Isaías
Haga click sobre el capítulo al
que desee ir
1 | 2
| 3 | 4
| 5 | 6
| 7 | 8
| 9 | 10
| 11 | 12 | 13
| 14 | 15 | 16
| 17 | 18 | 19
| 20 | 21 | 22
| 23 | 24
25 | 26 | 27
| 28 | 29 | 30
| 31 | 32 | 33
| 34 | 35 | 36
| 37 | 38 | 39
| 40 | 41 | 42
| 43 | 44 | 45
| 46 | 47 | 48
49 | 50 | 51
| 52 | 53 | 54
| 55 | 56 | 57
| 58 | 59 | 60
| 61 | 62 | 63
| 64 | 65 | 66
|
El libro de Isaías es el más importante de los libros proféticos,
que recordarán y citarán constantemente Jesús y sus apóstoles.
Las palabras de Isaías están contenidas en los capítulos 1-39
del libro que lleva su nombre.
La segunda parte del libro, o sea, los capítulos 40-66, reúne
las palabras de otros profetas que escribieron siglo y medio más
tarde
Capítulo 1
Una nación pecadora
1:1 Visión de Isaías hijo de Amoz, la cual vio
acerca de Judá y Jerusalén en días de Uzías,
Jotam,
Acaz y
Ezequías,
reyes de Judá.
1:2 Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla
Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos
se rebelaron contra mí.
1:3 El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de
su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento.
1:4 ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación
de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron
a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás.
1:5 ¿Por qué querréis ser castigados aún?
¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está
enferma, y todo corazón doliente.
1:6 Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él
cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están
curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.
1:7 Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas
a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros,
y asolada como asolamiento de extraños.
1:8 Y queda la hija de Sion como enramada en viña, y como
cabaña en melonar, como ciudad asolada.
1:9 Si Jehová de los ejércitos no nos hubiese dejado
un resto pequeño, como Sodoma fuéramos, y semejantes
a Gomorra.
Llamamiento al arrepentimiento verdadero
1:10 Príncipes de Sodoma, oíd la palabra de Jehová;
escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra.
1:11 ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la
multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos
de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de
bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos.
1:12 ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando
venís a presentaros delante de mí para hollar mis
atrios?
1:13 No me traigáis más vana ofrenda; el incienso
me es abominación; luna nueva y día de reposo, el
convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras
fiestas solemnes.
1:14 Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene
aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas.
1:15 Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé
de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la
oración, yo no oiré; llenas están de sangre
vuestras manos.
1:16 Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras
de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo;
1:17 aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al
agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.
1:18 Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros
pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos;
si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como
blanca lana.
1:19 Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra;
1:20 si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos
a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.
Juicio y redención de Jerusalén
1:21 ¿Cómo te has convertido en ramera, oh ciudad
fiel? Llena estuvo de justicia, en ella habitó la equidad;
pero ahora, los homicidas.
1:22 Tu plata se ha convertido en escorias, tu vino está
mezclado con agua.
1:23 Tus príncipes, prevaricadores y compañeros
de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas;
no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa
de la viuda.
1:24 Por tanto, dice el Señor, Jehová de los ejércitos,
el Fuerte de Israel: Ea, tomaré satisfacción de
mis enemigos, me vengaré de mis adversarios;
1:25 y volveré mi mano contra ti, y limpiaré hasta
lo más puro tus escorias, y quitaré toda tu impureza.
1:26 Restauraré tus jueces como al principio, y tus consejeros
como eran antes; entonces te llamarán Ciudad de justicia,
Ciudad fiel.
1:27 Sion será rescatada con juicio, y los convertidos
de ella con justicia.
1:28 Pero los rebeldes y pecadores a una serán quebrantados,
y los que dejan a Jehová serán consumidos.
1:29 Entonces os avergonzarán las encinas que amasteis,
y os afrentarán los huertos que escogisteis.
1:30 Porque seréis como encina a la que se le cae la hoja,
y como huerto al que le faltan las aguas.
1:31 Y el fuerte será como estopa, y lo que hizo como centella;
y ambos serán encendidos juntamente, y no habrá
quien apague.
Capítulo 2
Reinado universal de Jehová
(Mi. 4. 1-3)
2:1 Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá
y de Jerusalén.
2:2 Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será
confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los
montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán
a él todas las naciones.
2:3 Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos
al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará
sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá
la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
2:4 Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos
pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus
lanzas en hoces;
no alzará espada nación contra nación, ni se
adiestrarán más para la guerra.
Juicio de Jehová contra los soberbios
2:5 Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehová.
2:6 Ciertamente tú has dejado tu pueblo, la casa de Jacob,
porque están llenos de costumbres traídas del oriente,
y de agoreros, como los filisteos; y pactan con hijos de extranjeros.
2:7 Su tierra está llena de plata y oro, sus tesoros no
tienen fin. También está su tierra llena de caballos,
y sus carros son innumerables.
2:8 Además su tierra está llena de ídolos,
y se han arrodillado ante la obra de sus manos y ante lo que fabricaron
sus dedos.
2:9 Y se ha inclinado el hombre, y el varón se ha humillado;
por tanto, no los perdones.
2:10 Métete en la peña,
escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová,
y del resplandor de su majestad.
2:11 La altivez de los ojos del hombre será abatida, y
la soberbia de los hombres será humillada; y Jehová
solo será exaltado en aquel día.
2:12 Porque día de Jehová de los ejércitos
vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido,
y será abatido;
2:13 sobre todos los cedros del Líbano altos y erguidos,
y sobre todas las encinas de Basán;
2:14 sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados
elevados;
2:15 sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte;
2:16 sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas
preciadas.
2:17 La altivez del hombre será abatida, y la soberbia
de los hombres será humillada; y solo Jehová será
exaltado en aquel día.
2:18 Y quitará totalmente los ídolos.
2:19 Y se meterán en las cavernas de las peñas y
en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová,
y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante
para castigar la tierra.
2:20 Aquel día arrojará el hombre a los topos y
murciélagos sus ídolos de plata y sus ídolos
de oro, que le hicieron para que adorase,
2:21 y se meterá en las hendiduras de las rocas y en las
cavernas de las peñas, por la presencia formidable de Jehová,
y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar
la tierra.
2:22 Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz;
porque ¿de qué es él estimado?
Capítulo 3
Juicio de Jehová contra Judá
y Jerusalén
3:1 Porque he aquí que el Señor Jehová de los
ejércitos quita de Jerusalén y de Judá al sustentador
y al fuerte, todo sustento de pan y todo socorro de agua;
3:2 el valiente y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el
adivino y el anciano;
3:3 el capitán de cincuenta y el hombre de respeto, el consejero,
el artífice excelente y el hábil orador.
3:4 Y les pondré jóvenes por príncipes, y muchachos
serán sus señores.
3:5 Y el pueblo se hará violencia unos a otros, cada cual
contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano,
y el villano contra el noble.
3:6 Cuando alguno tomare de la mano a su hermano, de la familia
de su padre, y le dijere: Tú tienes vestido, tú serás
nuestro príncipe, y toma en tus manos esta ruina;
3:7 él jurará aquel día, diciendo: No tomaré
ese cuidado; porque en mi casa ni hay pan, ni qué vestir;
no me hagáis príncipe del pueblo.
3:8 Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha
caído; porque la lengua de ellos y sus obras han sido contra
Jehová para irritar los ojos de su majestad.
3:9 La apariencia de sus rostros testifica contra ellos; porque
como Sodoma publican su pecado, no lo disimulan. ¡Ay del alma
de ellos! porque amontonaron mal para sí.
3:10 Decid al justo que le irá bien, porque comerá
de los frutos de sus manos.
3:11 ¡Ay del impío! Mal le irá, porque según
las obras de sus manos le será pagado.
3:12 Los opresores de mi pueblo son muchachos, y mujeres se enseñorearon
de él. Pueblo mío, los que te guían te engañan,
y tuercen el curso de tus caminos.
3:13 Jehová está en pie para litigar, y está
para juzgar a los pueblos.
3:14 Jehová vendrá a juicio contra los ancianos de
su pueblo y contra sus príncipes; porque vosotros habéis
devorado la viña, y el despojo del pobre está en vuestras
casas.
3:15 ¿Qué pensáis vosotros que majáis
mi pueblo y moléis las caras de los pobres? dice el Señor,
Jehová de los ejércitos.
Juicio contra las hijas de Sion
3:16 Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sion
se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados;
cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies;
3:17 por tanto, el Señor raerá la cabeza de las
hijas de Sion, y Jehová descubrirá sus vergüenzas.
3:18 Aquel día quitará el Señor el atavío
del calzado, las redecillas, las lunetas,
3:19 los collares, los pendientes y los brazaletes,
3:20 las cofias, los atavíos de las piernas, los partidores
del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos,
3:21 los anillos, y los joyeles de las narices,
3:22 las ropas de gala, los mantoncillos, los velos, las bolsas,
3:23 los espejos, el lino fino, las gasas y los tocados.
3:24 Y en lugar de los perfumes aromáticos vendrá
hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y cabeza rapada
en lugar de la compostura del cabello; en lugar de ropa de gala
ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de hermosura.
3:25 Tus varones caerán a espada, y tu fuerza en la guerra.
3:26 Sus puertas se entristecerán y enlutarán, y
ella, desamparada, se sentará en tierra.
Capítulo 4
4:1 Echarán mano de un hombre siete mujeres en aquel tiempo,
diciendo: Nosotras comeremos de nuestro pan, y nos vestiremos de
nuestras ropas; solamente permítenos llevar tu nombre, quita
nuestro oprobio.
Futuro glorioso de Jerusalén
4:2 En aquel tiempo el renuevo de Jehová será para
hermosura y gloria, y el fruto de la tierra para grandeza y honra,
a los sobrevivientes de Israel.
4:3 Y acontecerá que el que quedare en Sion, y el que fuere
dejado en Jerusalén, será llamado santo; todos los
que en Jerusalén estén registrados entre los vivientes,
4:4 cuando el Señor lave las inmundicias de las hijas de
Sion, y limpie la sangre de Jerusalén de en medio de ella,
con espíritu de juicio y con espíritu de devastación.
4:5 Y creará Jehová sobre toda la morada del monte
de Sion, y sobre los lugares de sus convocaciones, nube y oscuridad
de día, y de noche resplandor de fuego que eche llamas;
porque sobre toda gloria habrá un dosel,
4:6 y habrá un abrigo para sombra contra el calor del día,
para refugio y escondedero contra el turbión y contra el
aguacero.
Capítulo 5
Parábola de la viña
5:1 Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su
viña.
Tenía mi amado una viña en una ladera fértil.
5:2 La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas;
había edificado en medio de ella una torre, y hecho también
en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres.
5:3 Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá,
juzgad ahora entre mí y mi viña.
5:4 ¿Qué más se podía hacer a mi viña,
que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo
que diese uvas, ha dado uvas silvestres?
5:5 Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña:
Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré
su cerca, y será hollada.
5:6 Haré que quede desierta; no será podada ni cavada,
y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré
que no derramen lluvia sobre ella.
5:7 Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos
es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa
suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí
clamor.
Ayes sobre los malvados
5:8 ¡Ay de los que juntan casa a casa, y añaden
heredad a heredad hasta ocuparlo todo! ¿Habitaréis
vosotros solos en medio de la tierra?
5:9 Ha llegado a mis oídos de parte de Jehová de
los ejércitos, que las muchas casas han de quedar asoladas,
sin morador las grandes y hermosas.
5:10 Y diez yugadas de viña producirán un bato,
y un homer de semilla producirá un efa.
5:11 ¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir
la embriaguez; que se están hasta la noche, hasta que el
vino los enciende!
5:12 Y en sus banquetes hay arpas, vihuelas, tamboriles, flautas
y vino, y no miran la obra de Jehová, ni consideran la
obra de sus manos.
5:13 Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo
conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud
se secó de sed.
5:14 Por eso ensanchó su interior el Seol, y sin medida
extendió su boca; y allá descenderá la gloria
de ellos, y su multitud, y su fausto, y el que en él se
regocijaba.
5:15 Y el hombre será humillado, y el varón será
abatido, y serán bajados los ojos de los altivos.
5:16 Pero Jehová de los ejércitos será exaltado
en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia.
5:17 Y los corderos serán apacentados según su costumbre;
y extraños devorarán los campos desolados de los
ricos.
5:18 ¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad,
y el pecado como con coyundas de carreta,
5:19 los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y
veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel,
para que lo sepamos!
5:20 ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno
malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que
ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!
5:21 ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que
son prudentes delante de sí mismos!
5:22 ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres
fuertes para mezclar bebida;
5:23 los que justifican al impío mediante cohecho, y al
justo quitan su derecho!
5:24 Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo,
y la llama devora la paja, así será su raíz
como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo;
porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos,
y abominaron la palabra del Santo de Israel.
5:25 Por esta causa se encendió el furor de Jehová
contra su pueblo, y extendió contra él su mano,
y le hirió; y se estremecieron los montes, y sus cadáveres
fueron arrojados en medio de las calles. Con todo esto no ha cesado
su furor, sino que todavía su mano está extendida.
5:26 Alzará pendón a naciones lejanas, y silbará
al que está en el extremo de la tierra; y he aquí
que vendrá pronto y velozmente.
5:27 No habrá entre ellos cansado, ni quien tropiece; ninguno
se dormirá, ni le tomará sueño; a ninguno
se le desatará el cinto de los lomos, ni se le romperá
la correa de sus sandalias.
5:28 Sus saetas estarán afiladas, y todos sus arcos entesados;
los cascos de sus caballos parecerán como de pedernal,
y las ruedas de sus carros como torbellino.
5:29 Su rugido será como de león; rugirá
a manera de leoncillo, crujirá los dientes, y arrebatará
la presa; se la llevará con seguridad, y nadie se la quitará.
5:30 Y bramará sobre él en aquel día como
bramido del mar; entonces mirará hacia la tierra, y he
aquí tinieblas de tribulación, y en sus cielos se
oscurecerá la luz.
Capítulo 6
Visión y llamamiento de Isaías
6:1 En el año que murió el rey Uzías
vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus
faldas llenaban el templo.
6:2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía
seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían
sus pies, y con dos volaban.
6:3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo,
Jehová de los ejércitos;
toda la tierra está llena de su gloria.
6:4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del
que clamaba, y la casa se llenó de humo.
6:5 Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque
siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo
que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová
de los ejércitos.
6:6 Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo
en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas
tenazas;
6:7 y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí
que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio
tu pecado.
6:8 Después oí la voz del Señor, que decía:
¿A quién enviaré, y quién irá
por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame
a mí.
6:9 Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis;
ved por cierto, mas no comprendáis.
6:10 Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos,
y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus
oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y
haya para él sanidad.
6:11 Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió
él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador,
y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un
desierto;
6:12 hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres, y
multiplicado los lugares abandonados en medio de la tierra.
6:13 Y si quedare aún en ella la décima parte, ésta
volverá a ser destruida; pero como el roble y la encina,
que al ser cortados aún queda el tronco, así será
el tronco, la simiente santa.
Capítulo 7
Mensaje de Isaías a Acaz
7:1 Aconteció en los días de Acaz hijo de Jotam, hijo
de Uzías, rey de Judá, que Rezín rey de Siria
y Peka hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén
para combatirla; pero no la pudieron tomar.
7:2 Y vino la nueva a la casa de David, diciendo: Siria se ha confederado
con Efraín. Y se le estremeció el corazón,
y el corazón de su pueblo, como se estremecen los árboles
del monte a causa del viento.
7:3 Entonces dijo Jehová a Isaías: Sal ahora al encuentro
de Acaz, tú, y Sear-jasub tu hijo, al extremo del acueducto
del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador,
7:4 y dile: Guarda, y repósate; no temas, ni se turbe tu
corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean,
por el ardor de la ira de Rezín y de Siria, y del hijo de
Remalías.
7:5 Ha acordado maligno consejo contra ti el sirio, con Efraín
y con el hijo de Remalías, diciendo:
7:6 Vamos contra Judá y aterroricémosla, y repartámosla
entre nosotros, y pongamos en medio de ella por rey al hijo de Tabeel.
7:7 Por tanto, Jehová el Señor dice así: No
subsistirá, ni será.
7:8 Porque la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco,
Rezín; y dentro de sesenta y cinco años Efraín
será quebrantado hasta dejar de ser pueblo.
7:9 Y la cabeza de Efraín es Samaria, y la cabeza de Samaria
el hijo de Remalías. Si vosotros no creyereis, de cierto
no permaneceréis.
7:10 Habló también Jehová a Acaz, diciendo:
7:11 Pide para ti señal de Jehová tu Dios, demandándola
ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto.
7:12 Y respondió Acaz: No pediré, y no tentaré
a Jehová.
7:13 Dijo entonces Isaías: Oíd ahora, casa de David.
¿Os es poco el ser molestos a los hombres, sino que también
lo seáis a mi Dios?
7:14 Por tanto, el Señor mismo os dará señal:
He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz
un hijo,
y llamará su nombre Emanuel.
7:15 Comerá mantequilla y miel, hasta que sepa desechar lo
malo y escoger lo bueno.
7:16 Porque antes que el niño sepa desechar lo malo y escoger
lo bueno, la tierra de los dos reyes que tú temes será
abandonada.
7:17 Jehová hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y
sobre la casa de tu padre, días cuales nunca vinieron desde
el día que Efraín se apartó de Judá,
esto es, al rey de Asiria.
7:18 Y acontecerá que aquel día silbará Jehová
a la mosca que está en el fin de los ríos de Egipto,
y a la abeja que está en la tierra de Asiria;
7:19 y vendrán y acamparán todos en los valles desiertos,
y en las cavernas de las piedras, y en todos los zarzales, y en
todas las matas.
7:20 En aquel día el Señor raerá con navaja
alquilada, con los que habitan al otro lado del río, esto
es, con el rey de Asiria, cabeza y pelo de los pies, y aun la barba
también quitará.
7:21 Acontecerá en aquel tiempo, que criará un hombre
una vaca y dos ovejas;
7:22 y a causa de la abundancia de leche que darán, comerá
mantequilla; ciertamente mantequilla y miel comerá el que
quede en medio de la tierra.
7:23 Acontecerá también en aquel tiempo, que el lugar
donde había mil vides que valían mil siclos de plata,
será para espinos y cardos.
7:24 Con saetas y arco irán allá, porque toda la tierra
será espinos y cardos.
7:25 Y a todos los montes que se cavaban con azada, no llegarán
allá por el temor de los espinos y de los cardos, sino que
serán para pasto de bueyes y para ser hollados de los ganados.
Capítulo 8
Sea Jehová vuestro temor
8:1 Me dijo Jehová: Toma una tabla grande, y escribe en ella
con caracteres legibles tocante a Maher-salal-hasbaz.
8:2 Y junté conmigo por testigos fieles al sacerdote Urías
y a Zacarías hijo de Jeberequías.
8:3 Y me llegué a la profetisa, la cual concibió,
y dio a luz un hijo. Y me dijo Jehová: Ponle por nombre Maher-salal-hasbaz.
8:4 Porque antes que el niño sepa decir: Padre mío,
y Madre mía, será quitada la riqueza de Damasco y
los despojos de Samaria delante del rey de Asiria.
8:5 Otra vez volvió Jehová a hablarme, diciendo:
8:6 Por cuanto desechó este pueblo las aguas de Siloé,
que corren mansamente, y se regocijó con Rezín y con
el hijo de Remalías;
8:7 he aquí, por tanto, que el Señor hace subir sobre
ellos aguas de ríos, impetuosas y muchas, esto es, al rey
de Asiria con todo su poder; el cual subirá sobre todos sus
ríos, y pasará sobre todas sus riberas;
8:8 y pasando hasta Judá, inundará y pasará
adelante, y llegará hasta la garganta; y extendiendo sus
alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emanuel.
8:9 Reuníos, pueblos, y seréis quebrantados; oíd,
todos los que sois de lejanas tierras; ceñíos, y seréis
quebrantados; disponeos, y seréis quebrantados.
8:10 Tomad consejo, y será anulado; proferid palabra, y no
será firme, porque Dios está con nosotros.
8:11 Porque Jehová me dijo de esta manera con mano fuerte,
y me enseñó que no caminase por el camino de este
pueblo, diciendo:
8:12 No llaméis conspiración a todas las cosas que
este pueblo llama conspiración; ni temáis lo que ellos
temen, ni tengáis miedo.
8:13 A Jehová de los ejércitos, a él santificad;
sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo.
8:14 Entonces él será por santuario; pero a las dos
casas de Israel, por piedra para tropezar, y por tropezadero para
caer, y por lazo y por red al morador de Jerusalén.
8:15 Y muchos tropezarán entre ellos, y caerán, y
serán quebrantados;
y se enredarán y serán apresados.
8:16 Ata el testimonio, sella la ley entre mis discípulos.
8:17 Esperaré, pues, a Jehová, el cual escondió
su rostro de la casa de Jacob, y en él confiaré.
8:18 He aquí, yo y los hijos que me dio Jehová somos
por señales y presagios en Israel, de parte de Jehová
de los ejércitos, que mora en el monte de Sion.
8:19 Y si os dijeren: Preguntad a los encantadores y a los adivinos,
que susurran hablando, responded: ¿No consultará el
pueblo a su Dios? ¿Consultará a los muertos por los
vivos?
8:20 ¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto,
es porque no les ha amanecido.
8:21 Y pasarán por la tierra fatigados y hambrientos, y acontecerá
que teniendo hambre, se enojarán y maldecirán a su
rey y a su Dios, levantando el rostro en alto.
8:22 Y mirarán a la tierra, y he aquí tribulación
y tinieblas, oscuridad y angustia; y serán sumidos en las
tinieblas.
Capítulo 9
Nacimiento y reinado del Mesías
9:1 Mas no habrá siempre oscuridad para la que está
ahora en angustia, tal como la aflicción que le vino en el
tiempo que livianamente tocaron la primera vez a la tierra de Zabulón
y a la tierra de Neftalí; pues al fin llenará de gloria
el camino del mar, de aquel lado del Jordán, en Galilea de
los gentiles.
9:2 El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban
en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.
9:3 Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán
delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando
reparten despojos.
9:4 Porque tú quebraste su pesado yugo, y la vara de su hombro,
y el cetro de su opresor, como en el día de Madián.
9:5 Porque todo calzado que lleva el guerrero en el tumulto de la
batalla, y todo manto revolcado en sangre, serán quemados,
pasto del fuego.
9:6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el
principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable,
Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
9:7 Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite,
sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y
confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para
siempre.
El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.
La ira de Jehová contra Israel
9:8 El Señor envió palabra a Jacob, y cayó
en Israel.
9:9 Y la sabrá todo el pueblo, Efraín y los moradores
de Samaria, que con soberbia y con altivez de corazón dicen:
9:10 Los ladrillos cayeron, pero edificaremos de cantería;
cortaron los cabrahigos, pero en su lugar pondremos cedros.
9:11 Pero Jehová levantará los enemigos de Rezín
contra él, y juntará a sus enemigos;
9:12 del oriente los sirios, y los filisteos del poniente; y a
boca llena devorarán a Israel. Ni con todo eso ha cesado
su furor, sino que todavía su mano está extendida.
9:13 Pero el pueblo no se convirtió al que lo castigaba,
ni buscó a Jehová de los ejércitos.
9:14 Y Jehová cortará de Israel cabeza y cola, rama
y caña en un mismo día.
9:15 El anciano y venerable de rostro es la cabeza; el profeta
que enseña mentira, es la cola.
9:16 Porque los gobernadores de este pueblo son engañadores,
y sus gobernados se pierden.
9:17 Por tanto, el Señor no tomará contentamiento
en sus jóvenes, ni de sus huérfanos y viudas tendrá
misericordia; porque todos son falsos y malignos, y toda boca
habla despropósitos. Ni con todo esto ha cesado su furor,
sino que todavía su mano está extendida.
9:18 Porque la maldad se encendió como fuego, cardos y
espinos devorará; y se encenderá en lo espeso del
bosque, y serán alzados como remolinos de humo.
9:19 Por la ira de Jehová de los ejércitos se oscureció
la tierra, y será el pueblo como pasto del fuego; el hombre
no tendrá piedad de su hermano.
9:20 Cada uno hurtará a la mano derecha, y tendrá
hambre, y comerá a la izquierda, y no se saciará;
cada cual comerá la carne de su brazo;
9:21 Manasés a Efraín, y Efraín a Manasés,
y ambos contra Judá. Ni con todo esto ha cesado su furor,
sino que todavía su mano está extendida.
Capítulo 10
10:1 ¡Ay de los que dictan leyes injustas, y prescriben tiranía,
10:2 para apartar del juicio a los pobres, y para quitar el derecho
a los afligidos de mi pueblo; para despojar a las viudas, y robar
a los huérfanos!
10:3 ¿Y qué haréis en el día del castigo?
¿A quién os acogeréis para que os ayude, cuando
venga de lejos el asolamiento? ¿En dónde dejaréis
vuestra gloria?
10:4 Sin mí se inclinarán entre los presos, y entre
los muertos caerán. Ni con todo esto ha cesado su furor,
sino que todavía su mano está extendida.
Asiria, instrumento de Dios
10:5 Oh Asiria,
vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira.
10:6 Le mandaré contra una nación pérfida,
y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite
despojos, y arrebate presa, y lo ponga para ser hollado como lodo
de las calles.
10:7 Aunque él no lo pensará así, ni su corazón
lo imaginará de esta manera, sino que su pensamiento será
desarraigar y cortar naciones no pocas.
10:8 Porque él dice: Mis príncipes, ¿no son
todos reyes?
10:9 ¿No es Calno como Carquemis, Hamat como Arfad, y Samaria
como Damasco?
10:10 Como halló mi mano los reinos de los ídolos,
siendo sus imágenes más que las de Jerusalén
y de Samaria;
10:11 como hice a Samaria y a sus ídolos, ¿no haré
también así a Jerusalén y a sus ídolos?
10:12 Pero acontecerá que después que el Señor
haya acabado toda su obra en el monte de Sion y en Jerusalén,
castigará el fruto de la soberbia del corazón del
rey de Asiria, y la gloria de la altivez de sus ojos.
10:13 Porque dijo: Con el poder de mi mano lo he hecho, y con
mi sabiduría, porque he sido prudente; quité los
territorios de los pueblos, y saqueé sus tesoros, y derribé
como valientes a los que estaban sentados;
10:14 y halló mi mano como nido las riquezas de los pueblos;
y como se recogen los huevos abandonados, así me apoderé
yo de toda la tierra; y no hubo quien moviese ala, ni abriese
boca y graznase.
10:15 ¿Se gloriará el hacha contra el que con ella
corta? ¿Se ensoberbecerá la sierra contra el que
la mueve? ¡Como si el báculo levantase al que lo
levanta; como si levantase la vara al que no es leño!
10:16 Por esto el Señor, Jehová de los ejércitos,
enviará debilidad sobre sus robustos, y debajo de su gloria
encenderá una hoguera como ardor de fuego.
10:17 Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por
llama, que abrase y consuma en un día sus cardos y sus
espinos.
10:18 La gloria de su bosque y de su campo fértil consumirá
totalmente, alma y cuerpo, y vendrá a ser como abanderado
en derrota.
10:19 Y los árboles que queden en su bosque serán
en número que un niño los pueda contar.
10:20 Acontecerá en aquel tiempo, que los que hayan quedado
de Israel y los que hayan quedado de la casa de Jacob, nunca más
se apoyarán en el que los hirió, sino que se apoyarán
con verdad en Jehová, el Santo de Israel.
10:21 El remanente volverá, el remanente de Jacob volverá
al Dios fuerte.
10:22 Porque si tu pueblo, oh Israel, fuere como las arenas del
mar, el remanente de él volverá; la destrucción
acordada rebosará justicia.
10:23 Pues el Señor, Jehová de los ejércitos,
hará consumación ya determinada en medio de la tierra.
10:24 Por tanto el Señor, Jehová de los ejércitos,
dice así: Pueblo mío, morador de Sion, no temas
de Asiria. Con vara te herirá, y contra ti alzará
su palo, a la manera de Egipto;
10:25 mas de aquí a muy poco tiempo se acabará mi
furor y mi enojo, para destrucción de ellos.
10:26 Y levantará Jehová de los ejércitos
azote contra él como la matanza de Madián en la
peña de Oreb, y alzará su vara sobre el mar como
hizo por la vía de Egipto.
10:27 Acontecerá en aquel tiempo que su carga será
quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá
a causa de la unción.
10:28 Vino hasta Ajat, pasó hasta Migrón; en Micmas
contará su ejército.
10:29 Pasaron el vado; se alojaron en Geba; Ramá tembló;
Gabaa de Saúl huyó.
10:30 Grita en alta voz, hija de Galim; haz que se oiga hacia
Lais, pobrecilla Anatot.
10:31 Madmena se alborotó; los moradores de Gebim huyen.
10:32 Aún vendrá día cuando reposará
en Nob; alzará su mano al monte de la hija de Sion, al
collado de Jerusalén.
10:33 He aquí el Señor, Jehová de los ejércitos,
desgajará el ramaje con violencia, y los árboles
de gran altura serán cortados, y los altos serán
humillados.
10:34 Y cortará con hierro la espesura del bosque, y el
Líbano caerá con estruendo.
Capítulo 11
Reinado justo del Mesías
11:1 Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago
retoñará de sus raíces.
11:2 Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová;
espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu
de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor
de Jehová.
11:3 Y le hará entender diligente en el temor de Jehová.
No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá
por lo que oigan sus oídos;
11:4 sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá
con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra
con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará
al impío.
11:5 Y será la justicia cinto de sus lomos,
y la fidelidad ceñidor de su cintura.
11:6 Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el
cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia
doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará.
11:7 La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán
juntas; y el león como el buey comerá paja.
11:8 Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del
áspid, y el recién destetado extenderá su mano
sobre la caverna de la víbora.
11:9 No harán mal ni dañarán en todo mi santo
monte;
porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová,
como las aguas cubren el mar.
11:10 Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí,
la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será
buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa.
11:11 Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová
alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su
pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía,
Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar.
11:12 Y levantará pendón a las naciones, y juntará
los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá
de los cuatro confines de la tierra.
11:13 Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos
de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá
envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín;
11:14 sino que volarán sobre los hombros de los filisteos
al occidente, saquearán también a los de oriente;
Edom y Moab les servirán, y los hijos de Amón los
obedecerán.
11:15 Y secará Jehová la lengua del mar de Egipto;
y levantará su mano con el poder de su espíritu sobre
el río, y lo herirá en sus siete brazos, y hará
que pasen por él con sandalias.
11:16 Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que
quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el
día que subió de la tierra de Egipto.
Capítulo 12
Cántico de acción de gracias
12:1 En aquel día dirás: Cantaré a ti, oh Jehová;
pues aunque te enojaste contra mí, tu indignación
se apartó, y me has consolado.
12:2 He aquí Dios es salvación mía; me aseguraré
y no temeré; porque mi fortaleza y mi canción es JAH
Jehová,
quien ha sido salvación para mí.
12:3 Sacaréis con gozo aguas de las fuentes de la salvación.
12:4 Y diréis en aquel día: Cantad a Jehová,
aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras,
recordad que su nombre es engrandecido.
12:5 Cantad salmos a Jehová, porque ha hecho cosas magníficas;
sea sabido esto por toda la tierra.
12:6 Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande
es en medio de ti el Santo de Israel.
Capítulo 13
Profecía sobre Babilonia
13:1 Profecía sobre Babilonia,
revelada a Isaías hijo de Amoz.
13:2 Levantad bandera sobre un alto monte; alzad la voz a ellos,
alzad la mano, para que entren por puertas de príncipes.
Yo mandé a mis consagrados, asimismo llamé a mis valientes
para mi ira, a los que se alegran con mi gloria.
13:4 Estruendo de multitud en los montes, como de mucho pueblo;
estruendo de ruido de reinos, de naciones reunidas; Jehová
de los ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla.
13:5 Vienen de lejana tierra, de lo postrero de los cielos, Jehová
y los instrumentos de su ira, para destruir toda la tierra.
13:6 Aullad, porque cerca está el día de Jehová;
vendrá como asolamiento del Todopoderoso.
13:7 Por tanto, toda mano se debilitará, y desfallecerá
todo corazón de hombre,
13:8 y se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán
de ellos; tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará
cada cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de
llamas.
13:9 He aquí el día de Jehová viene, terrible,
y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra
en soledad, y raer de ella a sus pecadores.
13:10 Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán
su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará
su resplandor.
13:11 Y castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos
por su iniquidad; y haré que cese la arrogancia de los soberbios,
y abatiré la altivez de los fuertes.
13:12 Haré más precioso que el oro fino al varón,
y más que el oro de Ofir al hombre.
13:13 Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá
de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos,
y en el día del ardor de su ira.
13:14 Y como gacela perseguida, y como oveja sin pastor, cada cual
mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su tierra.
13:15 Cualquiera que sea hallado será alanceado; y cualquiera
que por ellos sea tomado, caerá a espada.
13:16 Sus niños serán estrellados delante de ellos;
sus casas serán saqueadas, y violadas sus mujeres.
13:17 He aquí que yo despierto contra ellos a los medos,
que no se ocuparán de la plata, ni codiciarán oro.
13:18 Con arco tirarán a los niños, y no tendrán
misericordia del fruto del vientre, ni su ojo perdonará a
los hijos.
13:19 Y Babilonia, hermosura de reinos y ornamento de la grandeza
de los caldeos, será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó
Dios.
13:20 Nunca más será habitada, ni se morará
en ella de generación en generación; ni levantará
allí tienda el árabe, ni pastores tendrán allí
majada;
13:21 sino que dormirán allí las fieras del desierto,
y sus casas se llenarán de hurones;allí
habitarán avestruces, y allí saltarán las cabras
salvajes.
13:22 En sus palacios aullarán hienas, y chacales en sus
casas de deleite; y cercano a llegar está su tiempo, y sus
días no se alargarán.
Capítulo 14
Escarnio contra el rey de Babilonia
14:1 Porque Jehová tendrá piedad de Jacob, y todavía
escogerá a Israel, y lo hará reposar en su tierra;
y a ellos se unirán extranjeros, y se juntarán a la
familia de Jacob.
14:2 Y los tomarán los pueblos, y los traerán a su
lugar; y la casa de Israel los poseerá por siervos y criadas
en la tierra de Jehová; y cautivarán a los que los
cautivaron, y señorearán sobre los que los oprimieron.
14:3 Y en el día que Jehová te dé reposo de
tu trabajo y de tu temor, y de la dura servidumbre en que te hicieron
servir,
14:4 pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia,
y dirás: ¡Cómo paró el opresor, cómo
acabó la ciudad codiciosa de oro!
14:5 Quebrantó Jehová el báculo de los impíos,
el cetro de los señores;
14:6 el que hería a los pueblos con furor, con llaga permanente,
el que se enseñoreaba de las naciones con ira, y las perseguía
con crueldad.
14:7 Toda la tierra está en reposo y en paz; se cantaron
alabanzas.
14:8 Aun los cipreses se regocijaron a causa de ti, y los cedros
del Líbano, diciendo: Desde que tú pereciste, no ha
subido cortador contra nosotros.
14:9 El Seol abajo se espantó de ti; despertó muertos
que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus sillas
a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de
las naciones.
14:10 Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú
también te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como
nosotros?
14:11 Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas;
gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán.
14:12 ¡Cómo caíste del cielo,
oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra,
tú que debilitabas a las naciones.
14:13 Tú que decías en tu corazón: Subiré
al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré
mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los
lados del norte;
14:14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré
semejante al Altísimo.
14:15 Mas tú derribado eres hasta el Seol,
a los lados del abismo.
14:16 Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán,
diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía
temblar la tierra, que trastornaba los reinos;
14:17 que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades,
que a sus presos nunca abrió la cárcel?
14:18 Todos los reyes de las naciones, todos ellos yacen con honra
cada uno en su morada;
14:19 pero tú echado eres de tu sepulcro como vástago
abominable, como vestido de muertos pasados a espada, que descendieron
al fondo de la sepultura; como cuerpo muerto hollado.
14:20 No serás contado con ellos en la sepultura; porque
tú destruiste tu tierra, mataste a tu pueblo. No será
nombrada para siempre la descendencia de los malignos.
14:21 Preparad sus hijos para el matadero, por la maldad de sus
padres; no se levanten, ni posean la tierra, ni llenen de ciudades
la faz del mundo.
14:22 Porque yo me levantaré contra ellos, dice Jehová
de los ejércitos, y raeré de Babilonia el nombre y
el remanente, hijo y nieto, dice Jehová.
14:23 Y la convertiré en posesión de erizos, y en
lagunas de agua; y la barreré con escobas de destrucción,
dice Jehová de los ejércitos.
Asiria será destruida
14:24 Jehová de los ejércitos juró diciendo:
Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será
confirmado como lo he determinado;
14:25 que quebrantaré al asirio
en mi tierra, y en mis montes lo hollaré; y su yugo será
apartado de ellos, y su carga será quitada de su hombro.
14:26 Este es el consejo que está acordado sobre toda la
tierra, y esta, la mano extendida sobre todas las naciones.
14:27 Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado,
¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida,
¿quién la hará retroceder?
Profecía sobre Filistea
14:28 En el año que murió el rey Acazfue
esta profecía:
14:29 No te alegres tú, Filistea
toda, por haberse quebrado la vara del que te hería; porque
de la raíz de la culebra saldrá áspid, y
su fruto, serpiente voladora.
14:30 Y los primogénitos de los pobres serán apacentados,
y los menesterosos se acostarán confiados; mas yo haré
morir de hambre tu raíz, y destruiré lo que de ti
quedare.
14:31 Aúlla, oh puerta; clama, oh ciudad; disuelta estás
toda tú, Filistea; porque humo vendrá del norte,
no quedará uno solo en sus asambleas.
14:32 ¿Y qué se responderá a los mensajeros
de las naciones? Que Jehová fundó a Sion, y que
a ella se acogerán los afligidos de su pueblo.
Capítulo 15
Profecía sobre Moab
15:1 Profecía sobre Moab.
Cierto, de noche fue destruida Ar de Moab, puesta en silencio. Cierto,
de noche fue destruida Kir de Moab, reducida a silencio.
15:2 Subió a Bayit y a Dibón, lugares altos, a llorar;
sobre Nebo y sobre Medeba aullará Moab; toda cabeza de ella
será rapada, y toda barba rasurada.
15:3 Se ceñirán de cilicio en sus calles; en sus terrados
y en sus plazas aullarán todos, deshaciéndose en llanto.
15:4 Hesbón y Eleale gritarán, hasta Jahaza se oirá
su voz; por lo que aullarán los guerreros de Moab, se lamentará
el alma de cada uno dentro de él.
15:5 Mi corazón dará gritos por Moab; sus fugitivos
huirán hasta Zoar, como novilla de tres años. Por
la cuesta de Luhit subirán llorando, y levantarán
grito de quebrantamiento por el camino de Horonaim.
15:6 Las aguas de Nimrim serán consumidas, y se secará
la hierba, se marchitarán los retoños, todo verdor
perecerá.
15:7 Por tanto, las riquezas que habrán adquirido, y las
que habrán reservado, las llevarán al torrente de
los sauces.
15:8 Porque el llanto rodeó los límites de Moab; hasta
Eglaim llegó su alarido, y hasta Beer-elim su clamor.
15:9 Y las aguas de Dimón se llenarán de sangre; porque
yo traeré sobre Dimón males mayores, leones a los
que escaparen de Moab, y a los sobrevivientes de la tierra.
Capítulo 16
16:1 Enviad cordero al señor de la tierra, desde Sela del
desierto al monte de la hija de Sion.
16:2 Y cual ave espantada que huye de su nido, así serán
las hijas de Moab en los vados de Arnón.
16:3 Reúne consejo, haz juicio; pon tu sombra en medio del
día como la noche; esconde a los desterrados, no entregues
a los que andan errantes.
16:4 Moren contigo mis desterrados, oh Moab; sé para ellos
escondedero de la presencia del devastador; porque el atormentador
fenecerá, el devastador tendrá fin, el pisoteador
será consumido de sobre la tierra.
16:5 Y se dispondrá el trono en misericordia; y sobre él
se sentará firmemente, en el tabernáculo de David,
quien juzgue y busque el juicio, y apresure la justicia.
16:6 Hemos oído la soberbia de Moab; muy grandes son su soberbia,
su arrogancia y su altivez; pero sus mentiras no serán firmes.
16:7 Por tanto, aullará Moab, todo él aullará;
gemiréis en gran manera abatidos, por las tortas de uvas
de Kir-hareset.
16:8 Porque los campos de Hesbón fueron talados, y las vides
de Sibma; señores de naciones pisotearon sus generosos sarmientos;
habían llegado hasta Jazer, y se habían extendido
por el desierto; se extendieron sus plantas, pasaron el mar.
16:9 Por lo cual lamentaré con lloro de Jazer por la viña
de Sibma; te regaré con mis lágrimas, oh Hesbón
y Eleale; porque sobre tus cosechas y sobre tu siega caerá
el grito de guerra.
16:10 Quitado es el gozo y la alegría del campo fértil;
en las viñas no cantarán, ni se regocijarán;
no pisará vino en los lagares el pisador; he hecho cesar
el grito del lagarero.
16:11 Por tanto, mis entrañas vibrarán como arpa por
Moab, y mi corazón por Kir-hareset.
16:12 Y cuando apareciere Moab cansado sobre los lugares altos,
cuando venga a su santuario a orar, no le valdrá.
16:13 Esta es la palabra que pronunció Jehová sobre
Moab desde aquel tiempo;
16:14 pero ahora Jehová ha hablado, diciendo: Dentro de tres
años, como los años de un jornalero, será abatida
la gloria de Moab, con toda su gran multitud; y los sobrevivientes
serán pocos, pequeños y débiles.
Capítulo 17
Profecía sobre Damasco
17:1 Profecía sobre Damasco.
He aquí que Damasco dejará de ser ciudad, y será
montón de ruinas.
17:2 Las ciudades de Aroer están desamparadas, en majadas
se convertirán; dormirán allí, y no habrá
quien los espante.
17:3 Y cesará el socorro de Efraín, y el reino de
Damasco; y lo que quede de Siria será como la gloria de los
hijos de Israel, dice Jehová de los ejércitos.
Juicio sobre Israel
17:4 En aquel tiempo la gloria de Jacob se atenuará, y
se enflaquecerá la grosura de su carne.
17:5 Y será como cuando el segador recoge la mies, y con
su brazo siega las espigas; será también como el
que recoge espigas en el valle de Refaim.
17:6 Y quedarán en él rebuscos, como cuando sacuden
el olivo; dos o tres frutos en la punta de la rama, cuatro o cinco
en sus ramas más fructíferas, dice Jehová
Dios de Israel.
17:7 En aquel día mirará el hombre a su Hacedor,
y sus ojos contemplarán al Santo de Israel.
17:8 Y no mirará a los altares que hicieron sus manos,
ni mirará a lo que hicieron sus dedos, ni a los símbolos
de Asera, ni a las imágenes del sol.
17:9 En aquel día sus ciudades fortificadas serán
como los frutos que quedan en los renuevos y en las ramas, los
cuales fueron dejados a causa de los hijos de Israel; y habrá
desolación.
17:10 Porque te olvidaste del Dios de tu salvación, y no
te acordaste de la roca de tu refugio; por tanto, sembrarás
plantas hermosas, y plantarás sarmiento extraño.
17:11 El día que las plantes, las harás crecer,
y harás que su simiente brote de mañana; pero la
cosecha será arrebatada en el día de la angustia,
y del dolor desesperado.
17:12 ¡Ay! multitud de muchos pueblos que harán ruido
como estruendo del mar, y murmullo de naciones que harán
alboroto como bramido de muchas aguas.
17:13 Los pueblos harán estrépito como de ruido
de muchas aguas; pero Dios los reprenderá, y huirán
lejos; serán ahuyentados como el tamo de los montes delante
del viento, y como el polvo delante del torbellino.
17:14 Al tiempo de la tarde, he aquí la turbación,
pero antes de la mañana el enemigo ya no existe. Esta es
la parte de los que nos aplastan, y la suerte de los que nos saquean.
Capítulo 18
Profecía sobre Etiopía
18:1 ¡Ay de la tierra que hace sombra con las alas, que está
tras los ríos de Etiopía;
18:2 que envía mensajeros por el mar, y en naves de junco
sobre las aguas! Andad, mensajeros veloces, a la nación de
elevada estatura y tez brillante, al pueblo temible desde su principio
y después, gente fuerte y conquistadora, cuya tierra es surcada
por ríos.
18:3 Vosotros, todos los moradores del mundo y habitantes de la
tierra, cuando se levante bandera en los montes, mirad; y cuando
se toque trompeta, escuchad.
18:4 Porque Jehová me dijo así: Me estaré quieto,
y los miraré desde mi morada, como sol claro después
de la lluvia, como nube de rocío en el calor de la siega.
18:5 Porque antes de la siega, cuando el fruto sea perfecto, y pasada
la flor se maduren los frutos, entonces podará con podaderas
las ramitas, y cortará y quitará las ramas.
18:6 Y serán dejados todos para las aves de los montes y
para las bestias de la tierra; sobre ellos tendrán el verano
las aves, e invernarán todas las bestias de la tierra.
18:7 En aquel tiempo será traída ofrenda a Jehová
de los ejércitos, del pueblo de elevada estatura y tez brillante,
del pueblo temible desde su principio y después, gente fuerte
y conquistadora, cuya tierra es surcada por ríos, al lugar
del nombre de Jehová de los ejércitos, al monte de
Sion.
Capítulo 19
Profecía sobre Egipto
19:1 Profecía sobre Egipto.
He aquí que Jehová monta sobre una ligera nube, y
entrará en Egipto; y los ídolos de Egipto temblarán
delante de él, y desfallecerá el corazón de
los egipcios dentro de ellos.
19:2 Levantaré egipcios contra egipcios, y cada uno peleará
contra su hermano, cada uno contra su prójimo; ciudad contra
ciudad, y reino contra reino.
19:3 Y el espíritu de Egipto se desvanecerá en medio
de él, y destruiré su consejo; y preguntarán
a sus imágenes, a sus hechiceros, a sus evocadores y a sus
adivinos.
19:4 Y entregaré a Egipto en manos de señor duro,
y rey violento se enseñoreará de ellos, dice el Señor,
Jehová de los ejércitos.
19:5 Y las aguas del mar faltarán, y el río se agotará
y secará.
19:6 Y se alejarán los ríos, se agotarán y
secarán las corrientes de los fosos; la caña y el
carrizo serán cortados.
19:7 La pradera de junto al río, de junto a la ribera del
río, y toda sementera del río, se secarán,
se perderán, y no serán más.
19:8 Los pescadores también se entristecerán; harán
duelo todos los que echan anzuelo en el río, y desfallecerán
los que extienden red sobre las aguas.
19:9 Los que labran lino fino y los que tejen redes serán
confundidos,
19:10 porque todas sus redes serán rotas; y se entristecerán
todos los que hacen viveros para peces.
19:11 Ciertamente son necios los príncipes de Zoán;
el consejo de los prudentes consejeros de Faraón se ha desvanecido.
¿Cómo diréis a Faraón: Yo soy hijo de
los sabios, e hijo de los reyes antiguos?
19:12 ¿Dónde están ahora aquellos tus sabios?
Que te digan ahora, o te hagan saber qué es lo que Jehová
de los ejércitos ha determinado sobre Egipto.
19:13 Se han desvanecido los príncipes de Zoán, se
han engañado los príncipes de Menfis; engañaron
a Egipto los que son la piedra angular de sus familias.
19:14 Jehová mezcló espíritu de vértigo
en medio de él; e hicieron errar a Egipto en toda su obra,
como tambalea el ebrio en su vómito.
19:15 Y no aprovechará a Egipto cosa que haga la cabeza o
la cola, la rama o el junco.
19:16 En aquel día los egipcios serán como mujeres;
porque se asombrarán y temerán en la presencia de
la mano alta de Jehová de los ejércitos, que él
levantará contra ellos.
19:17 Y la tierra de Judá será de espanto a Egipto;
todo hombre que de ella se acordare temerá por causa del
consejo que Jehová de los ejércitos acordó
sobre aquél.
19:18 En aquel tiempo habrá cinco ciudades en la tierra de
Egipto que hablen la lengua de Canaán, y que juren por Jehová
de los ejércitos; una será llamada la ciudad de Herez.
19:19 En aquel tiempo habrá altar para Jehová en medio
de la tierra de Egipto, y monumento a Jehová junto a su frontera.
19:20 Y será por señal y por testimonio a Jehová
de los ejércitos en la tierra de Egipto; porque clamarán
a Jehová a causa de sus opresores, y él les enviará
salvador y príncipe que los libre.
19:21 Y Jehová será conocido de Egipto, y los de Egipto
conocerán a Jehová en aquel día, y harán
sacrificio y oblación; y harán votos a Jehová,
y los cumplirán.
19:22 Y herirá Jehová a Egipto; herirá y sanará,
y se convertirán a Jehová, y les será clemente
y los sanará.
19:23 En aquel tiempo habrá una calzada de Egipto a Asiria,
y asirios entrarán en Egipto, y egipcios en Asiria; y los
egipcios servirán con los asirios a Jehová.
19:24 En aquel tiempo Israel será tercero con Egipto y con
Asiria para bendición en medio de la tierra;
19:25 porque Jehová de los ejércitos los bendecirá
diciendo: Bendito el pueblo mío Egipto, y el asirio obra
de mis manos, e Israel mi heredad.
Capítulo 20
Predicción de la conquista de Egipto
y de Etiopía por Asiria
20:1 En el año que vino el Tartán a Asdod, cuando
lo envió Sargón rey de Asiria, y peleó contra
Asdod y la tomó;
20:2 en aquel tiempo habló Jehová por medio de Isaías
hijo de Amoz, diciendo: Ve y quita el cilicio de tus lomos, y descalza
las sandalias de tus pies. Y lo hizo así, andando desnudo
y descalzo.
20:3 Y dijo Jehová: De la manera que anduvo mi siervo Isaías
desnudo y descalzo tres años, por señal y pronóstico
sobre Egipto y sobre Etiopía,
20:4 así llevará el rey de Asiria a los cautivos de
Egipto y los deportados de Etiopía, a jóvenes y a
ancianos, desnudos y descalzos, y descubiertas las nalgas para vergüenza
de Egipto.
20:5 Y se turbarán y avergonzarán de Etiopía
su esperanza, y de Egipto su gloria.
20:6 Y dirá en aquel día el morador de esta costa:
Mirad qué tal fue nuestra esperanza, a donde nos acogimos
por socorro para ser libres de la presencia del rey de Asiria; ¿y
cómo escaparemos nosotros?
Capítulo 21
Profecía sobre el desierto del mar
21:1 Profecía sobre el desierto del mar. Como torbellino
del Neguev, así viene del desierto, de la tierra horrenda.
21:2 Visión dura me ha sido mostrada. El prevaricador prevarica,
y el destructor destruye. Sube, oh Elam; sitia, oh Media. Todo su
gemido hice cesar.
21:3 Por tanto, mis lomos se han llenado de dolor; angustias se
apoderaron de mí, como angustias de mujer de parto; me agobié
oyendo, y al ver me he espantado.
21:4 Se pasmó mi corazón, el horror me ha intimidado;
la noche de mi deseo se me volvió en espanto.
21:5 Ponen la mesa, extienden tapices; comen, beben. ¡Levantaos,
oh príncipes, ungid el escudo!
21:6 Porque el Señor me dijo así: Ve, pon centinela
que haga saber lo que vea.
21:7 Y vio hombres montados, jinetes de dos en dos, montados sobre
asnos, montados sobre camellos; y miró más atentamente,
21:8 y gritó como un león: Señor, sobre la
atalaya estoy yo continuamente de día, y las noches enteras
sobre mi guarda;
21:9 y he aquí vienen hombres montados, jinetes de dos en
dos. Después habló y dijo: Cayó, cayó
Babilonia;
y todos los ídolos de sus dioses quebrantó en tierra.
21:10 Oh pueblo mío, trillado y aventado, os he dicho lo
que oí de Jehová de los ejércitos, Dios de
Israel.
Profecía sobre Duma
21:11 Profecía sobre Duma. Me dan voces de Seir: Guarda,
¿qué de la noche? Guarda, ¿qué de
la noche?
21:12 El guarda respondió: La mañana viene, y después
la noche; preguntad si queréis, preguntad; volved, venid.
Profecía sobre Arabia
21:13 Profecía sobre Arabia. En el bosque pasaréis
la noche en Arabia, oh caminantes de Dedán.
21:14 Salid a encontrar al sediento; llevadle agua, moradores
de tierra de Tema, socorred con pan al que huye.
21:15 Porque ante la espada huye, ante la espada desnuda, ante
el arco entesado, ante el peso de la batalla.
21:16 Porque así me ha dicho Jehová: De aquí
a un año, semejante a años de jornalero, toda la
gloria de Cedar será deshecha;
21:17 y los sobrevivientes del número de los valientes
flecheros, hijos de Cedar, serán reducidos; porque Jehová
Dios de Israel lo ha dicho.
Capítulo 22
Profecía sobre el valle de la visión
22:1 Profecía sobre el valle de la visión. ¿Qué
tienes ahora, que con todos los tuyos has subido sobre los terrados?
22:2 Tú, llena de alborotos, ciudad turbulenta, ciudad alegre;
tus muertos no son muertos a espada, ni muertos en guerra.
22:3 Todos tus príncipes juntos huyeron del arco, fueron
atados; todos los que en ti se hallaron, fueron atados juntamente,
aunque habían huido lejos.
22:4 Por esto dije: Dejadme, lloraré amargamente; no os afanéis
por consolarme de la destrucción de la hija de mi pueblo.
22:5 Porque día es de alboroto, de angustia y de confusión,
de parte del Señor, Jehová de los ejércitos,
en el valle de la visión, para derribar el muro, y clamar
al monte.
22:6 Y Elam tomó aljaba, con carros y con jinetes, y Kir
sacó el escudo.
22:7 Tus hermosos valles fueron llenos de carros, y los de a caballo
acamparon a la puerta.
22:8 Y desnudó la cubierta de Judá; y miraste en aquel
día hacia la casa de armas del bosque.
22:9 Visteis las brechas de la ciudad de David, que se multiplicaron;
y recogisteis las aguas del estanque de abajo.
22:10 Y contasteis las casas de Jerusalén, y derribasteis
casas para fortificar el muro.
22:11 Hicisteis foso entre los dos muros para las aguas del estanque
viejo; y no tuvisteis respeto al que lo hizo, ni mirasteis de lejos
al que lo labró.
22:12 Por tanto, el Señor, Jehová de los ejércitos,
llamó en este día a llanto y a endechas, a raparse
el cabello y a vestir cilicio;
22:13 y he aquí gozo y alegría, matando vacas y degollando
ovejas, comiendo carne y bebiendo vino, diciendo: Comamos y bebamos,
porque mañana moriremos.
22:14 Esto fue revelado a mis oídos de parte de Jehová
de los ejércitos: Que este pecado no os será perdonado
hasta que muráis, dice el Señor, Jehová de
los ejércitos.
Sebna será sustituido por Eliaquim
22:15 Jehová de los ejércitos dice así:
Ve, entra a este tesorero, a Sebna el mayordomo, y dile:
22:16 ¿Qué tienes tú aquí, o a quién
tienes aquí, que labraste aquí sepulcro para ti,
como el que en lugar alto labra su sepultura, o el que esculpe
para sí morada en una peña?
22:17 He aquí que Jehová te transportará
en duro cautiverio, y de cierto te cubrirá el rostro.
22:18 Te echará a rodar con ímpetu, como a bola
por tierra extensa; allá morirás, y allá
estarán los carros de tu gloria, oh vergüenza de la
casa de tu señor.
22:19 Y te arrojaré de tu lugar, y de tu puesto te empujaré.
22:20 En aquel día llamaré a mi siervo Eliaquim
hijo de Hilcías,
22:21 y lo vestiré de tus vestiduras, y lo ceñiré
de tu talabarte, y entregaré en sus manos tu potestad;
y será padre al morador de Jerusalén, y a la casa
de Judá.
22:22 Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro;
y abrirá, y nadie cerrará; cerrará, y nadie
abrirá.
22:23 Y lo hincaré como clavo en lugar firme; y será
por asiento de honra a la casa de su padre.
22:24 Colgarán de él toda la honra de la casa de
su padre, los hijos y los nietos, todos los vasos menores, desde
las tazas hasta toda clase de jarros.
22:25 En aquel día, dice Jehová de los ejércitos,
el clavo hincado en lugar firme será quitado; será
quebrado y caerá, y la carga que sobre él se puso
se echará a perder; porque Jehová habló.
Capítulo 23
Profecía sobre Tiro
23:1 Profecía sobre Tiro.
Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es Tiro hasta no quedar
casa, ni a donde entrar; desde la tierra de Quitim les es revelado.
23:2 Callad, moradores de la costa, mercaderes de Sidón,
que pasando el mar te abastecían.
23:3 Su provisión procedía de las sementeras que crecen
con las muchas aguas del Nilo, de la mies del río. Fue también
emporio de las naciones.
23:4 Avergüénzate, Sidón, porque el mar, la fortaleza
del mar habló, diciendo: Nunca estuve de parto, ni di a luz,
ni crié jóvenes, ni levanté vírgenes.
23:5 Cuando llegue la noticia a Egipto, tendrán dolor de
las nuevas de Tiro.
23:6 Pasaos a Tarsis; aullad, moradores de la costa.
23:7 ¿No era ésta vuestra ciudad alegre, con muchos
días de antigüedad? Sus pies la llevarán a morar
lejos.
23:8 ¿Quién decretó esto sobre Tiro, la que
repartía coronas, cuyos negociantes eran príncipes,
cuyos mercaderes eran los nobles de la tierra?
23:9 Jehová de los ejércitos lo decretó, para
envilecer la soberbia de toda gloria, y para abatir a todos los
ilustres de la tierra.
23:10 Pasa cual río de tu tierra, oh hija de Tarsis, porque
no tendrás ya más poder.
23:11 Extendió su mano sobre el mar, hizo temblar los reinos;
Jehová mandó respecto a Canaán, que sus fortalezas
sean destruidas.
23:12 Y dijo: No te alegrarás más, oh oprimida virgen
hija de Sidón. Levántate para pasar a Quitim, y aun
allí no tendrás reposo.
23:13 Mira la tierra de los caldeos. Este pueblo no existía;
Asiria la fundó para los moradores del desierto. Levantaron
sus fortalezas, edificaron sus palacios; él la convirtió
en ruinas.
23:14 Aullad, naves de Tarsis, porque destruida es vuestra fortaleza.
23:15 Acontecerá en aquel día, que Tiro será
puesta en olvido por setenta años, como días de un
rey. Después de los setenta años, cantará Tiro
canción como de ramera.
23:16 Toma arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada; haz buena
melodía, reitera la canción, para que seas recordada.
23:17 Y acontecerá que al fin de los setenta años
visitará Jehová a Tiro; y volverá a comerciar,
y otra vez fornicará con todos los reinos del mundo sobre
la faz de la tierra.
23:18 Pero sus negocios y ganancias serán consagrados a Jehová;
no se guardarán ni se atesorarán, porque sus ganancias
serán para los que estuvieren delante de Jehová, para
que coman hasta saciarse, y vistan espléndidamente.
Capítulo 24
El juicio de Jehová sobre la tierra
24:1 He aquí que Jehová vacía la tierra y la
desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores.
24:2 Y sucederá así como al pueblo, también
al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada,
a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta,
al que toma prestado; como al que da a logro, así al que
lo recibe.
24:3 La tierra será enteramente vaciada, y completamente
saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra.
24:4 Se destruyó, cayó la tierra; enfermó,
cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra.
24:5 Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque
traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto
sempiterno.
24:6 Por esta causa la maldición consumió la tierra,
y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos
los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres.
24:7 Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos
los que eran alegres de corazón.
24:8 Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el
estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del
arpa.
24:9 No beberán vino con cantar; la sidra les será
amarga a los que la bebieren.
24:10 Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa
se ha cerrado, para que no entre nadie.
24:11 Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se
oscureció, se desterró la alegría de la tierra.
24:12 La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada
la puerta.
24:13 Porque así será en medio de la tierra, en medio
de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después
de la vendimia.
24:14 Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la
grandeza de Jehová; desde el mar darán voces.
24:15 Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las
orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel.
24:16 De lo postrero de la tierra oímos cánticos:
Gloria al justo. Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay
de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado
con prevaricación de desleales.
24:17 Terror, foso y red sobre ti, oh morador de la tierra.
24:18 Y acontecerá que el que huyere de la voz del terror
caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso será
preso en la red; porque de lo alto se abrirán ventanas, y
temblarán los cimientos de la tierra.
24:19 Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada
será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida.
24:20 Temblará la tierra como un ebrio, y será removida
como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá,
y nunca más se levantará.
24:21 Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará
al ejército de los cielos en lo alto, y a los reyes de la
tierra sobre la tierra.
24:22 Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados
en mazmorra, y en prisión quedarán encerrados, y serán
castigados después de muchos días.
24:23 La luna se avergonzará, y el sol se confundirá,
cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de
Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso.
Capítulo 25
Cántico de alabanza por el favor de
Jehová
25:1 Jehová, tú eres mi Dios; te exaltaré,
alabaré tu nombre, porque has hecho maravillas; tus consejos
antiguos son verdad y firmeza.
25:2 Porque convertiste la ciudad en montón, la ciudad fortificada
en ruina; el alcázar de los extraños para que no sea
ciudad, ni nunca jamás sea reedificado.
25:3 Por esto te dará gloria el pueblo fuerte, te temerá
la ciudad de gentes robustas.
25:4 Porque fuiste fortaleza al pobre, fortaleza al menesteroso
en su aflicción, refugio contra el turbión, sombra
contra el calor; porque el ímpetu de los violentos es como
turbión contra el muro.
25:5 Como el calor en lugar seco, así humillarás el
orgullo de los extraños; y como calor debajo de nube harás
marchitar el renuevo de los robustos.
25:6 Y Jehová de los ejércitos hará en este
monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete
de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados.
25:7 Y destruirá en este monte la cubierta con que están
cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las
naciones.
25:8 Destruirá a la muerte para siempre;
y enjugará Jehová el Señor toda lágrima
de todos los rostros;
y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque
Jehová lo ha dicho.
25:9 Y se dirá en aquel día: He aquí, éste
es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste
es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos
en su salvación.
25:10 Porque la mano de Jehová reposará en este monte;
pero Moab
será hollado en su mismo sitio, como es hollada la paja en
el muladar.
25:11 Y extenderá su mano por en medio de él, como
la extiende el nadador para nadar; y abatirá su soberbia
y la destreza de sus manos;
25:12 Y abatirá la fortaleza de tus altos muros; la humillará
y la echará a tierra, hasta el polvo.
Capítulo 26
Cántico de confianza en la protección
de Jehová
26:1 En aquel día cantarán este cántico en
tierra de Judá: Fuerte ciudad tenemos; salvación puso
Dios por muros y antemuro.
26:2 Abrid las puertas, y entrará la gente justa, guardadora
de verdades.
26:3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento
en ti persevera; porque en ti ha confiado.
26:4 Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová
el Señor está la fortaleza de los siglos.
26:5 Porque derribó a los que moraban en lugar sublime; humilló
a la ciudad exaltada, la humilló hasta la tierra, la derribó
hasta el polvo.
26:6 La hollará pie, los pies del afligido, los pasos de
los menesterosos.
26:7 El camino del justo es rectitud; tú, que eres recto,
pesas el camino del justo.
26:8 También en el camino de tus juicios, oh Jehová,
te hemos esperado; tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra
alma.
26:9 Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure
el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte;
porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del
mundo aprenden justicia.
26:10 Se mostrará piedad al malvado, y no aprenderá
justicia; en tierra de rectitud hará iniquidad, y no mirará
a la majestad de Jehová.
26:11 Jehová, tu mano está alzada, pero ellos no ven;
verán al fin, y se avergonzarán los que envidian a
tu pueblo; y a tus enemigos fuego los consumirá.
26:12 Jehová, tú nos darás paz, porque también
hiciste en nosotros todas nuestras obras.
26:13 Jehová Dios nuestro, otros señores fuera de
ti se han enseñoreado de nosotros; pero en ti solamente nos
acordaremos de tu nombre.
26:14 Muertos son, no vivirán; han fallecido, no resucitarán;
porque los castigaste, y destruiste y deshiciste todo su recuerdo.
26:15 Aumentaste el pueblo, oh Jehová, aumentaste el pueblo;
te hiciste glorioso; ensanchaste todos los confines de la tierra.
26:16 Jehová, en la tribulación te buscaron; derramaron
oración cuando los castigaste.
26:17 Como la mujer encinta cuando se acerca el alumbramiento gime
y da gritos en sus dolores, así hemos sido delante de ti,
oh Jehová.
26:18 Concebimos, tuvimos dolores de parto, dimos a luz viento;
ninguna liberación hicimos en la tierra, ni cayeron los moradores
del mundo.
26:19 Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán.
¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío
es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus
muertos.
26:20 Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras
ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en
tanto que pasa la indignación.
26:21 Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para
castigar al morador de la tierra por su maldad contra él;
y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y
no encubrirá ya más a sus muertos.
Capítulo 27
Liberación y regreso de Israel
27:1 En aquel día Jehová castigará con su espada
dura, grande y fuerte al leviatán serpiente veloz, y al leviatán
serpiente tortuosa; y matará al dragón que está
en el mar.
27:2 En aquel día cantad acerca de la viña del vino
rojo.
27:3 Yo Jehová la guardo, cada momento la regaré;
la guardaré de noche y de día, para que nadie la dañe.
27:4 No hay enojo en mí. ¿Quién pondrá
contra mí en batalla espinos y cardos? Yo los hollaré,
los quemaré a una.
27:5 ¿O forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo
paz; sí, haga paz conmigo.
27:6 Días vendrán cuando Jacob echará raíces,
florecerá y echará renuevos Israel, y la faz del mundo
llenará de fruto.
27:7 ¿Acaso ha sido herido como quien lo hirió, o
ha sido muerto como los que lo mataron?
27:8 Con medida lo castigarás en sus vástagos. El
los remueve con su recio viento en el día del aire solano.
27:9 De esta manera, pues, será perdonada la iniquidad de
Jacob, y este será todo el fruto, la remoción de su
pecado; cuando haga todas las piedras del altar como piedras de
cal desmenuzadas, y no se levanten los símbolos de Asera
ni las imágenes del sol.
27:10 Porque la ciudad fortificada será desolada, la ciudad
habitada será abandonada y dejada como un desierto; allí
pastará el becerro, allí tendrá su majada,
y acabará sus ramas.
27:11 Cuando sus ramas se sequen, serán quebradas; mujeres
vendrán a encenderlas; porque aquel no es pueblo de entendimiento;
por tanto, su Hacedor no tendrá de él misericordia,
ni se compadecerá de él el que lo formó.
27:12 Acontecerá en aquel día, que trillará
Jehová desde el río Eufrates hasta el torrente de
Egipto, y vosotros, hijos de Israel, seréis reunidos uno
a uno.
27:13 Acontecerá también en aquel día, que
se tocará con gran trompeta, y vendrán los que habían
sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían
sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en
el monte santo, en Jerusalén.
Capítulo 28
Condenación de Efraín
28:1 ¡Ay de la corona de soberbia de los ebrios de Efraín,
y de la flor caduca de la hermosura de su gloria, que está
sobre la cabeza del valle fértil de los aturdidos del vino!
28:2 He aquí, Jehová tiene uno que es fuerte y poderoso;
como turbión de granizo y como torbellino trastornador, como
ímpetu de recias aguas que inundan, con fuerza derriba a
tierra.
28:3 Con los pies será pisoteada la corona de soberbia de
los ebrios de Efraín.
28:4 Y será la flor caduca de la hermosura de su gloria que
está sobre la cabeza del valle fértil, como la fruta
temprana, la primera del verano, la cual, apenas la ve el que la
mira, se la traga tan luego como la tiene a mano.
28:5 En aquel día Jehová de los ejércitos será
por corona de gloria y diadema de hermosura al remanente de su pueblo;
28:6 y por espíritu de juicio al que se sienta en juicio,
y por fuerzas a los que rechacen la batalla en la puerta.
28:7 Pero también éstos erraron con el vino, y con
sidra se entontecieron; el sacerdote y el profeta erraron con sidra,
fueron trastornados por el vino; se aturdieron con la sidra, erraron
en la visión, tropezaron en el juicio.
28:8 Porque toda mesa está llena de vómito y suciedad,
hasta no haber lugar limpio.
28:9 ¿A quién se enseñará ciencia, o
a quién se hará entender doctrina? ¿A los destetados?
¿a los arrancados de los pechos?
28:10 Porque mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato,
renglón tras renglón, línea sobre línea,
un poquito allí, otro poquito allá;
28:11 porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua
hablará a este pueblo,
28:12 a los cuales él dijo: Este es el reposo; dad reposo
al cansado; y este es el refrigerio; mas no quisieron oir.
28:13 La palabra, pues, de Jehová les será mandamiento
tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón,
línea sobre línea, un poquito allí, otro poquito
allá; hasta que vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados,
enlazados y presos.
Amonestación a Jerusalén
28:14 Por tanto, varones burladores que gobernáis a este
pueblo que está en Jerusalén, oíd la palabra
de Jehová.
28:15 Por cuanto habéis dicho: Pacto tenemos hecho con
la muerte, e hicimos convenio con el Seol; cuando pase el turbión
del azote, no llegará a nosotros, porque hemos puesto nuestro
refugio en la mentira, y en la falsedad nos esconderemos;
28:16 por tanto, Jehová el Señor dice así:
He aquí que yo he puesto en Sion por fundamento una piedra,
piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que
creyere, no se apresure.
28:17 Y ajustaré el juicio a cordel, y a nivel la justicia;
y granizo barrerá el refugio de la mentira, y aguas arrollarán
el escondrijo.
28:18 Y será anulado vuestro pacto con la muerte, y vuestro
convenio con el Seol no será firme; cuando pase el turbión
del azote, seréis de él pisoteados.
28:19 Luego que comience a pasar, él os arrebatará;
porque de mañana en mañana pasará, de día
y de noche; y será ciertamente espanto el entender lo oído.
28:20 La cama será corta para poder estirarse, y la manta
estrecha para poder envolverse.
28:21 Porque Jehová se levantará como en el monte
Perazim,
como en el valle de Gabaón
se enojará; para hacer su obra, su extraña obra,
y para hacer su operación, su extraña operación.
28:22 Ahora, pues, no os burléis, para que no se aprieten
más vuestras ataduras; porque destrucción ya determinada
sobre toda la tierra he oído del Señor, Jehová
de los ejércitos.
28:23 Estad atentos, y oíd mi voz; atended, y oíd
mi dicho.
28:24 El que ara para sembrar, ¿arará todo el día?
¿Romperá y quebrará los terrones de la tierra?
28:25 Cuando ha igualado su superficie, ¿no derrama el
eneldo, siembra el comino, pone el trigo en hileras, y la cebada
en el lugar señalado, y la avena en su borde apropiado?
28:26 Porque su Dios le instruye, y le enseña lo recto;
28:27 que el eneldo no se trilla con trillo, ni sobre el comino
se pasa rueda de carreta; sino que con un palo se sacude el eneldo,
y el comino con una vara.
28:28 El grano se trilla; pero no lo trillará para siempre,
ni lo comprime con la rueda de su carreta, ni lo quebranta con
los dientes de su trillo.
28:29 También esto salió de Jehová de los
ejércitos, para hacer maravilloso el consejo y engrandecer
la sabiduría.
Capítulo 29
Ariel y sus enemigos
29:1 ¡Ay de Ariel, de Ariel, ciudad donde habitó David!
Añadid un año a otro, las fiestas sigan su curso.
29:2 Mas yo pondré a Ariel en apretura, y será desconsolada
y triste; y será a mí como Ariel.
29:3 Porque acamparé contra ti alrededor, y te sitiaré
con campamentos, y levantaré contra ti baluartes.
29:4 Entonces serás humillada, hablarás desde la tierra,
y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra
como la de un fantasma, y tu habla susurrará desde el polvo.
29:5 Y la muchedumbre de tus enemigos será como polvo menudo,
y la multitud de los fuertes como tamo que pasa; y será repentinamente,
en un momento.
29:6 Por Jehová de los ejércitos serás visitada
con truenos, con terremotos y con gran ruido, con torbellino y tempestad,
y llama de fuego consumidor.
29:7 Y será como sueño de visión nocturna la
multitud de todas las naciones que pelean contra Ariel, y todos
los que pelean contra ella y su fortaleza, y los que la ponen en
apretura.
29:8 Y les sucederá como el que tiene hambre y sueña,
y le parece que come, pero cuando despierta, su estómago
está vacío; o como el que tiene sed y sueña,
y le parece que bebe, pero cuando despierta, se halla cansado y
sediento; así será la multitud de todas las naciones
que pelearán contra el monte de Sion.
Ceguera e hipocresía de Israel
29:9 Deteneos y maravillaos; ofuscaos y cegaos; embriagaos, y
no de vino; tambalead, y no de sidra.
29:10 Porque Jehová derramó sobre vosotros espíritu
de sueño, y cerró los ojos
de vuestros profetas, y puso velo sobre las cabezas de vuestros
videntes.
29:11 Y os será toda visión como palabras de libro
sellado, el cual si dieren al que sabe leer, y le dijeren: Lee
ahora esto; él dirá: No puedo, porque está
sellado.
29:12 Y si se diere el libro al que no sabe leer, diciéndole:
Lee ahora esto; él dirá: No sé leer.
29:13 Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca
a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón
está lejos de mí,
y su temor de mí no es más que un mandamiento de
hombres que les ha sido enseñado;
29:14 por tanto, he aquí que nuevamente excitaré
yo la admiración de este pueblo con un prodigio grande
y espantoso; porque perecerá la sabiduría de sus
sabios, y se desvanecerá la inteligencia de sus entendidos.
29:15 ¡Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo
el consejo, y sus obras están en tinieblas, y dicen: ¿Quién
nos ve, y quién nos conoce?
29:16 Vuestra perversidad ciertamente será reputada como
el barro del alfarero. ¿Acaso la obra dirá de su
hacedor: No me hizo? ¿Dirá la vasija de aquel que
la ha formado: No entendió?
Redención de Israel
29:17 ¿No se convertirá de aquí a muy poco
tiempo el Líbano en campo fructífero, y el campo
fértil será estimado por bosque?
29:18 En aquel tiempo los sordos oirán las palabras del
libro, y los ojos de los ciegos verán en medio de la oscuridad
y de las tinieblas.
29:19 Entonces los humildes crecerán en alegría
en Jehová, y aun los más pobres de los hombres se
gozarán en el Santo de Israel.
29:20 Porque el violento será acabado, y el escarnecedor
será consumido; serán destruidos todos los que se
desvelan para hacer iniquidad,
29:21 los que hacen pecar al hombre en palabra; los que arman
lazo al que reprendía en la puerta, y pervierten la causa
del justo con vanidad.
29:22 Por tanto, Jehová, que redimió a Abraham,
dice así a la casa de Jacob: No será ahora avergonzado
Jacob, ni su rostro se pondrá pálido;
29:23 porque verá a sus hijos, obra de mis manos en medio
de ellos, que santificarán mi nombre; y santificarán
al Santo de Jacob, y temerán al Dios de Israel.
29:24 Y los extraviados de espíritu aprenderán inteligencia,
y los murmuradores aprenderán doctrina.
Capítulo 30
La futilidad de confiar en Egipto
30:1 ¡Ay de los hijos que se apartan, dice Jehová,
para tomar consejo, y no de mí; para cobijarse con cubierta,
y no de mi espíritu, añadiendo pecado a pecado!
30:2 Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado
de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y
poner su esperanza en la sombra de Egipto.
30:3 Pero la fuerza de Faraón se os cambiará en vergüenza,
y el amparo en la sombra de Egipto en confusión.
30:4 Cuando estén sus príncipes en Zoán, y
sus embajadores lleguen a Hanes,
30:5 todos se avergonzarán del pueblo que no les aprovecha,
ni los socorre, ni les trae provecho; antes les será para
vergüenza y aun para oprobio.
30:6 Profecía sobre las bestias del Neguev: Por tierra de
tribulación y de angustia, de donde salen la leona y el león,
la víbora y la serpiente que vuela, llevan sobre lomos de
asnos sus riquezas, y sus tesoros sobre jorobas de camellos, a un
pueblo que no les será de provecho.
30:7 Ciertamente Egipto en vano e inútilmente dará
ayuda; por tanto yo le di voces, que su fortaleza sería estarse
quietos.
30:8 Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla
delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede
hasta el día postrero, eternamente y para siempre.
30:9 Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que
no quisieron oír la ley de Jehová;
30:10 que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas:
No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas,
profetizad mentiras;
30:11 dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia
al Santo de Israel.
30:12 Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis
esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello
os habéis apoyado;
30:13 por tanto, os será este pecado como grieta que amenaza
ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída
viene súbita y repentinamente.
30:14 Y se quebrará como se quiebra un vaso de alfarero,
que sin misericordia lo hacen pedazos; tanto, que entre los pedazos
no se halla tiesto para traer fuego del hogar, o para sacar agua
del pozo.
30:15 Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo
de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud
y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis,
30:16 sino que dijisteis: No, antes huiremos en caballos; por tanto,
vosotros huiréis. Sobre corceles veloces cabalgaremos; por
tanto, serán veloces vuestros perseguidores.
30:17 Un millar huirá a la amenaza de uno; a la amenaza de
cinco huiréis vosotros todos, hasta que quedéis como
mástil en la cumbre de un monte, y como bandera sobre una
colina.
Promesa de la gracia de Dios a Israel
30:18 Por tanto, Jehová esperará para tener piedad
de vosotros, y por tanto, será exaltado teniendo de vosotros
misericordia; porque Jehová es Dios justo; bienaventurados
todos los que confían en él.
30:19 Ciertamente el pueblo morará en Sion, en Jerusalén;
nunca más llorarás; el que tiene misericordia se
apiadará de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá.
30:20 Bien que os dará el Señor pan de congoja y
agua de angustia, con todo, tus maestros nunca más te serán
quitados, sino que tus ojos verán a tus maestros.
30:21 Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra
que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis
a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda.
30:22 Entonces profanarás la cubierta de tus esculturas
de plata, y la vestidura de tus imágenes fundidas de oro;
las apartarás como trapo asqueroso; ¡Sal fuera! les
dirás.
30:23 Entonces dará el Señor lluvia a tu sementera,
cuando siembres la tierra, y dará pan del fruto de la tierra,
y será abundante y pingüe; tus ganados en aquel tiempo
serán apacentados en espaciosas dehesas.
30:24 Tus bueyes y tus asnos que labran la tierra comerán
grano limpio, aventado con pala y criba.
30:25 Y sobre todo monte alto, y sobre todo collado elevado, habrá
ríos y corrientes de aguas el día de la gran matanza,
cuando caerán las torres.
30:26 Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la
luz del sol siete veces mayor, como la luz de siete días,
el día que vendare Jehová la herida de su pueblo,
y curare la llaga que él causó.
El juicio de Jehová sobre Asiria
30:27 He aquí que el nombre de Jehová viene de
lejos; su rostro encendido, y con llamas de fuego devorador; sus
labios llenos de ira, y su lengua como fuego que consume.
30:28 Su aliento, cual torrente que inunda; llegará hasta
el cuello, para zarandear a las naciones con criba de destrucción;
y el freno estará en las quijadas de los pueblos, haciéndoles
errar.
30:29 Vosotros tendréis cántico como de noche en
que se celebra pascua, y alegría de corazón, como
el que va con flauta para venir al monte de Jehová, al
Fuerte de Israel.
30:30 Y Jehová hará oír su potente voz, y
hará ver el descenso de su brazo, con furor de rostro y
llama de fuego consumidor, con torbellino, tempestad y piedra
de granizo.
30:31 Porque Asiria que hirió con vara, con la voz de Jehová
será quebrantada.
30:32 Y cada golpe de la vara justiciera que asiente Jehová
sobre él, será con panderos y con arpas; y en batalla
tumultuosa peleará contra ellos.
30:33 Porque Tofet ya de tiempo está dispuesto y preparado
para el rey, profundo y ancho, cuya pira es de fuego, y mucha
leña; el soplo de Jehová, como torrente de azufre,
lo enciende.
Capítulo 31
Los egipcios son hombres y no dioses
31:1 ¡Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían
en caballos; y su esperanza ponen en carros, porque son muchos,
y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel,
ni buscan a Jehová!
31:2 Pero él también es sabio, y traerá el
mal, y no retirará sus palabras. Se levantará, pues,
contra la casa de los malignos, y contra el auxilio de los que hacen
iniquidad.
31:3 Y los egipcios hombres son, y no Dios; y sus caballos carne,
y no espíritu; de manera que al extender Jehová su
mano, caerá el ayudador y caerá el ayudado, y todos
ellos desfallecerán a una.
31:4 Porque Jehová me dijo a mí de esta manera: Como
el león y el cachorro de león ruge sobre la presa,
y si se reúne cuadrilla de pastores contra él, no
lo espantarán sus voces, ni se acobardará por el tropel
de ellos; así Jehová de los ejércitos descenderá
a pelear sobre el monte de Sion, y sobre su collado.
31:5 Como las aves que vuelan, así amparará Jehová
de los ejércitos a Jerusalén, amparando, librando,
preservando y salvando.
31:6 Volved a aquel contra quien se rebelaron profundamente los
hijos de Israel.
31:7 Porque en aquel día arrojará el hombre sus ídolos
de plata y sus ídolos de oro, que para vosotros han hecho
vuestras manos pecadoras.
31:8 Entonces caerá Asiria por espada no de varón,
y la consumirá espada no de hombre; y huirá de la
presencia de la espada, y sus jóvenes serán tributarios.
31:9 Y de miedo pasará su fortaleza, y sus príncipes,
con pavor, dejarán sus banderas, dice Jehová, cuyo
fuego está en Sion, y su horno en Jerusalén.
Capítulo 32
El Rey justo
32:1 He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes
presidirán en juicio.
32:2 Y será aquel varón como escondedero contra el
viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de
aguas en tierra de sequedad, como sombra de gran peñasco
en tierra calurosa.
32:3 No se ofuscarán entonces los ojos de los que ven, y
los oídos de los oyentes oirán atentos.
32:4 Y el corazón de los necios entenderá para saber,
y la lengua de los tartamudos hablará rápida y claramente.
32:5 El ruin nunca más será llamado generoso, ni el
tramposo será llamado espléndido.
32:6 Porque el ruin hablará ruindades, y su corazón
fabricará iniquidad, para cometer impiedad y para hablar
escarnio contra Jehová, dejando vacía el alma hambrienta,
y quitando la bebida al sediento.
32:7 Las armas del tramposo son malas; trama intrigas inicuas para
enredar a los simples con palabras mentirosas, y para hablar en
juicio contra el pobre.
32:8 Pero el generoso pensará generosidades, y por generosidades
será exaltado.
Advertencia a las mujeres de Jerusalén
32:9 Mujeres indolentes, levantaos, oíd mi voz; hijas
confiadas, escuchad mi razón.
32:10 De aquí a algo más de un año tendréis
espanto, oh confiadas; porque la vendimia faltará, y la
cosecha no vendrá.
32:11 Temblad, oh indolentes; turbaos, oh confiadas; despojaos,
desnudaos, ceñid los lomos con cilicio.
32:12 Golpeándose el pecho lamentarán por los campos
deleitosos, por la vid fértil.
32:13 Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos,
y aun sobre todas las casas en que hay alegría en la ciudad
de alegría.
32:14 Porque los palacios quedarán desiertos, la multitud
de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se volverán
cuevas para siempre, donde descansen asnos monteses, y ganados
hagan majada;
32:15 hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu
de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil,
y el campo fértil sea estimado por bosque.
32:16 Y habitará el juicio en el desierto, y en el campo
fértil morará la justicia.
32:17 Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de
la justicia, reposo y seguridad para siempre.
32:18 Y mi pueblo habitará en morada de paz, en habitaciones
seguras, y en recreos de reposo.
32:19 Y cuando caiga granizo, caerá en los montes; y la
ciudad será del todo abatida.
32:20 Dichosos vosotros los que sembráis junto a todas
las aguas, y dejáis libres al buey y al asno.
Capítulo 33
Jehová traerá salvación
33:1 ¡Ay de ti, que saqueas, y nunca fuiste saqueado; que
haces deslealtad, bien que nadie contra ti la hizo! Cuando acabes
de saquear, serás tú saqueado; y cuando acabes de
hacer deslealtad, se hará contra ti.
33:2 Oh Jehová, ten misericordia de nosotros, a ti hemos
esperado; tú, brazo de ellos en la mañana, sé
también nuestra salvación en tiempo de la tribulación.
33:3 Los pueblos huyeron a la voz del estruendo; las naciones fueron
esparcidas al levantarte tú.
33:4 Sus despojos serán recogidos como cuando recogen orugas;
correrán sobre ellos como de una a otra parte corren las
langostas.
33:5 Será exaltado Jehová, el cual mora en las alturas;
llenó a Sion de juicio y de justicia.
33:6 Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia,
y abundancia de salvación; el temor de Jehová será
su tesoro.
33:7 He aquí que sus embajadores darán voces afuera;
los mensajeros de paz llorarán amargamente.
33:8 Las calzadas están deshechas, cesaron los caminantes;
ha anulado el pacto, aborreció las ciudades, tuvo en nada
a los hombres.
33:9 Se enlutó, enfermó la tierra; el Líbano
se avergonzó, y fue cortado; Sarón se ha vuelto como
desierto, y Basán y el Carmelo fueron sacudidos.
33:10 Ahora me levantaré, dice Jehová; ahora seré
exaltado, ahora seré engrandecido.
33:11 Concebisteis hojarascas, rastrojo daréis a luz; el
soplo de vuestro fuego os consumirá.
33:12 Y los pueblos serán como cal quemada; como espinos
cortados serán quemados con fuego.
33:13 Oíd, los que estáis lejos, lo que he hecho;
y vosotros los que estáis cerca, conoced mi poder.
33:14 Los pecadores se asombraron en Sion, espanto sobrecogió
a los hipócritas. ¿Quién de nosotros morará
con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará
con las llamas eternas?
33:15 El que camina en justicia y habla lo recto; el que aborrece
la ganancia de violencias, el que sacude sus manos para no recibir
cohecho, el que tapa sus oídos para no oír propuestas
sanguinarias; el que cierra sus ojos para no ver cosa mala;
33:16 éste habitará en las alturas; fortaleza de rocas
será su lugar de refugio; se le dará su pan, y sus
aguas serán seguras.
33:17 Tus ojos verán al Rey en su hermosura; verán
la tierra que está lejos.
33:18 Tu corazón imaginará el espanto, y dirá:
¿Qué es del escriba? ¿qué del pesador
del tributo? ¿qué del que pone en lista las casas
más insignes?
33:19 No verás a aquel pueblo orgulloso, pueblo de lengua
difícil de entender, de lengua tartamuda que no comprendas.
33:20 Mira a Sion, ciudad de nuestras fiestas solemnes; tus ojos
verán a Jerusalén, morada de quietud, tienda que no
será desarmada, ni serán arrancadas sus estacas, ni
ninguna de sus cuerdas será rota.
33:21 Porque ciertamente allí será Jehová para
con nosotros fuerte, lugar de ríos, de arroyos muy anchos,
por el cual no andará galera de remos, ni por él pasará
gran nave.
33:22 Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro
legislador, Jehová es nuestro Rey; él mismo nos salvará.
33:23 Tus cuerdas se aflojaron; no afirmaron su mástil, ni
entesaron la vela; se repartirá entonces botín de
muchos despojos; los cojos arrebatarán el botín.
33:24 No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more
en ella le será perdonada la iniquidad.
Capítulo 34
La ira de Jehová contra las naciones
34:1 Acercaos, naciones, juntaos para oír; y vosotros, pueblos,
escuchad. Oiga la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y todo lo
que produce.
34:2 Porque Jehová está airado contra todas las naciones,
e indignado contra todo el ejército de ellas; las destruirá
y las entregará al matadero.
34:3 Y los muertos de ellas serán arrojados, y de sus cadáveres
se levantará hedor; y los montes se disolverán por
la sangre de ellos.
34:4 Y todo el ejército de los cielos se disolverá,
y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá
todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como
se cae la de la higuera.
34:5 Porque en los cielos se embriagará mi espada; he aquí
que descenderá sobre Edom
en juicio, y sobre el pueblo de mi anatema.
34:6 Llena está de sangre la espada de Jehová, engrasada
está de grosura, de sangre de corderos y de machos cabríos,
de grosura de riñones de carneros; porque Jehová tiene
sacrificios en Bosra, y grande matanza en tierra de Edom.
34:7 Y con ellos caerán búfalos, y toros con becerros;
y su tierra se embriagará de sangre, y su polvo se engrasará
de grosura.
34:8 Porque es día de venganza de Jehová, año
de retribuciones en el pleito de Sion.
34:9 Y sus arroyos se convertirán en brea, y su polvo en
azufre, y su tierra en brea ardiente.
34:10 No se apagará de noche ni de día, perpetuamente
subirá su humo;
de generación en generación será asolada, nunca
jamás pasará nadie por ella.
34:11 Se adueñarán de ella el pelícano y el
erizo, la lechuza y el cuervo morarán en ella; y se extenderá
sobre ella cordel de destrucción, y niveles de asolamiento.
34:12 Llamarán a sus príncipes, príncipes sin
reino; y todos sus grandes serán nada.
34:13 En sus alcázares crecerán espinos, y ortigas
y cardos en sus fortalezas; y serán morada de chacales, y
patio para los pollos de los avestruces.
34:14 Las fieras del desierto se encontrarán con las hienas,
y la cabra salvaje gritará a su compañero; la lechuza
también tendrá allí morada, y hallará
para sí reposo.
34:15 Allí anidará el buho, pondrá sus huevos,
y sacará sus pollos, y los juntará debajo de sus alas;
también se juntarán allí buitres, cada uno
con su compañera.
34:16 Inquirid en el libro de Jehová, y leed si faltó
alguno de ellos; ninguno faltó con su compañera; porque
su boca mandó, y los reunió su mismo Espíritu.
34:17 Y él les echó suertes, y su mano les repartió
con cordel; para siempre la tendrán por heredad; de generación
en generación morarán allí.
Capítulo 35
Futuro glorioso de Sion
35:1 Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará
y florecerá como la rosa.
35:2 Florecerá profusamente, y también se alegrará
y cantará con júbilo; la gloria del Líbano
le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón.
Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del
Dios nuestro.
35:3 Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles.
35:4 Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis;
he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con
pago; Dios mismo vendrá, y os salvará.
35:5 Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los
oídos de los sordos se abrirán.
35:6 Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará
la lengua del mudo;
porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en
la soledad.
35:7 El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal
en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida,
será lugar de cañas y juncos.
35:8 Y habrá allí calzada y camino, y será
llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él,
sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere
en este camino, por torpe que sea, no se extraviará.
35:9 No habrá allí león, ni fiera subirá
por él, ni allí se hallará, para que caminen
los redimidos.
35:10 Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán
a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus
cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán
la tristeza y el gemido.
Capítulo 36
La invasión de Senaquerib
(2 R. 18. 13-37; 2
Cr. 32. 1-19)
36:1 Aconteció en el año catorce del rey Ezequías,
que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades
fortificadas de Judá, y las tomó.
36:2 Y el rey de Asiria envió al Rabsaces con un gran ejército
desde Laquis a Jerusalén contra el rey Ezequías; y
acampó junto al acueducto del estanque de arriba, en el camino
de la heredad del Lavador.
36:3 Y salió a él Eliaquim hijo de Hilcías,
mayordomo, y Sebna, escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller,
36:4 a los cuales dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías:
El gran rey, el rey de Asiria, dice así: ¿Qué
confianza es esta en que te apoyas?
36:5 Yo digo que el consejo y poderío para la guerra, de
que tú hablas, no son más que palabras vacías.
Ahora bien, ¿en quién confías para que te rebeles
contra mí?
36:6 He aquí que confías en este báculo de
caña frágil, en Egipto, en el cual si alguien se apoyare,
se le entrará por la mano, y la atravesará. Tal es
Faraón rey de Egipto para con todos los que en él
confían.
36:7 Y si me decís: En Jehová nuestro Dios confiamos;
¿no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares
hizo quitar Ezequías, y dijo a Judá y a Jerusalén:
Delante de este altar adoraréis?
36:8 Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes al rey de Asiria mi
señor, y yo te daré dos mil caballos, si tú
puedes dar jinetes que cabalguen sobre ellos.
36:9 ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán,
al menor de los siervos de mi señor, aunque estés
confiado en Egipto con sus carros y su gente de a caballo?
36:10 ¿Acaso vine yo ahora a esta tierra para destruirla
sin Jehová? Jehová me dijo: Sube a esta tierra y destrúyela.
36:11 Entonces dijeron Eliaquim, Sebna y Joa al Rabsaces: Te rogamos
que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos;
y no hables con nosotros en lengua de Judá, porque lo oye
el pueblo que está sobre el muro.
36:12 Y dijo el Rabsaces: ¿Acaso me envió mi señor
a que dijese estas palabras a ti y a tu señor, y no a los
hombres que están sobre el muro, expuestos a comer su estiércol
y beber su orina con vosotros?
36:13 Entonces el Rabsaces se puso en pie y gritó a gran
voz en lengua de Judá, diciendo: Oíd las palabras
del gran rey, el rey de Asiria.
36:14 El rey dice así: No os engañe Ezequías,
porque no os podrá librar.
36:15 Ni os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo:
Ciertamente Jehová nos librará; no será entregada
esta ciudad en manos del rey de Asiria.
36:16 No escuchéis a Ezequías, porque así dice
el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí; y coma
cada uno de su viña, y cada uno de su higuera, y beba cada
cual las aguas de su pozo,
36:17 hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra,
tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas.
36:18 Mirad que no os engañe Ezequías diciendo: Jehová
nos librará. ¿Acaso libraron los dioses de las naciones
cada uno su tierra de la mano del rey de Asiria?
36:19 ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad?
¿Dónde está el dios de Sefarvaim? ¿Libraron
a Samaria de mi mano?
36:20 ¿Qué dios hay entre los dioses de estas tierras
que haya librado su tierra de mi mano, para que Jehová libre
de mi mano a Jerusalén?
36:21 Pero ellos callaron, y no le respondieron palabra; porque
el rey así lo había mandado, diciendo: No le respondáis.
36:22 Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna
escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías,
rasgados sus vestidos, y le contaron las palabras del Rabsaces.
Capítulo 37
Judá es librado de Senaquerib
(2 R. 19. 1-37; 2
Cr. 32. 20-23)
37:1 Aconteció, pues, que cuando el rey Ezequías oyó
esto, rasgó sus vestidos, y cubierto de cilicio vino a la
casa de Jehová.
37:2 Y envió a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los
ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías
hijo de Amoz.
37:3 Los cuales le dijeron: Así ha dicho Ezequías:
Día de angustia, de reprensión y de blasfemia es este
día; porque los hijos han llegado hasta el punto de nacer,
y la que da a luz no tiene fuerzas.
37:4 Quizá oirá Jehová tu Dios las palabras
del Rabsaces, al cual el rey de Asiria su señor envió
para blasfemar al Dios vivo, y para vituperar con las palabras que
oyó Jehová tu Dios; eleva, pues, oración tú
por el remanente que aún ha quedado.
37:5 Vinieron, pues, los siervos de Ezequías a Isaías.
37:6 Y les dijo Isaías: Diréis así a vuestro
señor: Así ha dicho Jehová: No temas por las
palabras que has oído, con las cuales me han blasfemado los
siervos del rey de Asiria.
37:7 He aquí que yo pondré en él un espíritu,
y oirá un rumor, y volverá a su tierra; y haré
que en su tierra perezca a espada.
37:8 Vuelto, pues, el Rabsaces, halló al rey de Asiria que
combatía contra Libna; porque ya había oído
que se había apartado de Laquis.
37:9 Mas oyendo decir de Tirhaca rey de Etiopía: He aquí
que ha salido para hacerte guerra; al oírlo, envió
embajadores a Ezequías, diciendo:
37:10 Así diréis a Ezequías rey de Judá:
No te engañe tu Dios en quien tú confías, diciendo:
Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.
37:11 He aquí que tú oíste lo que han hecho
los reyes de Asiria a todas las tierras, que las destruyeron; ¿y
escaparás tú?
37:12 ¿Acaso libraron sus dioses a las naciones que destruyeron
mis antepasados, a Gozán, Harán, Resef y a los hijos
de Edén que moraban en Telasar?
37:13 ¿Dónde está el rey de Hamat, el rey de
Arfad, y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Iva?
37:14 Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores,
y las leyó; y subió a la casa de Jehová, y
las extendió delante de Jehová.
37:15 Entonces Ezequías oró a Jehová, diciendo:
37:16 Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, que
moras entre los querubines,
sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra;
tú hiciste los cielos y la tierra.
37:17 Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh
Jehová, tus ojos, y mira; y oye todas las palabras de Senaquerib,
que ha enviado a blasfemar al Dios viviente.
37:18 Ciertamente, oh Jehová, los reyes de Asiria destruyeron
todas las tierras y sus comarcas,
37:19 y entregaron los dioses de ellos al fuego; porque no eran
dioses, sino obra de manos de hombre, madera y piedra; por eso los
destruyeron.
37:20 Ahora pues, Jehová Dios nuestro, líbranos de
su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo
tú eres Jehová.
37:21 Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a
Ezequías: Así ha dicho Jehová Dios de Israel:
Acerca de lo que me rogaste sobre Senaquerib rey de Asiria,
37:22 estas son las palabras que Jehová habló contra
él: La virgen hija de Sion te menosprecia, te escarnece;
detrás de ti mueve su cabeza la hija de Jerusalén.
37:23 ¿A quién vituperaste, y a quién blasfemaste?
¿Contra quién has alzado tu voz, y levantado tus ojos
en alto? Contra el Santo de Israel.
37:24 Por mano de tus siervos has vituperado al Señor, y
dijiste: Con la multitud de mis carros subiré a las alturas
de los montes, a las laderas del Líbano; cortaré sus
altos cedros, sus cipreses escogidos; llegaré hasta sus más
elevadas cumbres, al bosque de sus feraces campos.
37:25 Yo cavé, y bebí las aguas, y con las pisadas
de mis pies secaré todos los ríos de Egipto.
37:26 ¿No has oído decir que desde tiempos antiguos
yo lo hice, que desde los días de la antigüedad lo tengo
ideado? Y ahora lo he hecho venir, y tú serás para
reducir las ciudades fortificadas a montones de escombros.
37:27 Sus moradores fueron de corto poder; fueron acobardados y
confusos, fueron como hierba del campo y hortaliza verde, como heno
de los terrados, que antes de sazón se seca.
37:28 He conocido tu condición, tu salida y tu entrada, y
tu furor contra mí.
37:29 Porque contra mí te airaste, y tu arrogancia ha subido
a mis oídos; pondré, pues, mi garfio en tu nariz,
y mi freno en tus labios, y te haré volver por el camino
por donde viniste.
37:30 Y esto te será por señal: Comeréis este
año lo que nace de suyo, y el año segundo lo que nace
de suyo; y el año tercero sembraréis y segaréis,
y plantaréis viñas, y comeréis su fruto.
37:31 Y lo que hubiere quedado de la casa de Judá y lo que
hubiere escapado, volverá a echar raíz abajo, y dará
fruto arriba.
37:32 Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del
monte de Sion los que se salven. El celo de Jehová de los
ejércitos hará esto.
37:33 Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de
Asiria: No entrará en esta ciudad, ni arrojará saeta
en ella; no vendrá delante de ella con escudo, ni levantará
contra ella baluarte.
37:34 Por el camino que vino, volverá, y no entrará
en esta ciudad, dice Jehová.
37:35 Porque yo ampararé a esta ciudad para salvarla, por
amor de mí mismo, y por amor de David mi siervo.
37:36 Y salió el ángel de Jehová y mató
a ciento ochenta y cinco mil en el campamento de los asirios; y
cuando se levantaron por la mañana, he aquí que todo
era cuerpos de muertos.
37:37 Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, e hizo su morada
en Nínive.
37:38 Y aconteció que mientras adoraba en el templo de Nisroc
su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer le mataron a espada, y huyeron
a la tierra de Ararat; y reinó en su lugar Esarhadón
su hijo.
Capítulo 38
Enfermedad de Ezequías
(2 R. 20. 1-11; 2
Cr. 32. 24-26)
38:1 En aquellos días Ezequías enfermó de muerte.
Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo:
Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás,
y no vivirás.
38:2 Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared,
e hizo oración a Jehová,
38:3 y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que
he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón,
y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró
Ezequías con gran lloro.
38:4 Entonces vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo:
38:5 Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre
dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas;
he aquí que yo añado a tus días quince años.
38:6 Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de
Asiria; y a esta ciudad ampararé.
38:7 Y esto te será señal de parte de Jehová,
que Jehová hará esto que ha dicho:
38:8 He aquí yo haré volver la sombra por los grados
que ha descendido con el sol, en el reloj de Acaz, diez grados atrás.
Y volvió el sol diez grados atrás, por los cuales
había ya descendido.
38:9 Escritura de Ezequías rey de Judá, de cuando
enfermó y sanó de su enfermedad:
38:10 Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas
del Seol; privado soy del resto de mis años.
38:11 Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes;
ya no veré más hombre con los moradores del mundo.
38:12 Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como tienda
de pastor. Como tejedor corté mi vida; me cortará
con la enfermedad; me consumirás entre el día y la
noche.
38:13 Contaba yo hasta la mañana. Como un león molió
todos mis huesos; de la mañana a la noche me acabarás.
38:14 Como la grulla y como la golondrina me quejaba; gemía
como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehová, violencia
padezco; fortaléceme.
38:15 ¿Qué diré? El que me lo dijo, él
mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años,
a causa de aquella amargura de mi alma.
38:16 Oh Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán,
y en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues
tú me restablecerás, y harás que viva.
38:17 He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas
a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción;
porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.
38:18 Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará
la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu
verdad.
38:19 El que vive, el que vive, éste te dará alabanza,
como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos.
38:20 Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros
cánticos en la casa de Jehová todos los días
de nuestra vida.
38:21 Y había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y
pónganla en la llaga, y sanará.
38:22 Había asimismo dicho Ezequías: ¿Qué
señal tendré de que subiré a la casa de Jehová?
Capítulo 39
Ezequías recibe a los enviados de
Babilonia
(2 R. 20. 12-19; 2
Cr. 32. 27-31)
39:1 En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán,
rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías;
porque supo que había estado enfermo, y que había
convalecido.
39:2 Y se regocijó con ellos Ezequías, y les mostró
la casa de su tesoro, plata y oro, especias, ungüentos preciosos,
toda su casa de armas, y todo lo que se hallaba en sus tesoros;
no hubo cosa en su casa y en todos sus dominios, que Ezequías
no les mostrase.
39:3 Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías,
y le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde
han venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy
lejana han venido a mí, de Babilonia.
39:4 Dijo entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo
Ezequías: Todo lo que hay en mi casa han visto, y ninguna
cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado.
39:5 Entonces dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra
de Jehová de los ejércitos:
39:6 He aquí vienen días en que será llevado
a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han
atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová.
39:7 De tus hijos que saldrán de ti, y que habrás
engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio
del rey de Babilonia.
39:8 Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová
que has hablado es buena. Y añadió: A lo menos, haya
paz y seguridad en mis días.
Capítulo 40
Jehová consuela a Sion
40:1 Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios.
40:2 Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces
que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble
ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados.
40:3 Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová;
enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.
40:4 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado;
y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.
40:5 Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda
carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová
ha hablado.
40:6 Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué
tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria
como flor del campo.
40:7 La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento
de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es
el pueblo.
40:8 Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la
palabra del Dios nuestro permanece para siempre.
40:9 Súbete sobre un monte alto, anunciadora de Sion; levanta
fuertemente tu voz, anunciadora de Jerusalén; levántala,
no temas; di a las ciudades de Judá: ¡Ved aquí
al Dios vuestro!
40:10 He aquí que Jehová el Señor vendrá
con poder, y su brazo señoreará; he aquí que
su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro.
40:11 Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo
llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará
suavemente a las recién paridas.
El incomparable Dios de Israel
40:12 ¿Quién midió las aguas con el hueco
de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó
el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y
con pesas los collados?
40:13 ¿Quién enseñó al Espíritu
de Jehová, o le aconsejó enseñándole?
40:14 ¿A quién pidió consejo para ser avisado?
¿Quién le enseñó el camino del juicio,
o le enseñó ciencia, o le mostró la senda
de la prudencia?
40:15 He aquí que las naciones le son como la gota de agua
que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas;
he aquí que hace desaparecer las islas como polvo.
40:16 Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos
sus animales para el sacrificio.
40:17 Como nada son todas las naciones delante de él; y
en su comparación serán estimadas en menos que nada,
y que lo que no es.
40:18 ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios,
o qué imagen le compondréis?
40:19 El artífice prepara la imagen de talla, el platero
le extiende el oro y le funde cadenas de plata.
40:20 El pobre escoge, para ofrecerle, madera que no se apolille;
se busca un maestro sabio, que le haga una imagen de talla que
no se mueva.
40:21 ¿No sabéis? ¿No habéis oído?
¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis
sido enseñados desde que la tierra se fundó?
40:22 El está sentado sobre el círculo de la tierra,
cuyos moradores son como langostas; él extiende los cielos
como una cortina, los despliega como una tienda para morar.
40:23 El convierte en nada a los poderosos, y a los que gobiernan
la tierra hace como cosa vana.
40:24 Como si nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran
sido sembrados, como si nunca su tronco hubiera tenido raíz
en la tierra; tan pronto como sopla en ellos se secan, y el torbellino
los lleva como hojarasca.
40:25 ¿A qué, pues, me haréis semejante o
me compararéis? dice el Santo.
40:26 Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó
estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas
llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza
de su fuerza, y el poder de su dominio.
40:27 ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú,
Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de
mi Dios pasó mi juicio?
40:28 ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno
es Jehová, el cual creó los confines de la tierra?
No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento
no hay quien lo alcance.
40:29 El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que
no tiene ningunas.
40:30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes
flaquean y caen;
40:31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas
fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán,
y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Capítulo 41
Seguridad de Dios para Israel
41:1 Escuchadme, costas, y esfuércense los pueblos; acérquense,
y entonces hablen; estemos juntamente a juicio.
41:2 ¿Quién despertó del oriente al justo,
lo llamó para que le siguiese, entregó delante de
él naciones, y le hizo enseñorear de reyes; los entregó
a su espada como polvo, como hojarasca que su arco arrebata?
41:3 Los siguió, pasó en paz por camino por donde
sus pies nunca habían entrado.
41:4 ¿Quién hizo y realizó esto? ¿Quién
llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el
primero, y yo mismo con los postreros.
41:5 Las costas vieron, y tuvieron temor; los confines de la tierra
se espantaron; se congregaron, y vinieron.
41:6 Cada cual ayudó a su vecino, y a su hermano dijo: Esfuérzate.
41:7 El carpintero animó al platero, y el que alisaba con
martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena está
la soldadura; y lo afirmó con clavos, para que no se moviese.
41:8 Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú,
Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo.
41:9 Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras
lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te
escogí, y no te deseché.
41:10 No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo
soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre
te sustentaré con la diestra de mi justicia.
41:11 He aquí que todos los que se enojan contra ti serán
avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán
los que contienden contigo.
41:12 Buscarás a los que tienen contienda contigo, y no los
hallarás; serán como nada, y como cosa que no es,
aquellos que te hacen la guerra.
41:13 Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de
tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.
41:14 No temas, gusano de Jacob, oh vosotros los pocos de Israel;
yo soy tu socorro, dice Jehová; el Santo de Israel es tu
Redentor.
41:15 He aquí que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo,
lleno de dientes; trillarás montes y los molerás,
y collados reducirás a tamo.
41:16 Los aventarás, y los llevará el viento, y los
esparcirá el torbellino; pero tú te regocijarás
en Jehová, te gloriarás en el Santo de Israel.
41:17 Los afligidos y menesterosos buscan las aguas, y no las hay;
seca está de sed su lengua; yo Jehová los oiré,
yo el Dios de Israel no los desampararé.
41:18 En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio
de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas,
y manantiales de aguas en la tierra seca.
41:19 Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos;
pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente,
41:20 para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que
la mano de Jehová hace esto, y que el Santo de Israel lo
creó.
Dios reta a los falsos dioses
41:21 Alegad por vuestra causa, dice Jehová; presentad
vuestras pruebas, dice el Rey de Jacob.
41:22 Traigan, anúnciennos lo que ha de venir; dígannos
lo que ha pasado desde el principio, y pondremos nuestro corazón
en ello; sepamos también su postrimería, y hacednos
entender lo que ha de venir.
41:23 Dadnos nuevas de lo que ha de ser después, para que
sepamos que vosotros sois dioses; o a lo menos haced bien, o mal,
para que tengamos qué contar, y juntamente nos maravillemos.
41:24 He aquí que vosotros sois nada, y vuestras obras
vanidad; abominación es el que os escogió.
41:25 Del norte levanté a uno, y vendrá; del nacimiento
del sol invocará mi nombre; y pisoteará príncipes
como lodo, y como pisa el barro el alfarero.
41:26 ¿Quién lo anunció desde el principio,
para que sepamos; o de tiempo atrás, y diremos: Es justo?
Cierto, no hay quien anuncie; sí, no hay quien enseñe;
ciertamente no hay quien oiga vuestras palabras.
41:27 Yo soy el primero que he enseñado estas cosas a Sion,
y a Jerusalén daré un mensajero de alegres nuevas.
41:28 Miré, y no había ninguno; y pregunté
de estas cosas, y ningún consejero hubo; les pregunté,
y no respondieron palabra.
41:29 He aquí, todos son vanidad, y las obras de ellos
nada; viento y vanidad son sus imágenes fundidas.
Capítulo 42
El Siervo de Jehová
42:1 He aquí mi siervo, yo le sostendré; mi escogido,
en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él
mi Espíritu; él traerá justicia a las naciones.
42:2 No gritará, ni alzará su voz, ni la hará
oír en las calles.
42:3 No quebrará la caña cascada, ni apagará
el pábilo que humeare; por medio de la verdad traerá
justicia.
42:4 No se cansará ni desmayará, hasta que establezca
en la tierra justicia; y las costas esperarán su ley.
42:5 Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos,
y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos;
el que da aliento al pueblo que mora sobre ella,
y espíritu a los que por ella andan:
42:6 Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré
por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al
pueblo, por luz de las naciones,
42:7 para que abras los ojos de los ciegos, para que saques de la
cárcel a los presos, y de casas de prisión a los que
moran en tinieblas.
42:8 Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré
mi gloria, ni mi alabanza a esculturas.
42:9 He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio
cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las haré notorias.
Alabanza por la liberación poderosa de Jehová
42:10 Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza
desde el fin de la tierra; los que descendéis al mar, y
cuanto hay en él, las costas y los moradores de ellas.
42:11 Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde
habita Cedar; canten los moradores de Sela, y desde la cumbre
de los montes den voces de júbilo.
42:12 Den gloria a Jehová, y anuncien sus loores en las
costas.
42:13 Jehová saldrá como gigante, y como hombre
de guerra despertará celo; gritará, voceará,
se esforzará sobre sus enemigos.
42:14 Desde el siglo he callado, he guardado silencio, y me he
detenido; daré voces como la que está de parto;
asolaré y devoraré juntamente.
42:15 Convertiré en soledad montes y collados, haré
secar toda su hierba; los ríos tornaré en islas,
y secaré los estanques.
42:16 Y guiaré a los ciegos por camino que no sabían,
les haré andar por sendas que no habían conocido;
delante de ellos cambiaré las tinieblas en luz, y lo escabroso
en llanura. Estas cosas les haré, y no los desampararé.
42:17 Serán vueltos atrás y en extremo confundidos
los que confían en ídolos, y dicen a las imágenes
de fundición: Vosotros sois nuestros dioses.
Israel no aprende de la disciplina
42:18 Sordos, oíd, y vosotros, ciegos, mirad para ver.
42:19 ¿Quién es ciego, sino mi siervo? ¿Quién
es sordo, como mi mensajero que envié? ¿Quién
es ciego como mi escogido, y ciego como el siervo de Jehová,
42:20 que ve muchas cosas y no advierte, que abre los oídos
y no oye?
42:21 Jehová se complació por amor de su justicia
en magnificar la ley y engrandecerla.
42:22 Mas este es pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados
en cavernas y escondidos en cárceles; son puestos para
despojo, y no hay quien libre; despojados, y no hay quien diga:
Restituid.
42:23 ¿Quién de vosotros oirá esto? ¿Quién
atenderá y escuchará respecto al porvenir?
42:24 ¿Quién dio a Jacob en botín, y entregó
a Israel a saqueadores? ¿No fue Jehová, contra quien
pecamos? No quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley.
42:25 Por tanto, derramó sobre él el ardor de su
ira, y fuerza de guerra; le puso fuego por todas partes, pero
no entendió; y le consumió, mas no hizo caso.
Capítulo 43
Jehová es el único Redentor
43:1 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob,
y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí;
te puse nombre, mío eres tú.
43:2 Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si
por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el
fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
43:3 Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy
tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y
a Seba por ti.
43:4 Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable,
y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones
por tu vida.
43:5 No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traeré
tu generación, y del occidente te recogeré.
43:6 Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas;
trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra,
43:7 todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los
he creado, los formé y los hice.
43:8 Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen
oídos.
43:9 Congréguense a una todas las naciones, y júntense
todos los pueblos. ¿Quién de ellos hay que nos dé
nuevas de esto, y que nos haga oír las cosas primeras? Presenten
sus testigos, y justifíquense; oigan, y digan: Verdad es.
43:10 Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo
que yo escogí, para que me conozcáis y creáis,
y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue formado
dios, ni lo será después de mí.
43:11 Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve.
43:12 Yo anuncié, y salvé, e hice oír, y no
hubo entre vosotros dios ajeno. Vosotros, pues, sois mis testigos,
dice Jehová, que yo soy Dios.
43:13 Aun antes que hubiera día, yo era; y no hay quien de
mi mano libre. Lo que hago yo, ¿quién lo estorbará?
43:14 Así dice Jehová, Redentor vuestro, el Santo
de Israel: Por vosotros envié a Babilonia, e hice descender
como fugitivos a todos ellos, aun a los caldeos en las naves de
que se gloriaban.
43:15 Yo Jehová, Santo vuestro, Creador de Israel, vuestro
Rey.
43:16 Así dice Jehová, el que abre camino en el mar,
y senda en las aguas impetuosas;
43:17 el que saca carro y caballo, ejército y fuerza; caen
juntamente para no levantarse; fenecen, como pábilo quedan
apagados.
43:18 No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis
a memoria las cosas antiguas.
43:19 He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá
a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino
en el desierto, y ríos en la soledad.
43:20 Las fieras del campo me honrarán, los chacales y los
pollos del avestruz; porque daré aguas en el desierto, ríos
en la soledad, para que beba mi pueblo, mi escogido.
43:21 Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará.
43:22 Y no me invocaste a mí, oh Jacob, sino que de mí
te cansaste, oh Israel.
43:23 No me trajiste a mí los animales de tus holocaustos,
ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice servir
con ofrenda, ni te hice fatigar con incienso.
43:24 No compraste para mí caña aromática por
dinero, ni me saciaste con la grosura de tus sacrificios, sino pusiste
sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste con tus maldades.
43:25 Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí
mismo, y no me acordaré de tus pecados.
43:26 Hazme recordar, entremos en juicio juntamente; habla tú
para justificarte.
43:27 Tu primer padre pecó, y tus enseñadores prevaricaron
contra mí.
43:28 Por tanto, yo profané los príncipes del santuario,
y puse por anatema a Jacob y por oprobio a Israel.
Capítulo 44
Jehová es el único Dios
44:1 Ahora pues, oye, Jacob, siervo mío, y tú, Israel,
a quien yo escogí.
44:2 Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó
desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío
Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí.
44:3 Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos
sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré
sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos;
44:4 y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas
de las aguas.
44:5 Este dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará
del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano: A Jehová,
y se apellidará con el nombre de Israel.
44:6 Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor,
Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy
el postrero,
y fuera de mí no hay Dios.
44:7 ¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará,
y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde
que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que
viene, y lo que está por venir.
44:8 No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo
hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros
sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco
ninguno.
La insensatez de la idolatría
44:9 Los formadores de imágenes de talla, todos ellos
son vanidad, y lo más precioso de ellos para nada es útil;
y ellos mismos son testigos para su confusión, de que los
ídolos no ven ni entienden.
44:10 ¿Quién formó un dios, o quién
fundió una imagen que para nada es de provecho?
44:11 He aquí que todos los suyos serán avergonzados,
porque los artífices mismos son hombres. Todos ellos se
juntarán, se presentarán, se asombrarán,
y serán avergonzados a una.
44:12 El herrero toma la tenaza, trabaja en las ascuas, le da
forma con los martillos, y trabaja en ello con la fuerza de su
brazo; luego tiene hambre, y le faltan las fuerzas; no bebe agua,
y se desmaya.
44:13 El carpintero tiende la regla, lo señala con almagre,
lo labra con los cepillos, le da figura con el compás,
lo hace en forma de varón, a semejanza de hombre hermoso,
para tenerlo en casa.
44:14 Corta cedros, y toma ciprés y encina, que crecen
entre los árboles del bosque; planta pino, que se críe
con la lluvia.
44:15 De él se sirve luego el hombre para quemar, y toma
de ellos para calentarse; enciende también el horno, y
cuece panes; hace además un dios, y lo adora; fabrica un
ídolo, y se arrodilla delante de él.
44:16 Parte del leño quema en el fuego; con parte de él
come carne, prepara un asado, y se sacia; después se calienta,
y dice: ¡Oh! me he calentado, he visto el fuego;
44:17 y hace del sobrante un dios, un ídolo suyo; se postra
delante de él, lo adora, y le ruega diciendo: Líbrame,
porque mi Dios eres tú.
44:18 No saben ni entienden; porque cerrados están sus
ojos para no ver, y su corazón para no entender.
44:19 No discurre para consigo, no tiene sentido ni entendimiento
para decir: Parte de esto quemé en el fuego, y sobre sus
brasas cocí pan, asé carne, y la comí. ¿Haré
del resto de él una abominación? ¿Me postraré
delante de un tronco de árbol?
44:20 De ceniza se alimenta; su corazón engañado
le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No
es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?
Jehová es el Redentor de Israel
44:21 Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, e Israel, porque
mi siervo eres. Yo te formé, siervo mío eres tú;
Israel, no me olvides.
44:22 Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus
pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.
44:23 Cantad loores, oh cielos, porque Jehová lo hizo;
gritad con júbilo, profundidades de la tierra; prorrumpid,
montes, en alabanza; bosque, y todo árbol que en él
está; porque Jehová redimió a Jacob, y en
Israel será glorificado.
44:24 Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó
desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo
solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;
44:25 que deshago las señales de los adivinos, y enloquezco
a los agoreros; que hago volver atrás a los sabios, y desvanezco
su sabiduría.
44:26 Yo, el que despierta la palabra de su siervo, y cumple el
consejo de sus mensajeros; que dice a Jerusalén: Serás
habitada; y a las ciudades de Judá: Reconstruidas serán,
y sus ruinas reedificaré;
44:27 que dice a las profundidades: Secaos, y tus ríos
haré secar;
44:28 que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo
que yo quiero,
al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo:
Serás fundado.
Capítulo 45
Encargo de Dios para Ciro
45:1 Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual
tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante
de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él
puertas, y las puertas no se cerrarán:
45:2 Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares
torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro
haré pedazos;
45:3 y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy
guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel,
que te pongo nombre.
45:4 Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé
por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste.
45:5 Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios
fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú
no me conociste,
45:6 para que se sepa desde el nacimiento del sol, y hasta donde
se pone, que no hay más que yo; yo Jehová, y ninguno
más que yo,
45:7 que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo
la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.
Jehová el Creador
45:8 Rociad, cielos, de arriba, y las nubes destilen la justicia;
ábrase la tierra, y prodúzcanse la salvación
y la justicia; háganse brotar juntamente. Yo Jehová
lo he creado.
45:9 ¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto
con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al
que lo labra: ¿Qué haces?;
o tu obra: No tiene manos?
45:10 ¡Ay del que dice al padre: ¿Por qué
engendraste? y a la mujer: ¿Por qué diste a luz?!
45:11 Así dice Jehová, el Santo de Israel, y su
Formador: Preguntadme de las cosas por venir; mandadme acerca
de mis hijos, y acerca de la obra de mis manos.
45:12 Yo hice la tierra, y creé sobre ella al hombre. Yo,
mis manos, extendieron los cielos, y a todo su ejército
mandé.
45:13 Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos
sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará
mis cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová de
los ejércitos.
45:14 Así dice Jehová: El trabajo de Egipto, las
mercaderías de Etiopía, y los sabeos, hombres de
elevada estatura, se pasarán a ti y serán tuyos;
irán en pos de ti, pasarán con grillos; te harán
reverencia y te suplicarán diciendo: Ciertamente en ti
está Dios, y no hay otro fuera de Dios.
45:15 Verdaderamente tú eres Dios que te encubres, Dios
de Israel, que salvas.
45:16 Confusos y avergonzados serán todos ellos; irán
con afrenta todos los fabricadores de imágenes.
45:17 Israel será salvo en Jehová con salvación
eterna; no os avergonzaréis ni os afrentaréis, por
todos los siglos.
45:18 Porque así dijo Jehová, que creó los
cielos; él es Dios, el que formó la tierra, el que
la hizo y la compuso; no la creó en vano, para que fuese
habitada la creó: Yo soy Jehová, y no hay otro.
45:19 No hablé en secreto, en un lugar oscuro de la tierra;
no dije a la descendencia de Jacob: En vano me buscáis.
Yo soy Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud.
Jehová y los ídolos de Babilonia
45:20 Reuníos, y venid; juntaos todos los sobrevivientes
de entre las naciones. No tienen conocimiento aquellos que erigen
el madero de su ídolo, y los que ruegan a un dios que no
salva.
45:21 Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta;
¿quién hizo oír esto desde el principio,
y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay
más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro
fuera de mí.
45:22 Mirad a mí, y sed salvos, todos los términos
de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay más.
45:23 Por mí mismo hice juramento, de mi boca salió
palabra en justicia, y no será revocada: Que a mí
se doblará toda rodilla, y jurará toda lengua.
45:24 Y se dirá de mí: Ciertamente en Jehová
está la justicia y la fuerza; a él vendrán,
y todos los que contra él se enardecen serán avergonzados.
45:25 En Jehová será justificada y se gloriará
toda la descendencia de Israel.
Capítulo 46
46:1 Se postró Bel, se abatió Nebo; sus imágenes
fueron puestas sobre bestias, sobre animales de carga; esas cosas
que vosotros solíais llevar son alzadas cual carga, sobre
las bestias cansadas.
46:2 Fueron humillados, fueron abatidos juntamente; no pudieron
escaparse de la carga, sino que tuvieron ellos mismos que ir en
cautiverio.
46:3 Oídme, oh casa de Jacob, y todo el resto de la casa
de Israel, los que sois traídos por mí desde el vientre,
los que sois llevados desde la matriz.
46:4 Y hasta la vejez yo mismo, y hasta las canas os soportaré
yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré.
46:5 ¿A quién me asemejáis, y me igualáis,
y me comparáis, para que seamos semejantes?
46:6 Sacan oro de la bolsa, y pesan plata con balanzas, alquilan
un platero para hacer un dios de ello; se postran y adoran.
46:7 Se lo echan sobre los hombros, lo llevan, y lo colocan en su
lugar; allí se está, y no se mueve de su sitio. Le
gritan, y tampoco responde, ni libra de la tribulación.
46:8 Acordaos de esto, y tened vergüenza; volved en vosotros,
prevaricadores.
46:9 Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque
yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí,
46:10 que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad
lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá,
y haré todo lo que quiero;
46:11 que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón
de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado,
y también lo haré.
46:12 Oídme, duros de corazón, que estáis lejos
de la justicia:
46:13 Haré que se acerque mi justicia; no se alejará,
y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación
en Sion, y mi gloria en Israel.
Capítulo 47
Juicio sobre Babilonia
47:1 Desciende y siéntate en el polvo, virgen hija de Babilonia.
Siéntate en la tierra, sin trono, hija de los caldeos; porque
nunca más te llamarán tierna y delicada.
47:2 Toma el molino y muele harina; descubre tus guedejas, descalza
los pies, descubre las piernas, pasa los ríos.
47:3 Será tu vergüenza descubierta, y tu deshonra será
vista; haré retribución, y no se librará hombre
alguno.
47:4 Nuestro Redentor, Jehová de los ejércitos es
su nombre, el Santo de Israel.
47:5 Siéntate, calla, y entra en tinieblas, hija de los caldeos;
porque nunca más te llamarán señora de reinos.
47:6 Me enojé contra mi pueblo, profané mi heredad,
y los entregué en tu mano; no les tuviste compasión;
sobre el anciano agravaste mucho tu yugo.
47:7 Dijiste: Para siempre seré señora; y no has pensado
en esto, ni te acordaste de tu postrimería.
47:8 Oye, pues, ahora esto, mujer voluptuosa, tú que estás
sentada confiadamente, tú que dices en tu corazón:
Yo soy, y fuera de mí no hay más; no quedaré
viuda, ni conoceré orfandad.
47:9 Estas dos cosas te vendrán de repente en un mismo día,
orfandad y viudez;
en toda su fuerza vendrán sobre ti, a pesar de la multitud
de tus hechizos y de tus muchos encantamientos.
47:10 Porque te confiaste en tu maldad, diciendo: Nadie me ve. Tu
sabiduría y tu misma ciencia te engañaron, y dijiste
en tu corazón: Yo, y nadie más.
47:11 Vendrá, pues, sobre ti mal, cuyo nacimiento no sabrás;
caerá sobre ti quebrantamiento, el cual no podrás
remediar; y destrucción que no sepas vendrá de repente
sobre ti.
47:12 Estate ahora en tus encantamientos y en la multitud de tus
hechizos, en los cuales te fatigaste desde tu juventud; quizá
podrás mejorarte, quizá te fortalecerás.
47:13 Te has fatigado en tus muchos consejos. Comparezcan ahora
y te defiendan los contempladores de los cielos, los que observan
las estrellas, los que cuentan los meses, para pronosticar lo que
vendrá sobre ti.
47:14 He aquí que serán como tamo; fuego los quemará,
no salvarán sus vidas del poder de la llama; no quedará
brasa para calentarse, ni lumbre a la cual se sienten.
47:15 Así te serán aquellos con quienes te fatigaste,
los que traficaron contigo desde tu juventud; cada uno irá
por su camino, no habrá quien te salve.
Capítulo 48
Dios reprende la infidelidad de Israel
48:1 Oíd esto, casa de Jacob, que os llamáis del nombre
de Israel, los que salieron de las aguas de Judá, los que
juran en el nombre de Jehová, y hacen memoria del Dios de
Israel, mas no en verdad ni en justicia;
48:2 porque de la santa ciudad se nombran, y en el Dios de Israel
confían; su nombre es Jehová de los ejércitos.
48:3 Lo que pasó, ya antes lo dije, y de mi boca salió;
lo publiqué, lo hice pronto, y fue realidad.
48:4 Por cuanto conozco que eres duro, y barra de hierro tu cerviz,
y tu frente de bronce,
48:5 te lo dije ya hace tiempo; antes que sucediera te lo advertí,
para que no dijeras: Mi ídolo lo hizo, mis imágenes
de escultura y de fundición mandaron estas cosas.
48:6 Lo oíste, y lo viste todo; ¿y no lo anunciaréis
vosotros? Ahora, pues, te he hecho oír cosas nuevas y ocultas
que tú no sabías.
48:7 Ahora han sido creadas, no en días pasados, ni antes
de este día las habías oído, para que no digas:
He aquí que yo lo sabía.
48:8 Sí, nunca lo habías oído, ni nunca lo
habías conocido; ciertamente no se abrió antes tu
oído; porque sabía que siendo desleal habías
de desobedecer, por tanto te llamé rebelde desde el vientre.
48:9 Por amor de mi nombre diferiré mi ira, y para alabanza
mía la reprimiré para no destruirte.
48:10 He aquí te he purificado, y no como a plata; te he
escogido en horno de aflicción.
48:11 Por mí, por amor de mí mismo lo haré,
para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la daré
a otro.
48:12 Oyeme, Jacob, y tú, Israel, a quien llamé: Yo
mismo, yo el primero, yo también el postrero.
48:13 Mi mano fundó también la tierra, y mi mano derecha
midió los cielos con el palmo; al llamarlos yo, comparecieron
juntamente.
48:14 Juntaos todos vosotros, y oíd. ¿Quién
hay entre ellos que anuncie estas cosas? Aquel a quien Jehová
amó ejecutará su voluntad en Babilonia, y su brazo
estará sobre los caldeos.
48:15 Yo, yo hablé, y le llamé y le traje; por tanto,
será prosperado su camino.
48:16 Acercaos a mí, oíd esto: desde el principio
no hablé en secreto; desde que eso se hizo, allí estaba
yo; y ahora me envió Jehová el Señor, y su
Espíritu.
48:17 Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo
de Israel: Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña
provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir.
48:18 ¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera
entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas
del mar.
48:19 Fuera como la arena tu descendencia, y los renuevos de tus
entrañas como los granos de arena; nunca su nombre sería
cortado, ni raído de mi presencia.
48:20 Salid de Babilonia, huid de entre los caldeos; dad nuevas
de esto con voz de alegría, publicadlo, llevadlo hasta lo
postrero de la tierra; decid: Redimió Jehová a Jacob
su siervo.
48:21 No tuvieron sed cuando los llevó por los desiertos;
les hizo brotar agua de la piedra; abrió la peña,
y corrieron las aguas.
48:22 No hay paz para los malos, dijo Jehová.
Capítulo 49
Israel, siervo de Jehová
49:1 Oídme, costas, y escuchad, pueblos lejanos. Jehová
me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi
madre tuvo mi nombre en memoria.
49:2 Y puso mi boca como espada aguda, me cubrió con la sombra
de su mano; y me puso por saeta bruñida, me guardó
en su aljaba;
49:3 y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriaré.
49:4 Pero yo dije: Por demás he trabajado, en vano y sin
provecho he consumido mis fuerzas; pero mi causa está delante
de Jehová, y mi recompensa con mi Dios.
49:5 Ahora pues, dice Jehová, el que me formó desde
el vientre para ser su siervo, para hacer volver a él a Jacob
y para congregarle a Israel (porque estimado seré en los
ojos de Jehová, y el Dios mío será mi fuerza);
49:6 dice: Poco es para mí que tú seas mi siervo para
levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente
de Israel; también te di por luz de las naciones,
para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra.
49:7 Así ha dicho Jehová, Redentor de Israel, el Santo
suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al
siervo de los tiranos: Verán reyes, y se levantarán
príncipes, y adorarán por Jehová; porque fiel
es el Santo de Israel, el cual te escogió.
Dios promete restaurar a Sion
49:8 Así dijo Jehová: En tiempo aceptable te oí,
y en el día de salvación te ayudé;
y te guardaré, y te daré por pacto al pueblo, para
que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades;
49:9 para que digas a los presos: Salid; y a los que están
en tinieblas: Mostraos. En los caminos serán apacentados,
y en todas las alturas tendrán sus pastos.
49:10 No tendrán hambre ni sed, ni el calor ni el sol los
afligirá; porque el que tiene de ellos misericordia los
guiará, y los conducirá a manantiales de aguas.
49:11 Y convertiré en camino todos mis montes, y mis calzadas
serán levantadas.
49:12 He aquí éstos vendrán de lejos; y he
aquí éstos del norte y del occidente, y éstos
de la tierra de Sinim.
49:13 Cantad alabanzas, oh cielos, y alégrate, tierra;
y prorrumpid en alabanzas, oh montes; porque Jehová ha
consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia.
49:14 Pero Sion dijo: Me dejó Jehová, y el Señor
se olvidó de mí.
49:15 ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz,
para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide
ella, yo nunca me olvidaré de ti.
49:16 He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida;
delante de mí están siempre tus muros.
49:17 Tus edificadores vendrán aprisa; tus destruidores
y tus asoladores saldrán de ti.
49:18 Alza tus ojos alrededor, y mira: todos éstos se han
reunido, han venido a ti. Vivo yo, dice Jehová, que de
todos, como de vestidura de honra, serás vestida; y de
ellos serás ceñida como novia.
49:19 Porque tu tierra devastada, arruinada y desierta, ahora
será estrecha por la multitud de los moradores, y tus destruidores
serán apartados lejos.
49:20 Aun los hijos de tu orfandad dirán a tus oídos:
Estrecho es para mí este lugar; apártate, para que
yo more.
49:21 Y dirás en tu corazón: ¿Quién
me engendró éstos? Porque yo había sido privada
de hijos y estaba sola, peregrina y desterrada; ¿quién,
pues, crió éstos? He aquí yo había
sido dejada sola; ¿dónde estaban éstos?
49:22 Así dijo Jehová el Señor: He aquí,
yo tenderé mi mano a las naciones, y a los pueblos levantaré
mi bandera; y traerán en brazos a tus hijos, y tus hijas
serán traídas en hombros.
49:23 Reyes serán tus ayos, y sus reinas tus nodrizas;
con el rostro inclinado a tierra te adorarán, y lamerán
el polvo de tus pies; y conocerás que yo soy Jehová,
que no se avergonzarán los que esperan en mí.
49:24 ¿Será quitado el botín al valiente?
¿Será rescatado el cautivo de un tirano?
49:25 Pero así dice Jehová: Ciertamente el cautivo
será rescatado del valiente, y el botín será
arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo
salvaré a tus hijos.
49:26 Y a los que te despojaron haré comer sus propias
carnes, y con su sangre serán embriagados como con vino;
y conocerá todo hombre que yo Jehová soy Salvador
tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.
Capítulo 50
Jehová ayuda a quienes confían
en él
50:1 Así dijo Jehová: ¿Qué es de la
carta de repudio de vuestra madre, con la cual yo la repudié?
¿O quiénes son mis acreedores, a quienes yo os he
vendido? He aquí que por vuestras maldades sois vendidos,
y por vuestras rebeliones fue repudiada vuestra madre.
50:2 ¿Por qué cuando vine, no hallé a nadie,
y cuando llamé, nadie respondió? ¿Acaso se
ha acortado mi mano para no redimir? ¿No hay en mí
poder para librar? He aquí que con mi reprensión hago
secar el mar; convierto los ríos en desierto; sus peces se
pudren por falta de agua, y mueren de sed.
50:3 Visto de oscuridad los cielos, y hago como cilicio su cubierta.
50:4 Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para
saber hablar palabras al cansado; despertará mañana
tras mañana, despertará mi oído para que oiga
como los sabios.
50:5 Jehová el Señor me abrió el oído,
y yo no fui rebelde, ni me volví atrás.
50:6 Di mi cuerpo a los heridores, y mis mejillas a los que me mesaban
la barba; no escondí mi rostro de injurias y de esputos.
50:7 Porque Jehová el Señor me ayudará, por
tanto no me avergoncé; por eso puse mi rostro como un pedernal,
y sé que no seré avergonzado.
50:8 Cercano está de mí el que me salva; ¿quién
contenderá conmigo? Juntémonos. ¿Quién
es el adversario de mi causa? Acérquese a mí.
50:9 He aquí que Jehová el Señor me ayudará;
¿quién hay que me condene? He aquí que todos
ellos se envejecerán como ropa de vestir, serán comidos
por la polilla.
50:10 ¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová,
y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de
luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese
en su Dios.
50:11 He aquí que todos vosotros encendéis fuego,
y os rodeáis de teas; andad a la luz de vuestro fuego, y
de las teas que encendisteis. De mi mano os vendrá esto;
en dolor seréis sepultados.
Capítulo 51
Palabras de consuelo para Sion
51:1 Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis
a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y
al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados.
51:2 Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque
cuando no era más que uno solo lo llamé, y lo bendije
y lo multipliqué.
51:3 Ciertamente consolará Jehová a Sion; consolará
todas sus soledades, y cambiará su desierto en paraíso,
y su soledad en huerto de Jehová; se hallará en ella
alegría y gozo, alabanza y voces de canto.
51:4 Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme,
nación mía; porque de mí saldrá la ley,
y mi justicia para luz de los pueblos.
51:5 Cercana está mi justicia, ha salido mi salvación,
y mis brazos juzgarán a los pueblos; a mí me esperan
los de la costa, y en mi brazo ponen su esperanza.
51:6 Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra;
porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra
se envejecerá como ropa de vestir, y de la misma manera perecerán
sus moradores; pero mi salvación será para siempre,
mi justicia no perecerá.
51:7 Oídme, los que conocéis justicia, pueblo en cuyo
corazón está mi ley. No temáis afrenta de hombre,
ni desmayéis por sus ultrajes.
51:8 Porque como a vestidura los comerá polilla, como a lana
los comerá gusano; pero mi justicia permanecerá perpetuamente,
y mi salvación por siglos de siglos.
51:9 Despiértate, despiértate, vístete de poder,
oh brazo de Jehová; despiértate como en el tiempo
antiguo, en los siglos pasados. ¿No eres tú el que
cortó a Rahab, y el que hirió al dragón?
51:10 ¿No eres tú el que secó el mar, las aguas
del gran abismo; el que transformó en camino las profundidades
del mar para que pasaran los redimidos?
51:11 Ciertamente volverán los redimidos de Jehová;
volverán a Sion cantando, y gozo perpetuo habrá sobre
sus cabezas; tendrán gozo y alegría, y el dolor y
el gemido huirán.
51:12 Yo, yo soy vuestro consolador. ¿Quién eres tú
para que tengas temor del hombre, que es mortal, y del hijo de hombre,
que es como heno?
51:13 Y ya te has olvidado de Jehová tu Hacedor, que extendió
los cielos y fundó la tierra; y todo el día temiste
continuamente del furor del que aflige, cuando se disponía
para destruir. ¿Pero en dónde está el furor
del que aflige?
51:14 El preso agobiado será libertado pronto; no morirá
en la mazmorra, ni le faltará su pan.
51:15 Porque yo Jehová, que agito el mar y hago rugir sus
ondas, soy tu Dios, cuyo nombre es Jehová de los ejércitos.
51:16 Y en tu boca he puesto mis palabras, y con la sombra de mi
mano te cubrí, extendiendo los cielos y echando los cimientos
de la tierra, y diciendo a Sion: Pueblo mío eres tú.
51:17 Despierta, despierta, levántate, oh Jerusalén,
que bebiste de la mano de Jehová el cáliz de su ira;
porque el cáliz de aturdimiento bebiste hasta los sedimentos.
51:18 De todos los hijos que dio a luz, no hay quien la guíe;
ni quien la tome de la mano, de todos los hijos que crió.
51:19 Estas dos cosas te han acontecido: asolamiento y quebrantamiento,
hambre y espada. ¿Quién se dolerá de ti? ¿Quién
te consolará?
51:20 Tus hijos desmayaron, estuvieron tendidos en las encrucijadas
de todos los caminos, como antílope en la red, llenos de
la indignación de Jehová, de la ira del Dios tuyo.
51:21 Oye, pues, ahora esto, afligida, ebria, y no de vino:
51:22 Así dijo Jehová tu Señor, y tu Dios,
el cual aboga por su pueblo: He aquí he quitado de tu mano
el cáliz de aturdimiento, los sedimentos del cáliz
de mi ira; nunca más lo beberás.
51:23 Y lo pondré en mano de tus angustiadores, que dijeron
a tu alma: Inclínate, y pasaremos por encima de ti. Y tú
pusiste tu cuerpo como tierra, y como camino, para que pasaran.
Capítulo 52
Dios librará del cautiverio a Sion
52:1 Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion; vístete
tu ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa;
porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo.
52:2 Sacúdete del polvo; levántate y siéntate,
Jerusalén; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija
de Sion.
52:3 Porque así dice Jehová: De balde fuisteis vendidos;
por tanto, sin dinero seréis rescatados.
52:4 Porque así dijo Jehová el Señor: Mi pueblo
descendió a Egipto en tiempo pasado, para morar allá,
y el asirio lo cautivó sin razón.
52:5 Y ahora ¿qué hago aquí, dice Jehová,
ya que mi pueblo es llevado injustamente? Y los que en él
se enseñorean, lo hacen aullar, dice Jehová, y continuamente
es blasfemado mi nombre
todo el día.
52:6 Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa
en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré
presente.
52:7 ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del
que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz,
del que trae nuevas del bien, del que publica salvación,
del que dice a Sion: ¡Tu Dios reina!
52:8 ¡Voz de tus atalayas! Alzarán la voz, juntamente
darán voces de júbilo; porque ojo a ojo verán
que Jehová vuelve a traer a Sion.
52:9 Cantad alabanzas, alegraos juntamente, soledades de Jerusalén;
porque Jehová ha consolado a su pueblo, a Jerusalén
ha redimido.
52:10 Jehová desnudó su santo brazo ante los ojos
de todas las naciones, y todos los confines de la tierra verán
la salvación del Dios nuestro.
52:11 Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis
cosa inmunda;
salid de en medio de ella; purificaos los que lleváislos
utensilios de Jehová.
52:12 Porque no saldréis apresurados, ni iréis huyendo;
porque Jehová irá delante de vosotros, y os congregará
el Dios de Israel.
Sufrimientos del Siervo de Jehová
52:13 He aquí que mi siervo será prosperado, será
engrandecido y exaltado, y será puesto muy en alto.
52:14 Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado
de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de
los hijos de los hombres,
52:15 así asombrará él a muchas naciones;
los reyes cerrarán ante él la boca, porque verán
lo que nunca les fue contado, y entenderán lo que jamás
habían oído.
Capítulo 53
53:1 ¿Quién ha creído a nuestro anuncio?
¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?
53:2 Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz
de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos,
mas sin atractivo para que le deseemos.
53:3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de
dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él
el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.
53:4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y
sufrió nuestros dolores;
y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.
53:5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por
nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él,
y por su llaga fuimos nosotros curados.
53:6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas,
cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó
en él el pecado de todos nosotros.
53:7 Angustiado él, y afligido, no abrió su boca;
como cordero fue llevado al matadero;
y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y
no abrió su boca.
53:8 Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación,
¿quién la contará? Porque fue cortado de la
tierra de los vivientes,
y por la rebelión de mi pueblo fue herido.
53:9 Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los
ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño
en su boca.
53:10 Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole
a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por
el pecado, verá linaje, vivirá por largos días,
y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.
53:11 Verá el fruto de la aflicción de su alma, y
quedará satisfecho; por su conocimiento justificará
mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos.
53:12 Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con
los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó
su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores,
habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los
transgresores.
Capítulo 54
El amor eterno de Jehová hacia Israel
54:1 Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz;
levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca
estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada
que los de la casada,
ha dicho Jehová.
54:2 Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones
sean extendidas; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza
tus estacas.
54:3 Porque te extenderás a la mano derecha y a la mano izquierda;
y tu descendencia heredará naciones, y habitará las
ciudades asoladas.
54:4 No temas, pues no serás confundida; y no te avergüences,
porque no serás afrentada, sino que te olvidarás de
la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no
tendrás más memoria.
54:5 Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos
es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la
tierra será llamado.
54:6 Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu
te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud
que es repudiada, dijo el Dios tuyo.
54:7 Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré
con grandes misericordias.
54:8 Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento;
pero con misericordia eterna tendré compasión de ti,
dijo Jehová tu Redentor.
54:9 Porque esto me será como en los días de Noé,
cuando juré que nunca más las aguas de Noé
pasarían sobre la tierra;
así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré.
54:10 Porque los montes se moverán, y los collados temblarán,
pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de
mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia
de ti.
54:11 Pobrecita, fatigada con tempestad, sin consuelo; he aquí
que yo cimentaré tus piedras sobre carbunclo, y sobre zafiros
te fundaré.
54:12 Tus ventanas pondré de piedras preciosas, tus puertas
de piedras de carbunclo, y toda tu muralla de piedras preciosas.
54:13 Y todos tus hijos serán enseñados por Jehová;
y se multiplicará la paz de tus hijos.
54:14 Con justicia serás adornada; estarás lejos de
opresión, porque no temerás, y de temor, porque no
se acercará a ti.
54:15 Si alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí;
el que contra ti conspirare, delante de ti caerá.
54:16 He aquí que yo hice al herrero que sopla las ascuas
en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado
al destruidor para destruir.
54:17 Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás
toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia
de los siervos de Jehová, y su salvación de mí
vendrá, dijo Jehová.
Capítulo 55
Misericordia gratuita para todos
55:1 A todos los sedientos: Venid a las aguas;
y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad
sin dinero y sin precio, vino y leche.
55:2 ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no
es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente,
y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura.
55:3 Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd,
y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno,
las misericordias firmes a David.
55:4 He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por
jefe y por maestro a las naciones.
55:5 He aquí, llamarás a gente que no conociste, y
gentes que no te conocieron correrán a ti, por causa de Jehová
tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado.
55:6 Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle
en tanto que está cercano.
55:7 Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos,
y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él
misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.
55:8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros
caminos mis caminos, dijo Jehová.
55:9 Como son más altos los cielos que la tierra, así
son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos
más que vuestros pensamientos.
55:10 Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve,
y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar
y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,
55:11 así será mi palabra que sale de mi boca; no
volverá a mí vacía, sino que hará lo
que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
55:12 Porque con alegría saldréis, y con paz seréis
vueltos; los montes y los collados levantarán canción
delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán
palmadas de aplauso.
55:13 En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar
de la ortiga crecerá arrayán; y será a Jehová
por nombre, por señal eterna que nunca será raída.
Capítulo 56
Recompensa de los que guardan el pacto de
Dios
56:1 Así dijo Jehová: Guardad derecho, y haced justicia;
porque cercana está mi salvación para venir, y mi
justicia para manifestarse.
56:2 Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre
que lo abraza; que guarda el día de reposo para no profanarlo,
y que guarda su mano de hacer todo mal.
56:3 Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo:
Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga
el eunuco: He aquí yo soy árbol seco.
56:4 Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden
mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen
mi pacto,
56:5 yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros,
y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré,
que nunca perecerá.
56:6 Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová
para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus
siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no
profanarlo, y abracen mi pacto,
56:7 yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé
en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios
serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será
llamada casa de oración para todos los pueblos.
56:8 Dice Jehová el Señor, el que reúne a los
dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a
sus congregados.
56:9 Todas las bestias del campo, todas las fieras del bosque, venid
a devorar.
56:10 Sus atalayas son ciegos, todos ellos ignorantes; todos ellos
perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman
el dormir.
56:11 Y esos perros comilones son insaciables; y los pastores mismos
no saben entender; todos ellos siguen sus propios caminos, cada
uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.
56:12 Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra;
y será el día de mañana como este, o mucho
más excelente.
Capítulo 57
Condenación de la idolatría
de Israel
57:1 Perece el justo, y no hay quien piense en ello; y los piadosos
mueren, y no hay quien entienda que de delante de la aflicción
es quitado el justo.
57:2 Entrará en la paz; descansarán en sus lechos
todos los que andan delante de Dios.
57:3 Mas vosotros llegaos acá, hijos de la hechicera, generación
del adúltero y de la fornicaria.
57:4 ¿De quién os habéis burlado? ¿Contra
quién ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua? ¿No
sois vosotros hijos rebeldes, generación mentirosa,
57:5 que os enfervorizáis con los ídolos debajo de
todo árbol frondoso, que sacrificáis los hijos en
los valles, debajo de los peñascos?
57:6 En las piedras lisas del valle está tu parte; ellas,
ellas son tu suerte; y a ellas derramaste libación, y ofreciste
presente. ¿No habré de castigar estas cosas?
57:7 Sobre el monte alto y empinado pusiste tu cama; allí
también subiste a hacer sacrificio.
57:8 Y tras la puerta y el umbral pusiste tu recuerdo; porque a
otro, y no a mí, te descubriste, y subiste, y ensanchaste
tu cama, e hiciste con ellos pacto; amaste su cama dondequiera que
la veías.
57:9 Y fuiste al rey con ungüento, y multiplicaste tus perfumes,
y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta la profundidad
del Seol.
57:10 En la multitud de tus caminos te cansaste, pero no dijiste:
No hay remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto, no te
desalentaste.
57:11 ¿Y de quién te asustaste y temiste, que has
faltado a la fe, y no te has acordado de mí, ni te vino al
pensamiento? ¿No he guardado silencio desde tiempos antiguos,
y nunca me has temido?
57:12 Yo publicaré tu justicia y tus obras, que no te aprovecharán.
57:13 Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a todos
ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará;
mas el que en mí confía tendrá la tierra por
heredad, y poseerá mi santo monte.
57:14 Y dirá: Allanad, allanad; barred el camino, quitad
los tropiezos del camino de mi pueblo.
57:15 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la
eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la
santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para
hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar
el corazón de los quebrantados.
57:16 Porque no contenderé para siempre, ni para siempre
me enojaré; pues decaería ante mí el espíritu,
y las almas que yo he creado.
57:17 Por la iniquidad de su codicia me enojé, y le herí,
escondí mi rostro y me indigné; y él siguió
rebelde por el camino de su corazón.
57:18 He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé,
y le daré consuelo a él y a sus enlutados;
57:19 produciré fruto de labios: Paz, paz al que está
lejos y al cercano,
dijo Jehová; y lo sanaré.
57:20 Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no
puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo.
57:21 No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos.
Capítulo 58
El verdadero ayuno
58:1 Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta,
y anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su
pecado.
58:2 Que me buscan cada día, y quieren saber mis caminos,
como gente que hubiese hecho justicia, y que no hubiese dejado la
ley de su Dios; me piden justos juicios, y quieren acercarse a Dios.
58:3 ¿Por qué, dicen, ayunamos, y no hiciste caso;
humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí
que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio
gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores.
58:4 He aquí que para contiendas y debates ayunáis
y para herir con el puño inicuamente; no ayunéis como
hoy, para que vuestra voz sea oída en lo alto.
58:5 ¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día
aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga
cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno,
y día agradable a Jehová?
58:6 ¿No es más bien el ayuno que yo escogí,
desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión,
y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo
yugo?
58:7 ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los
pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo
cubras, y no te escondas de tu hermano?
58:8 Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación
se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de
ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.
58:9 Entonces invocarás, y te oirá Jehová;
clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares
de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad;
58:10 y si dieres tu pan al hambriento, y saciares al alma afligida,
en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será
como el mediodía.
58:11 Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías
saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás
como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca
faltan.
58:12 Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos
de generación y generación levantarás, y serás
llamado reparador de portillos, restaurador de calzadas para habitar.
La observancia del día de reposo
58:13 Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer
tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo,
glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios
caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras,
58:14 entonces te deleitarás en Jehová; y yo te
haré subir sobre las alturas de la tierra, y te daré
a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la boca de Jehová
lo ha hablado.
Capítulo 59
Confesión del pecado de Israel
59:1 He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová
para salvar, ni se ha agravado su oído para oír;
59:2 pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros
y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros
su rostro para no oír.
59:3 Porque vuestras manos están contaminadas de sangre,
y vuestros dedos de iniquidad; vuestros labios pronuncian mentira,
habla maldad vuestra lengua.
59:4 No hay quien clame por la justicia, ni quien juzgue por la
verdad; confían en vanidad, y hablan vanidades; conciben
maldades, y dan a luz iniquidad.
59:5 Incuban huevos de áspides, y tejen telas de arañas;
el que comiere de sus huevos, morirá; y si los apretaren,
saldrán víboras.
59:6 Sus telas no servirán para vestir, ni de sus obras serán
cubiertos; sus obras son obras de iniquidad, y obra de rapiña
está en sus manos.
59:7 Sus pies corren al mal, se apresuran para derramar la sangre
inocente; sus pensamientos, pensamientos de iniquidad; destrucción
y quebrantamiento hay en sus caminos.
59:8 No conocieron camino de paz,
ni hay justicia en sus caminos; sus veredas son torcidas; cualquiera
que por ellas fuere, no conocerá paz.
59:9 Por esto se alejó de nosotros la justicia, y no nos
alcanzó la rectitud; esperamos luz, y he aquí tinieblas;
resplandores, y andamos en oscuridad.
59:10 Palpamos la pared como ciegos, y andamos a tientas como sin
ojos; tropezamos a mediodía como de noche; estamos en lugares
oscuros como muertos.
59:11 Gruñimos como osos todos nosotros, y gemimos lastimeramente
como palomas; esperamos justicia, y no la hay; salvación,
y se alejó de nosotros.
59:12 Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de
ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con
nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros
pecados:
59:13 el prevaricar y mentir contra Jehová, y el apartarse
de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión,
concebir y proferir de corazón palabras de mentira.
59:14 Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos;
porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo
venir.
59:15 Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal
fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó
a sus ojos, porque pereció el derecho.
59:16 Y vio que no había hombre, y se maravilló que
no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y
le afirmó su misma justicia.
59:17 Pues de justicia se vistió como de una coraza,
con yelmo de salvación en su cabeza;
tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió
de celo como de manto,
59:18 como para vindicación, como para retribuir con ira
a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará
a los de la costa.
59:19 Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová,
y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el
enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová
levantará bandera contra él.
59:20 Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren
de la iniquidad en Jacob,
dice Jehová.
59:21 Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová:
El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras
que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca
de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová,
desde ahora y para siempre.
Capítulo 60
La futura gloria de Sion
60:1 Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la
gloria de Jehová ha nacido sobre ti.
60:2 Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra,
y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová,
y sobre ti será vista su gloria.
60:3 Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor
de tu nacimiento.
60:4 Alza tus ojos alrededor y mira, todos éstos se han juntado,
vinieron a ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán
llevadas en brazos.
60:5 Entonces verás, y resplandecerás; se maravillará
y ensanchará tu corazón, porque se haya vuelto a ti
la multitud del mar, y las riquezas de las naciones hayan venido
a ti.
60:6 Multitud de camellos te cubrirá; dromedarios de Madián
y de Efa; vendrán todos los de Sabá; traerán
oro e incienso, y publicarán alabanzas de Jehová.
60:7 Todo el ganado de Cedar será juntado para ti; carneros
de Nebaiot te serán servidos; serán ofrecidos con
agrado sobre mi altar, y glorificaré la casa de mi gloria.
60:8 ¿Quiénes son éstos que vuelan como nubes,
y como palomas a sus ventanas?
60:9 Ciertamente a mí esperarán los de la costa, y
las naves de Tarsis desde el principio, para traer tus hijos de
lejos, su plata y su oro con ellos, al nombre de Jehová tu
Dios, y al Santo de Israel, que te ha glorificado.
60:10 Y extranjeros edificarán tus muros, y sus reyes te
servirán; porque en mi ira te castigué, mas en mi
buena voluntad tendré de ti misericordia.
60:11 Tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán
de día ni de noche, para que a ti sean traídas las
riquezas de las naciones,
y conducidos a ti sus reyes.
60:12 Porque la nación o el reino que no te sirviere perecerá,
y del todo será asolado.
60:13 La gloria del Líbano vendrá a ti, cipreses,
pinos y bojes juntamente, para decorar el lugar de mi santuario;
y yo honraré el lugar de mis pies.
60:14 Y vendrán a ti humillados los hijos de los que te afligieron,
y a las pisadas de tus pies se encorvarán todos los que te
escarnecían,
y te llamarán Ciudad de Jehová, Sion del Santo de
Israel.
60:15 En vez de estar abandonada y aborrecida, tanto que nadie pasaba
por ti, haré que seas una gloria eterna, el gozo de todos
los siglos.
60:16 Y mamarás la leche de las naciones, el pecho de los
reyes mamarás; y conocerás que yo Jehová soy
el Salvador tuyo y Redentor tuyo, el Fuerte de Jacob.
60:17 En vez de bronce traeré oro, y por hierro plata, y
por madera bronce, y en lugar de piedras hierro; y pondré
paz por tu tributo, y justicia por tus opresores.
60:18 Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción
ni quebrantamiento en tu territorio, sino que a tus muros llamarás
Salvación, y a tus puertas Alabanza.
60:19 El sol nunca más te servirá de luz para el día,
ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová
te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria.
60:20 No se pondrá jamás tu sol, ni menguará
tu luna; porque Jehová te será por luz perpetua, y
los días de tu luto serán acabados.
60:21 Y tu pueblo, todos ellos serán justos, para siempre
heredarán la tierra; renuevos de mi plantío, obra
de mis manos, para glorificarme.
60:22 El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo
fuerte. Yo Jehová, a su tiempo haré que esto sea cumplido
pronto.
Capítulo 61
Buenas nuevas de salvación para Sion
61:1 El Espíritu de Jehová el Señor está
sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado
a predicar buenas nuevas a los abatidos,
a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad
a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;
61:2 a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová,
y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos
los enlutados;
61:3 a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria
en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto
de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán
llamados árboles de justicia, plantío de Jehová,
para gloria suya.
61:4 Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán
los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas,
los escombros de muchas generaciones.
61:5 Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños
serán vuestros labradores y vuestros viñadores.
61:6 Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová,
ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis
las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes.
61:7 En lugar de vuestra doble confusión y de vuestra deshonra,
os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras
poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo.
61:8 Porque yo Jehová soy amante del derecho, aborrecedor
del latrocinio para holocausto; por tanto, afirmaré en verdad
su obra, y haré con ellos pacto perpetuo.
61:9 Y la descendencia de ellos será conocida entre las naciones,
y sus renuevos en medio de los pueblos; todos los que los vieren,
reconocerán que son linaje bendito de Jehová.
61:10 En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma
se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras
de salvación, me rodeó de manto de justicia, como
a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas.
61:11 Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto
hace brotar su semilla, así Jehová el Señor
hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones.
Capítulo 62
62:1 Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén
no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia,
y su salvación se encienda como una antorcha.
62:2 Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes
tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca
de Jehová nombrará.
62:3 Y serás corona de gloria en la mano de Jehová,
y diadema de reino en la mano del Dios tuyo.
62:4 Nunca más te llamarán Desamparada, ni tu tierra
se dirá más Desolada; sino que serás llamada
Hefzi-bá, y tu tierra, Beula; porque el amor de Jehová
estará en ti, y tu tierra será desposada.
62:5 Pues como el joven se desposa con la virgen, se desposarán
contigo tus hijos; y como el gozo del esposo con la esposa, así
se gozará contigo el Dios tuyo.
62:6 Sobre tus muros, oh Jerusalén, he puesto guardas; todo
el día y toda la noche no callarán jamás. Los
que os acordáis de Jehová, no reposéis,
62:7 ni le deis tregua, hasta que restablezca a Jerusalén,
y la ponga por alabanza en la tierra.
62:8 Juró Jehová por su mano derecha, y por su poderoso
brazo: Que jamás daré tu trigo por comida a tus enemigos,
ni beberán los extraños el vino que es fruto de tu
trabajo;
62:9 sino que los que lo cosechan lo comerán, y alabarán
a Jehová; y los que lo vendimian, lo beberán en los
atrios de mi santuario.
62:10 Pasad, pasad por las puertas; barred el camino al pueblo;
allanad, allanad la calzada, quitad las piedras, alzad pendón
a los pueblos.
62:11 He aquí que Jehová hizo oír hasta lo
último de la tierra: Decid a la hija de Sion: He aquí
viene tu Salvador; he aquí su recompensa con él, y
delante de él su obra.
62:12 Y les llamarán Pueblo Santo, Redimidos de Jehová;
y a ti te llamarán Ciudad Deseada, no desamparada.
Capítulo 63
El día de la venganza de Jehová
63:1 ¿Quién es éste que viene de Edom,
de Bosra, con vestidos rojos? ¿éste hermoso en su
vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo
en justicia, grande para salvar.
63:2 ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como
del que ha pisado en lagar?
63:3 He pisado yo solo el lagar,
y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con
mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó
mis vestidos, y manché todas mis ropas.
63:4 Porque el día de la venganza está en mi corazón,
y el año de mis redimidos ha llegado.
63:5 Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé
que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me
sostuvo mi ira.
63:6 Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué
en mi furor, y derramé en tierra su sangre.
Bondad de Jehová hacia Israel
63:7 De las misericordias de Jehová haré memoria,
de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová
nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa
de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y
según la multitud de sus piedades.
63:8 Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten;
y fue su Salvador.
63:9 En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el
ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia
los redimió, y los trajo, y los levantó todos los
días de la antigüedad.
63:10 Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu;
por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó
contra ellos.
63:11 Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés
y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el
que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño?
¿dónde el que puso en medio de él su santo
espíritu,
63:12 el que los guió por la diestra de Moisés con
el brazo de su gloria; el que dividió las aguas delante
de ellos,
haciéndose así nombre perpetuo,
63:13 el que los condujo por los abismos, como un caballo por
el desierto, sin que tropezaran?
63:14 El Espíritu de Jehová los pastoreó,
como a una bestia que desciende al valle; así pastoreaste
a tu pueblo, para hacerte nombre glorioso.
Plegaria pidiendo misericordia y ayuda
63:15 Mira desde el cielo, y contempla desde tu santa y gloriosa
morada. ¿Dónde está tu celo, y tu poder,
la conmoción de tus entrañas y tus piedades para
conmigo? ¿Se han estrechado?
63:16 Pero tú eres nuestro padre, si bien Abraham nos ignora,
e Israel no nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro
padre; nuestro Redentor perpetuo es tu nombre.
63:17 ¿Por qué, oh Jehová, nos has hecho
errar de tus caminos, y endureciste nuestro corazón a tu
temor? Vuélvete por amor de tus siervos, por las tribus
de tu heredad.
63:18 Por poco tiempo lo poseyó tu santo pueblo; nuestros
enemigos han hollado tu santuario.
63:19 Hemos venido a ser como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste,
sobre los cuales nunca fue llamado tu nombre.
Capítulo 64
64:1 ¡Oh, si rompieses los cielos, y descendieras, y a tu
presencia se escurriesen los montes,
64:2 como fuego abrasador de fundiciones, fuego que hace hervir
las aguas, para que hicieras notorio tu nombre a tus enemigos, y
las naciones temblasen a tu presencia!
64:3 Cuando, haciendo cosas terribles cuales nunca esperábamos,
descendiste, fluyeron los montes delante de ti.
64:4 Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto
a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.
64:5 Saliste al encuentro del que con alegría hacía
justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos; he aquí,
tú te enojaste porque pecamos; en los pecados hemos perseverado
por largo tiempo; ¿podremos acaso ser salvos?
64:6 Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras
justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros
como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.
64:7 Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse
en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste
marchitar en poder de nuestras maldades.
64:8 Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros
barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus
manos somos todos nosotros.
64:9 No te enojes sobremanera, Jehová, ni tengas perpetua
memoria de la iniquidad; he aquí, mira ahora, pueblo tuyo
somos todos nosotros.
64:10 Tus santas ciudades están desiertas, Sion es un desierto,
Jerusalén una soledad.
64:11 La casa de nuestro santuario y de nuestra gloria, en la cual
te alabaron nuestros padres, fue consumida al fuego; y todas nuestras
cosas preciosas han sido destruidas.
64:12 ¿Te estarás quieto, oh Jehová, sobre
estas cosas? ¿Callarás, y nos afligirás sobremanera?
Capítulo 65
Castigo de los rebeldes
65:1 Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado
por los que no me buscaban.
Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí.
65:2 Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde,
el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos;
65:3 pueblo que en mi rostro me provoca de continuo a ira, sacrificando
en huertos, y quemando incienso sobre ladrillos;
65:4 que se quedan en los sepulcros, y en lugares escondidos pasan
la noche; que comen carne de cerdo, y en sus ollas hay caldo de
cosas inmundas;
65:5 que dicen: Estate en tu lugar, no te acerques a mí,
porque soy más santo que tú; éstos son humo
en mi furor, fuego que arde todo el día.
65:6 He aquí que escrito está delante de mí;
no callaré, sino que recompensaré, y daré el
pago en su seno
65:7 por vuestras iniquidades, dice Jehová, y por las iniquidades
de vuestros padres juntamente, los cuales quemaron incienso sobre
los montes, y sobre los collados me afrentaron; por tanto, yo les
mediré su obra antigua en su seno.
65:8 Así ha dicho Jehová: Como si alguno hallase mosto
en un racimo, y dijese: No lo desperdicies, porque bendición
hay en él; así haré yo por mis siervos, que
no lo destruiré todo.
65:9 Sacaré descendencia de Jacob, y de Judá heredero
de mis montes; y mis escogidos poseerán por heredad la tierra,
y mis siervos habitarán allí.
65:10 Y será Sarón para habitación de ovejas,
y el valle de Acor para
majada de vacas, para mi pueblo que me buscó.
65:11 Pero vosotros los que dejáis a Jehová, que olvidáis
mi santo monte, que ponéis mesa para la Fortuna, y suministráis
libaciones para el Destino;
65:12 yo también os destinaré a la espada, y todos
vosotros os arrodillaréis al degolladero, por cuanto llamé,
y no respondisteis; hablé, y no oísteis, sino que
hicisteis lo malo delante de mis ojos, y escogisteis lo que me desagrada.
65:13 Por tanto, así dijo Jehová el Señor:
He aquí que mis siervos comerán, y vosotros tendréis
hambre; he aquí que mis siervos beberán, y vosotros
tendréis sed; he aquí que mis siervos se alegrarán,
y vosotros seréis avergonzados;
65:14 he aquí que mis siervos cantarán por júbilo
del corazón, y vosotros clamaréis por el dolor del
corazón, y por el quebrantamiento de espíritu aullaréis.
65:15 Y dejaréis vuestro nombre por maldición a mis
escogidos, y Jehová el Señor te matará, y a
sus siervos llamará por otro nombre.
65:16 El que se bendijere en la tierra, en el Dios de verdad se
bendecirá; y el que jurare en la tierra, por el Dios de verdad
jurará; porque las angustias primeras serán olvidadas,
y serán cubiertas de mis ojos.
Cielos nuevos y tierra nueva
65:17 Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos
y nueva tierra;
y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá
al pensamiento.
65:18 Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre
en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo
a Jerusalén alegría, y a su pueblo gozo.
65:19 Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré
con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz
de lloro, ni voz de clamor.
65:20 No habrá más allí niño que muera
de pocos días, ni viejo que sus días no cumpla;
porque el niño morirá de cien años, y el
pecador de cien años será maldito.
65:21 Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán
viñas, y comerán el fruto de ellas.
65:22 No edificarán para que otro habite, ni plantarán
para que otro coma; porque según los días de los
árboles serán los días de mi pueblo, y mis
escogidos disfrutarán la obra de sus manos.
65:23 No trabajarán en vano, ni darán a luz para
maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová,
y sus descendientes con ellos.
65:24 Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún
hablan, yo habré oído.
65:25 El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y
el león comerá paja como el buey; y el polvo será
el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán
mal en todo mi santo monte, dijo Jehová.
Capítulo 66
Los juicios de Jehová y la futura
prosperidad de Sion
66:1 Jehová dijo así: El cielo es mi trono,
y la tierra estrado de mis pies;
¿dónde está la casa que me habréis de
edificar, y dónde el lugar de mi reposo?
66:2 Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas
fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre
y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra.
66:3 El que sacrifica buey es como si matase a un hombre; el que
sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que hace ofrenda,
como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como si
bendijese a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos,
y su alma amó sus abominaciones,
66:4 también yo escogeré para ellos escarnios, y traeré
sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió;
hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de
mis ojos, y escogieron lo que me desagrada.
66:5 Oíd palabra de Jehová, vosotros los que tembláis
a su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, y os echan fuera
por causa de mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado.
Pero él se mostrará para alegría vuestra, y
ellos serán confundidos.
66:6 Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová
que da el pago a sus enemigos.
66:7 Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen
dolores, dio a luz hijo.
66:8 ¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién
vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día?
¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto
Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos.
66:9 Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová.
Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice
tu Dios.
66:10 Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los
que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los que os
enlutáis por ella;
66:11 para que maméis y os saciéis de los pechos de
sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis
con el resplandor de su gloria.
66:12 Porque así dice Jehová: He aquí que yo
extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones
como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos
seréis traídos, y sobre las rodillas seréis
mimados.
66:13 Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré
yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo.
66:14 Y veréis, y se alegrará vuestro corazón,
y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano
de Jehová para con sus siervos será conocida, y se
enojará contra sus enemigos.
66:15 Porque he aquí que Jehová vendrá con
fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor,
y su reprensión con llama de fuego.
66:16 Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada
a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados.
66:17 Los que se santifican y los que se purifican en los huertos,
unos tras otros, los que comen carne de cerdo y abominación
y ratón, juntamente serán talados, dice Jehová.
66:18 Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá
para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y
verán mi gloria.
66:19 Y pondré entre ellos señal, y enviaré
de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud
que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas
que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán
mi gloria entre las naciones.
66:20 Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas
las naciones, por ofrenda a Jehová, en caballos, en carros,
en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén,
dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda
en utensilios limpios a la casa de Jehová.
66:21 Y tomaré también de ellos para sacerdotes y
levitas, dice Jehová.
66:22 Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra
que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová,
así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre.
66:23 Y de mes en mes, y de día de reposo en día de
reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo
Jehová.
66:24 Y saldrán, y verán los cadáveres de los
hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca
morirá, ni su fuego se apagará,
y serán abominables a todo hombre.
|