y la hice certificar
con testigos, y pesé el dinero en balanza.
32:11 Tomé luego la carta de venta, sellada según
el derecho y costumbre, y la copia abierta.
32:12 Y di la carta de venta a Baruc hijo de Nerías, hijo
de Maasías, delante de Hanameel el hijo de mi tío,
y delante de los testigos que habían suscrito la carta de
venta, delante de todos los judíos que estaban en el patio
de la cárcel.
32:13 Y di orden a Baruc delante de ellos, diciendo:
32:14 Así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: Toma estas cartas, esta carta de venta sellada,
y esta carta abierta, y ponlas en una vasija de barro, para que
se conserven muchos días.
32:15 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: Aún se comprarán casas, heredades
y viñas en esta tierra.
32:16 Y después que di la carta de venta a Baruc hijo de
Nerías, oré a Jehová, diciendo:
32:17 ¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú
hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido,
ni hay nada que sea difícil para ti;
32:18 que haces misericordia a millares, y castigas la maldad de
los padres en sus hijos después de ellos; Dios grande, poderoso,
Jehová de los ejércitos es su nombre;
32:19 grande en consejo, y magnífico en hechos; porque tus
ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos
de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos, y
según el fruto de sus obras.
32:20 Tú hiciste señales y portentos en tierra de
Egipto hasta este día, y en Israel, y entre los hombres;
y te has hecho nombre, como se ve en el día de hoy.
32:21 Y sacaste a tu pueblo Israel de la tierra de Egipto con señales
y portentos, con mano fuerte y brazo extendido, y con terror grande;
32:22 y les diste esta tierra, de la cual juraste a sus padres que
se la darías, la tierra que fluye leche y miel;
32:23 y entraron, y la disfrutaron; pero no oyeron tu voz, ni anduvieron
en tu ley; nada hicieron de lo que les mandaste hacer; por tanto,
has hecho venir sobre ellos todo este mal.
32:24 He aquí que con arietes han acometido la ciudad para
tomarla, y la ciudad va a ser entregada en mano de los caldeos que
pelean contra ella, a causa de la espada, del hambre y de la pestilencia;
ha venido, pues, a suceder lo que tú dijiste, y he aquí
lo estás viendo.
32:25 ¡Oh Señor Jehová! ¿y tú
me has dicho: Cómprate la heredad por dinero, y pon testigos;
aunque la ciudad sea entregada en manos de los caldeos?
32:26 Y vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
32:27 He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne;
¿habrá algo que sea difícil para mí?
32:28 Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí
voy a entregar esta ciudad en mano de los caldeos, y en mano de
Nabucodonosor rey de Babilonia, y la tomará.
32:29 Y vendrán los caldeos que atacan esta ciudad, y la
pondrán a fuego y la quemarán, asimismo las casas
sobre cuyas azoteas ofrecieron incienso a Baal y derramaron libaciones
a dioses ajenos, para provocarme a ira.
32:30 Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá no han
hecho sino lo malo delante de mis ojos desde su juventud; porque
los hijos de Israel no han hecho más que provocarme a ira
con la obra de sus manos, dice Jehová.
32:31 De tal manera que para enojo mío y para ira mía
me ha sido esta ciudad desde el día que la edificaron hasta
hoy, para que la haga quitar de mi presencia,
32:32 por toda la maldad de los hijos de Israel y de los hijos de
Judá, que han hecho para enojarme, ellos, sus reyes, sus
príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, y los varones de
Judá y los moradores de Jerusalén.
32:33 Y me volvieron la cerviz, y no el rostro; y cuando los enseñaba
desde temprano y sin cesar, no escucharon para recibir corrección.
32:34 Antes pusieron sus abominaciones en la casa en la cual es
invocado mi nombre, contaminándola.
32:35 Y edificaron lugares altos a Baal, los cuales están
en el valle del hijo de Hinom,
para hacer pasar por el fuego sus hijos y sus hijas a Moloc;
lo cual no les mandé, ni me vino al pensamiento que hiciesen
esta abominación, para hacer pecar a Judá.
32:36 Y con todo, ahora así dice Jehová Dios de Israel
a esta ciudad, de la cual decís vosotros: Entregada será
en mano del rey de Babilonia a espada, a hambre y a pestilencia:
32:37 He aquí que yo los reuniré de todas las tierras
a las cuales los eché con mi furor, y con mi enojo e indignación
grande; y los haré volver a este lugar, y los haré
habitar seguramente;
32:38 y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por
Dios.
32:39 Y les daré un corazón, y un camino, para que
me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos
después de ellos.
32:40 Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré
atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón
de ellos, para que no se aparten de mí.
32:41 Y me alegraré con ellos haciéndoles bien, y
los plantaré en esta tierra en verdad, de todo mi corazón
y de toda mi alma.
32:42 Porque así ha dicho Jehová: Como traje sobre
este pueblo todo este gran mal, así traeré sobre ellos
todo el bien que acerca de ellos hablo.
32:43 Y poseerán heredad en esta tierra de la cual vosotros
decís: Está desierta, sin hombres y sin animales,
es entregada en manos de los caldeos.
32:44 Heredades comprarán por dinero, y harán escritura
y la sellarán y pondrán testigos, en tierra de Benjamín
y en los contornos de Jerusalén, y en las ciudades de Judá;
y en las ciudades de las montañas, y en las ciudades de la
Sefela, y en las ciudades del Neguev; porque yo haré regresar
sus cautivos, dice Jehová.
Capítulo 33
Restauración de la prosperidad de
Jerusalén
33:1 Vino palabra de Jehová a Jeremías la segunda
vez, estando él aún preso en el patio de la cárcel,
diciendo:
33:2 Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová
que la formó para afirmarla; Jehová es su nombre:
33:3 Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré
cosas grandes y ocultas que tú no conoces.
33:4 Porque así ha dicho Jehová Dios de Israel acerca
de las casas de esta ciudad, y de las casas de los reyes de Judá,
derribadas con arietes y con hachas
33:5 (porque vinieron para pelear contra los caldeos, para llenarlas
de cuerpos de hombres muertos, a los cuales herí yo con mi
furor y con mi ira, pues escondí mi rostro de esta ciudad
a causa de toda su maldad):
33:6 He aquí que yo les traeré sanidad y medicina;
y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de
verdad.
33:7 Y haré volver los cautivos de Judá y los cautivos
de Israel, y los restableceré como al principio.
33:8 Y los limpiaré de toda su maldad con que pecaron contra
mí; y perdonaré todos sus pecados con que contra mí
pecaron, y con que contra mí se rebelaron.
33:9 Y me será a mí por nombre de gozo, de alabanza
y de gloria, entre todas las naciones de la tierra, que habrán
oído todo el bien que yo les hago; y temerán y temblarán
de todo el bien y de toda la paz que yo les haré.
33:10 Así ha dicho Jehová: En este lugar, del cual
decís que está desierto sin hombres y sin animales,
en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén,
que están asoladas, sin hombre y sin morador y sin animal,
33:11 ha de oírse aún voz de gozo y de alegría,
voz de desposado y voz de desposada, voz de los que digan: Alabad
a Jehová de los ejércitos, porque Jehová es
bueno, porque para siempre es su misericordia;
voz de los que traigan ofrendas de acción de gracias a la
casa de Jehová. Porque volveré a traer los cautivos
de la tierra como al principio, ha dicho Jehová.
33:12 Así dice Jehová de los ejércitos: En
este lugar desierto, sin hombre y sin animal, y en todas sus ciudades,
aún habrá cabañas de pastores que hagan pastar
sus ganados.
33:13 En las ciudades de las montañas, en las ciudades de
la Sefela, en las ciudades del Neguev, en la tierra de Benjamín,
y alrededor de Jerusalén y en las ciudades de Judá,
aún pasarán ganados por las manos del que los cuente,
ha dicho Jehová.
33:14 He aquí vienen días, dice Jehová, en
que yo confirmaré la buena palabra que he hablado a la casa
de Israel y a la casa de Judá.
33:15 En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar
a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia
en la tierra.
33:16 En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén
habitará segura, y se le llamará: Jehová, justicia
nuestra.
33:17 Porque así ha dicho Jehová: No faltará
a David varón que se siente sobre el trono de la casa de
Israel.
33:18 Ni a los sacerdotes y levitas faltará varón
que delante de mí ofrezca holocausto y encienda ofrenda,
y que haga sacrificio todos los días.
33:19 Vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
33:20 Así ha dicho Jehová: Si pudiereis invalidar
mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de tal manera
que no haya día ni noche a su tiempo,
33:21 podrá también invalidarse mi pacto con mi siervo
David, para que deje de tener hijo que reine sobre su trono, y mi
pacto con los levitas y sacerdotes, mis ministros.
33:22 Como no puede ser contado el ejército del cielo, ni
la arena del mar se puede medir, así multiplicaré
la descendencia de David mi siervo, y los levitas que me sirven.
33:23 Vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
33:24 ¿No has echado de ver lo que habla este pueblo, diciendo:
Dos familias que Jehová escogiera ha desechado? Y han tenido
en poco a mi pueblo, hasta no tenerlo más por nación.
33:25 Así ha dicho Jehová: Si no permanece mi pacto
con el día y la noche, si yo no he puesto las leyes del cielo
y la tierra,
33:26 también desecharé la descendencia de Jacob,
y de David mi siervo, para no tomar de su descendencia quien sea
señor sobre la posteridad de Abraham, de Isaac y de Jacob.
Porque haré volver sus cautivos, y tendré de ellos
misericordia.
Capítulo 34
Jeremías amonesta a Sedequías
34:1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías cuando
Nabucodonosor rey de Babilonia y todo su ejército, y todos
los reinos de la tierra bajo el señorío de su mano,
y todos los pueblos, peleaban contra Jerusalén
y contra todas sus ciudades, la cual dijo:
34:2 Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Ve y habla
a Sedequías rey de Judá, y dile: Así ha dicho
Jehová: He aquí yo entregaré esta ciudad al
rey de Babilonia, y la quemará con fuego;
34:3 y no escaparás tú de su mano, sino que ciertamente
serás apresado, y en su mano serás entregado; y tus
ojos verán los ojos del rey de Babilonia, y te hablará
boca a boca, y en Babilonia entrarás.
34:4 Con todo eso, oye palabra de Jehová, Sedequías
rey de Judá: Así ha dicho Jehová acerca de
ti: No morirás a espada.
34:5 En paz morirás, y así como quemaron especias
por tus padres, los reyes primeros que fueron antes de ti, las quemarán
por ti, y te endecharán, diciendo, ¡Ay, señor!
Porque yo he hablado la palabra, dice Jehová.
34:6 Y habló el profeta Jeremías a Sedequías
rey de Judá todas estas palabras en Jerusalén.
34:7 Y el ejército del rey de Babilonia peleaba contra Jerusalén,
y contra todas las ciudades de Judá que habían quedado,
contra Laquis y contra Azeca; porque de las ciudades fortificadas
de Judá éstas habían quedado.
Violación del pacto de libertar a los siervos hebreos
34:8 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, después
que Sedequías hizo pacto con todo el pueblo en Jerusalén
para promulgarles libertad;
34:9 que cada uno dejase libre a su siervo y a su sierva, hebreo
y hebrea; que ninguno usase a los judíos, sus hermanos,
como siervos.
34:10 Y cuando oyeron todos los príncipes, y todo el pueblo
que había convenido en el pacto de dejar libre cada uno
a su siervo y cada uno a su sierva, que ninguno los usase más
como siervos, obedecieron, y los dejaron.
34:11 Pero después se arrepintieron, e hicieron volver
a los siervos y a las siervas que habían dejado libres,
y los sujetaron como siervos y siervas.
34:12 Vino, pues, palabra de Jehová a Jeremías,
diciendo:
34:13 Así dice Jehová Dios de Israel: Yo hice pacto
con vuestros padres el día que los saqué de tierra
de Egipto, de casa de servidumbre, diciendo:
34:14 Al cabo de siete años dejará cada uno a su
hermano hebreo que le fuere vendido; le servirá seis años,
y lo enviará libre;
pero vuestros padres no me oyeron, ni inclinaron su oído.
34:15 Y vosotros os habíais hoy convertido, y hecho lo
recto delante de mis ojos, anunciando cada uno libertad a su prójimo;
y habíais hecho pacto en mi presencia, en la casa en la
cual es invocado mi nombre.
34:16 Pero os habéis vuelto y profanado mi nombre, y habéis
vuelto a tomar cada uno a su siervo y cada uno a su sierva, que
habíais dejado libres a su voluntad; y los habéis
sujetado para que os sean siervos y siervas.
34:17 Por tanto, así ha dicho Jehová: Vosotros no
me habéis oído para promulgar cada uno libertad
a su hermano, y cada uno a su compañero; he aquí
que yo promulgo libertad, dice Jehová, a la espada y a
la pestilencia y al hambre; y os pondré por afrenta ante
todos los reinos de la tierra.
34:18 Y entregaré a los hombres que traspasaron mi pacto,
que no han llevado a efecto las palabras del pacto que celebraron
en mi presencia, dividiendo en dos partes el becerro y pasando
por medio de ellas;
34:19 a los príncipes de Judá y a los príncipes
de Jerusalén, a los oficiales y a los sacerdotes y a todo
el pueblo de la tierra, que pasaron entre las partes del becerro,
34:20 los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de
los que buscan su vida; y sus cuerpos muertos serán comida
de las aves del cielo, y de las bestias de la tierra.
34:21 Y a Sedequías rey de Judá y a sus príncipes
los entregaré en mano de sus enemigos, y en mano de los
que buscan su vida, y en mano del ejército del rey de Babilonia,
que se ha ido de vosotros.
34:22 He aquí, mandaré yo, dice Jehová, y
los haré volver a esta ciudad, y pelearán contra
ella y la tomarán, y la quemarán con fuego; y reduciré
a soledad las ciudades de Judá, hasta no quedar morador.
Capítulo 35
Obediencia de los recabitas
35:1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías en días
de Joacim
hijo de Josías, rey de Judá, diciendo:
35:2 Ve a casa de los recabitas y habla con ellos, e introdúcelos
en la casa de Jehová, en uno de los aposentos, y dales a
beber vino.
35:3 Tomé entonces a Jaazanías hijo de Jeremías,
hijo de Habasinías, a sus hermanos, a todos sus hijos, y
a toda la familia de los recabitas;
35:4 y los llevé a la casa de Jehová, al aposento
de los hijos de Hanán hijo de Igdalías, varón
de Dios, el cual estaba junto al aposento de los príncipes,
que estaba sobre el aposento de Maasías hijo de Salum, guarda
de la puerta.
35:5 Y puse delante de los hijos de la familia de los recabitas
tazas y copas llenas de vino, y les dije: Bebed vino.
35:6 Mas ellos dijeron: No beberemos vino; porque Jonadab hijo de
Recab nuestro padre nos ordenó diciendo: No beberéis
jamás vino vosotros ni vuestros hijos;
35:7 ni edificaréis casa, ni sembraréis sementera,
ni plantaréis viña, ni la retendréis; sino
que moraréis en tiendas todos vuestros días, para
que viváis muchos días sobre la faz de la tierra donde
vosotros habitáis.
35:8 Y nosotros hemos obedecido a la voz de nuestro padre Jonadab
hijo de Recab en todas las cosas que nos mandó, de no beber
vino en todos nuestros días, ni nosotros, ni nuestras mujeres,
ni nuestros hijos ni nuestras hijas;
35:9 y de no edificar casas para nuestra morada, y de no tener viña,
ni heredad, ni sementera.
35:10 Moramos, pues, en tiendas, y hemos obedecido y hecho conforme
a todas las cosas que nos mandó Jonadab nuestro padre.
35:11 Sucedió, no obstante, que cuando Nabucodonosor rey
de Babilonia subió a la tierra, dijimos: Venid, y ocultémonos
en Jerusalén, de la presencia del ejército de los
caldeos y de la presencia del ejército de los de Siria; y
en Jerusalén nos quedamos.
35:12 Y vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:
35:13 Así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: Ve y di a los varones de Judá, y a los moradores
de Jerusalén: ¿No aprenderéis a obedecer mis
palabras? dice Jehová.
35:14 Fue firme la palabra de Jonadab hijo de Recab, el cual mandó
a sus hijos que no bebiesen vino, y no lo han bebido hasta hoy,
por obedecer al mandamiento de su padre; y yo os he hablado a vosotros
desde temprano y sin cesar, y no me habéis oído.
35:15 Y envié a vosotros todos mis siervos los profetas,
desde temprano y sin cesar, para deciros: Volveos ahora cada uno
de vuestro mal camino, y enmendad vuestras obras, y no vayáis
tras dioses ajenos para servirles, y viviréis en la tierra
que di a vosotros y a vuestros padres; mas no inclinasteis vuestro
oído, ni me oísteis.
35:16 Ciertamente los hijos de Jonadab hijo de Recab tuvieron por
firme el mandamiento que les dio su padre; pero este pueblo no me
ha obedecido.
35:17 Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos,
Dios de Israel: He aquí traeré yo sobre Judá
y sobre todos los moradores de Jerusalén todo el mal que
contra ellos he hablado; porque les hablé, y no oyeron; los
llamé, y no han respondido.
35:18 Y dijo Jeremías a la familia de los recabitas: Así
ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel:
Por cuanto obedecisteis al mandamiento de Jonadab vuestro padre,
y guardasteis todos sus mandamientos, e hicisteis conforme a todas
las cosas que os mandó;
35:19 por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: No faltará de Jonadab hijo de Recab un varón
que esté en mi presencia todos los días.
Capítulo 36
El rey quema el rollo
36:1 Aconteció en el cuarto año de Joacim
hijo de Josías, rey de Judá, que vino esta palabra
de Jehová a Jeremías, diciendo:
36:2 Toma un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras
que te he hablado contra Israel y contra Judá, y contra todas
las naciones, desde el día que comencé a hablarte,
desde los días de Josías hasta hoy.
36:3 Quizá oiga la casa de Judá todo el mal que yo
pienso hacerles, y se arrepienta cada uno de su mal camino, y yo
perdonaré su maldad y su pecado.
36:4 Y llamó Jeremías a Baruc hijo de Nerías,
y escribió Baruc de boca de Jeremías, en un rollo
de libro, todas las palabras que Jehová le había hablado.
36:5 Después mandó Jeremías a Baruc, diciendo:
A mí se me ha prohibido entrar en la casa de Jehová.
36:6 Entra tú, pues, y lee de este rollo que escribiste de
mi boca, las palabras de Jehová a los oídos del pueblo,
en la casa de Jehová, el día del ayuno; y las leerás
también a oídos de todos los de Judá que vienen
de sus ciudades.
36:7 Quizá llegue la oración de ellos a la presencia
de Jehová, y se vuelva cada uno de su mal camino; porque
grande es el furor y la ira que ha expresado Jehová contra
este pueblo.
36:8 Y Baruc hijo de Nerías hizo conforme a todas las cosas
que le mandó Jeremías profeta, leyendo en el libro
las palabras de Jehová en la casa de Jehová.
36:9 Y aconteció en el año quinto de Joacim hijo de
Josías, rey de Judá, en el mes noveno, que promulgaron
ayuno en la presencia de Jehová a todo el pueblo de Jerusalén
y a todo el pueblo que venía de las ciudades de Judá
a Jerusalén.
36:10 Y Baruc leyó en el libro las palabras de Jeremías
en la casa de Jehová, en el aposento de Gemarías hijo
de Safán escriba, en el atrio de arriba, a la entrada de
la puerta nueva de la casa de Jehová, a oídos del
pueblo.
36:11 Y Micaías hijo de Gemarías, hijo de Safán,
habiendo oído del libro todas las palabras de Jehová,
36:12 descendió a la casa del rey, al aposento del secretario,
y he aquí que todos los príncipes estaban allí
sentados, esto es: Elisama secretario, Delaía hijo de Semaías,
Elnatán hijo de Acbor, Gemarías hijo de Safán,
Sedequías hijo de Ananías, y todos los príncipes.
36:13 Y les contó Micaías todas las palabras que había
oído cuando Baruc leyó en el libro a oídos
del pueblo.
36:14 Entonces enviaron todos los príncipes a Jehudí
hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusi,
para que dijese a Baruc: Toma el rollo en el que leíste a
oídos del pueblo, y ven. Y Baruc hijo de Nerías tomó
el rollo en su mano y vino a ellos.
36:15 Y le dijeron: Siéntate ahora, y léelo a nosotros.
Y se lo leyó Baruc.
36:16 Cuando oyeron todas aquellas palabras, cada uno se volvió
espantado a su compañero, y dijeron a Baruc: Sin duda contaremos
al rey todas estas palabras.
36:17 Preguntaron luego a Baruc, diciendo: Cuéntanos ahora
cómo escribiste de boca de Jeremías todas estas palabras.
36:18 Y Baruc les dijo: El me dictaba de su boca todas estas palabras,
y yo escribía con tinta en el libro.
36:19 Entonces dijeron los príncipes a Baruc: Ve y escóndete,
tú y Jeremías, y nadie sepa dónde estáis.
36:20 Y entraron a donde estaba el rey, al atrio, habiendo depositado
el rollo en el aposento de Elisama secretario; y contaron a oídos
del rey todas estas palabras.
36:21 Y envió el rey a Jehudí a que tomase el rollo,
el cual lo tomó del aposento de Elisama secretario, y leyó
en él Jehudí a oídos del rey, y a oídos
de todos los príncipes que junto al rey estaban.
36:22 Y el rey estaba en la casa de invierno en el mes noveno, y
había un brasero ardiendo delante de él.
36:23 Cuando Jehudí había leído tres o cuatro
planas, lo rasgó el rey con un cortaplumas de escriba, y
lo echó en el fuego que había en el brasero, hasta
que todo el rollo se consumió sobre el fuego que en el brasero
había.
36:24 Y no tuvieron temor ni rasgaron sus vestidos el rey y todos
sus siervos que oyeron todas estas palabras.
36:25 Y aunque Elnatán y Delaía y Gemarías
rogaron al rey que no quemase aquel rollo, no los quiso oír.
36:26 También mandó el rey a Jerameel hijo de Hamelec,
a Seraías hijo de Azriel y a Selemías hijo de Abdeel,
para que prendiesen a Baruc el escribiente y al profeta Jeremías;
pero Jehová los escondió.
36:27 Y vino palabra de Jehová a Jeremías, después
que el rey quemó el rollo, las palabras que Baruc había
escrito de boca de Jeremías, diciendo:
36:28 Vuelve a tomar otro rollo, y escribe en él todas las
palabras primeras que estaban en el primer rollo que quemó
Joacim rey de Judá.
36:29 Y dirás a Joacim rey de Judá: Así ha
dicho Jehová: Tú quemaste este rollo, diciendo: ¿Por
qué escribiste en él, diciendo: De cierto vendrá
el rey de Babilonia, y destruirá esta tierra, y hará
que no queden en ella ni hombres ni animales?
36:30 Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim
rey de Judá: No tendrá quien se siente sobre el trono
de David; y su cuerpo será echado al calor del día
y al hielo de la noche.
36:31 Y castigaré su maldad en él, y en su descendencia
y en sus siervos; y traeré sobre ellos, y sobre los moradores
de Jerusalén y sobre los varones de Judá, todo el
mal que les he anunciado y no escucharon.
36:32 Y tomó Jeremías otro rollo y lo dio a Baruc
hijo de Nerías escriba; y escribió en él de
boca de Jeremías todas las palabras del libro que quemó
en el fuego Joacim rey de Judá; y aun fueron añadidas
sobre ellas muchas otras palabras semejantes.
Capítulo 37
Encarcelamiento de Jeremías
37:1 En lugar de Conías hijo de Joacim reinó el rey
Sedequías hijo de Josías, al cual Nabucodonosor rey
de Babilonia constituyó por rey en la tierra de Judá.
37:2 Pero no obedeció él ni sus siervos ni el pueblo
de la tierra a las palabras de Jehová, las cuales dijo por
el profeta Jeremías.
37:3 Y envió el rey Sedequías a Jucal hijo de Selemías,
y al sacerdote Sofonías hijo de Maasías, para que
dijesen al profeta Jeremías: Ruega ahora por nosotros a Jehová
nuestro Dios.
37:4 Y Jeremías entraba y salía en medio del pueblo;
porque todavía no lo habían puesto en la cárcel.
37:5 Y cuando el ejército de Faraón había salido
de Egipto, y llegó noticia de ello a oídos de los
caldeos que tenían sitiada a Jerusalén, se retiraron
de Jerusalén.
37:6 Entonces vino palabra de Jehová al profeta Jeremías,
diciendo:
37:7 Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Diréis
así al rey de Judá, que os envió a mí
para que me consultaseis: He aquí que el ejército
de Faraón que había salido en vuestro socorro, se
volvió a su tierra en Egipto.
37:8 Y volverán los caldeos y atacarán esta ciudad,
y la tomarán y la pondrán a fuego.
37:9 Así ha dicho Jehová: No os engañéis
a vosotros mismos, diciendo: Sin duda ya los caldeos se apartarán
de nosotros; porque no se apartarán.
37:10 Porque aun cuando hirieseis a todo el ejército de los
caldeos que pelean contra vosotros, y quedasen de ellos solamente
hombres heridos, cada uno se levantará de su tienda, y pondrán
esta ciudad a fuego.
37:11 Y aconteció que cuando el ejército de los caldeos
se retiró de Jerusalén a causa del ejército
de Faraón,
37:12 salía Jeremías de Jerusalén para irse
a tierra de Benjamín, para apartarse de en medio del pueblo.
37:13 Y cuando fue a la puerta de Benjamín, estaba allí
un capitán que se llamaba Irías hijo de Selemías,
hijo de Hananías, el cual apresó al profeta Jeremías,
diciendo: Tú te pasas a los caldeos.
37:14 Y Jeremías dijo: Falso; no me paso a los caldeos. Pero
él no lo escuchó, sino prendió Irías
a Jeremías, y lo llevó delante de los príncipes.
37:15 Y los príncipes se airaron contra Jeremías,
y le azotaron y le pusieron en prisión en la casa del escriba
Jonatán, porque la habían convertido en cárcel.
37:16 Entró, pues, Jeremías en la casa de la cisterna,
y en las bóvedas. Y habiendo estado allá Jeremías
por muchos días,
37:17 el rey Sedequías envió y le sacó; y le
preguntó el rey secretamente en su casa, y dijo: ¿Hay
palabra de Jehová? Y Jeremías dijo: Hay. Y dijo más:
En mano del rey de Babilonia serás entregado.
37:18 Dijo también Jeremías al rey Sedequías:
¿En qué pequé contra ti, y contra tus siervos,
y contra este pueblo, para que me pusieseis en la cárcel?
37:19 ¿Y dónde están vuestros profetas que
os profetizaban diciendo: No vendrá el rey de Babilonia contra
vosotros, ni contra esta tierra?
37:20 Ahora pues, oye, te ruego, oh rey mi señor; caiga ahora
mi súplica delante de ti, y no me hagas volver a casa del
escriba Jonatán, para que no muera allí.
37:21 Entonces dio orden el rey Sedequías, y custodiaron
a Jeremías en el patio de la cárcel, haciéndole
dar una torta de pan al día, de la calle de los Panaderos,
hasta que todo el pan de la ciudad se gastase. Y quedó Jeremías
en el patio de la cárcel.
Capítulo 38
Jeremías en la cisterna
38:1 Oyeron Sefatías hijo de Matán, Gedalías
hijo de Pasur, Jucal hijo de Selemías, y Pasur hijo de Malquías,
las palabras que Jeremías hablaba a todo el pueblo, diciendo:
38:2 Así ha dicho Jehová: El que se quedare en esta
ciudad morirá a espada, o de hambre, o de pestilencia; mas
el que se pasare a los caldeos vivirá, pues su vida le será
por botín, y vivirá.
38:3 Así ha dicho Jehová: De cierto será entregada
esta ciudad en manos del ejército del rey de Babilonia, y
la tomará.
38:4 Y dijeron los príncipes al rey: Muera ahora este hombre;
porque de esta manera hace desmayar las manos de los hombres de
guerra que han quedado en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo,
hablándoles tales palabras; porque este hombre no busca la
paz de este pueblo, sino el mal.
38:5 Y dijo el rey Sedequías: He aquí que él
está en vuestras manos; pues el rey nada puede hacer contra
vosotros.
38:6 Entonces tomaron ellos a Jeremías y lo hicieron echar
en la cisterna de Malquías hijo de Hamelec, que estaba en
el patio de la cárcel; y metieron a Jeremías con sogas.
Y en la cisterna no había agua, sino cieno, y se hundió
Jeremías en el cieno.
38:7 Y oyendo Ebed-melec, hombre etíope, eunuco de la casa
real, que habían puesto a Jeremías en la cisterna,
y estando sentado el rey a la puerta de Benjamín,
38:8 Ebed-melec salió de la casa del rey y habló al
rey, diciendo:
38:9 Mi señor el rey, mal hicieron estos varones en todo
lo que han hecho con el profeta Jeremías, al cual hicieron
echar en la cisterna; porque allí morirá de hambre,
pues no hay más pan en la ciudad.
38:10 Entonces mandó el rey al mismo etíope Ebed-melec,
diciendo: Toma en tu poder treinta hombres de aquí, y haz
sacar al profeta Jeremías de la cisterna, antes que muera.
38:11 Y tomó Ebed-melec en su poder a los hombres, y entró
a la casa del rey debajo de la tesorería, y tomó de
allí trapos viejos y ropas raídas y andrajosas, y
los echó a Jeremías con sogas en la cisterna.
38:12 Y dijo el etíope Ebed-melec a Jeremías: Pon
ahora esos trapos viejos y ropas raídas y andrajosas, bajo
los sobacos, debajo de las sogas. Y lo hizo así Jeremías.
38:13 De este modo sacaron a Jeremías con sogas, y lo subieron
de la cisterna; y quedó Jeremías en el patio de la
cárcel.
Sedequías consulta secretamente a Jeremías
38:14 Después envió el rey Sedequías, e
hizo traer al profeta Jeremías a su presencia, en la tercera
entrada de la casa de Jehová. Y dijo el rey a Jeremías:
Te haré una pregunta; no me encubras ninguna cosa.
38:15 Y Jeremías dijo a Sedequías: Si te lo declarare,
¿no es verdad que me matarás? y si te diere consejo,
no me escucharás.
38:16 Y juró el rey Sedequías en secreto a Jeremías,
diciendo: Vive Jehová que nos hizo esta alma, que no te
mataré, ni te entregaré en mano de estos varones
que buscan tu vida.
38:17 Entonces dijo Jeremías a Sedequías: Así
ha dicho Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel:
Si te entregas en seguida a los príncipes del rey de Babilonia,
tu alma vivirá, y esta ciudad no será puesta a fuego,
y vivirás tú y tu casa.
38:18 Pero si no te entregas a los príncipes del rey de
Babilonia, esta ciudad será entregada en mano de los caldeos,
y la pondrán a fuego, y tú no escaparás de
sus manos.
38:19 Y dijo el rey Sedequías a Jeremías: Tengo
temor de los judíos que se han pasado a los caldeos, no
sea que me entreguen en sus manos y me escarnezcan.
38:20 Y dijo Jeremías: No te entregarán. Oye ahora
la voz de Jehová que yo te hablo, y te irá bien
y vivirás.
38:21 Pero si no quieres entregarte, esta es la palabra que me
ha mostrado Jehová:
38:22 He aquí que todas las mujeres que han quedado en
casa del rey de Judá serán sacadas a los príncipes
del rey de Babilonia; y ellas mismas dirán: Te han engañado,
y han prevalecido contra ti tus amigos; hundieron en el cieno
tus pies, se volvieron atrás.
38:23 Sacarán, pues, todas tus mujeres y tus hijos a los
caldeos, y tú no escaparás de sus manos, sino que
por mano del rey de Babilonia serás apresado, y a esta
ciudad quemará a fuego.
38:24 Y dijo Sedequías a Jeremías: Nadie sepa estas
palabras, y no morirás.
38:25 Y si los príncipes oyeren que yo he hablado contigo,
y vinieren a ti y te dijeren: Decláranos ahora qué
hablaste con el rey, no nos lo encubras, y no te mataremos; asimismo
qué te dijo el rey;
38:26 les dirás: Supliqué al rey que no me hiciese
volver a casa de Jonatán para que no me muriese allí.
38:27 Y vinieron luego todos los príncipes a Jeremías,
y le preguntaron; y él les respondió conforme a
todo lo que el rey le había mandado. Con esto se alejaron
de él, porque el asunto no se había oído.
38:28 Y quedó Jeremías en el patio de la cárcel
hasta el día que fue tomada Jerusalén; y allí
estaba cuando Jerusalén fue tomada.
Capítulo 39
Caída de Jerusalén
(2 R. 24.20E5.21;
2 Cr. 36.17-21; Jer.
52.3-30)
39:1 En el noveno año de Sedequías rey de Judá,
en el mes décimo, vino Nabucodonosor rey de Babilonia con
todo su ejército contra Jerusalén, y la sitiaron.
39:2 Y en el undécimo año de Sedequías, en
el mes cuarto, a los nueve días del mes se abrió brecha
en el muro de la ciudad.
39:3 Y entraron todos los príncipes del rey de Babilonia,
y acamparon a la puerta de en medio: Nergal-sarezer, Samgar-nebo,
Sarsequim el Rabsaris, Nergal-sarezer el Rabmag y todos los demás
príncipes del rey de Babilonia.
39:4 Y viéndolos Sedequías rey de Judá y todos
los hombres de guerra, huyeron y salieron de noche de la ciudad
por el camino del huerto del rey, por la puerta entre los dos muros;
y salió el rey por el camino del Arabá.
39:5 Pero el ejército de los caldeos los siguió, y
alcanzaron a Sedequías en los llanos de Jericó; y
le tomaron, y le hicieron subir a Ribla en tierra de Hamat, donde
estaba Nabucodonosor rey de Babilonia, y le sentenció.
39:6 Y degolló el rey de Babilonia a los hijos de Sedequías
en presencia de éste en Ribla, haciendo asimismo degollar
el rey de Babilonia a todos los nobles de Judá.
39:7 Y sacó los ojos del rey Sedequías, y le aprisionó
con grillos para llevarle a Babilonia.
39:8 Y los caldeos pusieron a fuego la casa del rey y las casas
del pueblo, y derribaron los muros de Jerusalén.
39:9 Y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad,
y a los que se habían adherido a él, con todo el resto
del pueblo que había quedado, Nabuzaradán capitán
de la guardia los transportó a Babilonia.
39:10 Pero Nabuzaradán capitán de la guardia hizo
quedar en tierra de Judá a los pobres del pueblo que no tenían
nada, y les dio viñas y heredades.
Nabucodonosor cuida de Jeremías
39:11 Y Nabucodonosor había ordenado a Nabuzaradán
capitán de la guardia acerca de Jeremías, diciendo:
39:12 Tómale y vela por él, y no le hagas mal alguno,
sino que harás con él como él te dijere.
39:13 Envió, por tanto, Nabuzaradán capitán
de la guardia, y Nabusazbán el Rabsaris, Nergal-sarezer
el Rabmag y todos los príncipes del rey de Babilonia;
39:14 enviaron entonces y tomaron a Jeremías del patio
de la cárcel, y lo entregaron a Gedalías hijo de
Ahicam, hijo de Safán, para que lo sacase a casa; y vivió
entre el pueblo.
Dios promete librar a Ebed-melec
39:15 Y había venido palabra de Jehová a Jeremías,
estando preso en el patio de la cárcel, diciendo;
39:16 Ve y habla a Ebed-melec etíope, diciendo: Así
ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel:
He aquí yo traigo mis palabras sobre esta ciudad para mal,
y no para bien; y sucederá esto en aquel día en
presencia tuya.
39:17 Pero en aquel día yo te libraré, dice Jehová,
y no serás entregado en manos de aquellos a quienes tú
temes.
39:18 Porque ciertamente te libraré, y no caerás
a espada, sino que tu vida te será por botín, porque
tuviste confianza en mí, dice Jehová.
Capítulo 40
Jeremías y el remanente con Gedalías
40:1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, después
que Nabuzaradán capitán de la guardia le envió
desde Ramá, cuando le tomó estando atado con cadenas
entre todos los cautivos de Jerusalén y de Judá que
iban deportados a Babilonia.
40:2 Tomó, pues, el capitán de la guardia a Jeremías
y le dijo: Jehová tu Dios habló este mal contra este
lugar;
40:3 y lo ha traído y hecho Jehová según lo
había dicho; porque pecasteis contra Jehová, y no
oísteis su voz, por eso os ha venido esto.
40:4 Y ahora yo te he soltado hoy de las cadenas que tenías
en tus manos. Si te parece bien venir conmigo a Babilonia, ven,
y yo velaré por ti; pero si no te parece bien venir conmigo
a Babilonia, déjalo. Mira, toda la tierra está delante
de ti; vé a donde mejor y más cómodo te parezca
ir.
40:5 Si prefieres quedarte, vuélvete a Gedalías hijo
de Ahicam, hijo de Safán, al cual el rey de Babilonia ha
puesto sobre todas las ciudades de Judá, y vive con él
en medio del pueblo; o ve a donde te parezca más cómodo
ir. Y le dio el capitán de la guardia provisiones y un presente,
y le despidió.
40:6 Se fue entonces Jeremías a Gedalías hijo de Ahicam,
a Mizpa, y habitó con él en medio del pueblo que había
quedado en la tierra.
40:7 Cuando todos los jefes del ejército que estaban por
el campo, ellos y sus hombres, oyeron que el rey de Babilonia había
puesto a Gedalías hijo de Ahicam para gobernar la tierra,
y que le había encomendado los hombres y las mujeres y los
niños, y los pobres de la tierra que no fueron transportados
a Babilonia,
40:8 vinieron luego a Gedalías en Mizpa; esto es, Ismael
hijo de Netanías, Johanán y Jonatán hijos de
Carea, Seraías hijo de Tanhumet, los hijos de Efai netofatita,
y Jezanías hijo de un maacateo, ellos y sus hombres.
40:9 Y les juró Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán,
a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de servir
a los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia,
y os irá bien.
40:10 Y he aquí que yo habito en Mizpa, para estar delante
de los caldeos que vendrán a nosotros; mas vosotros tomad
el vino, los frutos del verano y el aceite, y ponedlos en vuestros
almacenes, y quedaos en vuestras ciudades que habéis tomado.
40:11 Asimismo todos los judíos que estaban en Moab, y entre
los hijos de Amón, y en Edom, y los que estaban en todas
las tierras, cuando oyeron decir que el rey de Babilonia había
dejado a algunos en Judá, y que había puesto sobre
ellos a Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán,
40:12 todos estos judíos regresaron entonces de todos los
lugares adonde habían sido echados, y vinieron a tierra de
Judá, a Gedalías en Mizpa; y recogieron vino y abundantes
frutos.
Conspiración de Ismael contra Gedalías
40:13 Y Johanán hijo de Carea y todos los príncipes
de la gente de guerra que estaban en el campo, vinieron a Gedalías
en Mizpa,
40:14 Y le dijeron: ¿No sabes que Baalis rey de los hijos
de Amón ha enviado a Ismael hijo de Netanías para
matarte? Mas Gedalías hijo de Ahicam no les creyó.
40:15 Entonces Johanán hijo de Carea habló a Gedalías
en secreto en Mizpa, diciendo: Yo iré ahora y mataré
a Ismael hijo de Netanías, y ningún hombre lo sabrá.
¿Por qué te ha de matar, y todos los judíos
que se han reunido a ti se dispersarán, y perecerá
el resto de Judá?
40:16 Pero Gedalías hijo de Ahicam dijo a Johanán
hijo de Carea: No hagas esto, porque es falso lo que tú
dices de Ismael.
Capítulo 41
41:1 Aconteció en el mes séptimo que vino Ismael hijo
de Netanías, hijo de Elisama, de la descendencia real, y
algunos príncipes del rey y diez hombres con él, a
Gedalías hijo de Ahicam en Mizpa; y comieron pan juntos allí
en Mizpa.
41:2 Y se levantó Ismael hijo de Netanías y los diez
hombres que con él estaban, e hirieron a espada a Gedalías
hijo de Ahicam, hijo de Safán, matando así a aquel
a quien el rey de Babilonia había puesto para gobernar la
tierra.
41:3 Asimismo mató Ismael a todos los judíos que estaban
con Gedalías en Mizpa, y a los soldados caldeos que allí
estaban.
41:4 Sucedió además, un día después
que mató a Gedalías, cuando nadie lo sabía
aún,
41:5 que venían unos hombres de Siquem, de Silo y de Samaria,
ochenta hombres, raída la barba y rotas las ropas, y rasguñados,
y traían en sus manos ofrenda e incienso para llevar a la
casa de Jehová.
41:6 Y de Mizpa les salió al encuentro, llorando, Ismael
el hijo de Netanías. Y aconteció que cuando los encontró,
les dijo: Venid a Gedalías hijo de Ahicam.
41:7 Y cuando llegaron dentro de la ciudad, Ismael hijo de Netanías
los degolló, y los echó dentro de una cisterna, él
y los hombres que con él estaban.
41:8 Mas entre aquéllos fueron hallados diez hombres que
dijeron a Ismael: No nos mates; porque tenemos en el campo tesoros
de trigos y cebadas y aceites y miel. Y los dejó, y no los
mató entre sus hermanos.
41:9 Y la cisterna en que echó Ismael todos los cuerpos de
los hombres que mató a causa de Gedalías, era la misma
que había hecho el rey Asa a causa de Baasa rey de Israel;
Ismael hijo de Netanías la llenó de muertos.
41:10 Después llevó Ismael cautivo a todo el resto
del pueblo que estaba en Mizpa, a las hijas del rey y a todo el
pueblo que en Mizpa había quedado, el cual había encargado
Nabuzaradán capitán de la guardia a Gedalías
hijo de Ahicam. Los llevó, pues, cautivos Ismael hijo de
Netanías, y se fue para pasarse a los hijos de Amón.
41:11 Y oyeron Johanán hijo de Carea y todos los príncipes
de la gente de guerra que estaban con él, todo el mal que
había hecho Ismael hijo de Netanías.
41:12 Entonces tomaron a todos los hombres y fueron a pelear contra
Ismael hijo de Netanías, y lo hallaron junto al gran estanque
que está en Gabaón.
41:13 Y aconteció que cuando todo el pueblo que estaba con
Ismael vio a Johanán hijo de Carea y a todos los capitanes
de la gente de guerra que estaban con él, se alegraron.
41:14 Y todo el pueblo que Ismael había traído cautivo
de Mizpa se volvió y fue con Johanán hijo de Carea.
41:15 Pero Ismael hijo de Netanías escapó delante
de Johanán con ocho hombres, y se fue a los hijos de Amón.
41:16 Y Johanán hijo de Carea y todos los capitanes de la
gente de guerra que con él estaban tomaron a todo el resto
del pueblo que había recobrado de Ismael hijo de Netanías,
a quienes llevó de Mizpa después que mató a
Gedalías hijo de Ahicam; hombres de guerra, mujeres, niños
y eunucos, que Johanán había traído de Gabaón;
41:17 y fueron y habitaron en Gerutquimam, que está cerca
de Belén, a fin de ir y meterse en Egipto,
41:18 a causa de los caldeos; porque los temían, por haber
dado muerte Ismael hijo de Netanías a Gedalías hijo
de Ahicam, al cual el rey de Babilonia había puesto para
gobernar la tierra.
Capítulo 42
Mensaje a Johanán
42:1 Vinieron todos los oficiales de la gente de guerra, y Johanán
hijo de Carea, Jezanías hijo de Osaías, y todo el
pueblo desde el menor hasta el mayor,
42:2 y dijeron al profeta Jeremías: Acepta ahora nuestro
ruego delante de ti, y ruega por nosotros a Jehová tu Dios
por todo este resto (pues de muchos hemos quedado unos pocos, como
nos ven tus ojos),
42:3 para que Jehová tu Dios nos enseñe el camino
por donde vayamos, y lo que hemos de hacer.
42:4 Y el profeta Jeremías les dijo: He oído. He aquí
que voy a orar a Jehová vuestro Dios, como habéis
dicho, y todo lo que Jehová os respondiere, os enseñaré;
no os reservaré palabra.
42:5 Y ellos dijeron a Jeremías: Jehová sea entre
nosotros testigo de la verdad y de la lealtad, si no hiciéremos
conforme a todo aquello para lo cual Jehová tu Dios te enviare
a nosotros.
42:6 Sea bueno, sea malo, a la voz de Jehová nuestro Dios
al cual te enviamos, obedeceremos, para que obedeciendo a la voz
de Jehová nuestro Dios nos vaya bien.
42:7 Aconteció que al cabo de diez días vino palabra
de Jehová a Jeremías.
42:8 Y llamó a Johanán hijo de Carea y a todos los
oficiales de la gente de guerra que con él estaban, y a todo
el pueblo desde el menor hasta el mayor;
42:9 y les dijo: Así ha dicho Jehová Dios de Israel,
al cual me enviasteis para presentar vuestros ruegos en su presencia:
42:10 Si os quedareis quietos en esta tierra, os edificaré,
y no os destruiré; os plantaré, y no os arrancaré;
porque estoy arrepentido del mal que os he hecho.
42:11 No temáis de la presencia del rey de Babilonia, del
cual tenéis temor; no temáis de su presencia, ha dicho
Jehová, porque con vosotros estoy yo para salvaros y libraros
de su mano;
42:12 y tendré de vosotros misericordia, y él tendrá
misericordia de vosotros y os hará regresar a vuestra tierra.
42:13 Mas si dijereis: No moraremos en esta tierra, no obedeciendo
así a la voz de Jehová vuestro Dios,
42:14 diciendo: No, sino que entraremos en la tierra de Egipto,
en la cual no veremos guerra, ni oiremos sonido de trompeta, ni
padeceremos hambre, y allá moraremos;
42:15 ahora por eso, oíd la palabra de Jehová, remanente
de Judá: Así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: Si vosotros volviereis vuestros rostros para entrar
en Egipto, y entrareis para morar allá,
42:16 sucederá que la espada que teméis, os alcanzará
allí en la tierra de Egipto, y el hambre de que tenéis
temor, allá en Egipto os perseguirá; y allí
moriréis.
42:17 Todos los hombres que volvieren sus rostros para entrar en
Egipto para morar allí, morirán a espada, de hambre
y de pestilencia; no habrá de ellos quien quede vivo, ni
quien escape delante del mal que traeré yo sobre ellos.
42:18 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: Como se derramó mi enojo y mi ira sobre los
moradores de Jerusalén, así se derramará mi
ira sobre vosotros cuando entrareis en Egipto; y seréis objeto
de execración y de espanto, y de maldición y de afrenta;
y no veréis más este lugar.
42:19 Jehová habló sobre vosotros, oh remanente de
Judá: No vayáis a Egipto; sabed ciertamente que os
lo aviso hoy.
42:20 ¿Por qué hicisteis errar vuestras almas? Pues
vosotros me enviasteis a Jehová vuestro Dios, diciendo: Ora
por nosotros a Jehová nuestro Dios, y haznos saber todas
las cosas que Jehová nuestro Dios dijere, y lo haremos.
42:21 Y os lo he declarado hoy, y no habéis obedecido a la
voz de Jehová vuestro Dios, ni a todas las cosas por las
cuales me envió a vosotros.
42:22 Ahora, pues, sabed de cierto que a espada, de hambre y de
pestilencia moriréis en el lugar donde deseasteis entrar
para morar allí.
Capítulo 43
La emigración a Egipto
43:1 Aconteció que cuando Jeremías acabó de
hablar a todo el pueblo todas las palabras de Jehová Dios
de ellos, todas estas palabras por las cuales Jehová Dios
de ellos le había enviado a ellos mismos,
43:2 dijo Azarías hijo de Osaías y Johanán
hijo de Carea, y todos los varones soberbios dijeron a Jeremías:
Mentira dices; no te ha enviado Jehová nuestro Dios para
decir: No vayáis a Egipto para morar allí,
43:3 sino que Baruc hijo de Nerías te incita contra nosotros,
para entregarnos en manos de los caldeos, para matarnos y hacernos
transportar a Babilonia.
43:4 No obedeció, pues, Johanán hijo de Carea y todos
los oficiales de la gente de guerra y todo el pueblo, a la voz de
Jehová para quedarse en tierra de Judá,
43:5 sino que tomó Johanán hijo de Carea y todos los
oficiales de la gente de guerra, a todo el remanente de Judá
que se había vuelto de todas las naciones donde había
sido echado, para morar en tierra de Judá;
43:6 a hombres y mujeres y niños, y a las hijas del rey y
a toda persona que había dejado Nabuzaradán capitán
de la guardia con Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán,
y al profeta Jeremías y a Baruc hijo de Nerías,
43:7 y entraron en tierra de Egipto,
porque no obedecieron a la voz de Jehová; y llegaron hasta
Tafnes.
43:8 Y vino palabra de Jehová a Jeremías en Tafnes,
diciendo:
43:9 Toma con tu mano piedras grandes, y cúbrelas de barro
en el enladrillado que está a la puerta de la casa de Faraón
en Tafnes, a vista de los hombres de Judá;
43:10 y diles: Así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: He aquí yo enviaré y tomaré
a Nabucodonosor rey de Babilonia, mi siervo, y pondré su
trono sobre estas piedras que he escondido, y extenderá su
pabellón sobre ellas.
43:11 Y vendrá y asolará la tierra de Egipto; los
que a muerte, a muerte, y los que a cautiverio, a cautiverio, y
los que a espada, a espada.
43:12 Y pondrá fuego a los templos de los dioses de Egipto
y los quemará, y a ellos los llevará cautivos; y limpiará
la tierra de Egipto, como el pastor limpia su capa, y saldrá
de allá en paz.
43:13 Además quebrará las estatuas de Bet-semes, que
está en tierra de Egipto, y los templos de los dioses de
Egipto quemará a fuego.
Capítulo 44
Jeremías profetiza a los judíos
en Egipto
44:1 Palabra que vino a Jeremías acerca de todos los judíos
que moraban en la tierra de Egipto, que vivían en Migdol,
en Tafnes, en Menfis y en tierra de Patros, diciendo:
44:2 Así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: Vosotros habéis visto todo el mal que traje
sobre Jerusalén y sobre todas las ciudades de Judá;
y he aquí que ellas están el día de hoy asoladas;
no hay quien more en ellas,
44:3 a causa de la maldad que ellos cometieron para enojarme, yendo
a ofrecer incienso, honrando a dioses ajenos que ellos no habían
conocido, ni vosotros ni vuestros padres.
44:4 Y envié a vosotros todos mis siervos los profetas, desde
temprano y sin cesar, para deciros: No hagáis esta cosa abominable
que yo aborrezco.
44:5 Pero no oyeron ni inclinaron su oído para convertirse
de su maldad, para dejar de ofrecer incienso a dioses ajenos.
44:6 Se derramó, por tanto, mi ira y mi furor, y se encendió
en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén,
y fueron puestas en soledad y en destrucción, como están
hoy.
44:7 Ahora, pues, así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: ¿Por qué hacéis tan grande
mal contra vosotros mismos, para ser destruidos el hombre y la mujer,
el muchacho y el niño de pecho de en medio de Judá,
sin que os quede remanente alguno,
44:8 haciéndome enojar con las obras de vuestras manos, ofreciendo
incienso a dioses ajenos en la tierra de Egipto, adonde habéis
entrado para vivir, de suerte que os acabéis, y seáis
por maldición y por oprobio a todas las naciones de la tierra?
44:9 ¿Os habéis olvidado de las maldades de vuestros
padres, de las maldades de los reyes de Judá, de las maldades
de sus mujeres, de vuestras maldades y de las maldades de vuestras
mujeres, que hicieron en la tierra de Judá y en las calles
de Jerusalén?
44:10 No se han humillado hasta el día de hoy, ni han tenido
temor, ni han caminado en mi ley ni en mis estatutos, los cuales
puse delante de vosotros y delante de vuestros padres.
44:11 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: He aquí que yo vuelvo mi rostro contra vosotros
para mal, y para destruir a todo Judá.
44:12 Y tomaré el resto de Judá que volvieron sus
rostros para ir a tierra de Egipto para morar allí, y en
tierra de Egipto serán todos consumidos; caerán a
espada, y serán consumidos de hambre; a espada y de hambre
morirán desde el menor hasta el mayor, y serán objeto
de execración, de espanto, de maldición y de oprobio.
44:13 Pues castigaré a los que moran en tierra de Egipto
como castigué a Jerusalén, con espada, con hambre
y con pestilencia.
44:14 Y del resto de los de Judá que entraron en la tierra
de Egipto para habitar allí, no habrá quien escape,
ni quien quede vivo para volver a la tierra de Judá, por
volver a la cual suspiran ellos para habitar allí; porque
no volverán sino algunos fugitivos.
44:15 Entonces todos los que sabían que sus mujeres habían
ofrecido incienso a dioses ajenos, y todas las mujeres que estaban
presentes, una gran concurrencia, y todo el pueblo que habitaba
en tierra de Egipto, en Patros, respondieron a Jeremías,
diciendo:
44:16 La palabra que nos has hablado en nombre de Jehová,
no la oiremos de ti;
44:17 sino que ciertamente pondremos por obra toda palabra que ha
salido de nuestra boca, para ofrecer incienso a la reina del cielo,
derramándole libaciones, como hemos hecho nosotros y nuestros
padres, nuestros reyes y nuestros príncipes, en las ciudades
de Judá y en las plazas de Jerusalén, y tuvimos abundancia
de pan, y estuvimos alegres, y no vimos mal alguno.
44:18 Mas desde que dejamos de ofrecer incienso a la reina del cielo
y de derramarle libaciones, nos falta todo, y a espada y de hambre
somos consumidos.
44:19 Y cuando ofrecimos incienso a la reina del cielo, y le derramamos
libaciones, ¿acaso le hicimos nosotras tortas para tributarle
culto, y le derramamos libaciones, sin consentimiento de nuestros
maridos?
44:20 Y habló Jeremías a todo el pueblo, a los hombres
y a las mujeres y a todo el pueblo que le había respondido
esto, diciendo:
44:21 ¿No se ha acordado Jehová, y no ha venido a
su memoria el incienso que ofrecisteis en las ciudades de Judá,
y en las calles de Jerusalén, vosotros y vuestros padres,
vuestros reyes y vuestros príncipes y el pueblo de la tierra?
44:22 Y no pudo sufrirlo más Jehová, a causa de la
maldad de vuestras obras, a causa de las abominaciones que habíais
hecho; por tanto, vuestra tierra fue puesta en asolamiento, en espanto
y en maldición, hasta quedar sin morador, como está
hoy.
44:23 Porque ofrecisteis incienso y pecasteis contra Jehová,
y no obedecisteis a la voz de Jehová, ni anduvisteis en su
ley ni en sus estatutos ni en sus testimonios; por tanto, ha venido
sobre vosotros este mal, como hasta hoy.
44:24 Y dijo Jeremías a todo el pueblo, y a todas las mujeres:
Oíd palabra de Jehová, todos los de Judá que
estáis en tierra de Egipto.
44:25 Así ha hablado Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel, diciendo: Vosotros y vuestras mujeres hablasteis
con vuestras bocas, y con vuestras manos lo ejecutasteis, diciendo:
Cumpliremos efectivamente nuestros votos que hicimos, de ofrecer
incienso a la reina del cielo y derramarle libaciones; confirmáis
a la verdad vuestros votos, y ponéis vuestros votos por obra.
44:26 Por tanto, oíd palabra de Jehová, todo Judá
que habitáis en tierra de Egipto: He aquí he jurado
por mi grande nombre, dice Jehová, que mi nombre no será
invocado más en toda la tierra de Egipto por boca de ningún
hombre de Judá, diciendo: Vive Jehová el Señor.
44:27 He aquí que yo velo sobre ellos para mal, y no para
bien; y todos los hombres de Judá que están en tierra
de Egipto serán consumidos a espada y de hambre, hasta que
perezcan del todo.
44:28 Y los que escapen de la espada volverán de la tierra
de Egipto a la tierra de Judá, pocos hombres; sabrá,
pues, todo el resto de Judá que ha entrado en Egipto a morar
allí, la palabra de quién ha de permanecer: si la
mía, o la suya.
44:29 Y esto tendréis por señal, dice Jehová,
de que en este lugar os castigo, para que sepáis que de cierto
permanecerán mis palabras para mal sobre vosotros.
44:30 Así ha dicho Jehová: He aquí que yo entrego
a Faraón Hofra rey de Egipto en mano de sus enemigos, y en
mano de los que buscan su vida, así como entregué
a Sedequías rey de Judá en mano de Nabucodonosor rey
de Babilonia,
su enemigo que buscaba su vida.
Capítulo 45
Mensaje a Baruc
45:1 Palabra que habló el profeta Jeremías a Baruc
hijo de Nerías, cuando escribía en el libro estas
palabras de boca de Jeremías, en el año cuarto de
Joacim
hijo de Josías rey de Judá, diciendo:
45:2 Así ha dicho Jehová Dios de Israel a ti, oh Baruc:
45:3 Tú dijiste: ¡Ay de mí ahora! porque ha
añadido Jehová tristeza a mi dolor; fatigado estoy
de gemir, y no he hallado descanso.
45:4 Así le dirás: Ha dicho Jehová: He aquí
que yo destruyo a los que edifiqué, y arranco a los que planté,
y a toda esta tierra.
45:5 ¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques;
porque he aquí que yo traigo mal sobre toda carne, ha dicho
Jehová; pero a ti te daré tu vida por botín
en todos los lugares adonde fueres.
Capítulo 46
Profecías acerca de Egipto
46:1 Palabra de Jehová que vino al profeta Jeremías,
contra las naciones.
46:2 Con respecto a Egipto:
contra el ejército de Faraón Necao rey de Egipto,
que estaba cerca del río Eufrates en Carquemis, a quien destruyó
Nabucodonosor rey de Babilonia, en el año cuarto de Joacim
hijo de Josías, rey de Judá.
46:3 Preparad escudo y pavés, y venid a la guerra.
46:4 Uncid caballos y subid, vosotros los jinetes, y poneos con
yelmos; limpiad las lanzas, vestíos las corazas.
46:5 ¿Por qué los vi medrosos, retrocediendo? Sus
valientes fueron deshechos, y huyeron sin volver a mirar atrás;
miedo de todas partes, dice Jehová.
46:6 No huya el ligero, ni el valiente escape; al norte junto a
la ribera del Eufrates tropezaron y cayeron.
46:7 ¿Quién es éste que sube como río,
y cuyas aguas se mueven como ríos?
46:8 Egipto como río se ensancha, y las aguas se mueven como
ríos, y dijo: Subiré, cubriré la tierra, destruiré
a la ciudad y a los que en ella moran.
46:9 Subid, caballos, y alborotaos, carros, y salgan los valientes;
los etíopes y los de Put que toman escudo, y los de Lud que
toman y entesan arco.
46:10 Mas ese día será para Jehová Dios de
los ejércitos día de retribución, para vengarse
de sus enemigos; y la espada devorará y se saciará,
y se embriagará de la sangre de ellos; porque sacrificio
será para Jehová Dios de los ejércitos, en
tierra del norte junto al río Eufrates.
46:11 Sube a Galaad, y toma bálsamo, virgen hija de Egipto;
por demás multiplicarás las medicinas; no hay curación
para ti.
46:12 Las naciones oyeron tu afrenta, y tu clamor llenó la
tierra; porque valiente tropezó contra valiente, y cayeron
ambos juntos.
46:13 Palabra que habló Jehová al profeta Jeremías
acerca de la venida de Nabucodonosor rey de Babilonia, para asolar
la tierra de Egipto:
46:14 Anunciad en Egipto, y haced saber en Migdol; haced saber también
en Menfis y en Tafnes; decid: Ponte en pie y prepárate, porque
espada devorará tu comarca.
46:15 ¿Por qué ha sido derribada tu fortaleza? No
pudo mantenerse firme, porque Jehová la empujó.
46:16 Multiplicó los caídos, y cada uno cayó
sobre su compañero; y dijeron: Levántate y volvámonos
a nuestro pueblo, y a la tierra de nuestro nacimiento, huyamos ante
la espada vencedora.
46:17 Allí gritaron: Faraón rey de Egipto es destruido;
dejó pasar el tiempo señalado.
46:18 Vivo yo, dice el Rey, cuyo nombre es Jehová de los
ejércitos, que como Tabor entre los montes, y como Carmelo
junto al mar, así vendrá.
46:19 Hazte enseres de cautiverio, moradora hija de Egipto; porque
Menfis será desierto, y será asolada hasta no quedar
morador.
46:20 Becerra hermosa es Egipto; mas viene destrucción, del
norte viene.
46:21 Sus soldados mercenarios también en medio de ella como
becerros engordados; porque también ellos volvieron atrás,
huyeron todos sin pararse, porque vino sobre ellos el día
de su quebrantamiento, el tiempo de su castigo.
46:22 Su voz saldrá como de serpiente; porque vendrán
los enemigos, y con hachas vendrán a ella como cortadores
de leña.
46:23 Cortarán sus bosques, dice Jehová, aunque sean
impenetrables; porque serán más numerosos que langostas,
no tendrán número.
46:24 Se avergonzará la hija de Egipto; entregada será
en manos del pueblo del norte.
46:25 Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, ha
dicho: He aquí que yo castigo a Amón dios de Tebas,
a Faraón, a Egipto, y a sus dioses y a sus reyes; así
a Faraón como a los que en él confían.
46:26 Y los entregaré en mano de los que buscan su vida,
en mano de Nabucodonosor rey de Babilonia y en mano de sus siervos;
pero después será habitado como en los días
pasados, dice Jehová.
46:27 Y tú no temas, siervo mío Jacob, ni desmayes,
Israel; porque he aquí yo te salvaré de lejos, y a
tu descendencia de la tierra de su cautividad. Y volverá
Jacob, y descansará y será prosperado, y no habrá
quién lo atemorice.
46:28 Tú, siervo mío Jacob, no temas, dice Jehová,
porque yo estoy contigo; porque destruiré a todas las naciones
entre las cuales te he dispersado; pero a ti no te destruiré
del todo, sino que te castigaré con justicia; de ninguna
manera te dejaré sin castigo.
Capítulo 47
Profecía sobre los filisteos
47:1 Palabra de Jehová que vino al profeta Jeremías
acerca de los filisteos,
antes que Faraón destruyese a Gaza.
47:2 Así ha dicho Jehová: He aquí que suben
aguas del norte, y se harán torrente; inundarán la
tierra y su plenitud, la ciudad y los moradores de ella; y los hombres
clamarán, y lamentará todo morador de la tierra.
47:3 Por el sonido de los cascos de sus caballos, por el alboroto
de sus carros, por el estruendo de sus ruedas, los padres no cuidaron
a los hijos por la debilidad de sus manos;
47:4 a causa del día que viene para destrucción de
todos los filisteos, para destruir a Tiro y a Sidón todo
aliado que les queda todavía; porque Jehová destruirá
a los filisteos, al resto de la costa de Caftor.
47:5 Gaza fue rapada, Ascalón ha perecido, y el resto de
su valle; ¿hasta cuándo te sajarás?
47:6 Oh espada de Jehová, ¿hasta cuándo reposarás?
Vuelve a tu vaina, reposa y sosiégate.
47:7 ¿Cómo reposarás? pues Jehová te
ha enviado contra Ascalón, y contra la costa del mar, allí
te puso.
Capítulo 48
Profecía sobre Moab
48:1 Acerca de Moab.
Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios
de Israel: ¡Ay de Nebo! porque fue destruida y avergonzada:
Quiriataim fue tomada; fue confundida Misgab, y desmayó.
48:2 No se alabará ya más Moab; en Hesbón maquinaron
mal contra ella, diciendo: Venid, y quitémosla de entre las
naciones. También tú, Madmena, serás cortada;
espada irá en pos de ti.
48:3 ¡Voz de clamor de Horonaim, destrucción y gran
quebrantamiento!
48:4 Moab fue quebrantada; hicieron que se oyese el clamor de sus
pequeños.
48:5 Porque a la subida de Luhit con llanto subirá el que
llora; porque a la bajada de Horonaim los enemigos oyeron clamor
de quebranto.
48:6 Huid, salvad vuestra vida, y sed como retama en el desierto.
48:7 Pues por cuanto confiaste en tus bienes y en tus tesoros, tú
también serás tomada; y Quemos será llevado
en cautiverio, sus sacerdotes y sus príncipes juntamente.
48:8 Y vendrá destruidor a cada una de las ciudades, y ninguna
ciudad escapará; se arruinará también el valle,
y será destruida la llanura, como ha dicho Jehová.
48:9 Dad alas a Moab, para que se vaya volando; pues serán
desiertas sus ciudades hasta no quedar en ellas morador.
48:10 Maldito el que hiciere indolentemente la obra de Jehová,
y maldito el que detuviere de la sangre su espada.
48:11 Quieto estuvo Moab desde su juventud, y sobre su sedimento
ha estado reposado, y no fue vaciado de vasija en vasija, ni nunca
estuvo en cautiverio; por tanto, quedó su sabor en él,
y su olor no se ha cambiado.
48:12 Por eso vienen días, ha dicho Jehová, en que
yo le enviaré trasvasadores que le trasvasarán; y
vaciarán sus vasijas, y romperán sus odres.
48:13 Y se avergonzará Moab de Quemos, como la casa de Israel
se avergonzó de Bet-el, su confianza.
48:14 ¿Cómo, pues, diréis: Somos hombres valientes,
y robustos para la guerra?
48:15 Destruido fue Moab, y sus ciudades asoladas, y sus jóvenes
escogidos descendieron al degolladero, ha dicho el Rey, cuyo nombre
es Jehová de los ejércitos.
48:16 Cercano está el quebrantamiento de Moab para venir,
y su mal se apresura mucho.
48:17 Compadeceos de él todos los que estáis alrededor
suyo; y todos los que sabéis su nombre, decid: ¡Cómo
se quebró la vara fuerte, el báculo hermoso!
48:18 Desciende de la gloria, siéntate en tierra seca, moradora
hija de Dibón; porque el destruidor de Moab subió
contra ti, destruyó tus fortalezas.
48:19 Párate en el camino, y mira, oh moradora de Aroer;
pregunta a la que va huyendo, y a la que escapó; dile: ¿Qué
ha acontecido?
48:20 Se avergonzó Moab, porque fue quebrantado; lamentad
y clamad; anunciad en Arnón que Moab es destruido.
48:21 Vino juicio sobre la tierra de la llanura; sobre Holón,
sobre Jahaza, sobre Mefaat,
48:22 sobre Dibón, sobre Nebo, sobre Bet-diblataim,
48:23 sobre Quiriataim, sobre Bet-gamul, sobre Bet-meón,
48:24 sobre Queriot, sobre Bosra y sobre todas las ciudades de tierra
de Moab, las de lejos y las de cerca.
48:25 Cortado es el poder de Moab, y su brazo quebrantado, dice
Jehová.
48:26 Embriagadle, porque contra Jehová se engrandeció;
y revuélquese Moab sobre su vómito, y sea también
él por motivo de escarnio.
48:27 ¿Y no te fue a ti Israel por motivo de escarnio, como
si lo tomaran entre ladrones? Porque cuando de él hablaste,
tú te has burlado.
48:28 Abandonad las ciudades y habitad en peñascos, oh moradores
de Moab, y sed como la paloma que hace nido en la boca de la caverna.
48:29 Hemos oído la soberbia de Moab, que es muy soberbio,
arrogante, orgulloso, altivo y altanero de corazón.
48:30 Yo conozco, dice Jehová, su cólera, pero no
tendrá efecto; sus jactancias no le aprovecharán.
48:31 Por tanto, yo aullaré sobre Moab; sobre todo Moab haré
clamor, y sobre los hombres de Kir-hares gemiré.
48:32 Con llanto de Jazer lloraré por ti, oh vid de Sibma;
tus sarmientos pasaron el mar, llegaron hasta el mar de Jazer; sobre
tu cosecha y sobre tu vendimia vino el destruidor.
48:33 Y será cortada la alegría y el regocijo de los
campos fértiles, de la tierra de Moab; y de los lagares haré
que falte el vino; no pisarán con canción; la canción
no será canción.
48:34 El clamor de Hesbón llega hasta Eleale; hasta Jahaza
dieron su voz; desde Zoar hasta Horonaim, becerra de tres años;
porque también las aguas de Nimrim serán destruidas.
48:35 Y exterminaré de Moab, dice Jehová, a quien
sacrifique sobre los lugares altos, y a quien ofrezca incienso a
sus dioses.
48:36 Por tanto, mi corazón resonará como flautas
por causa de Moab, asimismo resonará mi corazón a
modo de flautas por los hombres de Kir-hares; porque perecieron
las riquezas que habían hecho.
48:37 Porque toda cabeza será rapada, y toda barba raída;
sobre toda mano habrá rasguños, y cilicio sobre todo
lomo.
48:38 Sobre todos los terrados de Moab, y en sus calles, todo él
será llanto; porque yo quebranté a Moab como a vasija
que no agrada, dice Jehová.
48:39 ¡Lamentad! ¡Cómo ha sido quebrantado! ¡Cómo
volvió la espalda Moab, y fue avergonzado! Fue Moab objeto
de escarnio y de espanto a todos los que están en sus alrededores.
48:40 Porque así ha dicho Jehová: He aquí que
como águila volará, y extenderá sus alas contra
Moab.
48:41 Tomadas serán las ciudades, y tomadas serán
las fortalezas; y será aquel día el corazón
de los valientes de Moab como el corazón de mujer en angustias.
48:42 Y Moab será destruido hasta dejar de ser pueblo, porque
se engrandeció contra Jehová.
48:43 Miedo y hoyo y lazo contra ti, oh morador de Moab, dice Jehová.
48:44 El que huyere del miedo caerá en el hoyo, y el que
saliere del hoyo será preso en el lazo; porque yo traeré
sobre él, sobre Moab, el año de su castigo, dice Jehová.
48:45 A la sombra de Hesbón se pararon sin fuerzas los que
huían; mas salió fuego de Hesbón, y llama de
en medio de Sehón, y quemó el rincón de Moab,
y la coronilla de los hijos revoltosos.
48:46 ¡Ay de ti, Moab! pereció el pueblo de Quemos;
porque tus hijos fueron puestos presos para cautividad, y tus hijas
para cautiverio.
48:47 Pero haré volver a los cautivos de Moab en lo postrero
de los tiempos, dice Jehová. Hasta aquí es el juicio
de Moab.
Capítulo 49
Profecía sobre los amonitas
49:1 Acerca de los hijos de Amón.
Así ha dicho Jehová: ¿No tiene hijos Israel?
¿No tiene heredero? ¿Por qué Milcom ha desposeído
a Gad, y su pueblo se ha establecido en sus ciudades?
49:2 Por tanto, vienen días, ha dicho Jehová, en que
haré oír clamor de guerra en Rabá de los hijos
de Amón; y será convertida en montón de ruinas,
y sus ciudades serán puestas a fuego, e Israel tomará
por heredad a los que los tomaron a ellos, ha dicho Jehová.
49:3 Lamenta, oh Hesbón, porque destruida es Hai; clamad,
hijas de Rabá, vestíos de cilicio, endechad, y rodead
los vallados, porque Milcom fue llevado en cautiverio, sus sacerdotes
y sus príncipes juntamente.
49:4 ¿Por qué te glorías de los valles? Tu
valle se deshizo, oh hija contumaz, la que confía en sus
tesoros, la que dice: ¿Quién vendrá contra
mí?
49:5 He aquí yo traigo sobre ti espanto, dice el Señor,
Jehová de los ejércitos, de todos tus alrededores;
y seréis lanzados cada uno derecho hacia adelante, y no habrá
quien recoja a los fugitivos.
49:6 Y después de esto haré volver a los cautivos
de los hijos de Amón, dice Jehová.
Profecía sobre Edom
49:7 Acerca de Edom.
Así ha dicho Jehová de los ejércitos: ¿No
hay más sabiduría en Temán? ¿Se ha
acabado el consejo en los sabios? ¿Se corrompió
su sabiduría?
49:8 Huid, volveos atrás, habitad en lugares profundos,
oh moradores de Dedán; porque el quebrantamiento de Esaú
traeré sobre él en el tiempo en que lo castigue.
49:9 Si vendimiadores hubieran venido contra ti, ¿no habrían
dejado rebuscos? Si ladrones de noche, ¿no habrían
tomado lo que les bastase?
49:10 Mas yo desnudaré a Esaú, descubriré
sus escondrijos, y no podrá esconderse; será destruida
su descendencia, sus hermanos y sus vecinos, y dejará de
ser.
49:11 Deja tus huérfanos, yo los criaré; y en mí
confiarán tus viudas.
49:12 Porque así ha dicho Jehová: He aquí
que los que no estaban condenados a beber el cáliz, beberán
ciertamente; ¿y serás tú absuelto del todo?
No serás absuelto, sino que ciertamente beberás.
49:13 Porque por mí he jurado, dice Jehová, que
asolamiento, oprobio, soledad y maldición será Bosra,
y todas sus ciudades serán desolaciones perpetuas.
49:14 La noticia oí, que de Jehová había
sido enviado mensajero a las naciones, diciendo: Juntaos y venid
contra ella, y subid a la batalla.
49:15 He aquí que te haré pequeño entre las
naciones, menospreciado entre los hombres.
49:16 Tu arrogancia te engañó, y la soberbia de
tu corazón. Tú que habitas en cavernas de peñas,
que tienes la altura del monte, aunque alces como águila
tu nido, de allí te haré descender, dice Jehová.
49:17 Y se convertirá Edom en desolación; todo aquel
que pasare por ella se asombrará, y se burlará de
todas sus calamidades.
49:18 Como sucedió en la destrucción de Sodoma y
de Gomorra y de sus ciudades vecinas, dice Jehová, así
no morará allí nadie, ni la habitará hijo
de hombre.
49:19 He aquí que como león subirá de la
espesura del Jordán contra la bella y robusta; porque muy
pronto le haré huir de ella, y al que fuere escogido la
encargaré; porque ¿quién es semejante a mí,
y quién me emplazará? ¿Quién será
aquel pastor que me podrá resistir?
49:20 Por tanto, oíd el consejo que Jehová ha acordado
sobre Edom, y sus pensamientos que ha resuelto sobre los moradores
de Temán. Ciertamente a los más pequeños
de su rebaño los arrastrarán, y destruirán
sus moradas con ellos.
49:21 Del estruendo de la caída de ellos la tierra temblará,
y el grito de su voz se oirá en el Mar Rojo.
49:22 He aquí que como águila subirá y volará,
y extenderá sus alas contra Bosra; y el corazón
de los valientes de Edom será en aquel día como
el corazón de mujer en angustias.
Profecía sobre Damasco
49:23 Acerca de Damasco.
Se confundieron Hamat y Arfad, porque oyeron malas nuevas; se
derritieron en aguas de desmayo, no pueden sosegarse.
49:24 Se desmayó Damasco, se volvió para huir, y
le tomó temblor y angustia, y dolores le tomaron, como
de mujer que está de parto.
49:25 ¡Cómo dejaron a la ciudad tan alabada, la ciudad
de mi gozo!
49:26 Por tanto, sus jóvenes caerán en sus plazas,
y todos los hombres de guerra morirán en aquel día,
ha dicho Jehová de los ejércitos.
49:27 Y haré encender fuego en el muro de Damasco, y consumirá
las casas de Ben-adad.
Profecía sobre Cedar y Hazor
49:28 Acerca de Cedar y de los reinos de Hazor, los cuales asoló
Nabucodonosor rey de Babilonia. Así ha dicho Jehová:
Levantaos, subid contra Cedar, y destruid a los hijos del oriente.
49:29 Sus tiendas y sus ganados tomarán; sus cortinas y
todos sus utensilios y sus camellos tomarán para sí,
y clamarán contra ellos: Miedo alrededor.
49:30 Huid, idos muy lejos, habitad en lugares profundos, oh moradores
de Hazor, dice Jehová; porque tomó consejo contra
vosotros Nabucodonosor rey de Babilonia, y contra vosotros ha
formado un designio.
49:31 Levantaos, subid contra una nación pacífica
que vive confiadamente, dice Jehová, que ni tiene puertas
ni cerrojos, que vive solitaria.
49:32 Serán sus camellos por botín, y la multitud
de sus ganados por despojo; y los esparciré por todos los
vientos, arrojados hasta el último rincón; y de
todos lados les traeré su ruina, dice Jehová.
49:33 Hazor será morada de chacales, soledad para siempre;
ninguno morará allí, ni la habitará hijo
de hombre.
Profecía sobre Elam
49:34 Palabra de Jehová que vino al profeta Jeremías
acerca de Elam, en el principio del reinado de Sedequías
rey de Judá, diciendo:
49:35 Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
He aquí que yo quiebro el arco de Elam, parte principal
de su fortaleza.
49:36 Traeré sobre Elam los cuatro vientos de los cuatro
puntos del cielo, y los aventaré a todos estos vientos;
y no habrá nación a donde no vayan fugitivos de
Elam.
49:37 Y haré que Elam se intimide delante de sus enemigos,
y delante de los que buscan su vida; y traeré sobre ellos
mal, y el ardor de mi ira, dice Jehová; y enviaré
en pos de ellos espada hasta que los acabe.
49:38 Y pondré mi trono en Elam, y destruiré a su
rey y a su príncipe, dice Jehová.
49:39 Pero acontecerá en los últimos días,
que haré volver a los cautivos de Elam, dice Jehová.
Capítulo 50
Profecía sobre Babilonia
50:1 Palabra que habló Jehová contra Babilonia,
contra la tierra de los caldeos, por medio del profeta Jeremías.
50:2 Anunciad en las naciones, y haced saber; levantad también
bandera, publicad, y no encubráis; decid: Tomada es Babilonia,
Bel es confundido, deshecho es Merodac; destruidas son sus esculturas,
quebrados son sus ídolos.
50:3 Porque subió contra ella una nación del norte,
la cual pondrá su tierra en asolamiento, y no habrá
ni hombre ni animal que en ella more; huyeron, y se fueron.
50:4 En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová,
vendrán los hijos de Israel, ellos y los hijos de Judá
juntamente; e irán andando y llorando, y buscarán
a Jehová su Dios.
50:5 Preguntarán por el camino de Sion, hacia donde volverán
sus rostros, diciendo: Venid, y juntémonos a Jehová
con pacto eterno que jamás se ponga en olvido.
50:6 Ovejas perdidas fueron mi pueblo; sus pastores las hicieron
errar, por los montes las descarriaron; anduvieron de monte en collado,
y se olvidaron de sus rediles.
50:7 Todos los que los hallaban, los devoraban; y decían
sus enemigos: No pecaremos, porque ellos pecaron contra Jehová
morada de justicia, contra Jehová esperanza de sus padres.
50:8 Huid de en medio de Babilonia,
y salid de la tierra de los caldeos, y sed como los machos cabríos
que van delante del rebaño.
50:9 Porque yo levanto y hago subir contra Babilonia reunión
de grandes pueblos de la tierra del norte; desde allí se
prepararán contra ella, y será tomada; sus flechas
son como de valiente diestro, que no volverá vacío.
50:10 Y Caldea será para botín; todos los que la saquearen
se saciarán, dice Jehová.
50:11 Porque os alegrasteis, porque os gozasteis destruyendo mi
heredad, porque os llenasteis como novilla sobre la hierba, y relinchasteis
como caballos.
50:12 Vuestra madre se avergonzó mucho, se afrentó
la que os dio a luz; he aquí será la última
de las naciones; desierto, sequedal y páramo.
50:13 Por la ira de Jehová no será habitada, sino
será asolada toda ella; todo hombre que pasare por Babilonia
se asombrará, y se burlará de sus calamidades.
50:14 Poneos en orden contra Babilonia alrededor, todos los que
entesáis arco; tirad contra ella, no escatiméis las
saetas, porque pecó contra Jehová.
50:15 Gritad contra ella en derredor; se rindió; han caído
sus cimientos, derribados son sus muros, porque es venganza de Jehová.
Tomad venganza de ella; haced con ella como ella hizo.
50:16 Destruid en Babilonia al que siembra, y al que mete hoz en
tiempo de la siega; delante de la espada destructora cada uno volverá
el rostro hacia su pueblo, cada uno huirá hacia su tierra.
50:17 Rebaño descarriado es Israel; leones lo dispersaron;
el rey de Asiria lo devoró primero, Nabucodonosor rey de
Babilonia lo deshuesó después.
50:18 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: Yo castigo al rey de Babilonia y a su tierra, como
castigué al rey de Asiria.
50:19 Y volveré a traer a Israel a su morada, y pacerá
en el Carmelo y en Basán; y en el monte de Efraín
y en Galaad se saciará su alma.
50:20 En aquellos días y en aquel tiempo, dice Jehová,
la maldad de Israel será buscada, y no aparecerá;
y los pecados de Judá, y no se hallarán; porque perdonaré
a los que yo hubiere dejado.
50:21 Sube contra la tierra de Merataim, contra ella y contra los
moradores de Pecod; destruye y mata en pos de ellos, dice Jehová,
y haz conforme a todo lo que yo te he mandado.
50:22 Estruendo de guerra en la tierra, y quebrantamiento grande.
50:23 ¡Cómo fue cortado y quebrado el martillo de toda
la tierra! ¡cómo se convirtió Babilonia en desolación
entre las naciones!
50:24 Te puse lazos, y fuiste tomada, oh Babilonia, y tú
no lo supiste; fuiste hallada, y aun presa, porque provocaste a
Jehová.
50:25 Abrió Jehová su tesoro, y sacó los instrumentos
de su furor; porque esta es obra de Jehová, Dios de los ejércitos,
en la tierra de los caldeos.
50:26 Venid contra ella desde el extremo de la tierra; abrid sus
almacenes, convertidla en montón de ruinas, y destruidla;
que no le quede nada.
50:27 Matad a todos sus novillos; que vayan al matadero. ¡Ay
de ellos! pues ha venido su día, el tiempo de su castigo.
50:28 Voz de los que huyen y escapan de la tierra de Babilonia,
para dar en Sion las nuevas de la retribución de Jehová
nuestro Dios, de la venganza de su templo.
50:29 Haced juntar contra Babilonia flecheros, a todos los que entesan
arco; acampad contra ella alrededor; no escape de ella ninguno;
pagadle según su obra;
conforme a todo lo que ella hizo, haced con ella; porque contra
Jehová se ensoberbeció, contra el Santo de Israel.
50:30 Por tanto, sus jóvenes caerán en sus plazas,
y todos sus hombres de guerra serán destruidos en aquel día,
dice Jehová.
50:31 He aquí yo estoy contra ti, oh soberbio, dice el Señor,
Jehová de los ejércitos; porque tu día ha venido,
el tiempo en que te castigaré.
50:32 Y el soberbio tropezará y caerá, y no tendrá
quien lo levante; y encenderé fuego en sus ciudades, y quemaré
todos sus alrededores.
50:33 Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
Oprimidos fueron los hijos de Israel y los hijos de Judá
juntamente; y todos los que los tomaron cautivos los retuvieron;
no los quisieron soltar.
50:34 El redentor de ellos es el Fuerte; Jehová de los ejércitos
es su nombre; de cierto abogará la causa de ellos para hacer
reposar la tierra, y turbar a los moradores de Babilonia.
50:35 Espada contra los caldeos, dice Jehová, y contra los
moradores de Babilonia, contra sus príncipes y contra sus
sabios.
50:36 Espada contra los adivinos, y se entontecerán; espada
contra sus valientes, y serán quebrantados.
50:37 Espada contra sus caballos, contra sus carros, y contra todo
el pueblo que está en medio de ella, y serán como
mujeres; espada contra sus tesoros, y serán saqueados.
50:38 Sequedad sobre sus aguas, y se secarán; porque es tierra
de ídolos, y se entontecen con imágenes.
50:39 Por tanto, allí morarán fieras del desierto
y chacales,
morarán también en ella polluelos de avestruz; nunca
más será poblada ni se habitará por generaciones
y generaciones.
50:40 Como en la destrucción que Dios hizo de Sodoma y de
Gomorra y de sus ciudades vecinas,dice
Jehová, así no morará allí hombre, ni
hijo de hombre la habitará.
50:41 He aquí viene un pueblo del norte, y una nación
grande y muchos reyes se levantarán de los extremos de la
tierra.
50:42 Arco y lanza manejarán; serán crueles, y no
tendrán compasión; su voz rugirá como el mar,
y montarán sobre caballos; se prepararán contra ti
como hombres a la pelea, oh hija de Babilonia.
50:43 Oyó la noticia el rey de Babilonia, y sus manos se
debilitaron; angustia le tomó, dolor como de mujer de parto.
50:44 He aquí que como león subirá de la espesura
del Jordán a la morada fortificada; porque muy pronto le
haré huir de ella, y al que yo escoja la encargaré;
porque ¿quién es semejante a mí? ¿y
quién me emplazará? ¿o quién será
aquel pastor que podrá resistirme?
50:45 Por tanto, oíd la determinación que Jehová
ha acordado contra Babilonia, y los pensamientos que ha formado
contra la tierra de los caldeos: Ciertamente a los más pequeños
de su rebaño los arrastrarán, y destruirán
sus moradas con ellos.
50:46 Al grito de la toma de Babilonia la tierra tembló,
y el clamor se oyó entre las naciones.
Capítulo 51
Juicios de Jehová contra Babilonia
51:1 Así ha dicho Jehová: He aquí que yo levanto
un viento destruidor contra Babilonia, y contra sus moradores que
se levantan contra mí.
51:2 Y enviaré a Babilonia aventadores que la avienten, y
vaciarán su tierra; porque se pondrán contra ella
de todas partes en el día del mal.
51:3 Diré al flechero que entesa su arco, y al que se enorgullece
de su coraza: No perdonéis a sus jóvenes, destruid
todo su ejército.
51:4 Y caerán muertos en la tierra de los caldeos, y alanceados
en sus calles.
51:5 Porque Israel y Judá no han enviudado de su Dios, Jehová
de los ejércitos, aunque su tierra fue llena de pecado contra
el Santo de Israel.
51:6 Huid de en medio de Babilonia, y librad cada uno su vida, para
que no perezcáis a causa de su maldad; porque el tiempo es
de venganza de Jehová; le dará su pago.
51:7 Copa de oro fue Babilonia en la mano de Jehová, que
embriagó a toda la tierra; de su vino bebieron los pueblos;
se aturdieron, por tanto, las naciones.
51:8 En un momento cayó Babilonia, y se despedazó;
gemid sobre ella; tomad bálsamo para su dolor, quizá
sane.
51:9 Curamos a Babilonia, y no ha sanado; dejadla, y vámonos
cada uno a su tierra; porque ha llegado hasta el cielo su juicio,
y se ha alzado hasta las nubes.
51:10 Jehová sacó a luz nuestras justicias; venid,
y contemos en Sion la obra de Jehová nuestro Dios.
51:11 Limpiad las saetas, embrazad los escudos; ha despertado Jehová
el espíritu de los reyes de Media; porque contra Babilonia
es su pensamiento para destruirla; porque venganza es de Jehová,
y venganza de su templo.
51:12 Levantad bandera sobre los muros de Babilonia, reforzad la
guardia, poned centinelas, disponed celadas; porque deliberó
Jehová, y aun pondrá en efecto lo que ha dicho contra
los moradores de Babilonia.
51:13 Tú, la que moras entre muchas aguas,
rica en tesoros, ha venido tu fin, la medida de tu codicia.
51:14 Jehová de los ejércitos juró por sí
mismo, diciendo: Yo te llenaré de hombres como de langostas,
y levantarán contra ti gritería.
51:15 El es el que hizo la tierra con su poder, el que afirmó
el mundo con su sabiduría, y extendió los cielos con
su inteligencia.
51:16 A su voz se producen tumultos de aguas en los cielos, y hace
subir las nubes de lo último de la tierra; él hace
relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos.
51:17 Todo hombre se ha infatuado, y no tiene ciencia; se avergüenza
todo artífice de su escultura, porque mentira es su ídolo,
no tiene espíritu.
51:18 Vanidad son, obra digna de burla; en el tiempo del castigo
perecerán.
51:19 No es como ellos la porción de Jacob; porque él
es el Formador de todo, e Israel es el cetro de su herencia; Jehová
de los ejércitos es su nombre.
51:20 Martillo me sois, y armas de guerra; y por medio de ti quebrantaré
naciones, y por medio de ti destruiré reinos.
51:21 Por tu medio quebrantaré caballos y a sus jinetes,
y por medio de ti quebrantaré carros y a los que en ellos
suben.
51:22 Asimismo por tu medio quebrantaré hombres y mujeres,
y por medio de ti quebrantaré viejos y jóvenes, y
por tu medio quebrantaré jóvenes y vírgenes.
51:23 También quebrantaré por medio de ti al pastor
y a su rebaño; quebrantaré por tu medio a labradores
y a sus yuntas; a jefes y a príncipes quebrantaré
por medio de ti.
51:24 Y pagaré a Babilonia y a todos los moradores de Caldea,
todo el mal que ellos hicieron en Sion delante de vuestros ojos,
dice Jehová.
51:25 He aquí yo estoy contra ti, oh monte destruidor, dice
Jehová, que destruiste toda la tierra; y extenderé
mi mano contra ti, y te haré rodar de las peñas, y
te reduciré a monte quemado.
51:26 Y nadie tomará de ti piedra para esquina, ni piedra
para cimiento; porque perpetuo asolamiento serás, ha dicho
Jehová.
51:27 Alzad bandera en la tierra, tocad trompeta en las naciones,
preparad pueblos contra ella; juntad contra ella los reinos de Ararat,
de Mini y de Askenaz; señalad contra ella capitán,
haced subir caballos como langostas erizadas.
51:28 Preparad contra ella naciones; los reyes de Media, sus capitanes
y todos sus príncipes, y todo territorio de su dominio.
51:29 Temblará la tierra, y se afligirá; porque es
confirmado contra Babilonia todo el pensamiento de Jehová,
para poner la tierra de Babilonia en soledad, para que no haya morador
en ella.
51:30 Los valientes de Babilonia dejaron de pelear, se encerraron
en sus fortalezas; les faltaron las fuerzas, se volvieron como mujeres;
incendiadas están sus casas, rotos sus cerrojos.
51:31 Correo se encontrará con correo, mensajero se encontrará
con mensajero, para anunciar al rey de Babilonia que su ciudad es
tomada por todas partes.
51:32 Los vados fueron tomados, y los baluartes quemados a fuego,
y se consternaron los hombres de guerra.
51:33 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos,
Dios de Israel: La hija de Babilonia es como una era cuando está
de trillar; de aquí a poco le vendrá el tiempo de
la siega.
51:34 Me devoró, me desmenuzó Nabucodonosor rey de
Babilonia, y me dejó como vaso vacío; me tragó
como dragón, llenó su vientre de mis delicadezas,
y me echó fuera.
51:35 Sobre Babilonia caiga la violencia hecha a mí y a mi
carne, dirá la moradora de Sion; y mi sangre caiga sobre
los moradores de Caldea, dirá Jerusalén.
51:36 Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí
que yo juzgo tu causa y haré tu venganza; y secaré
su mar, y haré que su corriente quede seca.
51:37 Y será Babilonia montones de ruinas, morada de chacales,
espanto y burla, sin morador.
51:38 Todos a una rugirán como leones; como cachorros de
leones gruñirán.
51:39 En medio de su calor les pondré banquetes, y haré
que se embriaguen, para que se alegren, y duerman eterno sueño
y no despierten, dice Jehová.
51:40 Los haré traer como corderos al matadero, como carneros
y machos cabríos.
51:41 ¡Cómo fue apresada Babilonia, y fue tomada la
que era alabada por toda la tierra! ¡Cómo vino a ser
Babilonia objeto de espanto entre las naciones!
51:42 Subió el mar sobre Babilonia; de la multitud de sus
olas fue cubierta.
51:43 Sus ciudades fueron asoladas, la tierra seca y desierta, tierra
en que no morará nadie, ni pasará por ella hijo de
hombre.
51:44 Y juzgaré a Bel en Babilonia, y sacaré de su
boca lo que se ha tragado; y no vendrán más naciones
a él, y el muro de Babilonia caerá.
51:45 Salid de en medio de ella, pueblo mío, y salvad cada
uno su vida del ardor de la ira de Jehová.
51:46 Y no desmaye vuestro corazón, ni temáis a causa
del rumor que se oirá por la tierra; en un año vendrá
el rumor, y después en otro año rumor, y habrá
violencia en la tierra, dominador contra dominador.
51:47 Por tanto, he aquí vienen días en que yo destruiré
los ídolos de Babilonia, y toda su tierra será avergonzada,
y todos sus muertos caerán en medio de ella.
51:48 Los cielos y la tierra y todo lo que está en ellos
cantarán de gozo sobre Babilonia;
porque del norte vendrán contra ella destruidores, dice Jehová.
51:49 Por los muertos de Israel caerá Babilonia, como por
Babilonia cayeron los muertos de toda la tierra.
51:50 Los que escapasteis de la espada, andad, no os detengáis;
acordaos por muchos días de Jehová, y acordaos de
Jerusalén.
51:51 Estamos avergonzados, porque oímos la afrenta; la confusión
cubrió nuestros rostros, porque vinieron extranjeros contra
los santuarios de la casa de Jehová.
51:52 Por tanto, vienen días, dice Jehová, en que
yo destruiré sus ídolos, y en toda su tierra gemirán
los heridos.
51:53 Aunque suba Babilonia hasta el cielo, y se fortifique en las
alturas, de mí vendrán a ella destruidores, dice Jehová.
51:54 ¡Oyese el clamor de Babilonia, y el gran quebrantamiento
de la tierra de los caldeos!
51:55 Porque Jehová destruirá a Babilonia, y quitará
de ella la mucha jactancia; y bramarán sus olas, y como sonido
de muchas aguas será la voz de ellos.
51:56 Porque vino destruidor contra ella, contra Babilonia, y sus
valientes fueron apresados; el arco de ellos fue quebrado; porque
Jehová, Dios de retribuciones, dará la paga.
51:57 Y embriagaré a sus príncipes y a sus sabios,
a sus capitanes, a sus nobles y a sus fuertes; y dormirán
sueño eterno y no despertarán, dice el Rey, cuyo nombre
es Jehová de los ejércitos.
51:58 Así ha dicho Jehová de los ejércitos:
El muro ancho de Babilonia será derribado enteramente, y
sus altas puertas serán quemadas a fuego; en vano trabajaron
los pueblos, y las naciones se cansaron sólo para el fuego.
51:59 Palabra que envió el profeta Jeremías a Seraías
hijo de Nerías, hijo de Maasías, cuando iba con Sedequías
rey de Judá a Babilonia, en el cuarto año de su reinado.
Y era Seraías el principal camarero.
51:60 Escribió, pues, Jeremías en un libro todo el
mal que había de venir sobre Babilonia, todas las palabras
que están escritas contra Babilonia.
51:61 Y dijo Jeremías a Seraías: Cuando llegues a
Babilonia, y veas y leas todas estas cosas,
51:62 dirás: Oh Jehová, tú has dicho contra
este lugar que lo habías de destruir, hasta no quedar en
él morador, ni hombre ni animal, sino que para siempre ha
de ser asolado.
51:63 Y cuando acabes de leer este libro, le atarás una piedra,
y lo echarás en medio del Eufrates,
51:64 y dirás: Así se hundirá Babilonia, y
no se levantará
del mal que yo traigo sobre ella; y serán rendidos. Hasta
aquí son las palabras de Jeremías.
Capítulo 52
Reinado de Sedequías
(2 R. 24.18-20; 2
Cr. 36.11-16)
52:1 Era Sedequías de edad de veintiún años
cuando comenzó a reinar, y reinó once años
en Jerusalén. Su madre se llamaba Hamutal, hija de Jeremías
de Libna.
52:2 E hizo lo malo ante los ojos de Jehová, conforme a todo
lo que hizo Joacim.
52:3 Y a causa de la ira de Jehová contra Jerusalén
y Judá, llegó a echarlos de su presencia. Y se rebeló
Sedequías contra el rey de Babilonia.
Caída de Jerusalén
(2 R. 24.20--25.7;
Jer. 39.1-7)
52:4 Aconteció, por tanto, a los nueve años de
su reinado, en el mes décimo, a los diez días del
mes, que vino Nabucodonosor rey de Babilonia, él y todo
su ejército, contra Jerusalén, y acamparon contra
ella,
y de todas partes edificaron contra ella baluartes.
52:5 Y estuvo sitiada la ciudad hasta el undécimo año
del rey Sedequías.
52:6 En el mes cuarto, a los nueve días del mes, prevaleció
el hambre en la ciudad, hasta no haber pan para el pueblo.
52:7 Y fue abierta una brecha en el muro de la ciudad,
y todos los hombres de guerra huyeron, y salieron de la ciudad
de noche por el camino de la puerta entre los dos muros que había
cerca del jardín del rey, y se fueron por el camino del
Arabá, estando aún los caldeos junto a la ciudad
alrededor.
52:8 Y el ejército de los caldeos siguió al rey,
y alcanzaron a Sedequías en los llanos de Jericó;
y lo abandonó todo su ejército.
52:9 Entonces prendieron al rey, y le hicieron venir al rey de
Babilonia, a Ribla en tierra de Hamat, donde pronunció
sentencia contra él.
52:10 Y degolló el rey de Babilonia a los hijos de Sedequías
delante de sus ojos, y también degolló en Ribla
a todos los príncipes de Judá.
52:11 No obstante, el rey de Babilonia sólo le sacó
los ojos a Sedequías, y le ató con grillos, y lo
hizo llevar a Babilonia;
y lo puso en la cárcel hasta el día en que murió.
Cautividad de Judá
(2 R. 25.8-21; 2
Cr. 36.17-21; Jer. 39.8-10)
52:12 Y en el mes quinto, a los diez días del mes, que
era el año diecinueve del reinado de Nabucodonosor rey
de Babilonia, vino a Jerusalén Nabuzaradán capitán
de la guardia, que solía estar delante del rey de Babilonia.
52:13 Y quemó la casa de Jehová,
y la casa del rey, y todas las casas de Jerusalén; y destruyó
con fuego todo edificio grande.
52:14 Y todo el ejército de los caldeos, que venía
con el capitán de la guardia, destruyó todos los
muros en derredor de Jerusalén.
52:15 E hizo transportar Nabuzaradán capitán de
la guardia a los pobres del pueblo, y a toda la otra gente del
pueblo que había quedado en la ciudad, a los desertores
que se habían pasado al rey de Babilonia, y a todo el resto
de la multitud del pueblo.
52:16 Mas de los pobres del país dejó Nabuzaradán
capitán de la guardia para viñadores y labradores.
52:17 Y los caldeos quebraron las columnas de bronce que estaban
en la casa de Jehová, y las basas, y el mar de bronce que
estaba en la casa de Jehová, y llevaron todo el bronce
a Babilonia.
52:18 Se llevaron también los calderos, las palas, las
despabiladeras, los tazones, las cucharas, y todos los utensilios
de bronce con que se ministraba,
52:19 y los incensarios, tazones, copas, ollas, candeleros, escudillas
y tazas; lo de oro por oro, y lo de plata por plata, se llevó
el capitán de la guardia.
52:20 Las dos columnas, un mar, y los doce bueyes de bronce que
estaban debajo de las basas, que había hecho el rey Salomón
en la casa de Jehová; el peso del bronce de todo esto era
incalculable.
52:21 En cuanto a las columnas, la altura de cada columna era
de dieciocho codos,
y un cordón de doce codos la rodeaba; y su espesor era
de cuatro dedos, y eran huecas.
52:22 Y el capitel de bronce que había sobre ella era de
una altura de cinco codos,
con una red y granadas alrededor del capitel, todo de bronce;
y lo mismo era lo de la segunda columna con sus granadas.
52:23 Había noventa y seis granadas en cada hilera; todas
ellas eran ciento sobre la red alrededor.
52:24 Tomó también el capitán de la guardia
a Seraías el principal sacerdote, a Sofonías el
segundo sacerdote, y tres guardas del atrio.
52:25 Y de la ciudad tomó a un oficial que era capitán
de los hombres de guerra, a siete hombres de los consejeros íntimos
del rey, que estaban en la ciudad, y al principal secretario de
la milicia, que pasaba revista al pueblo de la tierra para la
guerra, y sesenta hombres del pueblo que se hallaron dentro de
la ciudad.
52:26 Los tomó, pues, Nabuzaradán capitán
de la guardia, y los llevó al rey de Babilonia en Ribla.
52:27 Y el rey de Babilonia los hirió, y los mató
en Ribla en tierra de Hamat. Así Judá fue transportada
de su tierra.
52:28 Este es el pueblo que Nabucodonosor llevó cautivo:
En el año séptimo, a tres mil veintitrés
hombres de Judá.
52:29 En el año dieciocho de Nabucodonosor él llevó
cautivas de Jerusalén a ochocientas treinta y dos personas.
52:30 El año veintitrés de Nabucodonosor, Nabuzaradán
capitán de la guardia llevó cautivas a setecientas
cuarenta y cinco personas de los hombres de Judá; todas
las personas en total fueron cuatro mil seiscientas.
Joaquín es libertado y recibe honores en Babilonia
(2 R. 25.27-30)
52:31 Y sucedió que en el año treinta y siete del
cautiverio de Joaquín rey de Judá, en el mes duodécimo,
a los veinticinco días del mes, Evil-merodac rey de Babilonia,
en el año primero de su reinado, alzó la cabeza
de Joaquín rey de Judá y lo sacó de la cárcel.
52:32 Y habló con él amigablemente, e hizo poner
su trono sobre los tronos de los reyes que estaban con él
en Babilonia.
52:33 Le hizo mudar también los vestidos de prisionero,
y comía pan en la mesa del rey siempre todos los días
de su vida.
52:34 Y continuamente se le daba una ración de parte del
rey de Babilonia, cada día durante todos los días
de su vida, hasta el día de su muerte.
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